sábado, 7 de marzo de 2015

NOSOTROS O ELLOS Nº 189

LOS MISERABLES (DECIMOSEXTA PARTE)

“ARROYO SALVAJE”

La necesaria extensión de la conspiración del Partido Judicial contra el gobierno.

Sí. El título de esta nota se refiere a Arroyo Salgado, jueza, ex mujer de Alberto Nisman, el fiscal que se suicidó, en un suicidio en la que no participaron terceras personas, pero que, sin dudas, y cada vez menos dudas, se trató de un suicidio, inducido y asistido.

Desde ya sabemos con claridad quién fue el que posibilitó (dio asistencia) a este suicidio: Diego Lagomarsino, quien entregó el arma y las municiones con las que se mató. (Asistir: servir o atender a alguien, especialmente de modo eventual. Ayudar…)

¿Sabía que ese sería el uso que Nisman daría a esa asistencia, o sea, al arma que le proveyó? Es tema de otro análisis, de otra investigación, que es necesaria llevar adelante con la mayor seriedad y profesionalidad posible. En otro número de NoE detallaremos las grandes contradicciones de este “ñoqui privilegiado” de Alberto Nisman. Pero lo cierto, lo indiscutiblemente cierto, es que, el ñoquis, le entregó el arma al suicidado y que con ella se suicidó.

¿Inducido?  (Inducir: Instigar, percudir, mover a alguien…) Es altamente probable que el ex fiscal se haya suicidado al encontrarse frente a una endeble situación que acabaría de un soplo con su ya discutible “prestigio”. Pero es también por demás de lógico, que la muerte del fiscal le servía exclusivamente a los opositores al gobierno y, en especial, a los medios de comunicación comandados por el grupo cipayo de Clarín, a los desplazados de los servicios y a los del partido judicial, quienes “llorarían” a una “victima” de la “intolerancia”.  La muerte de Nisman es una cuestión de estado y requiere analizar todo, incluso su “estilo de vida”, las fotos con las modelos, sus “encuentros casuales” en Miami y otros lugares, la relación con el “experto” Lagomarsino (que aseguró en su primera conferencia, para demostrar su solvencia, que el G5 no iba a funcionar pues no pueden hacerlo con el G4); con los otros ocho contratos con misteriosas mujeres que, al igual que el dueño del arma, nunca pasaron por la fiscalía, salvo a cobrar entre 18 y 20 mil pesos mensuales; su relación con la embajada de los EEUU, a quién notoriamente respondía siendo fiscal nacional, es decir, argentino). Y analizar a los ideólogos de todo este macabro entramado que parte desde el Grupo Clarín y sus mercenarios periodistas. Investigar también porqué sus familiares “vaciaron” las tres o cuatro cajas fuertes del ex fiscal, sin mostrar que contenían éstas. Se sabe que la de su departamento había mucho dinero en moneda extranjera y otros valores, pero podría haber, además, por ejemplo, una nota explicando porqué se suicida. Aclarando que la familia no acepta que se lo considere suicida pues en su religión es un grave pecado. Y que tampoco le conviene que se aclare que fue un suicidio, ni a Clarín, ni a los fiscales golpistas que promovieron la marcha pidiendo justicia que ellos no imparten, ni la oposición mediocre que no tiene argumentos sólidos ni mínimos conocimientos para esbozar siquiera una crítica coherente.

La encerrona a la que se encuentran para continuar con la “tesis” que se trata de un homicidio, y más aún, se trata de un “magnicidio de proporciones desconocidas” (sic) requiere de la participación activa de la jueza Arroyo Salgado, la que salvajemente, opera para que puedan continuar las inventadas dudas y, en especial, para sacar de la investigación a la prolija fiscal Viviana Fein, hacer que el “caso del homicidio” se traslade a la “justicia” federal, donde operan los del Partido Judicial y, en especial, la jueza Palmaghini.

Dime con quien andas y te diré quién eres.

Los peritos de parte son lo que la denominación misma califica, “de parte”, en este caso, de parte de Arroyo Salvaje. Dichos peritos, no pocas veces presentados como “expertos” o “eminencias” se plantean como objetivo respaldar los intereses de la parte que lo contratan, de tal manera que, si la que los contratara fuera la otra parte, también actuarían en auxilio de la misma.  ¿Es incorrecto? No. Así funciona el sistema judicial y, sería tonto considerar que los peritos de parte realizaran un informe objetivo, científico, detallado con argumentos y pruebas, salvo que esa situación realmente exista y, en ese caso, facilite sus funciones.

Lo primero que denunciamos en NOSOTROS O ELLOS Nº 183 del 17/02/2015 es que, los peritos de parte que seleccionó Arroyo Salvaje fueron comprobados delincuentes que participaron activamente como “parte” de la dictadura militar genocida. Y que, además, realizaron dictámenes falsos, a medida de las necesidades de los asesinos, torturadores, saqueadores, violadores y apropiadores que operaban con total impunidad en ese nefasto período. Recomendamos lean ese número pues aquí sólo agregaremos unos párrafos de su contenido:

 En la madrugada del 15 de abril de 1977 es secuestrado, en su vivienda, Jacobo Timerman (director del diario La Opinión), en su casa donde vivía con su esposa y sus tres hijos. El comando “civil” que lo secuestró no dijo dónde lo llevaban, sino para qué lo llevaban: “para ser sometido a un interrogatorio”.

La familia los buscó y, 45 días después, el 25 de mayo del mismo año, logra ubicarlo en una alcaldía de la Policía Federal. Su hijo, hoy canciller acusado por Nisman, lo encontró llorando sin poder parar, lastimado (muy golpeado) y repitiendo “olvídense de mí, no me visiten más, rehagan sus vidas”.

Tres fueron los grupos identificados que participaron en las torturas que padeció Jacobo Timerman:

Uno, encabezado por el sanguinario coronel Ramón Camps con el apoyo “moral” del siniestro capellán Cristian Von Wernich, se “especializaba” en “estudiar” las actividades subversivas y el carácter subversivo de La Opinión, en especial por ser dirigido por un judío.

Otro, estaba constituido por un grupo “experto en economía”, que lo interrogaba sobre las “relaciones de los grupos económicos con la subversión, en especial, sus vinculaciones sobre el grupo Graiver.

Y otro grupo de “civiles” seleccionados por Camps, para dedicarse “al estudio de los artículos que se publicaban en La Opinión.

Los interrogatorios a los que fue sometido Jacobo Timerman incluyeron las torturas con picana y otros medios, la mala alimentación y falta de ella, la degradación (lo hacían dormir en una cucha de perros con reja y hacerle presenciar las sádicas torturas de otras personas.

Uno de los “interrogadores” fue el general Bartolomé Gallino, nombrado en una solicitada por los diarios Clarín, La Nación y La Razón del 19 de mayo de 1977, donde detallaban el traspaso de las acciones de papel Prensa.

Varios fueron los torturadores, pero el principal de todos fue el sanguinario Ramón Camps.

¿Qué tiene esto que ver con Arroyo Salgado? Mucho. Uno de los peritos de parte designado por la jueza es “el prestigioso médico forense” Osvaldo Raffo.  ¿Cumple este mediático “experto” con las dos condiciones? No podemos avanzar sobre la de “prestigioso médico” pero si sobre si es honesto o no. Partimos de una situación ya probada y comprobada, que son las torturas que Camps aplicó e hizo aplicar a Jacobo Timerman. Entonces lean esta carta que el “prestigioso médico forense” le envía al genocida Camps, reparen la fecha y el estilo, es textual:

Buenos Aires, 15 de julio de 1981.

Mi estimado General:

                                               Por información periodística he tomado conocimiento de que el señor JACOBO TIMERMAN, alega haber sido víctima de Apremios Ilegales en nuestro país. En ocasión de encontrarme en la Jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, me es ordenado su reconocimiento médico legal, constatando que al momento del examen, no presentaba signo alguno de violencia externas.

                                               Lo recuerdo como un hombre, con un cuadro clínico de buena salud orgánica, accesible al examen y al diálogo, de nivel intelectual elevado y actitud humilde y tímida. El mencionado TIMERMAN era tratado correctamente, y acorde a las disposiciones en vigencia en lo que concierne al reglamento de detenidos.

                                               La franca contradicción entre sus declaraciones y mis comprobaciones me plantean un problema de conciencia y de dignidad, que no puedo callar.

                                               Llegue a usted mi adhesión por intermedio de la presente.

                                               Dios Guarde al señor General

                                                                                              Sigue la firma del perito de parte Osvaldo Raffo.

Ustedes pueden leer esa “magnífica carta” que le escribiese el perito de parte seleccionado por Arroyo Salvaje, donde queda claro lo que escribe sobre su peritaje sobre si Jacobo Timerman había sido torturado, llegando a la conclusión, de que ese hombre, salvajemente torturado, “era tratado correctamente”. Para ello, previamente había afirmado que “al momento del examen no presentaba signo alguno de violencias externas” Este mercenario, cómplice de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el período 1976-1983 es el perito que afirma que a Nisman lo asesinaron. Que el diablo guarde al señor perito y a su empleadora de turno, pues Dios es ajeno a esa infamia.

Raffo también dijo que “no se somete a tortura a los detenidos en la policía de la Provincia de Buenos Aires” aunque casi todos alegan “haber sido objeto de malos tratos por razones especulativas”; se trata del “autolesionismo que se hace el delincuente o el pistolero”. En cambio dijo “haber visto cadáveres de personas detenidas en cárceles del pueblo, por guerrilleros, que estaban torturadas a golpes y con corriente eléctrica”.

Esto es parte del escrito de Verbitsky que muestra el claro perfil mafioso de Osvaldo Raffo, el “perito de parte” seleccionado por la jueza Arroyo, jueza que no puede, ni remotamente, desconocer la trayectoria criminal de dicho “experto”.

Y no se trata de un error, ni de pérdida de la memoria, ya que el otro perito de parte que designó, el señor Salcedo, posee un historial también lindero con la delincuencia, las desapariciones, y los crímenes de militantes populares y, además, en eso sí es experto, en jugosas contrataciones sobre “digitalización de antecedentes personales” de los ciudadanos argentinos y extranjeros que viven en nuestro país.

Protegido del ex jefe de la Policía Bonaerense Pedro Klodczik, Salcedo fue Superintendente de Policía Científica y Jefe de Policía y uno de los negociadores del contrato con la empresa francesa Sagem Securité para digitalizar los antecedentes personales, mediante el software y el hardware Automated Fingerprints Identification System (AFIS). Al retirarse pasó al otro lado del mostrador como representante del IAFIS Group, distribuidor de Sagem en la Argentina.

Salcedo está asociado en el grupo Kustos de seguridad con el vocal de la Asociación Empresaria (AEA) Teddy Karagozian.

Además de los negocios, es un hombre de convicciones ideológicas. Como Superintendente de Policía Científica, entregó parte de la capacitación de sus técnicos en criminalística y seguridad a la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA), una organización confesional conducida por Fray Aníbal Fosbery, que colaboró con el gobierno militar de 1976 a 1983 y que hoy objeta los juicios por los crímenes de entonces.

El primer peritaje que no halló rastros de pólvora ni de los materiales del fulminante en la mano del fiscal fue realizado en la sección Balística de la Policía Científica bonaerense, cuya Superintendente es la Comisaría Mayor Liliana A. Sivak, a quien Salcedo trajo desde Mar del Plata y con la que mantiene estrecho contacto.

¡Tenemos dos peritos que son una maravilla; elaboran sus dictámenes sentados en una silla!  Esta ironía es una reproducción actualizada de lo que los hinchas de Boca le cantaban a Julio Elías Musimessi, el guardavalla cantor, arquero desde 1953 a 1959 ¡Tenemos un arquero que es una maravilla, ataja los penales sentado en una silla!  Claro que, la diferencia entre Salcedo-Rafo y Musimessi es sideral. Los primeros son mercenarios, delincuentes que se encontraban al servicio de los genocidas de la dictadura empresario-militar, el otro, alegraba a la gente dentro de la cancha y fuera de la misma con sus canciones.

Si fue un homicidio se requiere la existencia de un homicida.

¡Qué problema para los peritos de parte!

Descartan que se trate de un accidente, es decir, descartan que a Nisman le picara la cabeza e involuntariamente se la rascó con la pistola de Lagomarsino y se le escapó el disparo.

Descartan que Nisman se haya suicidado porque hay sangre en cantidad, tuvo agonía, (dicen) no pasa eso con los suicidas, etc. etc.

Pero no desconocen que, en el período señalado, Nisman se encontraba solo, es decir, sin ninguna compañía, entonces se preguntan ¿De dónde mierda sacamos al homicida? Pongamos cualquiera -expresa uno de ellos, Clarín se encarga de difundirlo, agrega. No, no, no, responde el otro, pensemos un poco, mirá que el fiscal Polillita cuestionó a Rafecas por haber actuado rápido. Pensemos un poco. Y los expertos pensaron…

Había que correr el horario, había que desconocer la pericia anterior donde se indicaba que la muerte de Nisman se había producido entre las 11 y 14 horas del día domingo, cuando estaba comprobadamente solito. ¿Cuál fuel es último que lo vio? Pregunta uno ¡Lagomarsino! responde el otro con aclamación que se completa con un abrazo y el grito de ¡Genio! Se ponen “científicamente” a comprobar que Lagomarsino ingresa a las 20 hs. del sábado al bulín de Nisman con el arma utilizada y sale del mismo media hora después, registrando su paso por el peaje al las 20 y 46.

¡Genio!. Los peritos de parte entonces, “científicamente” acuerdan que la muerte del fiscal se produce alrededor de las 20 horas del sábado. ¡Tan exacto no! Exclama uno de ellos. Es razonable, responde el otro, coloquemos que es alrededor de las 20 horas, en un entorno de cuatro antes o cuatro después. Después no había tercera persona. Antes sólo una: Lagomarsino con sus dos visitas.

Pero la patraña duró muy poco. El falso trabajo de los eminentes peritos de parte se derrumbó cuando se supo que Nisman abrió su computadora el domingo a las 7 de la mañana. Los peritos eminentes deberías saber que los muertos no son capaces de prender una computadora, elegir un lugar para leer (en este caso, extrañamente Clarín y La Nación) y luego de ver y leer las noticias, apagarla.

Al demonio con la teoría del asesinato. Pero hay que rescatar lo afirmado por Arroyo Salvaje. Y lean como continúa esta burda historia de fabulaciones y confabulaciones, que arriban a un nivel de considerar que todos los argentinos somos estúpidos. Es cierto que hay una cantidad considerable de idiotas útiles, pero hay una gran mayoría de personas que poseen ética y dignidad.

Los peritos mercenarios se enteran de esa “novedad” (Nisman estaba vivo el domingo a las 7 de la mañana) por el perito de la defensa de Lagomarsino, Marcelo Torok, que no es ni represor ni mercenario, el que, al enterarse de la conclusión de la dupla Salcedo-Raffo, e intuir que ello apuntaba a encontrar un perejil y que ese perejil iba a ser Lagomarsino, exclamó: ¡Imposible, Nisman estaba con vida el domingo!  Y aclaró lo del contacto vía computadora. Un tercer perito de parte, Gustavo Presuman, se retira inmediatamente al enterarse de ello y regresa un rato después. ¿Fue al baño? ¿La noticia le produzco diarrea? Para nada. Fue a informarle de la mala nueva a Arroyo Salvaje. El resultado de ese mensaje se observa sólo media hora después (Y nadie diga que la justicia argentina es lenta, así que, Polillita, no juzgues a Rafecas por ser eficiente.)

Media hora después de que los peritos mercenarios se enteraran de la cagada que se habían mandado, media hora después que el perito de parte mensajero “saliera al baño”, llegó una notificación de la jueza Palmaghini, ordenando a los peritos que dejaran lo que estaban haciendo y no analizaran el contenido de ningún material, ni computadora, ni celulares, ni nada.

Termino aquí este número, que es apenas una parte del entramado conspirativo de los cipayos  y mercenarios. Termino aquí pues, después da haber recorrido apenas una parte de este re-sucio proceso, he tenido ganas de vomitar. Y tengo miedo que, aparezca un emisario con un escrito de la eficiente Palmaghini, ordenándome que no lo haga.


Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)

Sábado 7 de marzo de 2015.  

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