NOSOTROS O ELLOS Nº 139
LAS CAUSAS DE TODAS LAS COSAS.
De TALES a LENIN. Un repaso sobre la historia
de la Filosofía y los filósofos.
33. Las tres etapas: De Tales
a Lenin: Condillac - Kant
Condillac (1715-1780)
Se lo considera
como uno de los grandes hombres de la cultura del Siglo de las Luces. Un
estudioso que abandona los estudios teológicos para ingresar de lleno a la
filosofía, interesándose, especialmente, por las doctrinas de Locke y Newton.
En ese medio se relaciona con otras grandes personalidades como Diderot,
D’Alembert y Rousseau.
En 1758 fue acusado
de herejía y ateísmo y tuvo que irse de París, radicándose en Parma ejerciendo
una gran influencia en la intelectualidad italiana y siendo preceptor del hijo
del duque: Fernando de Bordón.
Después de una
década puede regresar a París dedicando sus últimos años a los estudios de
economía agraria y lógica.
¿Dónde y cómo nace el conocimiento?
“El conocimiento
deriva de la experiencia, las facultades humanas (memoria, inteligencia), nacen
y se desarrollan exclusivamente a partir de las sensaciones”. “Para conocer el
mundo, basta con tocarlo” (materialismo sensualista).
La hipótesis de la estatua:
“Suponemos un ser
organizado interiormente como nosotros pero cerrado hacia el exterior, literalmente
recubierto de mármol, e imaginemos que lo dotamos primeramente sólo del olfato,
luego del tacto y así, progresivamente, de los demás sentidos”.
“Creemos que
debemos comenzar por el olfato, ya que de todos los sentidos es el que menos
parece contribuir al conocimiento del espíritu humano”. “Bastaría tan sólo con
que la estatua percibiera el perfume de una rosa para que se generara en ella
la atención y la memoria”
“Incluso poseyendo
únicamente el sentido del tacto, la estatua sería capaz de percibir la
resistencia y solidez de los cuerpos. Basándose en esos parámetros sería capaz
de distinguir objetos diferentes. El tacto y la movilidad de la mano son
suficientes para construir una representación del ambiente. Aún utilizando
únicamente el tacto la estatua puede comprender la diferencia entre ella y el
mundo, presentarse como individuo y hacerse una idea de los objetos
circundantes”.
“El principal
objeto de esta obra (Tratado de las sensaciones) es mostrar cómo todos los
conocimientos y todas nuestras facultades proceden de los sentidos. O, por
decirlo de manera más exacta, de las
sensaciones, porque verdaderamente los sentidos no son más que la causa
ocasional”.
“Los sentidos no
sienten: es el alma sola la que siente con la ayuda de los órganos, y de las
sensaciones que la modifican obtiene todos sus conocimientos y todas sus
facultades. Esta investigación puede contribuir infinitamente al progreso del
arte de razonar”.
“Pero se me
objetará que todo está dicho, puesto que desde Aristóteles se viene repitiendo
que nuestros conocimientos proceden de los sentidos. Aristóteles, estamos de
acuerdo, es uno de los mayores genios de la antigüedad… Ignoro cuál es la razón
que empujó a Aristóteles a asentar su principio sobre el origen de nuestros
conocimientos, pero lo que sí sé es que no nos ha dejado ninguna obra donde
esté desarrollado este principio. Y también sé, por otra parte, que Aristóteles
procuraba ser totalmente contrario a las opiniones de Platón”.
Sensualismo:
Cualquier contenido de la mente es un producto más o
menos refinado de las sensaciones. El conocimiento se reduce al sentir y a las
operaciones de transformación que la mente realiza sobre los contenidos de la percepción. Lo que
llamamos memoria no es sino el cotejo entre esas sensaciones y las precedentes.
Fantasía: su libre composición. Gusto y juicio: la constatación de su efecto
benéfico o perjudicial. Inteligencia: su reestructuración en nuevas y creativas
representaciones.
Obras:
“Ensayo sobre el
origen de los conocimientos humanos”, “Tratado de las sensaciones”, “Tratado de
los animales”
Este filósofo
deísta francés, sensualista y economista, opinaba que el valor de una mercancía
está determinado por su utilidad. En El Capital, Libro I – Tomo I – páginas 214
y 215 Marx se refiere a él así:
“Tras las tentativas de quienes se esfuerzan por
presentar la circulación de mercancías como fuente de plusvalía, se esconde,
casi siempre, un quid pro quo, una confusión de valor de uso y valor de cambio.
Así sucede, por ejemplo, con Condillac:
“Es falso que en el intercambio de mercaderías se cambien
valores iguales. Cada uno de los dos contratantes da siempre un valor menor por
otro mayor… En efecto, si se cambiases siempre los mismos valores, ninguno de
los contratantes obtendría una ganancia. Pero los dos ganan, o debieran ganar.
¿Por qué? El valor de las cosas estriba sencillamente en su relación con
nuestras necesidades…”
“Es evidente que Condillac no sólo confunde el valor de
uso y el valor de cambio, sino que, procediendo de un modo verdaderamente
pueril, atribuye a una sociedad basada en un régimen desarrollado de producción
de mercancías un estado de cosas en que el productor produce directamente sus
medios de subsistencia y sólo lanza a la circulación lo que le sobra después de
cubrir sus necesidades, el excedente.”
Los representantes
del idealismo clásico alemán eran los ideólogos de la burguesía revolucionaria
de aquella época. Sin embargo, su ideología reflejaba las condiciones
específicas del desarrollo de Alemania, que por aquel entonces, en comparación
con los demás países de Europa Occidental, era el más atrasado, económica y
políticamente. El régimen feudal continuó existiendo en Alemania durante el
siglo XVIII y a principios del XIX.
El desarrollo de
Alemania adquirió, por eso, un carácter pequeño burgués que, en lo fundamental,
se conservó todavía durante la primera mitad del siglo XIX. La burguesía
alemana, a diferencia de la francesa, enérgica y revolucionaria entonces, era
floja y tímida.
Impotente en la
práctica, sólo pudo contemplar lo que las demás naciones hacían. El burgués
alemán se distinguía, según expresión de Marx, por sus “pequeños asuntillos y
sus grandes ilusiones”.
Durante ese período
surge en Alemania una pléyade de escritores que figuran entre los más grandes
de la literatura mundial (Goethe, Schiller, Lessing, etc.), y de la filosofía
(Kant, Fichte, Schelling, Hegel, etc.).
La filosofía
clásica alemana fue la cumbre del ascenso del pensamiento burgués. Pero jamás
fue consecuente en las conclusiones que de su doctrina dialéctica se derivaban.
El desarrollo de la
revolución burguesa francesa, su carácter de masas y el terror jacobino
acobardaron a la burguesía alemana, empujándola hacia el campo de la reacción,
hacia el compromiso con el feudalismo.
Esto lo reflejaron en su desarrollo los representantes de la filosofía
alemana.
Incluso Hegel, que
desde la posición del idealismo cultivó más consecuentemente el método
revolucionario: la dialéctica, se convirtió, durante la época de la reacción, en
el filósofo reconocido del absolutismo prusiano.
Kant (1724-1804)
Es considerado el
mayor filósofo de la época moderna. Nació en Konisberg, ciudad de Prusia Oriental. Allí estudió es un
colegio religioso hasta 1741 donde ingresa a la universidad a estudiar
filosofía, matemática y física.
Por razones
económicas debe dejar los estudios y trabajar. Se emplea como preceptor de
familias nobles. En 1756 obtiene un cargo modesto de profesor en la universidad
de su ciudad, de donde nunca quiso irse rechazando numerosos y prestigiosos
cargos ofrecidos en otros centros de estudios. Se dedicó esencialmente al
estudio y a la investigación, decidiendo mantenerse célibe para que nada
interfiriera en su decisión.
¿De qué se puede tener certeza?
“Dos cosas llenan
el espíritu de admiración y reverencia siempre nuevas y crecientes, cuanto más
frecuentemente y por más tiempo se detiene el pensamiento en ellas: el cielo estrellado y la constatación de la
fuerza de la ley moral interior”.
“Ambas cosas no
tengo que buscarlas más allá de donde alcanza mi mirada, envuelta en la
oscuridad, ni tampoco en lo trascendente; debo, simplemente, presumirlas: las
veo ante mí e inmediatamente las conecto con la conciencia de mi existir”.
“La primera
comienza por el lugar que ocupo en el mundo sensible exterior, y extiende la
conexión en la que me encuentro a inconmensurables grandezas en las que hay
mundos sobre mundos y sistemas de sistemas; y además de eso, a los tiempos
ilimitados de su movimiento periódico, de su inicio y de duración”.
“La segunda parte
de mi yo invisible, de mi personalidad, y me representa en un mundo que posee
una infinita verdad, aunque perceptible sólo por el intelecto, y con el que
(más, por ello, también con todos esos mundos visibles al mismo tiempo) me
reconozco en una conexión no simplemente accidental, como en el primer caso,
sino universal y necesaria.
¿Puede la razón analizarse a sí misma?
“Hay que recurrir a
la razón para que asuma nuevamente la más ardua de sus tareas –es decir, el
conocimiento de sí misma- y establezca un tribunal que la tutele en sus justas
pretensiones, pero que quite del medio las privadas de fundamento y que no lo
hagan arbitrariamente, sino según sus leyes eternas e inmutables. Y este
tribunal no es otro que la misma crítica de la razón pura”.
¿Puede la filosofía del conocimiento convertirse en una
verdadera ciencia?
“Debo pensar que el
ejemplo de las matemáticas y de la física, que son hoy lo que son gracias a una
revolución tan inmediata como radical, sea lo bastante digno de atención como
para reflexionar sobre el punto esencial del cambio de método, que tan
provechoso les ha sido a ambas disciplinas, y para imitarlo aquí –o intentarlo
al menos-, por cuanto nos permite hacerlo la analogía de las mismas con la
metafísica (en tanto que conocimientos racionales)”. La filosofía debe renovarse siguiendo ese ejemplo es lo señalado.
¿Cuál es la tendencia espontánea de la mente en el ámbito
cognoscitivo?
La razón humana
debe proceder a una autocrítica, estableciendo de una vez por todas cuáles son
los límites de su radio de acción. “De ello deriva la idea de una ciencia
especial, que bien podría tomar el nombre de Crítica de la razón pura.
“En efecto, la razón es la facultad que nos da los principios del
conocimiento a priori. Razón pura es,
por lo tanto, aquella que contiene los principios para conocer cualquier cosa
puramente a priori; un órgano de la
razón pura sería un conjunto de principios según los cuales todos los
conocimientos también a priori pueden
adquirirse y poner efectivamente en acto”.
“Una ciencia
concebida de tal modo no debiera ser denominada doctrina, sino tal sólo crítica
de la razón pura; y su utilidad respecto a la especulación sería, en realidad,
sólo negativa, ya que más que para ampliarla, serviría, simplemente, para
purificar nuestra razón liberándola de los errores, lo que ya supone un gran
beneficio”.
¿En qué consiste el espacio y el tiempo?
Espacio y tiempo no
son realidades, sino esquemas mentales.
“El espacio no
representa ninguna propiedad de las cosas, ni en sí mismas ni en sus relaciones
mutuas; es decir, ninguna propiedad inherente a los objetos mismos y capaz de
subsistir, una vez hecha abstracción de todas las condiciones subjetivas de la
intuición”…
“El espacio no es
más que la forma de todos los fenómenos de los sentidos externos, es decir, la
condición subjetiva de la
sensibilidad. Sólo en esa condición nos será posible alcanzar
la intuición externa”.
“El tiempo no es
algo que exista por sí mismo o sea inherente a las cosas como su determinación
objetiva, es decir, algo que subsista una vez hecha abstracción de todas las
condiciones subjetivas de su intuición”.
“El tiempo no es
más que la forma del sentido interno: esto es, del instruirnos a nosotros
mismos y a nuestro estado interno. El tiempo es la condición formal a priori de
todos los fenómenos en general”.
¿Cómo funciona la percepción?
En toda sensación
hay un “a priori”. El mundo en sí no cambia, pero si la mente humana cambiase,
si, por ejemplo, el hombre estuviese dotado de órganos perceptivos diferentes a
los que posee, viviríamos en un mundo distinto, para nosotros, del actual.
“El efecto de un
objeto sobre la capacidad representativa, en tanto resultamos afectados, es la sensación.
La intuición que se refiere al objeto mediante una sensación
se llama empírica. El objeto
indeterminado de una intuición empírica toma el nombre de fenómeno”.
“Llamo materia en
el fenómeno a aquello que corresponde a la sensación. A lo que,
en cambio, hace que la multiplicidad del fenómeno pueda ser ordenada en
relaciones concretas, llamo formas del
fenómeno”.
¿Se puede demostrar la existencia de Dios con argumentos
racionales?
“San Anselmo había
intentado inferir la existencia de Dios como consecuencia lógica de su
naturaleza perfecta, según la idea de que un ser absolutamente perfecto no
puede estar privado del atributo de la existencia.
Sin embargo, ese
razonamiento presenta un gran error; no es posible afirmar la existencia de un
objeto basándose en la idea que de él tenemos, aún cuando le atribuyamos el
carácter de la perfección absoluta”. No
hay teología “racional” pues es una “ciencia imposible”. Ello no significa que
Dios no existe, sino tan sólo que no puede probarse.
¿Existe un solo tipo de belleza? ¿En qué se basa el
juicio estético?
El juicio de
belleza es para Kant una de las dos modalidades del placer estético, la otra
modalidad es la valoración de lo sublime,
término atribuible a todo lo desmesurado, ilimitado y, por lo tanto,
emocionante y asombroso (la erupción de un volcán, la potencia de un huracán,
la profundidad de un abismo).
“Lo bello concuerda
con lo sublime en que ambos gustan por sí mismos. Además, ambos también no
presuponen ni un juicio determinante del intelecto, sino un juicio de
reflexión”.
¿Es posible eliminar la guerra? ¿En qué condiciones se
podría alcanzar una paz perpetua?
“No se trata de
saber si la paz perpetua es algo real o un sinsentido, ni si nos engañamos o no
en nuestros juicios cuando aceptamos el primer caso”.
“Debemos actuar
basándonos en ella como si se tratase de algo posible –aunque de seguro no lo
es-. Y en vistas a este objetivo, establecer la constitución (quizás el
republicanismo de todos los Estados tomados en conjunto y en particular), que
juzguemos como la más apta para regirnos y para poner fin a estas guerras
impías hacia las que todos los Estados, sin excepción, han dirigido hasta ahora
sus instituciones internas, como si se tratase de un fin supremo”. La paz debe ser una idea reguladora que sea
guía de la conducta de los políticos.
¿Cuál es la mejor forma de Estado? ¿La agresividad humana
hace la guerra inevitable?
“El estado de paz
entre hombres que viven unos junto a otros no es un estado natural, sino más
bien un estado de guerra. Aunque no siempre estallan las hostilidades, existe,
sin embargo, la constante amenaza de que suceda”.
“En primer lugar,
la constitución está fundada según los principios de la libertad de los
miembros de una sociedad (en cuanto hombres); en segundo lugar, según los
principios de dependencia de todos de una única legislación común (en cuanto
súbditos); en tercer lugar, según la ley de su igualdad (en cuanto ciudadanos).
La única constitución que deriva de la idea del contrato original, sobre el que
toda legislación jurídica del pueblo debe fundarse, es la republicana”.
¿En qué consiste la ley moral?
Un comportamiento
puede llamarse moral cuando puede ser universalizado; es decir, cuando es fiel
a una norma que supera el caso concreto, la utilidad o el interés
personal. En el plano de la ética, la
psique tiende espontáneamente a relativizar y justificar mediante
consideraciones particulares y acciones específicas que en la teoría se niegan.
Pero si un comportamiento entra en el imperativo
categórico, pudiendo ser universalizado como ley general, no es negociable
y deberá, sin duda, ser puesto siempre en acto.
El imperativo categórico en cuatro casos:
Primer caso:
“Debido a una serie
de males sufridos que han terminado por llevarle a la desesperación, un hombre
siente un gran disgusto por la
vida. Pero aún se halla en posesión de su razón, por lo que
puede preguntarse si quitarse la vida constituye o no una violación del deber
hacia sí mismo”.
“Se pregunta
entonces si la máxima de su acción podría convertirse en ley universal natural.
Su máxima sería: por amor a mi mismo,
establezco el deber de poder abreviar mi vida desde el momento en que,
prolongándola, puedo esperar más males que satisfacciones. Retrataría ahora
de saber sólo si ese principio del amor a sí mismo podría convertirse en una
ley universal natural”
“Sin embargo, se
advierte de inmediato que en una naturaleza semejante, cuya norma es destruir
la vida misma basándose justamente en esa sentimiento cuya especial función es
instar al desarrollo de la vida, sería una contradicción consigo misma y no
podría subsistir como naturaleza”.
Segundo caso:
“A otro individuo,
la necesidad le obliga a pedir dinero prestado. Aunque sabe que no podrá
devolverlo, sabe también que no se lo prestarán si no se compromete seriamente
a devolverlo en una fecha determinada. Él sentirá un gran deseo de cumplir con
su promesa, pero aún le quedará suficiente conciencia como para preguntarse si
no está prohibido y si es contrario al deber el tratar de salvar su necesidad
de esa manera”.
“Sin embargo, suponiendo
que tomase semejante decisión, la máxima de su acción significaría: cuando me encuentro en una situación de
necesidad económica pido dinero prestado prometiendo devolverlo, aunque sé que
no lo haré. Pues bien, es muy posible que este principio del amor a sí mismo o
de la propia necesidad esté ligado a mi futuro bienestar, pero por el momento
la cuestión es: ¿es esto justo? Yo transformo, entonces, la exigencia del amor
a sí mismo en una ley universal y me hago la siguiente pregunta: ¿qué sucedería
si mi máxima se convirtiera en ley universal?
Tercer caso:
“Un tercer
individuo se siente en posesión de un ingenio tal, que cualquier aplicación que
hiciese del mismo podría convertirle en un hombre útil en muchos aspectos. Pero
como disfruta de una posición acomodada, prefiere abandonarse al placer antes
que esforzarse en extender y perfeccionar sus felices aptitudes naturales. No
obstante, se pregunta si su máxima de descuidar los dones naturales, que es en
sí misma acorde a su tendencia al goce, concuerda igualmente bien con lo que se
llama deber”.
“Ahora bien: el ve
claramente que, pese a una ley universal como ésa, sin duda una naturaleza
podría aún subsistir, incluso cuando el hombre dejase arruinar su talento sin
pensar más que en conducir su vida en pos del ocio, del placer, de la
propagación de la especie; del goce, en suma. Pero él no puede, en absoluto,
desear que eso se convierta en ley universal de la naturaleza, o que ello sea
innato en nosotros como instinto natural”.
Cuarto caso:
“Finalmente, un
cuarto individuo a quien la suerte le sonríe, razona de este modo al ver luchar
a los hombres (a quienes podría ayudar) con grandes dificultades: ¿Qué me importa? Que cada uno sea tan feliz
como al Cielo le plazca o como le dicte su propio entender. Yo jamás le
sustraeré la mínima parte de lo que tiene; al contrario, nunca le envidiaré.
Simplemente, no siento que deba contribuir”.
“Y si tal manera de
pensar se convierte en una ley universal de la naturaleza, la especie humana
podría sin duda subsistir, en mejores condiciones que cuando se habla
continuamente de simpatía y de benevolencia y se afana incluso en practicarlo
llegado el caso; pero luego, al contrario, en cuanto se da la ocasión se engaña
y se trafica con el derecho de los hombre o se les daña de cualquier otro
modo”.
“Pero, aun cuando
fuese posible la existencia de una ley universal natural conforme a esa máxima,
sigue siendo imposible pretender que un principio semejante valga
universalmente como ley de la naturaleza. Porque cualquier voluntad que
adoptase esa actitud estaría en contradicción consigo misma, en tanto podrían
darse casos en los que este hombre pueda tener necesidad del amor y simpatía de
los demás; por consiguiente, en esos casos, no tendría la menor esperanza de obtener
la ayuda que desea por imposición de la misma ley que su propia voluntad ha
establecido”.
Kant es considerado
como uno de los filósofos más importante
de la época moderna. Comenzó con el estudio de las ciencias naturales. Es muy
importante la hipótesis cosmogónica de Kant-Laplace donde se señala que los
planetas del sistema solar tuvieron su origen de una nebulosa primaria,
produciendo un fuerte impacto (aún cuando Kant “reconocía” la existencia de
Dios) a las religiones contemporáneas.
Kant intentó de
conciliar materialismo e idealismo y trató de combinar distintas filosofías
contradictorias entre sí. Era dualista: por un lado actuaba como materialista
(“Fuera de nosotros existen cosas que excitan nuestros órganos de los sentidos
y nos producen sensaciones”). Por otro lado las denominaba “cosas en sí” que
son incognoscibles e inasequibles a la razón humana (“la consciencia no puede
conocer, sino que construye el objeto de la cognición”). La creación de
categorías lógicas como causa-efecto; necesidad, casualidad, posibilidad y
realidad son sólo válidas para el entendimiento –afirmaba- “esos conceptos no
reflejan la realidad”.
Lenin señaló que esas
contradicciones se manifestaban en su fórmula donde “el hombre da las leyes a
la naturaleza y no ésta al hombre”. Sus ideas dialécticas eran importantes. Con
relación a las contradicciones Kant afirmaba que no son inherentes al mundo
material sino, exclusivamente, a la razón humana. El entendimiento no puede
resolver la finitud o infinitud del mundo y por ello son incapaces de conocer
el mundo objetivo. Tampoco pueden resolver la cuestión de Dios y la
inmortalidad del alma. De esa manera Kant se afirma más como idealista y
agnóstico, conservando la fe y la religión y limitando el conocimiento
científico.
El mismo lo
confiesa expresando: “Me vi obligado a limitar la esfera del saber para dejar
lugar a la fe”. Aún así sus aportes fueron de vital importancia: la hipótesis
cosmogónica, la aptitud cognoscitiva de la razón humana, el sistema de
categorías lógicas y las ideas dialécticas lo comprueban.
Criticismo:
Consiste en someter a crítica los resultados de la propia
actividad mental y de toda la experiencia humana en general a efectos de
establecer sus límites, validez y posibilidad. La mente debe vigilarse a sí
misma e inspeccionar sus propias elaboraciones a fin de mantener bajo control
determinadas tendencias naturales de la psique; principalmente, la propensión a
generalizar casos concretos formulando leyes universales de valor metafísico.
A priori/a posteriori:
A priori es todo juicio elaborado sin recurrir a la experiencia. Este
cuerpo tiene un peso (es a priori pues no hay ningún cuerpo que carezca de
peso). A posteriori surge como consecuencia de una experiencia particular: este
cuerpo es muy pesado.
Juicios sintéticos a priori:
Son afirmaciones (juicios) tan fecundas que pueden
emplearse como axiomas de partida del saber científico (ejemplo: el principio
causa-efecto, el axioma de que todo en el
mundo tiene una causa).
Espacio y tiempo:
Son dos formas sintéticas a priori de la percepción. No son
realidades absolutas ni extrañas al hombre, ni tampoco hábitos subjetivos, sino
dos esquemas mentales que estructuran íntimamente la psique humana. Son
universales pues se encuentran presentes del mismo modo en todos los hombres de
todas las épocas.
Crítica de la razón pura:
Aplicación del principio del criticismo a las facultades cognoscitivas de la mente. Análisis
general de la validez y los límites de la razón humana considerada de
modo puro, es decir, no en el
ejercicio de su aplicación, sino en sus estructuras esquemáticas a priori, independientemente de
cualquier experiencia concreta.
Sublime:
En el campo de la estética es el juicio de belleza sobre
objetos de por sí impresionantes, desmesurados, capaces de suscitar no una
impresión de armonía, sino también de potencia, miedo o dolor sin límites. Existe
un sublime matemático (la contemplación de la infinitud numérica) y un sublime
natural: la observación de los aspectos asombrosos de la naturaleza (los
huracanes, las altas montañas, los abismos, etc.) que el hombre busca movido
por su propia naturaleza.
“En el desarrollo
de la filosofía de Kant se distinguen dos periodos: el “pre crítico”, hasta
principios de los 90, cuando aparece su libro “Critica a la razón pura”, y el
“crítico”. Tanto en el uno como en el otro, Kant concilia el materialismo y la
ciencia con el idealismo y la religión”…
“Sin embargo, entre
la primera y posterior etapa de su actividad filosófica hay una diferencia
notable. En la primera dedica su principal atención a las ciencias naturales:
el aspecto materialista de su filosofía durante ese período está expresado con
mucha mayor fuerza que en el periodo posterior (continuador de Demócrito,
Epicuro y Lucrecio). Durante los años siguientes, Kant traslada su atención
fundamental a la teoría del conocimiento, y entonces es cuando comienza a
predominar la base idealista de su filosofía”.
“Al entendimiento
le son inherentes, según Kant, doce categorías apriorísticas, sobre cuya base
se establecen en la naturaleza las leyes que los rigen. Kant da la siguiente
tabla de categorías:
I CANTIDAD: 1)
unidad; 2) pluralidad; 3) totalidad
II CALIDAD: 1)
realidad; 2) negación; 3) limitación
III RELACION: 1)
dependencia e independencia; 2) causa y efecto; 3) acción mutua
IV MODALIDAD: 1)
posibilidad e imposibilidad; 2) ser y no ser; 3) necesidad y casualidad
“Afirma que esas
categorías son solamente condiciones de nuestra conciencia. Un fenómeno aparece
como causa y otro como efecto, no porque así suceda en el mundo objetivo, sino
porque nuestra conciencia, gracias a la categoría apriorística de la
casualidad, establece esta relación entre aquellos dos fenómenos”
Al respecto, en
Materialismo y empiriocriticismo, Lenin señala: “…al reconocer el carácter
apriorístico del espacio, del tiempo, de la casualidad, etc. Kant encamina su
filosofía hacia el idealismo”.
“Kant establece
metafísicamente una diferencia entre el entendimiento y la “razón pura”. Si el
entendimiento se refiere directamente a las representaciones visibles, la razón
unifica las formas del entendimiento en principios generales. La razón,
aspirando a la unidad en la experiencia de todo lo cognoscible, trata de
traspasar las fronteras de los fenómenos que sólo son asequibles al conocimiento
humano, y salir al mundo de las “cosas en sí”.
La tentativa
constante de la razón de juzgar las cosas en sí que son para ella
incognoscibles, la conduce a la contradicción, a la antinomia, a la ilusión. Kant llama
dialéctica a esas ilusiones, y concibe cuatro antinomias de la “razón pura”.
- El mundo tiene un
principio en el tiempo y es limitado en el espacio. ### El mundo no tiene
principio en el tiempo y es infinito en el espacio
- Sólo existe lo simple y
lo que está compuesto de lo simple. ### En el mundo no hay nada simple.
- Existe no sólo la
casualidad de acuerdo con la ley de la naturaleza, sino también la
libertad. ### No existe ninguna libertad; todo se realiza conforme a la
ley de la naturaleza.
- Existe inconvertiblemente
un ser necesario, o sea, dios, como causa del mundo. ### No existe ningún
ser absolutamente necesario como causa del mundo.
"Estas
contradicciones son para Kant insolubles. A su juicio cada una de las dos
afirmaciones contradictorias puede, igual que su contraria, ser demostradas
lógicamente. Kant estima, por consiguiente, las antinomias como subjetivas e
ilusorias, insolubles. Limita metafísicamente el número de las antinomias a
cuatro.
Estos razonamientos
de Kant no son dialécticos, sino lógicos-formales. Pero el mayor merito de Kant
estriba en haber planteado y destacado el problema de las contradicciones.
Kant, como lo señala Lenin, quitó de la dialéctica la “arbitrariedad aparente”.
Kant llamó la
atención sobre el hecho de que la contradiccionalidad dialéctica es inevitablemente
inherente al pensamiento racional. Este aspecto fue posteriormente desarrollado
por Fichte y sobre todo por Hegel.
Obras:
“Historia natural
universal y teoría general del cielo”, “El fuego”, “El único argumento posible
para una demostración de la existencia de Dios”, “Observaciones sobre el
sentimiento de lo bello y lo sublime”, “Crítica de la razón pura”, “Metafísica
de las costumbres”, “Crítica de la razón práctica”, “Crítica del juicio”, “La
religión en los límites de la simple razón”, “Para una paz perpetua”.
Oscar Natalichio
Centro de Estudios Económicos y
Sociales (CIEYS)
Julio: mes de nuestra
independencia colonial
Próximo capítulo:
34. Las tres etapas: De Tales
a Lenin: Fichte – Schelling.
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