domingo, 9 de abril de 2017

PLUSVALIA

PLUSVALÍA Y TRABAJO NECESARIO

Toda referencia colocada en negrita y entre comillas corresponde a Carlos Marx, extraída del Libro I, Tomos I, II y III  de “EL CAPITAL”, AKAL Ediciones. Las palabras que  aparecen en letras mayúsculas o subrayadas han sido acciones nuestras con el fin de remarcar su importancia.

Al capitalismo (al Modo de Producción Capitalista) no le importa qué producir, sino que, lo que hace producir, produzca plusvalía.

Ello significa, que todo emprendimiento capitalista, sea en la industria, en el agro, en los servicios, etc., tiene como fundamental objetivo producir plusvalía, sencillamente, porque sin plusvalía no hay capitalismo.

La producción de plusvalía es la esencia del contenido de la Formación Económica Social del Capitalismo.

Por lo tanto, resulta de fundamental importancia definir qué es “plusvalía”, dónde tiene su origen, dónde y cuando se realiza, cómo es apropiada por los dueños de los medios de producción capitalista y de qué manera se distribuye.

Para ello es necesario recorrer un camino que se inicia con el surgimiento de la mercancía, con los valores que la misma contiene y con el trabajo, la fuerza de trabajo, que consume su elaboración.

Marx comienza su obra cumbre “El Capital” señalando que:

“La riqueza de las sociedades en la que predomina el modo de producción capitalista se presenta como inmensa acumulación de mercancías”

La mercancía es una cosa, un objeto exterior, que posee como propiedad básica el de satisfacer una necesidad humana no importando de donde surgen esas necesidades.

“La índole de esas necesidades, ya surjan del estómago o de la fantasía, no cambia en nada las cosas. Tampoco se trata de saber cómo esa cosa satisface la necesidad humana, si directamente como medio de subsistencia, esto es, como objeto de gozo, o de manera indirecta, como medio de producción”.

Marx, en ese párrafo, realiza esa aclaración, para evitar que llevemos el análisis por senderos insustanciales y, a su vez, señala con claridad la existencia de dos ramas de la producción material: las mercancías como las cosas destinadas al consumo de las personas y las mercancías las cosas destinadas para producir mercancías, es decir, como medios de producción, en especial, como medios de trabajo.

También muestra que esa propiedad, la de satisfacer necesidades, es la más importante de la mercancía, la que le permite atribuirle a la mercancía un primer valor: el VALOR DE USO.

“La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso” y describe “Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, cualquiera sea su forma social”. Agregando: “En la forma de sociedad que vamos a examinar constituyen al mismo tiempo los portadores materiales del VALOR DE CAMBIO”.

La diferencia es que, como valores de uso, las mercancías, todas las mercancías, son de calidades diferentes, como podemos apreciarlas en nuestras experiencias diarias, pero como valores de cambio, el valor de uso “desaparece” pues las mercancías sólo pueden ser de cantidades diferentes.  Ya que, al prescindir del valor de uso para arribar al valor de cambio, Marx encuentra que a la mercancía sólo le queda una propiedad: la de ser producto del trabajo. Y deduce lo siguiente (luego de determinar esa única propiedad que queda mediante la abstracción de lo concreto):

“Pero también se nos transforma el producto del trabajo apenas lo tenemos en la mano. Si hacemos abstracción de su valor de uso, también la hacemos de sus componentes y formas físicos que la convierten en valor de uso”.

Con la abstracción del valor de uso, la mercancía deja de ser una mesa producto de un carpintero, o una pared producto de un albañil, o una reja producto de un herrero, pues:

“Con el carácter útil de los productos del trabajo desaparece el carácter útil de los trabajos representados en ellos, también desaparecen, por tanto, las diversas formas concretas de estos trabajos, los cuales ya no se diferencian más, sino se reducen todas ellas al mismo trabajo humano, a trabajo humano abstracto”.

Surgen dos clasificaciones (dos categorías) de trabajo que corresponden a la mercancía en particular y a la mercancía en general. El trabajo concreto, es una, es la que señala el oficio de quién la crea (la mesa el carpintero, la pared el albañil, la reja el herrero) y el trabajo abstracto es la otra, ya que, al abstraernos del trabajo concreto nos alejamos y olvidamos lo distinto que son esas cosas y encontramos el elemento común a todas ellas: que son productos del trabajo humano.

Ello nos lleva a determinar que el valor de uso es producido por el trabajo concreto y el valor de cambio es medido por el trabajo abstracto, es decir, por la cantidad de fuerza productiva en acción media utilizada. Esa cantidad de trabajo se mide por su duración en días, horas, etc. (tiempo de trabajo). Marx, al respecto, aclara:

“Podría parecer que si el valor de una mercancía viene determinada por la cantidad de trabajo gastada en su producción, cuanto más holgazán y menos diestro sea un hombre, tanto más valiosa será su mercancía, puesto que tanto más tiempo consume en su elaboración. Pero el trabajo que constituye la sustancia de los valores es trabajo humano igual, gasto de la misma fuerza de trabajo humano. Toda la fuerza de trabajo de la sociedad que se representa en los valores del mundo de las mercancías rige aquí como una sola y misma fuerza de trabajo humana, aunque conste de innumerables fuerzas de trabajo individuales. Cada una de esas fuerzas de trabajo individuales es una fuerza de trabajo humana idéntica a las demás, en tanto posee el carácter de una fuerza de trabajo social media, y actúa como tal, esto es, en cuanto en la producción de una mercancía no necesita más que el tiempo de trabajo necesario por término medio, o socialmente necesario”.

Marx agrega otra aclaración que considera necesaria mencionar para completar la anterior:

“Tiempo de trabajo socialmente necesario es el tiempo de trabajo requerido para representar cualquier valor de uso con las existentes condiciones de producción socialmente normales y el grado medio de habilidad e intensidad del trabajo”.

Por lo tanto, observaremos el dinamismo que posee el tiempo de trabajo socialmente necesario, que está constituido por el capital constante, más el capital variable, más la plusvalía, categorías necesarias, las dos primeras, para crear la última. Para ello, desarrollaremos un ejemplo simple

Producción de empanadas de igual tamaño y calidad: 100 millones de docenas anuales. 50 millones se venden a 150 pesos la docena (7.500 millones); 25 millones a 200 (5.000 millones); 20 millones a 240 (4.800 millones) y los 5 restantes a 250 (1.250 millones). La media es la suma de 7.500 + 5.000 + 4.800 + 1.250 = 18.550 millones dividido la producción de 100 millos de docenas, la media es de 185,5 pesos la docena. Es en esos 185,5 pesos donde se reflejan las condiciones del grado medio de destreza de los trabajadores, del grado de desarrollo de la tecnología aplicada, etc.

Ahora imaginemos que usted decida hacer empanadas iguales desde su casa y considere que su hora de trabajo aplicado es de 100 pesos. Resulta que, por ser muy poco diestro, usted utiliza dos horas en elaborar una docena de empanadas, y que el costo de producción restante (las materias primas, los gastos, etc.) es de otros 100 pesos. Ello lo lleva a fijar un precio de venta de 300 pesos por docena para rescatar lo consumido en fuerza de trabajo y materia prima. ¿Las podría vender cuando la media es de 185,5 pesos? No, por eso no entra en el cálculo del promedio, porque lo que no se vende, aunque posea valor de uso, no es mercancía. Entonces usted resuelve consumirlas. Ese trabajo, que consume pues no lo puede vender, contiene valor de uso pero no posee valor de cambio (valor). Y si no posee valor de cambio tampoco es mercancía.

No todos las cosas poseen que poseen valor de uso poseen valor (valor de cambio), y por no poseerlo, no son mercancías. Y las que no poseen valor de uso carecen directamente de valor.

“Un objeto puede ser valor de uso sin ser valor. Este es el caso cuando su utilidad para el hombre no se obtiene mediante el trabajo. Así ocurre, por ejemplo, con el aire, el suelo virgen, las praderas naturales, la leña silvestre, etc. Una cosa puede ser útil y producto del trabajo humano sin ser mercancía. Quien satisface sus necesidades con su propio producto crea, en verdad, valor de uso, pero no mercancía. Para producir mercancías tiene que producir no sólo valor de uso, sino VALOR DE USO PARA OTROS. El campesino medieval producía el grano de tributo para el señor feudal, el grano de diezmo para los curas. Mas ni el grano del tributo ni el diezmo devenían en mercancías por el hecho de que se produjeran para otros. Para convertirse en mercancía, el producto DEBE SER TRANSFERIDO AL OTRO, al que sirva de valor de uso, MEDIANTE EL INTERCAMBIO. Finalmente, ninguna cosa puede ser valor sin ser objeto de uso. Si es inútil, es también inútil el trabajo contenido en ella y, por tanto, no constituye ningún valor”.

La mercancía es producto del trabajo, de la fuerza de trabajo aplicada sobre una cosa. Aplicarla lleva un “tiempo” y ese tiempo de trabajo se mide y se clasifica.

Trabajo necesario:

El trabajo que el trabajador realiza para crear el producto necesario para la subsistencia de él mismo y su familia se denomina trabajo necesario. Ese producto necesario es el que permite reproducir una mercancía muy especial: la fuerza de trabajo y es lo que se obtiene en el tiempo de trabajo necesario.

En el modo de producción capitalista el tiempo de trabajo pasa a ser un instrumento para lograr el incremento de la tasa de ganancias. Los capitalistas logran reducir el trabajo necesario sin reducir la jornada de trabajo. De esa manera se reduce el tiempo de trabajo necesario y al reducirse el trabajo necesario por la intensificación de la producción (sea por nuevas tecnologías o por el ritmo aplicado) se incrementa el plusproducto, el plustrabajo y la plusvalía.

El plusproducto es el producto adicional creado por los trabajadores después de producir el producto necesario. De esa manera la producción lograda por el trabajador se descompone en dos partes: producto necesario (para reproducir la fuerza de trabajo) y plusproducto que adquiere, en lo fundamental, forma de plusvalía.

Si un obrero trabaja 12 horas diarias y en 6 de esas horas produce el equivalente al sustento de él y de su familia, esa parte es definida como trabajo necesario, las otras 6 horas las trabaja gratis para el capitalista, esa parte es definida como trabajo adicional o plustrabajo.

Si se agrega mejor tecnología, o aumenta la propia destreza que va adquiriendo el obrero, o ambas cosas, en esas doce horas, se van a producir más unidades. De esa manera, si se reduce el tiempo de trabajo necesario, por ejemplo, a 4 horas, y no se reduce la jornada de trabajo, el trabajo necesario pasa a ser de 4 horas y el trabajo adicional de 8. Y si la jornada se reduce a 10 horas, el trabajo necesario continúa siendo de 4 horas y el adicional de 6. En este caso el capitalista tampoco reduce sus ganancias, pues el grado de explotación tiene que ver con la relación existente entre trabajo necesario y trabajo adicional y no por la jornada total como podemos observar:

Conceptos
Trabajo
Trabajo
Cuota de
Plusvalía

necesario
adicional
plusvalía
(ganancia)
Jornada de 12 horas
6
6
6/6*100
100%
Jornada de 12 horas
4
8
8/4*100
200%
Jornada de 10 horas
4
6
6/4*100
100%
Jornada de 10 horas
3
7
7/3*100
233%

Además, el incremento de la productividad reduce los costos totales de producción (se logran obtener más unidades por hora/hombre), lo que les permite a los capitalistas reducir el valor de los medios de subsistencia y, entre ellos, disminuir el valor de la fuerza de trabajo, es decir, disminuir el salario real; empobrecerlos aún más. Sucede que el trabajo necesario se reduce también al reducirse el precio de las mercancías necesarias que integran el modo de vida. En este ejemplo, abstracto y moderado (última línea), suponemos que, por esa razón, el trabajo necesario se reduce a 3 horas de las 10 trabajadas, lo que significa el incremento del trabajo adicional a 7 horas.

Observen el grado de explotación: 6/6 equivale a 50% de trabajo necesario y 50% de plustrabajo. Así comenzamos el ejemplo. Luego 4/8 reduce al 33% el trabajo necesario y al 67% el adicional. Continuamos con 4/6 ya con jornada reducida a 10 horas donde la relación es del 60% Y, finalmente, manteniendo las 10 horas tope, llegamos a la relación 3/7 donde el trabajo necesario se cubre en las primeras tres horas y el adicional para el capitalista en las siete restantes (70%)

En la comunidad primitiva o comunismo primitivo, de tribus esencialmente nómades, todas las horas trabajadas se destinaban ‘íntegramente” en lograr los medios de vida indispensables para sobrevivir. Todo el trabajo era trabajo necesario. Y cuando para ese trabajo necesario no alcanzaba a ser cubierto por el tiempo de trabajo que se le destinaba (por las razones que sean), la posibilidad de supervivencia se reducía y las tribus corrían el riego de desaparecer.

Es en la sociedad dividida en clases antagónicas, en la sociedad que se sedentariza, donde surgen por primera vez, excedentes, regulares y acumulables, de bienes producidos por el plustrabajo.

Esos excedentes ya no le pertenecen al productor (al trabajador) sino a los dueños de él (esclavismo), a los dueños de la tierra (feudalismo) y a los dueños de los Medios de Producción (capitalismo).

Observemos que todas las cosas existentes combinan dos elementos básicos: materia obtenida de la naturaleza y fuerza de trabajo aplicada sobre ella. La materia extraída de la naturaleza no posee valor, se encuentra allí desde hace 4.600 millones de años. El hombre que la utiliza posee menos de 2 millones y el hombre que hace uso racional de la misma menos de 6 mil años.

“Los valores de uso traje, tela, etc., en una palabra, los cuerpos de las mercancías, son combinaciones de dos elementos: materia natural y trabajo. Si se le sustrae la suma total de los distintos trabajos útiles contenidos en el traje, la tela, etc., queda siempre un residuo material, proporcionado por la naturaleza y sin intervención del hombre”.

De allí que afirmemos que la riqueza que se genera año tras años y crea un nuevo valor, se debe exclusivamente al que reproduce la fuerza de trabajo en acción durante cada uno de esos años. Pero esa fuerza de trabajo sólo es reconocida (y no siempre como demostraremos más adelante) en sólo una de sus partes, la que definimos como trabajo necesario, parte que el capitalista enmascara en forma de salario, aparentando, además, que con ello paga todo lo que el trabajador produce.

Salario y trabajo necesario

En principio, trabajo necesario parece ser sinónimo de salario, que es la parte del capital monetario inicial que el capitalista destina al pago del total de la mercancía fuerza de trabajo que compra y que Marx designó como Capital Variable, al ser el único factor que hace variar el valor anterior. Sin embargo salario y trabajo necesario no son lo mismo.

El valor del trabajo necesario debe ser el que surge del modo de vida necesario para que UN trabajador pueda formar una familia, vivir decentemente, procrear al menos dos hijos, educarlos y capacitarlos y todos sabemos que, incluso hoy, la mayoría de los trabajadores no reúnen con un solo salario los fondos suficientes para sobrevivir, que otro u otros miembros de la familia tipo deben también trabajar y que, en no pocas ocasiones, también deben hacerlo los jóvenes y niños.

Observen el siguiente y muy realista cuadro que señala qué ingreso neto debe poseer una modesta familia tipo, de cuatro miembros: el matrimonio donde alguno de ellos (o los dos) trabajen y posean obra social, con dos hijos menores que concurren a escuelas públicas, pagando un alquiler (o pagando la cuota de su vivienda), no teniendo auto ni otro medio de movilidad y saliendo sólo 7 días al año de vacaciones en hoteles sindicales con comida incluida.

CUADRO 1

Concepto
 c/u x día
 los 4 x día
 Por mes
 Por año
1
Alimentación *
           50,0
            200
         6.000
        72.000
2
Indumentaria *
             8,3
              33
         1.000
        12.000
3
Alquiler 3 ambientes casa *
           29,3
            117
         3.500
        42.000
4
Esparcimiento *
             5,0
              20
            600
         7.200
5
Movilidad *
           15,0
              60
         1.800
        21.600
6
Servicios* Impuestos ABL
           12,5
              50
         1.500
        18.000
7
Educación y cultura
             8,3
              33
         1.000
        12.000
8
Internet y cable *
             8,3
              33
         1.000
        12.000
9
Salud (medicamentos) *
             4,3
              17
            500
         6.000
10
Vacaciones 7 días *
             8,3
              33
         1.000
        12.000
11
Otros conceptos *
           10,0
              40
         1.200
        14.400

Totales
            159
            636
        19.100
      229.200

En el cuadro I surge claramente que el ingreso mensual  necesario para que el modo de vida de una familia de trabajadores pueda satisfacer las necesidades básicas es de 19.100 pesos mensuales netos (Argentina, junio de 2016). Hay que considerar que, si el trabajador lo hace como trabajador “registrado”, o sea, cobra “en blanco”, ya se le ha aplicado descuentos equivalentes al 18% para el sistema provisional, para la obra social y para un seguro y para el sindicato, etc. Ello significa que como salario bruto que debería (o deberían de ser más de uno) recibir 23 mil pesos. Este importe, pero percibido por UNA SÓLA PERSONA, sería el equivalente a “trabajo necesario”. La diferencia de 3.900 pesos retenidos (23.000 menos 19.100) son precios que paga para poseer atención a salud, cobertura sindical, un seguro y la posibilidad de jubilarse. En este trabajo utilizaremos el ingreso neto como base y no incluimos en el cuadro, para no alterar el cálculo, como necesidades las “ventajas” del descuento del 18% en esos rubros descriptos.

De lo que logra adquirir con los 19.100 que los recibe en dinero (los conceptos que se describen en el cuadro I) la mayoría de ellos (los señalados con un *) contienen impuestos indirectos, es decir, impuestos al consumo, que el propietario de los medios de producción los incorpora como parte del costo y se manifiestan en el precio que el consumidor paga. Allí se encuentran el IVA (impuesto nacional), los Ingresos Brutos (impuesto provincial), la Tasa de Seguridad e Higiene (impuesto municipal), el Impuesto al cheque y otros impuestos menores o específicos. Además, el propietario de los medios de producción agrega en el costo los impuestos indirectos que se producen dentro del área de la producción y comercialización de la mercancía y que le son propios. Todos ellos representan, aproximadamente, un 32% de los 19.100 pesos necesarios. Son 6.100 pesos  que el trabajador transfiere de su salario al Estado. A los que hay que agregar el que se le retuvo al liquidársele su salario, que fueron los 3.900 señalados.

El trabajo necesario para cubrir el modo de vida modesto de UN trabajador registrado es de 23 mil pesos mensuales. 10 mil pesos de esos 23 mil (el 43.5% del salario bruto necesario) se transfieren al Estado en conceptos de gravámenes y provisionales y coberturas sanitarias. Con otro agravante: el trabajador (y el consumidor en general) paga esos impuestos antes de consumir el producto que compra y que, en la mayoría de los casos, él mismo produjo. Y algunos de ellos pagan “ganancias” descontadas en cada pago de salario, como su fuesen empresarios sancionados. Y ello es así porque, mientras, el empresario “paga” (y no siempre) el impuesto a “las ganancias” de acuerdo a o que él declara en sus balances anuales, que él confecciona para evadirlos y a los nadie controla seriamente.

En nuestro país, al 30 de junio de 2016, la población ocupada era de 19.700.000 personas de las cuales 12 millones eran registrados (en blanco) y 7.700.000 no registrados (en negro) y el ingreso promedio (datos del INDEC) fue de 10.771 pesos. El promedio no señala la inequidad, pero es útil para calcular la masa salarial, el total de dinero que se pagó en salarios blancos y negros, a los trabajadores, a los monotributistas, a los autónomos, al personal doméstico, etc. Observen los siguientes números:

  1. 10.771 $ x 19.700.000 personas = 212.188.700.000 pesos mensuales (datos Indec y Ministerio de Trabajo – ver más adelante el cuadro IV)
  2. 212.188.700.000 $ x mes x 12.6 meses (el .6 de mes agregado es por el SAC (aguinaldo); no llega a un mes por que los que lo cobran no son todos, sino poco más de la mitad)  2.652.358.750.000 $ de masa de ingresos a personas anual.
  3. La recaudación de impuestos indirectos, según datos extraídos de la AFIP y relacionados a los que pagan los consumidores (sin los de seguridad social), al 30/06/2016:  fue de 850.000.000.000
  4. Del porcentaje que surge de relacionar el punto 3 con el punto 2 surge claramente la incidencia de los impuestos al consumo (de lo que nosotros los trabajadores producimos). sobre nuestros ingresos netos: 850.000.000.000 / 2.673.577.620.000 x 100 = 31.8 % (32% redondeado)

Como se podrá observar son datos de la realidad objetiva los que utilizamos. El 32% de impuestos mencionados en párrafos anteriores surge de la recaudación real de AFIP. No es un invento y es el menor que se puede tomar, ya que sabemos que hay numerosos negocios que sobreviven por no facturar sus ventas o facturarlas parcialmente., lo que significa que, la recaudación que debería lograrse es superior a la mencionada. Pero como dato real hemos asumido que ese es el % que debemos considerar.

Sin embargo, lo trágico, lo realmente grave, lo que no podemos dejar de considerar, surge de la distribución de ese ingreso promedio, donde queda demostrado la tremenda inequidad existente en la misma. No es objeto de este trabajo desarrollar ese tema propio de los sistemas con clases sociales antagónicas y muy especialmente del capitalismo, que ha llevado esa inequidad a un extremo tal que 64 personas posean (y no trabajando) el mismo patrimonio que el que poseen 3.750.000.000 de personas (y sí trabajando la mayoría), los de los deciles 6 a 10 en el mundo.

Pese a no ser objeto de este trabajo es necesario señalar que el monto total de donde surgen los 10.771 pesos promedios que señala el INDEC vigentes al 30 de junio de 2016 se dividen así: el 57,7% lo posee el 30% más rico y el 10,6% el 30% menos rico. El 10% más rico acumula el 28.5 del total y el 10% más pobre el 2.1%. ¡14 VECES MÁS!

El 10% de la población posee ingresos promedios menores de 2 mil pesos mensuales y 16 millones de ocupados registrados no superan los 8 mil pesos mensuales. En ingreso por hogares, el 30% de esos hogares, donde viven 10 millones de personas, perciben menos de 9.700 pesos mensuales. Y si se considera el total de hogares del país, el ingreso promedio por hogar es de 14 mil pesos mensuales.

Si observamos que el sueldo bruto promedio es, en los trabajadores en relación de dependencia del sector privado de, 19.575 $ (dentro de ese rango la mitad de los empleados no superan los 15.622 $/mes) y es, en los empleados públicos algo superior a los 18 mil pesos (dentro de ese rango hay muchos que no superan los 11 mil $/mes), deducimos fácilmente que, quienes más pagan el precio de la inequidad, son los 7.700.000 que trabajan en negro, más 1,4 millones de los monotributistas registrados, más 400 mil monotributistas sociales y 450 mil del área doméstica (casas particulares). Suman cerca de 10 millones de personas con ingresos inferiores 6 mil pesos mensuales. Los datos del INDEC mencionan que 16 millones de ocupados de los 21.800.000 que componen la PEA (población económicamente activa), el 73%, poseían ingresos, al 30 de junio de 2016, inferiores a los 8 mil pesos mensuales.
     
Hemos agregado ese tramo de la penosa realidad objetiva local para comprobar que considerar  19.100 pesos mensuales netos como Modo de Vida necesario para la reproducción de la Fuerza de Trabajo no es una cifra generosa ni antojadiza, sino una cifra que se basa en considerar una vida familiar sin sobresaltos aunque muy modesta. Los gastos de alimentación del Cuadro I adjudican 50 pesos diarios por miembro. Si consideramos que un litro de leche se paga de 18 a 26 pesos según su calidad y que un kilo de pan (el pan nuestro de cada día) se paga entre 40 y 60 pesos el kilo, observamos que sólo en esos dos productos básicos ya se va una parte básica de una dieta que contiene más pastas, arroz y papas que carne bobina, porcina y aviar y bebidas de baja calidad como agua saborizada gasificada (20 pesos la botella) y vino común de mesa (entre 30 y 40 pesos) más pocas frutas (en especial cítricos) y verduras (en especial zapallos y zanahorias). La familia con esos ingresos difícilmente puede planificar comidas en bares o restaurantes y ni siquiera tomar un café con una factura, sentado frente a una vidriera, cuyo precio oscila entre los 40 y 60 pesos.

Dicho esto, afirmamos, sin la menor duda, que el SALARIO de la mayoría de los trabajadores se encuentra por debajo del TRABAJO NECESARIO, sólo muy pocos por arriba.  

El salario, en la enorme mayoría de los casos, tal como puede deducirse de la distribución del ingreso por deciles o de los ingresos por hogares, no cubre el trabajo necesario, es decir, no cubre el Modo de Vida Necesario para que el trabajador pueda poseer una modesta existencia. El salario es apenas una de las formas en que el capitalismo intenta justificar la explotación, expresando que, al comprar la mercancía fuerza de trabajo, el ya es dueño de esa herramienta y que, lo que con su uso logra, es de su propiedad. Así fue desde el inicio del sistema y así lo reflejó Marx en El Capital:

“En la superficie de la sociedad burguesa, el salario aparece como precio del trabajo, como una cantidad de dinero que se paga por una cantidad determinada de trabajo. Se habla del valor del trabajo y se llama a su expresión en dinero precio necesario o natural del trabajo. Por otro lado, se habla de precios de mercado del trabajo, es decir, DE LOS PRECIOS QUE OSCILAN POR ENCIMA O POR DEBAJO DE SU PRECIO NECESARIO”.

Como categoría, el “trabajo necesario” (que es el que genera el “producto necesario”) consiste en el pago de un precio (salario) al trabajador; es decir, en un pago por el precio de su fuerza de trabajo relacionado con el interés único del capitalista: que su esclavo se alimente para recuperar las energías consumidas en las tareas asignadas y continúe rindiendo en las próximas, y, además, que forme una familia para que el suministro de fuerza de trabajo no se interrumpa si el actual portador deja de tenerla, sea por que murió en la fábrica (morían muchos), sea porque se accidentó (se accidentaban muchos) sea porque enfermó (se enfermaban muchos), sea porque envejeció (envejecían pocos pues el promedio de vida apenas llegaba a los 40 años), o por lo que sea. Recordemos que la fuerza de trabajo es trabajo vivo y necesitan personas vivas para ejecutarlo.

“La fuerza de trabajo existe únicamente como disposición natural del individuo vivo. Por tanto, su producción presupone su existencia. Dada la existencia del individuo, la producción de la fuerza de trabajo consiste en su propia reproducción o conservación. Para su conservación, el individuo vivo necesita cierta suma de MEDIOS DE VIDA. El tiempo de trabajo necesario para la producción de la fuerza de trabajo se reduce, pues, al TIEMPO DE TRABAJO NECESARIO para la producción de esos medios de subsistencia, o el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de subsistencia necesarios para la conservación de su poseedor. Pero en su actuación, en el trabajo, se gasta una cantidad determinada de músculos, nervios, cerebro, etc., humanos, que hay que reponer. Al aumentar la salida tiene que aumentar también la entrada. Si el propietario de la fuerza de trabajo ha trabajado hoy, tiene que poder repetir mañana el mismo proceso en las mismas condiciones de fuerza y salud. Así, pues, LA SUMA DE LOS MEDIOS DE SUBSISTENCIA TIENE QUE SER SUFICIENTE PARA MANTENER AL INDIVIDUO TRABAJADOR COMO INDIVIDUO TRABAJADOR EN SU ESTADO NORMAL DEL MISMO. Las necesidades naturales, como la alimentación, el vestido, la calefacción, la vivienda, etc., varían según el clima y otras condiciones naturales de cada país. Por otro lado, el volumen de las llamadas necesidades naturales, así como el modo de satisfacerlas, SON UN PRODUCTO HISTÓRICO y, por lo tanto, depende en su mayor parte del nivel cultural de un país, y entre otras cosas, también, y esencialmente, de las condiciones, los hábitos y las exigencias con que se haya formado la clase de obrero libres. En contraste con las otras mercancías, la determinación del valor de la fuerza de trabajo contiene, pues, un elemento histórico y moral. Sin embargo, en un país y en un período determinados viene dado por el promedio de los MEDIOS DE SUBSISTENCIA NECESARIOS”.

“El propietario de la fuerza de trabajo ES MORTAL. Así pues, para que su presencia en el mercado sea continua, como presupone la transformación continua de dinero en capital, el vendedor de la fuerza de trabajo tiene que eternizarse, “como se perpetúa todo ser viviente, por la procreación” (W. Petty). Las fuerzas de trabajo sustraídas al mercado por el desgaste y la muerte tienen que ser sustituidas continuamente al menos por un número igual de fuerzas NUEVAS de trabajo. Así, pues, la suma de medios de subsistencia necesarios para la producción de la fuerza de trabajo INCLUYE LOS MEDIOS DE SUBSISTENCIA DE LOS SUSTITUTOS, es decir, de los hijos de los obreros, de suerte que esa raza especial de poseedores singulares de mercancías pueda perpetuarse en el mercado”.

En El Capital Marx reproduce este razonamiento que surge de la propia burguesía, referido al salario que debe pagarse al trabajador: “Su precio natural (R. Torrens, Londres, 1815) consiste en una cantidad de medios de subsistencia y comodidades de la vida, necesarias, de acuerdo al clima y con las costumbres del país, para mantener al obrero y permitirle criar una familia que preserve en el mercado una oferta constante de trabajo”

“Para modificar la naturaleza humana general de manera que alcance habilidad y destreza en una rama determinada del trabajo, para que se convierta en fuerza de trabajo desarrollada y específica, se requiere una determinada formación o educación, que, a su vez, cuesta una suma mayor o menor de equivalentes de mercancías. Los gastos de educación de la fuerza de trabajo varían según el carácter más o menos calificado de la misma. Esos gastos de instrucción, insignificantes para la fuerza de trabajo corriente, entran, por tanto, en el ciclo da valores gastados en su producción”.

El cuadro I, donde determinamos que es de 19.100 pesos netos el ingreso menor que debería poseer una familia tipo para poder cubrir el Modo de Vida necesario, responde estrictamente a ese razonamiento desarrollado por Carlos Marx y Federico Engels, e incluso el del burgués Torrens.

Tal como ellos han señalado, trabajo necesario se trata de un concepto (categoría) histórico y dinámico y su valor (que se manifiesta en el precio) se calcula en función de la época en que se ubica, con los antecedentes históricos que se acumulan, con el desarrollo alcanzado por el Modo de Producción vigente, por el grado de conciencia de los trabajadores y de sus organizaciones más los hábitos y costumbres que perduran y provienen de los orígenes de los pueblos.

Esos 19.100 pesos pueden mañana no ser el valor de los medios de subsistencia que determinan el precio del Modo de Vida básico, ya que, al subir los precios de las mercancías que lo forman, debe a la vez subir el valor del trabajo necesario ya que, vivir con las mismas cosas que ayer, es más costoso.

El capitalismo, desde sus orígenes, trató siempre que ese modo de vida fuese lo más reducido posible, aunque era consciente que sin trabajadores no hay plusvalía y sin plusvalía no hay capitalismo. No obstante, el extremadamente desmedido afán por obtener “ganancias” elevadas, los llevó a estudiar detalladamente qué es lo mínimo que debía comer un trabajador para poder regresar a trabajar al otro día y producir nuevamente lo mismo que el anterior. Y lo realizó desde su inicio; he aquí un ejemplo que señala Carlos Marx:

“En Londres hay dos clases de panaderos, los “full priced” que venden pan a su valor completo, y los “undersellers”, que lo venden por debajo de ese valor. Esta última clases constituye más de ¾ del número total de panaderos (p. XXXII del Report del comisario gubernamental H. S. Tremen Heere sobre las “Grivances complained of by the journeymen bakers.”… Londres, 1862). Estos “undersellers” venden, casi sin excepción, pan adulterado con mezcla de alumbre, jabón, potasa purificada, cal, piedra molida de Derbyshire y semejantes ingredientes agradables, nutritivos y sanos. (Ver el Libro Azul citado más arriba, así como el informe del “Comité of 1885 on the Adulteration of Bread, y el escrito del Dr. HASALL, “Adulteration Detected, 2da. Edición, Londres 1861). Sir Jhon Gordon declaró ante el Comité de 1885 que: “debido a esas alteraciones el pobre que vive con dos libras de pan al día, no recibe ahora, en realidad, la cuarta parte de las sustancias nutritivas, prescindiendo de los efectos nocivos para su salud”. Como razón de que “una gran parte de la clase obrera, pese a estar bien informada de las adulteraciones sigue comprando alumbre, piedra molida, etc.”…

Pese a que la jornada laboral habitual superaba las 15 horas diarias, el trabajo necesario no se reflejaba en los salarios que se pagaban, que fueron siempre menores. Ello obligaba a las familias a tratar de sumar ingresos y muchas, para lograrlo, enviaban a las fábricas a sus pequeños hijos. De esa manera se incorporaban al trabajo más sucio, niños a partir de los 6 años de edad. No se trataba de excepciones. Era lo “normal” para la época.

“William Word, de 9 años, “tenía 7 años y 10 meses cuando empezó a trabajar”. Desde el primer momento se dedicó a llevar moldes, es decir, a transportar al secadero las piezas modeladas y devolver al taller los moldes vacíos. Viene todos los días de la semana a las 6 de la mañana y abandona el trabajo a las 9 de la noche. “Trabajo hasta las 9 de la noche todos los días de la semana. Así ha sido, por ejemplo, durante las 7-8 semanas”. O sea, ¡15 horas de trabajo para un niño de 7 años!

 J. Murria, un muchacho de 12 años, dice lo siguiente:

“Llevo moldes y giro la rueda. Vengo a las 6 y, a veces a las 4 de la mañana. Durante toda la noche pasada he trabajado hasta las 6 de esta  mañana. Anoche no me acosté. Anoche trabajaron conmigo 8 ó 9 chicos. Todos, salvo uno, han vuelto esta mañana. Me pagan 3 chelines y 6 peniques por semana. No cobro más cuando me quedo trabajando toda la noche. En la última semana he trabajado dos noches enteras”.

Decenas de testimonios señalan claramente el despiadado y criminal accionar del modo de producción capitalista. La explotación sin límites de los trabajadores los llevó a que su esperanza de vida al nacer se redujera en Inglaterra, para los trabajadores y sus familias, de los 50 años a los 37. El criminal sistema, que posee como único Dios al Dios Dinero, segó 13 años de la vida de millones de trabajadores en pos de obtener cada vez más plusvalía.

En El Capital, Marx señalas varios testimonios como, por ejemplo, el del Dr. J. T. Arledge, médico director del hospital de North Stafforshire:

“Como clase, los alfareros, hombres y mujeres. Representan… una población degenerada, física y moralmente. Son, por regla general, raquíticos, mal formados y a menudo de pecho deformado. Envejecen prematuramente y viven poco; flemáticos y anémicos, denuncian la debilidad de su constitución en los tenaces ataques de dispepsia, perturbaciones del hígado y los riñones, y reumatismo. Pero sobre todo padecen enfermedades del pecho, pulmonía, tisis, bronquitis y asma. Hay incluso una forma de asma propia de ellos y que se conoce con el nombre de asma o tisis del alfarero. La escrofulosis que ataca las amígdalas, los huesos y otras partes del cuerpo, es una enfermedad que padecen MÁS DE LAS DOS TERCERAS PARTES DE LOS ALFAEROS”.

Ese pan adulterado que mencionaba Marx, ese “pan de la locura”, que vendían los maestros panaderos o las pequeñas tiendas a los trabajadores, equivalía al 66% de la elaboración total de pan. Lo vendían a un precio menor (menos de la mitad del pan “bueno”), pero ello tampoco representaba una “ventaja” para el trabajador, pues como el Medio de Vida lo calculaba el capitalista, en ese medio de vida, el valor del pan que computaba el capitalista, era el del pan barato adulterado.

Hoy, casi 300 años después, se continúan con esa metodología para calcular el costo de la “canasta familiar” donde se incluyen productos de muy baja calidad y peligrosos para la salud. El monopolio no sólo disminuye la calidad en los productos de venta masiva (aceite que se evapora, pastas que se aglutinan, quesos que se disuelven en heladeras, harinas sucias, carnes con altísimo contenido de grasas, aguas con saborizantes dañinos, etc.) sino también disminuye la cantidad (la botella de litro pasa a ser de 950 cc; luego de 920 cc; más delante de 750 cc.; luego de 720 cc. Como norma general, las cantidades y calidades disminuyen y los precios se incrementan.     

Lo que observamos en el capitalismo es que, el trabajo necesario, relacionado con la reproducción de la fuerza de trabajo como han sido definidos por Marx y Engels, no se cumple, ni siquiera en la media de los ingresos por trabajador, ya que más de un integrante de una familia tipo debe vender su fuerza de trabajo para lograrlo. Tomemos como ejemplo los datos de nuestra realidad (INDEC junio 2016), en el total de los hogares (aproximadamente 13 millones conteniendo 3,4 de personas promedio en cada uno de ellos), trabajen uno o más personas, sus ingresos no superan los 14.000 pesos mensuales. Lo que significa, en base a la distribución desigual, que 9 millones de hogares, es decir, 29 millones de personas, perciben ingresos por debajo de la “línea de subsistencia básica”, debajo del trabajo necesario.

El Modo de Vida necesario y modesto, ajustado a los tiempos y lugares donde se vive, sólo puede cumplirse en una sociedad sin existencia de clases antagónicas, donde el excedente, es decir, el plusproducto producido por el plustrabajo, no se convierta en plusvalía y el trabajo necesario se convierta en sinónimo de salario, al inicio de la transición al socialismo ello se reflejará por hogares y, finalmente, por trabajador, lo que equivale a una mejora sustancial en la calidad de vida de él y de su familia.

Pues esa manera, si trabaja más de un trabajador por hogar, el ingreso de uno cubrirá el trabajo necesario y el de otro permitirá incrementar la calidad de vida. Lo que es razonable, ya que cada trabajo individual produce trabajo necesario y plustrabajo y si trabajan dos en una familia, lo producen los dos siendo, el de uno de ellos, suficiente para cubrir los gastos básicos necesarios de todos sus componentes. Se trata de un mundo equilibrado donde sobre una base de subsistencia lógica el mayor esfuerzo, sea en horas o en conocimiento, es base para lograr mejor calidad de vida.

No es así en el capitalismo, donde este fenómeno, el de que más de un miembro de la familia deba trabajar para sobrevivir, es consecuencia, además de la inequidad propia, del desarrollo de su Modo de Producción, donde se perfeccionan, dentro de los Medios de Producción, los Medios de Trabajo (instrumentos, herramientas, maquinarias, instalaciones, etc.) y donde ese perfeccionamiento se utiliza para incrementar la explotación. En El Capital Libro I, Tomo II, Carlos Marx señala:

“En cuanto la maquinaria permite prescindir de la fuerza muscular se convierte en medio para emplear obreros sin fuerza muscular o de desarrollo corporal incompleto, pero con mayor agilidad de miembros. Por eso, el trabajo de las mujeres y de los niños fue la primera palabra de la aplicación capitalista de la maquinaria. Este poderoso sustituto de trabajo y de obreros se transformó inmediatamente en un medio para aumentar el número de asalariados, colocando a todos los miembros de la familia, sin distinción de sexo ni edad, bajo el dominio inmediato del capital. El trabajo forzado al servicio del capitalista usurpó, no sólo el lugar de los juegos infantiles, sino también el trabajo libre dentro de la esfera doméstica, dentro de los límites morales, para la propia familia”.

Y Marx señala con claridad los cambios que se producen como consecuencia de que el capitalismo se apropia del conocimiento científico técnico, propiedad de la humanidad convertido por él en acelerador de la explotación y marca con claridad que el pago por la fuerza de trabajo, el salario, dista bastante de cubrir el gasto necesario de una familia para sobrevivir.

“EL VALOR DE LA FUERZA DE TRABAJO NO SE DETERMINABA YA POR EL TIEMPO DE TRABAJO NECESARIO PARA EL SUSTENTO DEL OBRERO ADULTO INDIVIDUAL, SINO POR EL REQUERIDO PARA MANTENER A LA FAMILIA OBRERA. AL LANZAR LAS MAQUINARIAS A TODOS LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA OBRERA SOBRE EL MERCADO DE TRABAJO, REPARTE EL VALOR DE LA FUERZA DE TRABAJO DEL HOMBRE ENTRE TODA SU FAMILIA. DE AHÍ QUE SE DESVALORICE SU FUERZA DE TRABAJO”.

Marx muestra un párrafo donde su autor escribe: “El aumento numérico de los obreros ha sido considerable, con la creciente sustitución del trabajo masculino por el femenino, y sobre todo del adulto por el infantil. Tres muchachas de 13 años, con salarios de 6 a 8 chelines semanales, han reemplazado a un hombre de edad madura con un salario que va de 18 a 45 chelines” (Th. De QUINCEY, The Logia of Political Economy, Londres, 1844).

Este “fenómeno” ha continuado hasta nuestros días y continuará durante el resto de existencia del capitalismo, sólo contenido, pero no eliminado, por la lucha de los trabajadores unidos y organizados. Esa superexplotación se comprueba fácilmente mediante el seguimiento de la evolución del denominado salario relativo, (salario del que ningún economista habla) que señala la parte (el porcentaje) de la riqueza total producida por el trabajador que es asignada a él como salario.

En el capitalismo esa “parte” va siempre reduciéndose, es SIEMPRE menor para el trabajador y es siempre mayor para el explotador. Ese proceso, de donde surge la plusvalía extraordinaria, contribuyó a la formación acelerada del monopolio y de la acumulación financiera parasitaria.

El trabajo necesario lleva un tiempo de trabajo necesario, el que constituye la parte de la jornada de trabajo durante la cual el trabajador reproduce el valor (real) de su fuerza de trabajo, es decir, reproduce el equivalente al valor de los medios de vida (de subsistencia) necesarios para el manteniendo de él mismo y de su familia.

Tiempo de trabajo.

Una empresa capitalista computa un tiempo de trabajo individual (propio), que es el que se invierte en elaborar una unidad del tipo de producción que ha seleccionado. Ese tiempo de trabajo individual depende del nivel tecnológico de los medios de trabajo que utiliza, de cómo ha organizado la producción, del grado de destreza de los trabajadores, de la intensidad del trabajo, etc.

La importancia de esta categoría radica en que el tiempo de trabajo individual puede colocarse por arriba o por abajo del tiempo de trabajo socialmente necesario.

No hay que confundir tiempo de trabajo necesario con el tiempo de trabajo socialmente necesario. Al primero ya lo definimos, al segundo agregaremos que se trata del tiempo que se necesita para elaborar una mercancía en condiciones de producción socialmente normales y es el que determina la magnitud del valor de las mercancías.

Las empresas capitalistas que producen una mercancía cuyo tiempo de trabajo individual es menor que el socialmente necesario, obtienen una ganancia mayor, que es definida como plusvalía extraordinaria.

En cambio, los que producen una mercancía sobre la base de un tiempo individual mayor que el socialmente necesario, obtienen resultados menores, pueden sufrir pérdidas y arruinarse. La imposibilidad de contar con las herramientas más eficaces por su elevado costo hace que las empresas pequeñas y medianas se coloquen por arriba del tiempo de trabajo necesario. Eso hace que se conviertan en presas fáciles de los monopolios, los que, en gran parte, las eliminan o las absorben. Los monopolios son devoradores de la propiedad privada como hemos venido observando en los últimos años. Es un proceso que se acelera y que convierte a miles de burgueses y pequeños burgueses (capas medias) en proletarios que mantienen dentro de su cerebro la ideología burguesa y en sus bolsillos el ingreso magro de un trabajador. El siguiente cuadro resume lo escrito

CUADRO II
N
Conceptos
Características
20%
40%
60%
80%
100%










1
Tiempo de trabajo socialmente necesario
media social






2
Tiempo de trabajo necesario
del trabajador


 xxx
 xxx 
 xxx 

3
Costo del Modo de Vida
trabajador y su familia






4
Tiempo de trabajo individual
de una empresa (+)






5
Tiempo de trabajo individual
de una empresa (-)






6
Salario medio
del trabajador






7
Plusvalía que surge del trabajo adicional
media social






8
Plusvalía extraordinaria
mayor "eficiencia"






9
Plusvalía menor
menor a la media social






10
Quiebra
Empresa con pérdida







En este cuadro tomamos como base 100 el tiempo de trabajo socialmente necesario (1). El tiempo de trabajo necesario lo fijamos (arbitrariamente) en el 40% del valor del producto (2); señalando que el resto del tiempo es trabajo adicional o plustrabajo (xxx) que se refleja en la plusvalía media señalada en (7). El costo del Modo de vida es, por definición, el valor que se cubre con el trabajo necesario, por lo tanto debe coincidir (3). El tiempo de trabajo individual de una empresa (+) es menor que el tiempo medio, por lo tanto obtendrá mejores resultados que se registran como plusvalía extraordinaria (8) y que es mayor que la plusvalía media (7). El salario medio de un trabajador no cubre el trabajo necesario. Ello significa que no puede mantener a su familia y para ello uno o dos o más de sus integrantes deben salir a trabajar para alcanzar con la suma de esos ingresos el precio del modo de vida necesario. Hay empresas que requieren más tiempo de trabajo que el socialmente necesario (5) y que se refleja en una menor plusvalía (9) que las coloca en desventaja y con la posibilidad de desaparecer o ser absorbidas (10) si no logran revertir esa tendencia (y, en general, no la pueden lograr). Es de remarcar que esas empresas perciben menor plusvalía (o ninguna), no por pagar mejores salarios (en general pagan peores), sino por que son ineficientes con relación a otras más poderosas que utilizan mejores medios de trabajo.

Tiempo de trabajo necesario y salario.

El salario es la expresión monetaria del valor (del precio) que el capitalista ha decidido pagar por la mercancía fuerza de trabajo que el trabajador le vende. Ese valor por la mercancía fuerza de trabajo no lo fija el vendedor como sucede con todas las demás mercancías, sino la fija el comprador, es decir, la fija el capitalista propietario de los medios de producción. Y es también una de las pocas mercancías que el comprador la paga (y no siempre) después de consumirla, de hacer uso de ella.

En general se habla de salario nominal, que equivale al cuanto dinero contante y sonante se percibe mensualmente; de salario real, que significa cuántas cosas se pueden comprar con esa cantidad de dinero. Y nada más. Sabemos que la mayoría de las veces se incrementa el salario nominal pero, a la vez, se reduce el real, es decir con más dinero en nuestro poder adquirimos menos bienes. Ello es causa de la carestía impresa por los grupos monopolistas formadores de precios, no de la inflación. A veces, hay períodos que al aumentar el salario nominal se logra aumentar el salario real, son períodos efímeros pero existen y han sido producto de las luchas de los trabajadores. Pero hay otro tipo de clasificación del salario, el salario relativo, del que nadie habla, ese salario es el que referencia a la riqueza que el trabajador produce con la parte que se le reconoce y esa parte es y será, en el capitalismo, SIEMPRE MENOR.

Vamos a trabajar con datos de la realidad para comprender mejor cómo la inequidad es la norma y no la excepción y es el salario el eje de la misma.

En el capitalismo la inequidad y la pobreza son estructurales, es decir, no podría existir si ellas no existieran. Surgen de la explotación del hombre por el hombre y de la propiedad privada de los grandes y sociales Medios de Producción. Las Relaciones de Producción capitalistas, a su vez, no sólo reproducen las mercancías consumidas, reproducen también la miseria existente. Ambas cosas en escala cada vez mayor como podemos constatar diariamente.

“Por tanto, cada día es más evidente que las relaciones de producción en que se desenvuelve la burguesía no presentan un carácter uniforme y simple sino un carácter doble: que en las mismas relaciones en que se producen riquezas, se produce también la miseria; que en las mismas relaciones en que se desarrollan las fuerzas productivas, existe también una fuerza productiva de represión; que estas relaciones no producen la riqueza burguesa, es decir, la riqueza de la clases burguesa, sino destruyendo continuamente la riqueza de los miembros integrantes de esa clase y produciendo un proletariado cada vez mayor”. (C. Marx: Miseria de la filosofía).

Antes de desarrollar el próximo cuadro reproducimos este pensamiento de un burgués, economista clásico, “honrado y laborioso”, que se llamó Bernad de Mandeville. Pensamiento que incorporara, por su valor y su claridad, Carlos Marx en El Capital:

“Donde la propiedad está suficientemente protegida sería más fácil vivir sin dinero que sin pobres, ¿pues quién haría el trabajo si no?... Igual que hay que salvar a los obreros de que mueran de hambre, no debieran recibir nada que valga la pena ahorrar. Sí, de vez en cuando, un individuo de la clase inferior, a fuerza de trabajo y privaciones, se alza sobre la situación en que se crió, nadie debe impedírselo; sí, ser frugal es indudablemente el plan más sabio para cualquier persona privada, para cualquier familia privada dentro de la sociedad; pero el interés de todas las naciones ricas está en que la mayor parte de los pobres no se haye jamás inactiva y, sin embargo, en que gasten todo lo que ganan… Quienes se ganan la vida con su trabajo diario no tienen nada que los incite a ser serviciales salvo sus necesidades, que es prudente moderar, pero que sería una locura curar. Lo único que puede hacer laborioso al hombre trabajador es un salario moderado. Uno demasiado escaso puede, según su temperamento, desanimarlo o desesperarlo, y uno demasiado alto hacerlo insolente y vago… De lo expuesto hasta ahora se deduce que una nación libre, donde no están permitidos los esclavos, la riqueza más segura estriba en disponer de una cantidad de pobres laboriosos. Aparte de ser la cantera inagotable que nutre la flota y el ejército, sin ellos no habría ningún disfrute ni el producto de ningún país sería valorizable. Para hacer feliz a la sociedad (que, naturalmente consta de los que no trabajan) y tener al pueblo contento incluso en condiciones pobres, es necesario QUE LA GRAN MAYORÍA SE MANTENGA EN LA IGNORANCIA Y EN LA POBREZA. El conocimiento amplía y multiplica nuestros deseos, y cuanto menos desee un hombre tanto más fácil será satisfacer sus necesidades”.

Los burgueses clásicos no mentías como los burgueses actuales. No hablaban de “pobreza cero” y de “revoluciones de alegría”. Poseían una clara consciencia de la clase a la que pertenecían.

Para el siguiente cuadro hemos seleccionados algunos indicadores económicos y sociales para incorporar en nuestros análisis.

CUADRO III
Población total (a junio 2016)
 44.000.000
100,0%

Población económica activa
 21.800.000
49,5%
Menores de 14 años
 11.000.000
25,0%

Población económica no activa
 11.200.000
25,5%
Mayores de 13 años
 33.000.000
75,0%

Mayores de 13 años
 33.000.000
75,0%
Cantidad de Hogares viviendas
 13.000.000
29,5%

Población Ocupada (PEA)
 19.700.000
90,4%
Personas por vivienda
             3,4
3,885

Población desocupada (PEA)
   2.100.000
9,6%







Población ocupada
 19.700.000
100,0%

Trabajadores en sector privado
   8.500.000
100,0%
Trabajadores registrados
 12.000.000
60,9%

Asalariados
   6.100.000
71,8%
Trabajadores no registrados
   7.700.000
39,1%

Monotributistas
   1.500.000
17,6%
No registrados sobre la PEA
   7.700.000
35,3%

Doméstico (casas particulares)
      450.000
5,3%
Ingreso mensual promedio
        10.771
netos

Autónomos
      450.000
5,3%
Monotributistas sociales
      400.000
2,0%

Trabajadores en sector público
   3.100.000
15,7%

Este cuadro muestra la composición de la población argentina a junio de 2016, tanto en la cantidad de habitantes, su distribución por edades, su ubicación laboral y el ingreso promedio. Utilizaremos esta información para continuar desarrollando las categorías “trabajo necesario” y “salario”. Las cifras han sido redondeadas. Por ejemplo: en trabajadores registrados el INDEC señaló 11.946.077 personas y aquí colocamos 12 millones. Sólo el ingreso mensual promedio se mantuvo sin ser redondeado.

Aquellos que tienen 14 años y más (mayores de 13 años) son 33 millones de personas que forman dos grupos: los que integran la denominada “población económicamente activa” (PEA) 21.800.000 personas y la NO activa (PNEA) 11.200.000 de los cuales, los “beneficiarios” de jubilaciones, pensiones contributivas y no contributivas se aproximan a los 8,5 millones.

La PEA, a su vez, está formada por dos grupos: la población ocupada donde se ubican 19.700.000 personas, el 60.9% registrado y el 39.1% no registrados; y la población desocupada integrada por los que buscan trabajo y no lo encuentran, que reúne a 2.100.000 desamparados, el 9.6% de la PEA.

El ingreso promedio por trabajador, registrado por el INDEC al 30 de junio del 2016, fue de 10.771 pesos, 8.329 pesos menos que la que sería equivalente al denominado trabajo necesario o Modo de Vida necesario, estimado en CUADRO I en pesos 19.100 netos.

Sabemos que la riqueza que se genera dentro del año proviene del NUEVO VALOR que se crea durante ese período. La mercancía que se produce contiene dos componentes: el viejo valor integrado por el capital constante y el nuevo valor integrado por el capital variable más la plusvalía.

* NUEVO VALOR = CAPITAL VARIABLE + PLUSVALÍA

* VIEJO VALOR = CAPITAL CONSTANTE

* VALOR DEL NUEVO BIEN = CAPITAL CONSTANTE + CAPITAL VARIABLE + PLUSVALÍA

Si consideramos la obtención de la riqueza en función del tiempo de trabajo aplicado para producir las mercancías, podemos señalar dos pasos: el tiempo de trabajo necesario (que produce el producto necesario) y el tiempo de trabajo adicional (plustrabajo que produce el plusproducto). De esa manera podemos afirmar que:

NUEVO VALOR = VALOR DEL TIEMPO DE TRABAJO NECESARIO + VALOR DEL TIEMPO DE TRABAJO ADICIONAL

Ya hemos observado que el Capital Variable (que es el destinado por el capitalista al pago de los salarios) no cubre el valor de trabajo necesario que surge del tiempo de trabajo necesario para lograr el producto necesario; es decir, no cubre el precio de las mercancías que debe comprar el trabajador para reproducir su fuerza productiva y mantener a su familia para poder perpetuarla.

Ello nos indica que la plusvalía obtenida por el capitalista se expande más allá del plusproducto (plusproducto que en el capitalismo se convierte en plusvalía) y toma parte del producto necesario, que forma parte del ingreso que debe tener el trabajador para su subsistencia y que también convierte en ganancias (plusvalía).

VALOR DEL TIEMPO DE TRABAJO NECESARIO = CAPITAL VARIABLE (SALARIO) MÁS UN PLUS.

PLUS = VALOR DEL TIEMPO DE TRABAJO NECESARIO MENOS CAPITAL VARIABLE (SALARIO)

PLUSVALÍA = VALOR DEL TIEMPO DE TRABAJO ADICIONAL MAS VALOR DEL TIEMPO DE TRABAJO NECESARIO MENOS CAPITAL VARIABLE (SALARIOS)

Con esa metodología el capitalismo obliga a que más de un trabajador trabaje y aporten sus salarios al grupo familiar (en la mayoría de los casos), no para mejorar la calidad de vida, sino para lograr los ingresos básicos que le permitan, al grupo, sobrevivir.

Es una forma fabulosa de incrementar la explotación, es también una forma fabulosa de anular al individuo, de quitarle el tiempo libre, de impedirle que piense. Pues no sólo deben trabajar más de un integrante de la familia, sino debe trabajar más cada uno de ellos. En nuestro país más de 6 millones de personas trabajan más de 45 horas semanales (sobreocupación horaria) y casi dos millones lo hacen en dos lugares, es decir, trabajan más de 12 horas por día.

Este “desarrollo” dentro del capitalismo lo observa claramente un economista burgués no vulgar, James Mill. Marx reproduce en El Capital un párrafo de su libro “Principios de Economía Política”

“Actualmente el producto del trabajo se distribuye en proporción inversa al trabajo, la mayor parte va a quienes nunca trabajan, la siguiente a aquellos cuyo trabajo es casi únicamente nominal, y de este modo, en escala decreciente, se va reduciendo la remuneración a medida que el trabajo va siendo más duro y desagradable, hasta llegar al trabajo corporal más agotador que ni siquiera puede contar con la seguridad de ganar para cubrir sus necesidades vitales”
   
Observemos el siguiente cuadro
  
CUADRO IV
Conceptos
 Mensual
 anual x 12,6
Ingreso promedio por persona ocupada
               10.771
                 135.715
Cantidad de personas ocupadas
         19.700.000
            19.700.000
Total de ingresos en pesos reales
 212.188.700.000
 2.673.577.620.000
Ingreso Trabajo necesario (ver cuadro I)
               19.100
                 240.660
Cantidad de personas ocupadas
         19.700.000
            19.700.000
Total de ingresos en pesos teóricos
 376.270.000.000
 4.741.002.000.000
Trabajo necesario convertido el plusvalía
                 8.329
                 104.945
Monto total de la sobreexplotación
 164.081.300.000
 2.067.424.380.000
PIB a PPA (FMI) al 31/12/15 (9,5 x u$s)
100,00%
 7.942.000.000.000
Total de ingresos en pesos reales
33,66%
 2.673.577.620.000
Plusvalía más parte del trabajo necesario
66,34%
 5.268.422.380.000
Trabajo necesario menos ingresos reales
26,03%
 2.067.424.380.000
Plusvalía teórica
40,30%
 3.200.998.000.000

Antes de analizar el cuadro IV vamos a repasar una serie de conceptos extraídos de El Capital:

“El valor de la fuerza de trabajo viene determinado por el valor de subsistencia habitualmente necesarios para el obrero medio. Aunque su forma puede variar, la masa de esos medios de subsistencia viene dada en una época determinada y, por tanto, ha de tratarse como magnitud constante. Lo que varía es el valor de esa masa. En la determinación del valor de la fuerza de trabajo entran, además, otro dos factores. De una parte los gastos de su desarrollo, que varían según el modo de producción; de otra, su diferencia natural, según sea masculina o femenina, madura o inmadura. El consumo de esas diversas fuerzas de trabajo, condicionado a su vez por el modo de producción, constituye una gran diferencia en los gastos de reproducción de la familia obrera y en el valor del varón adulto”.

Marx hace esos señalamientos por varios motivos: 1. era muy usual utilizar mano de obra infantil de manera intensiva; a esos niños, de 6 a 14 años, se les hacía trabajar jornadas de 14 y más horas, en especial horas nocturnas, y el pago era la mitad que la del varón adulto en igual tarea. 2. era también usual utilizar muchachas y mujeres en general, también con un salario por igual trabajo inferior a los 2/3 del varón adulto. 3. era usual usar para las tareas más mecanizadas personas con problemas mentales a los que se le pagaba la mitad o menos que al hombre sano por igual tarea. 4. finalmente, para el análisis, Marx resolvió abstraerse de las particularidades que no afectan al fenómeno y colocar al precio de la fuerza de trabajo nunca inferior a su valor, sabiendo que el valor de la fuerza de trabajo es (por trabajador) inferior al trabajo necesario. Así lo señala en El Capital:

“Partíamos del SUPUESTO de que la fuerza de trabajo se compra y se vende por su valor. Como el de cualquier otra mercancía, su valor se determina por el tiempo de trabajo necesario para su producción. Por tanto, si la producción de los MEDIOS DE SUBSISTENCIA diarios y normales del obrero requiere 6 horas, tendrá entonces que trabajar 6 horas diarias para producir diariamente su fuerza de trabajo o para reproducir el valor recibido en su venta”.

De esa manera, y sólo al efecto de simplificar en fenómeno que produce la formación de la plusvalía, Marx supone que medios de vida necesarios se cubrían con el salario. Y de esa misma manera Marx calcula la cuota de plusvalía en función del tiempo de trabajo necesario en relación con el tiempo de trabajo adicional.

La cuota de plusvalía en función del valor se calcula con la siguiente fórmula: Cuota de plusvalía igual a ganancia dividida por el capital variable utilizado para producirla multiplicado por cien. Si la ganancia es 500 y el capital variable destinado al pago de los salarios es 500, la cuota de plusvalía es del 100% (500/500*100).

La cuota de plusvalía en función del tiempo de trabajo, responde a la fórmula tiempo de trabajo adicional dividido tiempo de trabajo necesario multiplicado por 100. Si el trabajo necesario se logra en 6 horas y el adicional es tambien de 6 horas (jornada total 12 horas) la cuota de plusvalía es del 100% (6/6*100).

CUADRO V
Conceptos
Trabajo
Trabajo
Cuota de
Plusvalía
Características de la
tiempo de trabajo
necesario
Adicional
plusvalía
(ganancia)
forma de producir
Jornada de 16 horas
8
8
8/8*100
100%
Trabajo sin maquinarias
Jornada de 14 horas
4
10
10/4*100
250%
Trabajo con uso de máquinas
Jornada de 10 horas
4
6
6/4*100
100%
Trabajo empresas medianas
Jornada de 10 horas
3
7
7/3*100
233%
Trabajo empresas grandes
Jornada de 8 horas
3
5
5/3*100
167%
PYMES con maquinarias
Jornada de 8 horas
2
6
6/2*100
300%
Grandes con alta tecnología
Jornada de 8 horas
1
7
7/1*100
700%
Grandes robotizadas

El Cuadro I comienza con las primeras empresas capitalistas, las que iniciaron su producción agrupando artesanos en un lugar común sin existir aún una planificada división de trabajo y uso de herramientas comunes. En general las jornadas reales eran de 16 horas diarias y no muy productivas, de allí que se necesitara 8 horas para compensar el “desgaste” de la Fuerza de Trabajo para cubrir el Trabajo Necesario.

Muy rápidamente se incorpora gradualmente la máquina a la producción, después de haber transitado por la división del trabajo en fábrica, de esa manera se reduce el tiempo total a 14 horas a la vez que se reduce el tiempo de trabajo necesario a 4 horas. La razón es que, con el uso de las máquinas la producción se duplica, mientras que, la reducción del trabajo necesario permite ampliar el tiempo de trabajo adicional. De allí que la cuota de plusvalía pase del 100% al 250%, pero aún sobre limitados volúmenes de ventas.

Más adelante, y como consecuencia de las luchas y de la organización de los trabajadores en sindicatos clasistas, la jornada continúa reduciéndose, en nuestro ejemplo a 10 horas. Ello no repercute de igual manera en cada empresa: aquellas que no disponen de grandes capitales utilizan maquinarias de más baja productividad, de allí que alcancen (las que sobreviven) plusvalías menores, del 100% pero las grandes empresas, ya monopolistas, no sólo no reducen su cuota de plusvalía, sino que lograron un promedio del 233%, con, adicionalmente,  un incremento notable de los volúmenes de producción y ventas.

En la actualidad, y ya con una jornada de 8 horas arrancadas por medio de heroicas luchas, y siempre dentro de la esfera productiva, podemos señalar, al menos, tres sectores: el de las PYMES que operan con maquinarias de diversas épocas destinadas a producciones limitadas (167% = 1 a 2 veces sus masas salariales); la de las grandes empresas que operan con maquinarias nuevas de alto rendimiento y tecnología (300% = a 3 veces las masas salariales); y las grandes que han robotizado en alto grado la producción de mercancías, aumentando enormemente la productividad y logrando lo que se denomina plusvalía extraordinaria (700% = a 7 veces las masas salariales).

Síntesis

 CUADRO VI (sobre datos del cuadro IV)
Nuevo valor 2015  $ (PIB a PPA)
 Fuente
FMI 
7.942.000
millones 
 100%
836 MM  
1 u$s 9.5 

Trabajo Necesario
 Fuente
CIEYS 
4.741.002 

 59.7%



Salarios reales-capital variable
 Fuente
INDEC 
2.673.578 

 33.7%



Plusvalía Total
 Cálculo


 5.268.422
 66.3% 



Plusvalía del trabajo adicional
 Cálculo




 3.200.998
 40.3% 

Plusvalía del trabajo necesario
 Cálculo


 2.067.424
 26.0%




En este cuadro, ahora sobre datos de la realidad objetiva recogidos de las fuentes mencionadas y de los cálculos que de ellos emanan, mostramos el grado de explotación lleva adelante en nuestro país la Formación Económica-Social Capitalista.

Con una economía altamente concentrada en apenas mil empresas (de las 566.408 registradas), la mayoría extranjeras, podemos decir que el 80%, del 66.3% de la riqueza generada por la Fuerza de Trabajo de los trabajadores es apropiada por el capitalismo monopolista, es la ganancia total, es la plusvalía extra que obtienen mayoritariamente los grupos concentrados mientras muchas empresas, en especial PYMES mantienen muy bajos niveles de rentabilidad, en especial falsos, pues lo logran a través de operaciones en negro, tanto en la venta como en la compra de mercancías para reventa y en fuerza de trabajo.  En este tema hemos elaborado un detallado trabajo titulado LA ESTRUCTURA ECONÓMICA EN LA ARGENTINA” ¿En manos de quién están los Medios de Producción?

La cuota de plusvalía que surge de la relación de la plusvalía y el capital variable, que señala el grado de explotación a lo que son sometidos los trabajadores en nuestro país es la siguiente:

CUOTA DE PLUSVALÍA = PLUSVALÍA DIVIDIDO CAPITAL VARIABLE X 100

CUOTA DE PLUSVALÍA =  5.268.422.000.000 / 2.673.578.000.000 X 100 = 197,1%

Ello significa que, en nuestro país, cada tres pesos de riqueza que el trabajador genera, uno es para él y dos para el que no trabaja.