NOSOTROS O ELLOS Nº 172
LAS CLASES SOCIALES (Cuarta parte)
Finalizábamos el número anterior con este resumen:
“Las clases antagónicas
fundamentales las crea el Modo de Producción, pero… ¿de dónde surgen las clases
no fundamentales? De la propia sociedad, señalando que esas clases no
fundamentales son transitorias dentro de las FES”.
“En la sociedad esclavista
existían, además de las dos clases antagónicas fundamentales
(esclavos-esclavistas) otras compuestas por campesinos libres, artesanos, mercaderes
(comerciantes que darían origen al capital comercial), usureros (que darían
origen al capital de préstamo) amen de una masa considerable de desclasados”.
También existían comunidades primitivas.
Complementamos este resumen con estas observaciones:
En la inicial etapa del esclavismo, el campesino libre o comunero libre
era dueño de sus instrumentos de trabajo, de una parcela de tierra, de su
ganado, de su vivienda, de sus semillas. Es decir, era propietario de los
medios de producción (Objetos y Medios de Trabajo – ver cuadro 1). El comunero
organizaba su propio trabajo, lo administraba y disponía de lo producido o
cosechado en su predio. Contribuía con el Estado naciente, ya sea con una parte
de lo obtenido, ya sea con trabajo en las tierras comunales.
También surgía, paralelamente, al artesano, que era dueño de sus
herramientas y materiales, y propietario de todo lo producido salvo la porción
que tributaba al Estado. Es decir, al igual que el campesino era propietario de
los Medios de Producción.
Pero, pese a que ambos eran pequeños productores, dueños de los Medios
de Producción y propietarios de lo que producían, se perfilaba, desde origen
una diferencia fundamental: mientras el campesino producía especialmente para
su consumo personal, el artesano lo hacía para el mercado, generando, con ello,
el intercambio: la
compra-venta. El gran desarrollo del artesanado estuvo
vinculado a la producción de armas y uniformes para las guerras entre ciudades
Estado.
La importancia de esta diferencia se manifiesta en el desarrollo de las
Fuerzas Productivas, las que encuentran un gran límite en la sociedad
esclavista. Hay más artesanos, hay más productos en un mercado muy limitado,
donde predomina el esclavo, que no puede poseer bienes propios.
Además, el esclavo, por su propia condición (y al inicio por su origen
guerrero), nunca se encontró interesado en producir, por lo tanto lo hacía bajo
castigo. A menudo huían, o se rebelaban, o destruían las herramientas. Para que
ello no ocurriera se los vigilaba, a los que huían se los “cazaba” dándole
muerte y a los que quedaban se les otorgaba herramientas pesadas y rústicas
para evitar que las destruyeran.
Resultaba obvio que las Fuerzas Productivas no podían crecer en ese
contexto en el que lo sumergía las Relaciones de Producción esclavistas.
Se fueron generando cambios con el correr de los siglos (el esclavismo,
mencionamos, ocupó aproximadamente 4.100 años). El artesanado crecía (pues
crecía el comercio y el intercambio) mientras gran parte del campesinado libre
se arruinaba, sea por malas cosechas o por deudas contraídas. Esta situación
fue aprovechada por el latifundista esclavista, el que fue reclutando a ese
campesinado, instalándolo en su tierra (incluso con la propia tierra del
campesino) para que la labrara para él. No era esclavo, era “libre”, pero
cuando la tierra se vendía, se la entregaba con el campesino como parte de la operación. Ese
campesino ya no era propietario de la tierra sino esclavo de la misma, se
encontraba atado al destino que el terrateniente le podía dar. En varias zonas
de Asia, en la Rusia zarista, por ejemplo, al campesino libre se lo despojaba
de la tierra por medios violentos y se pasaba a ella a los terratenientes, a la
Iglesia, al Zar y a sus altos funcionarios.
Con el transcurso del tiempo, ese campesino, siervo de la gleba, pasa a
constituirse como una clase antagónica fundamental. En el otro extremo, el
terrateniente esclavista se va convirtiendo en un señor feudal, incorporando a
su tierra, la tierra del campesino arruinado o despojado, y a éste mismo, con
su familia, sus herramientas y sus animales.
Y se producen los cambios. En la
FES feudal la explotación del campesino siervo se basaba en la coerción extraeconómica, de esa manera
los señores feudales recibían sus ingresos en forma de renta. El campesino
siervo poseía sus propias herramientas, pero no la tierra. Cuando el
terrateniente vendía la misma, en general, la vendía con los campesinos que en
ella habitaban.
El plusproducto que obtenía el campesino siervo se distribuía entre el
terrateniente de la tierra que trabajaba, el Estado y la Iglesia. Era , sin
dudas, un plusproducto mucho mayor que el obtenido de un esclavo y ello le
permitía enriquecer a esos tres sectores parasitarios y mancomunados.
Las Fuerzas Productivas encuentran en esta nueva FES, posibilidades
iniciales de desarrollarse. El campesino siervo, a diferencia del esclavo,
dispone de las herramientas, es propietario de las mismas. No sólo ya no tiene
lógica destruirlas, sino que se esfuerza por perfeccionarlas para lograr hacer
menos penoso su trabajo y obtener mejores resultados, ya que, una parte de esa
producción es para él y su familia. No obstante, su preocupación mayor era
poder quedarse en ese lugar, pues ser expulsado de la tierra era una condena a
la miseria y al hambre. Recomendamos que vean “El árbol de los suecos”, una muy demostrativa película sobre la
vida de una familia de campesinos siervos.
Habíamos mencionado que el artesanado crecía y ello era consecuencia de
que la población de las ciudades aumentaba paulatinamente. El artesanado
inicial poseía también tierra, pequeños predios que le servían para obtener una
parte de su sustento. Algunos, más hábiles o mejor ubicados, fueron creciendo y
organizándose en “gremios” o corporaciones, dándoles un impulso mayor al
comercio, impulso que luego, muchos años después, se revierte, ya que los
comerciantes comienzan a requerirles a los artesanos más productos de los que
ellos están en condiciones de producir.
Ese artesano que se fortalece, toma a su servicio (contratan) a
“aprendices” o a otros artesanos arruinados, los que reciben, por “sus
servicios” una pequeña paga en dinero. Se va gestando la formación de una nueva
clase social, que sólo puede consolidarse como tal, cuando la FES feudal sea
remplazada por la FES capitalista.
A modo de resumen:
En la sociedad feudal existían,
además de las dos clases antagónicas fundamentales (Señores feudales-Siervos de
la Gleba) otras compuestas por campesinos libres, artesanos, mercaderes
(comerciantes más activos que darían origen al capital comercial), usureros más
activos (que darían origen al capital de préstamo) amen de una masa
considerable de desclasados. Y surgía una dispersa masa de trabajadores
asalariados que aún no constituían una clase social especial.
En la FES capitalista, la
explotación del trabajador adquiere la forma de plusvalía, es decir, la parte
de la riqueza crea y que, disimuladamente,
no se le paga, que no integra el salario. El ciudadano es “libre”, puede elegir
dónde trabajar, donde ofrecer sus habilidades y conocimientos, a quién vender
su fuerza de trabajo, pero no le puede colocar un precio a esa venta. En el capitalismo, el salario relativo que
percibe cualquier trabajador, a medida que el tiempo transcurre y las fuerzas
productivas crecen, es siempre más pequeño.
Ello produce, en la sociedad mundial, un fenómeno como éste, sintetizado
claramente por uno de los grandes millonarios beneficiados por este sistema de
superexplotación: Warren Buffet, la considerada cuarta persona más rica del mundo,
poseedora de 62.000.000.000 dólares (62 mil millones), quien expresa con
claridad: “Hubo una lucha de clases en los últimos 20 años, y mi clase ganó”.
Eso se demuestra con estos contundentes datos: las 85 personas más ricas
del mundo poseen la misma cantidad de dinero que la mitad más pobre de la
humanidad, es decir:
3.600.000.000 personas poseen en conjunto tanto dinero
como…
85 personas, al 31 de marzo de 2014.
Uno se puede preguntar: ¿cómo es posible que tan pocas personas puedan
someter a tamaña multitud? El dominio
cultural es una parte de la explicación, a lo que sumamos esa característica de
“no pago disimulado” que posee la FES que enriquece a los
capitalistas y empobrece a los trabajadores.
La salida se encuentra en la lucha de clases pero con otro resultado,
uno que podamos decir que mi clase ganó y acabó con la explotación para siempre.
No tenemos dudas de que la división en clases afecta, no sólo a la vida
económica del ser humano, sino a la vida política y espiritual de la sociedad
toda.
Esto se demuestra también con estos contundentes datos tomados de la
UNICEF que denuncia:
19.000 niños mueren cada día por causas evitables (mala alimentación,
falta de agua potable, diarreas y carencia de vacunas). Otras estadísticas
hablan de 22 mil niños por día.
Son siete u ocho millones de
niños por año que mueren por haber “ganado” la lucha de clases los criminales
como Warren Buffet.
Pero no en todo el mundo: en las áreas donde los Warren Buffet perdieron
la lucha de clases, como en la bloqueada y asediada Cuba, que pese a ello
reduce la mortalidad infantil a un 4.5 por mil (una de las más bajas del
planeta); o en la
devastada China que en los últimos 30 años se recuperó,
pasando a ser la potencia más grande del mundo y reduce su mortalidad infantil
del 71 por mil en 1970 al 13 por mil en 2014; o como el agredido Vietnam, donde
el imperialismo norteamericano arrojó, en su pequeño territorio, más bombas
destructivas que en toda la Segunda
Guerra Mundial , arrojando, incluso,
toneladas de gases venenosos, y a pesar de ello reduce su mortalidad infantil
del 104 por mil en 1970 al 18 por mil en 2014; o como la enigmática Corea
del Norte, que continúa en guerra desde la década del 50, pues nunca los EEUU
firmaron la paz, y posee una mortalidad infantil menor al 10 por mil, las cosas
son distintas.
No hace falta poseer una mente como la de Paenza para calcular
las tendencias. Si en los países que se está construyendo el socialismo, la
mortalidad infantil baja drásticamente; si en países que ya no siguen los
dictados del imperialismo también baja, ¿quién envía a la muerte segura a 7 u 8
millones de niños por año? Cada vez mueren más niños por causas evitables y
cada año se reduce más y más la muerte de niños en los países que construyen el
socialismo. Entonces: ¿dónde mueren?
Pensemos que en los EEUU, hasta ayer la potencia económica más poderosa
del mundo, posee más de 12 millones de niños que no tienen atención médica y ya
más de 60 millones de pobres, en especial negros y latinos. Y que la mortalidad
materna coloca a los EEUU entre los 10 países del mundo en que la misma ha
crecido desde el 2003 hasta nuestros días; coloca a esta “potencia” junto a El
Salvador y Afganistán. ¿No es acaso un crimen que sólo 85 personas posean la
riqueza de 3.600 millones? Es más que un
crimen: es un genocidio. Pero lo más
lamentable es que es un genocidio no considerado como tal.
Pensemos que la desigualdad social en los EEUU se ha ido incrementando,
con menos ricos más ricos y más pobres más pobres, como lo demuestra el
coeficiente de Gini que señala la distribución del ingreso (donde 0 que
equivale a que todos reciben lo mismo, hasta 1 que equivale a que un solo
individuo recibe todo, considerándose que cuando ese coeficiente supera los
0,40 la situación social es potencialmente conflictiva).
Como dato adicional comparamos el coeficiente de GINI en Argentina con
el de los EEUU en una década, la de los años: 2003 y 2012:
2003 coeficiente
de Gini en Argentina 0.547 2012 coeficiente de Gini en Argentina
0.411
2003 coeficiente
de Gini en los EEUU 0.464 2012 coeficiente de Gini en los
EEUU 0.477
Además, esos criminales, que evadieron el pago de impuestos, sólo en el
año 2013, operando en “paraísos fiscales”, por más de 156 mil millones de
dólares y que en ese mismo año aumentaron sus ingresos en 668 millones de dólares diarios, todavía expresen, con tanta
hipocresía, una realidad: “mi clase ganó,” frase que señala
claramente lo que es el capitalismo como FES.
En la sociedad capitalista, además de las clases antagónicas
fundamentales (burgueses-proletarios) se mantienen señores feudales como
grandes terratenientes, pequeño burgueses, campesinos y otros diferentes grupos
sociales que no constituyen una clase social, pues pertenecen a alguna de las
mencionadas y que los equiparan como “capas” o “estamentos” algún factor común
(nivel cultural, nivel de ingresos, etc.) Entre éstos ubicamos a las mal
denominadas “clases medias”.
Las diferencias entre los grupos, capas o estamentos sociales poseen
caracteres muy diversos.
En la sociedad esclavista se habían desarrollados dos líneas: la
denominada democracia esclavista y la denominada aristocracia esclavista. Ambas
pertenecientes a una misma clase social, y, sin embargo, muy diferenciadas
entre sí en otros aspectos de la vida social y política.
En el feudalismo surgían notables diferencias entre los nobles, el clero
y los jefes militares, todos con privilegios supremos pero no iguales. Y
existían los denominados “pecheros”, que debían pagar “pechos” (tributos) a los
estamentos altos que estaban exentos de ellos (como nuestra Corte Suprema). Los
“pecheros” lo componían nobles de baja categoría, funcionarios, campesinos,
artesanos, comerciantes, usureros, etc.
En el capitalismo esas diferencias se elevan de manera exponencial. Es,
si lugar a dudas, de todas las Formaciones Económico-Social con clases sociales
antagónicas, la de mayor desigualdad. Nunca, ni el los 4100 años de esclavismo,
ni en los 1700 de feudalismo, se había dado una cosa igual a la que logró el
capitalismo en sólo 300 años: que 85 personas (¡el 0,0000011 de la población mundial!) obtuvieran más ingresos
que 3.600 millones (el 50% de la población mundial), en una tendencia que cada
año reduce más a ese grupo e incrementa más a los marginados, pero
exclusivamente en las áreas donde el imperialismo fija sus condiciones o domina
gobiernos títeres.
Pero esas diferencias no sólo se
reflejan en las clases antagónicas fundamentales, sino, y muy especialmente, reflejan
antagonismos dentro de la propia burguesía.
De esos antagonismos
escribiremos en el próximo número.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
03/01/2015 (el primero del año).
Próximo: Cómo devora el capitalismo a los capitalistas.
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