martes, 17 de febrero de 2015

NOSOTROS O ELLOS Nº 183

LOS MISERABLES (DÉCIMA PARTE)

Cuando los delincuentes vienen marchando

Escribimos en el número anterior:

“Cada vez está más claro porqué se suicida Nisman. Esperemos que se ex esposa, quien ante las cámaras prometió querer saber la verdad (y se supone cualquiera sea mientras sea la verdad), no se preste a esos juegos de los que lo inducen a suicidarse, con la asistencia de Lagomarsino quien, además de cobrar 41 mil pesos por mes sin trabajar, registra decenas de viajes al exterior, varios de ellos con el fiscal suicidado. Si Arroyo Salgado concurre a la marcha golpista, sus declaraciones de búsqueda de la verdad quedarán en un tacho de basura, si no lo hace, y asume la realidad tal como (lamentablemente sucede), habrá jugado un importante papel tanto como mujer, como madre y, en especial, como jueza. Lo sabremos pronto”.

Aún no sabemos si a la marcha de los fiscales corruptos y golpistas la jueza Arroyo Salgado concurrirá, pero ya contamos con otro triste antecedente, penoso antecedente, que nos indica hasta adonde pueden llagar las intrigas y las desviaciones a la verdad. En este caso se trata de los “peritos de parte”, de los que deben señalar si se investigó bien o no, los que deben señalar los posibles errores de la investigación, los que tienen la posibilidad de mantener esa especie de “incertidumbre” sobre la muerte del fiscal que se suicidó a efectos de que los operadores de la desestabilización antidemocrática puedan continuar su trabajo al servicio de dos potencias extranjeras y de los cipayos locales.

El papel de esos peritos no es menor, por lo tanto es esencial saber quienes son, saber si poseen, al menos, dos condiciones: profesionalidad y honestidad. Ambas, pues una sola dista mucho de alcanzar.

Podemos también señalar que, por su labor profesional, Arroyo Salgado, quién desea saber la verdad, conoce muy bien a los peritos de elije y, pensamos nosotros, que esa elección debería basarse en esas dos condiciones señaladas, como mínimo. ¿Será así?

En la madrugada del 15 de abril de 1977 es secuestrado, en su vivienda, Jacobo Timerman (director del diario La Opinión), en su casa donde vivía con su esposa y sus tres hijos. El comando “civil” que lo secuestró no dijo dónde lo llevaban, sino para qué lo llevaban: “para ser sometido a un interrogatorio”.

La familia los buscó y, 45 días después, el 25 de mayo del mismo año, logra ubicarlo en una alcaldía de la Policía Federal. Su hijo, hoy canciller acusado por Nisman, lo encontró llorando sin poder parar, lastimado (muy golpeado) y repitiendo “olvídense de mí, no me visiten más, rehagan sus vidas”.

Tres fueron los grupos identificados que participaron en las torturas que padeció Jacobo Timerman:

Uno, encabezado por el sanguinario coronel Ramón Camps con el apoyo “moral” del siniestro capellán Cristian Von Wernich, se “especializaba” en “estudiar” las actividades subversivas y el carácter subversivo de La Opinión, en especial por ser dirigido por un judío.

Otro, estaba constituido por un grupo “experto en economía”, que lo interrogaba sobre las “relaciones de los grupos económicos con la subversión, en especial, sus vinculaciones sobre el grupo Graiver.

Y otro grupo de “civiles” seleccionados por Camps, para dedicarse “al estudio de los artículos que se publicaban en La Opinión.

Los interrogatorios a los que fue sometido Jacobo Timerman incluyeron las torturas con picana y otros medios, la mala alimentación y falta de ella, la degradación (lo hacían dormir en una cucha de perros con reja y hacerle presenciar las sádicas torturas de otras personas.

Uno de los “interrogadores” fue el general Bartolomé Gallino, nombrado en una solicitada por los diarios Clarín, La Nación y La Razón del 19 de mayo de 1977, donde detallaban el traspaso de las acciones de papel Prensa.

Varios fueron los torturadores, pero el principal de todos fue el sanguinario Ramón Camps.

¿Qué tiene esto que ver con Arroyo Salgado? Mucho. Uno de los peritos de parte designado por la jueza es “el prestigioso médico forense” Osvaldo Raffo.  ¿Cumple este mediático “experto” con las dos condiciones? No podemos avanzar sobre la de “prestigioso médico” pero si sobre si es honesto o no. Partimos de una situación ya probada y comprobada, que son las torturas que Camps aplicó e hizo aplicar a Jacobo Timerman. Entonces lean esta carta que el “prestigioso médico forense” le envía al genocida Camps, reparen la fecha y el estilo, es textual:

Buenos Aires, 15 de julio de 1981.

Mi estimado General:

                                   Por información periodística he tomado conocimiento de que el señor JACOBO TIMERMAN, alega haber sido víctima de Apremios Ilegales en nuestro país. En ocasión de encontrarme en la Jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, me es ordenado su reconocimiento médico legal, constatando que al momento del examen, no presentaba signo alguno de violencia externas.

                                   Lo recuerdo como un hombre, con un cuadro clínico de buena salud orgánica, accesible al examen y al diálogo, de nivel intelectual elevado y actitud humilde y tímida. El mencionado TIMERMAN era tratado correctamente, y acorde a las disposiciones en vigencia en lo que concierne al reglamento de detenidos.

                                   La franca contradicción entre sus declaraciones y mis comprobaciones me plantean un problema de conciencia y de dignidad, que no puedo callar.

                                   Llegue a usted mi adhesión por intermedio de la presente.

                                   Dios Guarde al señor General

                                                                       Sigue la firma del perito de parte Osvaldo Raffo.

¿Alguno de ustedes cree que ese perito va a ser honesto? La jueza, ¿puede no saberlo? Dios guarde al señor PERITO”.

El otro perito, el supuesto “especialista en criminalística”,  es Daniel Salcedo. Aquí señalaremos lo que escribió Horacio Verbitsky el domingo 15 de febrero en Página 12, recomendando a los interesados que lean todo su extenso artículo, pero nos centraremos en este personaje:

La jueza Sandra Arroyo Salgado designó como peritos de parte al “prestigioso médico forense” Osvaldo Raffo y al “especialista en criminalística” Daniel Salcedo, según la calificación al uso en la perezosa prensa local. No es seguro que sepa quiénes son.

Protegido del ex jefe de la Policía Bonaerense Pedro Klodczik, Salcedo fue Superintendente de Policía Científica y Jefe de Policía y uno de los negociadores del contrato con la empresa francesa Sagem Securité para digitalizar los antecedentes personales, mediante el software y el hardware Automated Fingerprints Identification System (AFIS). Al retirarse pasó al otro lado del mostrador como representante del IAFIS Group, distribuidor de Sagem en la Argentina.

Salcedo está asociado en el grupo Kustos de seguridad con el vocal de la Asociación Empresaria (AEA) Teddy Karagozian.

Además de los negocios, es un hombre de convicciones ideológicas. Como Superintendente de Policía Científica, entregó parte de la capacitación de sus técnicos en criminalística y seguridad a la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA), una organización confesional conducida por Fray Aníbal Fosbery, que colaboró con el gobierno militar de 1976 a 1983 y que hoy objeta los juicios por los crímenes de entonces.

El primer peritaje que no halló rastros de pólvora ni de los materiales del fulminante en la mano del fiscal fue realizado en la sección Balística de la Policía Científica bonaerense, cuya Superintendente es la Comisaría Mayor Liliana A. Sivak, a quien Salcedo trajo desde Mar del Plata y con la que mantiene estrecho contacto.

También Horacio Verbitsky se refiere a Raffo y a la nota que arriba escribimos:

En 1981, el oficial principal Osvaldo Raffo le escribió al general Ramón Camps que sintió “un problema de conciencia y de dignidad” cuando supo que Jacobo Timerman denunció haber sido torturado. Él revisó a Timerman en la jefatura de policía y “no presentaba signo alguno de violencia externa”. Su tremenda descripción de Timerman es la de un hombre “de actitud humilde y tímida”, quien “era tratado correctamente”. Sólo asustado a golpes, Timerman podía parecer humilde y tímido.

El 19 de junio de 1984, ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, Raffo contó que además de revisarlo por orden del comisario Miguel Etchecolatz también asistió a un interrogatorio a Timerman. De inmediato advirtió el riesgo e intentó explicar que más que “un interrogatorio policial” le pareció “una plática entre personas, una conversación” sobre “política, cuestiones sociales y económicas”. En ese amable diálogo entre amigos que describe Raffo, a Timerman se le ocurrió contar “que había recibido cincuenta millones de dólares o cincuenta mil dólares, no puedo especificar, para la compra o venta de las máquinas de su diario”. (Cincuenta mil o cincuenta millones, para comprar o para vender,
Ojalá su peritaje en el caso Nisman sea algo más preciso).

Raffo también dijo que “no se somete a tortura a los detenidos en la policía de la Provincia de Buenos Aires” aunque casi todos alegan “haber sido objeto de malos tratos por razones especulativas”; se trata del “autolesionismo que se hace el delincuente o el pistolero”. En cambio dijo “haber visto cadáveres de personas detenidas en cárceles del pueblo, por guerrilleros, que estaban torturadas a golpes y con corriente eléctrica”.

Ante una pregunta respondió que “no le puedo dar nombres exactos”, porque “uno veía estas lesiones a las apuradas y no se hacía todo un informe médico legal”. Se consignaban “como si fueran de combate”. Una vez que “se tomaba conocimiento, se pasaba al jefe y todo se olvidaba porque había otras cosas importantes que hacer”.

Cuando la Cámara Federal de la Capital realizó el juicio que el Consejo Supremo demoraba, uno de los casos tratados en la causa 44/85 fue el de Jorge Rubinstein, abogado y apoderado de David Graiver, quien murió de un ataque al corazón en la mesa de torturas. Aunque el informe de la Morgue Policial de La Plata decía que “no se han encontrado violencias externas ni tampoco internas que planteen la presunta culpabilidad de terceros”, los fiscales Julio Strasera y Luis Moreno Ocampo dijeron que tres de los cinco médicos que efectuaron la autopsia ignoraban que Rubinstein se encontraba detenido.

Pero la Cámara desestimó la relación causal entre tortura y muerte basándose sólo en el informe de la autopsia. En el juicio del Circuito Camps que concluyó en diciembre de 2012, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N1 consideró probado que una intensa sesión de tormentos le provocó la muerte, a raíz de lo cual condenó a prisión perpetua al ex ministro de gobierno James Smart que autorizó esas torturas.

En su libro de 2014 La marca de la Infamia, la Madre de Plaza de Mayo de La Plata Adelina Alaye revela la identidad de los médicos policiales que participaron en aquella autopsia engañosa: uno de ellos era el Jefe del Cuerpo Médico de la Unidad Regional de San Martín, Osvaldo Raffo. La autopsia sólo dice: “Insuficiencia cardíaca aguda como consecuencia de su propia patología; que no se han encontrado violencias externas ni tampoco internas que planteen culpabilidad de terceros”. En forma insistente describe la cirugía de by pass que le habían realizado poco antes, el esternón abierto por la operación y los alambres de acero de la sutura. “El foco lo pusieron en el corazón enfermo. Once fotografías acompañan el informe, y varias de ellas contienen la aclaración de que no se observan signos de violencia externa”. Pero en el acta de la autopsia, el subcomisario instructor Martín Berruezo hace constar que Rubinstein murió en el “local policial” donde estaba “alojado”, de modo que los policías médicos sí sabían de antemano que ese cadáver era de un detenido y de dónde provenía.

Lo que no autopsiaron fueron los genitales, las muñecas y los tobillos, donde hubiera podido comprobarse que estuvo atado durante la tortura. Al aceptar el cargo de perito de Arroyo Delgado, Raffo dijo la semana pasada que “la autopsia es una continuación del examen del lugar del hecho”. No actuó con la misma sabiduría en 1977

¿Sabe Arroyo Salgado los peritos que designó? Puede que no lo supiera, pero el domingo no pudo desestimar este artículo y se debió enterar.

¿Qué haría una persona manifiesta públicamente que quiere saber la verdad y se entera que colocó a dos deshonestos probados en la investigación? ¿Dos mentirosos que fueron cómplice de los asesinatos de miles de personas? DEBERÍA ECHARLOS.  ¿Lo hizo? HASTA HOY NO y la marcha, convocada por los fiscales golpistas y encubridores de la verdad, es mañana. ¿IRÁ?

Vivimos en la etapa de degradación del sistema capitalista, donde todo es válido. Debemos rescatar los principios humanos Sociales e individuales, avasallados por el imperialismo.


Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
17/02/2015


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