martes, 15 de julio de 2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 139

LAS CAUSAS DE TODAS LAS COSAS.

De TALES a LENIN. Un repaso sobre la historia de la Filosofía y los filósofos.

33. Las tres etapas: De Tales a Lenin: Condillac - Kant


Condillac (1715-1780)

Se lo considera como uno de los grandes hombres de la cultura del Siglo de las Luces. Un estudioso que abandona los estudios teológicos para ingresar de lleno a la filosofía, interesándose, especialmente, por las doctrinas de Locke y Newton. En ese medio se relaciona con otras grandes personalidades como Diderot, D’Alembert y Rousseau.

En 1758 fue acusado de herejía y ateísmo y tuvo que irse de París, radicándose en Parma ejerciendo una gran influencia en la intelectualidad italiana y siendo preceptor del hijo del duque: Fernando de Bordón.

Después de una década puede regresar a París dedicando sus últimos años a los estudios de economía agraria y lógica.

¿Dónde y cómo nace el conocimiento?

“El conocimiento deriva de la experiencia, las facultades humanas (memoria, inteligencia), nacen y se desarrollan exclusivamente a partir de las sensaciones”. “Para conocer el mundo, basta con tocarlo” (materialismo sensualista).

La hipótesis de la estatua:

“Suponemos un ser organizado interiormente como nosotros pero cerrado hacia el exterior, literalmente recubierto de mármol, e imaginemos que lo dotamos primeramente sólo del olfato, luego del tacto y así, progresivamente, de los demás sentidos”.

“Creemos que debemos comenzar por el olfato, ya que de todos los sentidos es el que menos parece contribuir al conocimiento del espíritu humano”. “Bastaría tan sólo con que la estatua percibiera el perfume de una rosa para que se generara en ella la atención y la memoria”

“Incluso poseyendo únicamente el sentido del tacto, la estatua sería capaz de percibir la resistencia y solidez de los cuerpos. Basándose en esos parámetros sería capaz de distinguir objetos diferentes. El tacto y la movilidad de la mano son suficientes para construir una representación del ambiente. Aún utilizando únicamente el tacto la estatua puede comprender la diferencia entre ella y el mundo, presentarse como individuo y hacerse una idea de los objetos circundantes”.

“El principal objeto de esta obra (Tratado de las sensaciones) es mostrar cómo todos los conocimientos y todas nuestras facultades proceden de los sentidos. O, por decirlo de manera más exacta, de las sensaciones, porque verdaderamente los sentidos no son más que la causa ocasional”.

“Los sentidos no sienten: es el alma sola la que siente con la ayuda de los órganos, y de las sensaciones que la modifican obtiene todos sus conocimientos y todas sus facultades. Esta investigación puede contribuir infinitamente al progreso del arte de razonar”.

“Pero se me objetará que todo está dicho, puesto que desde Aristóteles se viene repitiendo que nuestros conocimientos proceden de los sentidos. Aristóteles, estamos de acuerdo, es uno de los mayores genios de la antigüedad… Ignoro cuál es la razón que empujó a Aristóteles a asentar su principio sobre el origen de nuestros conocimientos, pero lo que sí sé es que no nos ha dejado ninguna obra donde esté desarrollado este principio. Y también sé, por otra parte, que Aristóteles procuraba ser totalmente contrario a las opiniones de Platón”.


Sensualismo:
Cualquier contenido de la mente es un producto más o menos refinado de las sensaciones. El conocimiento se reduce al sentir y a las operaciones de transformación que la mente realiza sobre los contenidos de la percepción. Lo que llamamos memoria no es sino el cotejo entre esas sensaciones y las precedentes. Fantasía: su libre composición. Gusto y juicio: la constatación de su efecto benéfico o perjudicial. Inteligencia: su reestructuración en nuevas y creativas representaciones.

Obras:
“Ensayo sobre el origen de los conocimientos humanos”, “Tratado de las sensaciones”, “Tratado de los animales”

Este filósofo deísta francés, sensualista y economista, opinaba que el valor de una mercancía está determinado por su utilidad. En El Capital, Libro I – Tomo I – páginas 214 y 215 Marx se refiere a él así:

“Tras las tentativas de quienes se esfuerzan por presentar la circulación de mercancías como fuente de plusvalía, se esconde, casi siempre, un quid pro quo, una confusión de valor de uso y valor de cambio. Así sucede, por ejemplo, con Condillac:

“Es falso que en el intercambio de mercaderías se cambien valores iguales. Cada uno de los dos contratantes da siempre un valor menor por otro mayor… En efecto, si se cambiases siempre los mismos valores, ninguno de los contratantes obtendría una ganancia. Pero los dos ganan, o debieran ganar. ¿Por qué? El valor de las cosas estriba sencillamente en su relación con nuestras necesidades…” 

“Es evidente que Condillac no sólo confunde el valor de uso y el valor de cambio, sino que, procediendo de un modo verdaderamente pueril, atribuye a una sociedad basada en un régimen desarrollado de producción de mercancías un estado de cosas en que el productor produce directamente sus medios de subsistencia y sólo lanza a la circulación lo que le sobra después de cubrir sus necesidades, el excedente.”

Los representantes del idealismo clásico alemán eran los ideólogos de la burguesía revolucionaria de aquella época. Sin embargo, su ideología reflejaba las condiciones específicas del desarrollo de Alemania, que por aquel entonces, en comparación con los demás países de Europa Occidental, era el más atrasado, económica y políticamente. El régimen feudal continuó existiendo en Alemania durante el siglo XVIII y a principios del XIX.

El desarrollo de Alemania adquirió, por eso, un carácter pequeño burgués que, en lo fundamental, se conservó todavía durante la primera mitad del siglo XIX. La burguesía alemana, a diferencia de la francesa, enérgica y revolucionaria entonces, era floja y tímida.

Impotente en la práctica, sólo pudo contemplar lo que las demás naciones hacían. El burgués alemán se distinguía, según expresión de Marx, por sus “pequeños asuntillos y sus grandes ilusiones”.

Durante ese período surge en Alemania una pléyade de escritores que figuran entre los más grandes de la literatura mundial (Goethe, Schiller, Lessing, etc.), y de la filosofía (Kant, Fichte, Schelling, Hegel, etc.).

La filosofía clásica alemana fue la cumbre del ascenso del pensamiento burgués. Pero jamás fue consecuente en las conclusiones que de su doctrina dialéctica se derivaban.

El desarrollo de la revolución burguesa francesa, su carácter de masas y el terror jacobino acobardaron a la burguesía alemana, empujándola hacia el campo de la reacción, hacia el compromiso con el feudalismo.  Esto lo reflejaron en su desarrollo los representantes de la filosofía alemana.

Incluso Hegel, que desde la posición del idealismo cultivó más consecuentemente el método revolucionario: la dialéctica, se convirtió, durante la época de la reacción, en el filósofo reconocido del absolutismo prusiano.

Kant (1724-1804)

Es considerado el mayor filósofo de la época moderna. Nació en Konisberg,  ciudad de Prusia Oriental. Allí estudió es un colegio religioso hasta 1741 donde ingresa a la universidad a estudiar filosofía, matemática y física.

Por razones económicas debe dejar los estudios y trabajar. Se emplea como preceptor de familias nobles. En 1756 obtiene un cargo modesto de profesor en la universidad de su ciudad, de donde nunca quiso irse rechazando numerosos y prestigiosos cargos ofrecidos en otros centros de estudios. Se dedicó esencialmente al estudio y a la investigación, decidiendo mantenerse célibe para que nada interfiriera en su decisión.

¿De qué se puede tener certeza?

“Dos cosas llenan el espíritu de admiración y reverencia siempre nuevas y crecientes, cuanto más frecuentemente y por más tiempo se detiene el pensamiento en ellas: el cielo estrellado y la constatación de la fuerza de la ley moral interior”.

“Ambas cosas no tengo que buscarlas más allá de donde alcanza mi mirada, envuelta en la oscuridad, ni tampoco en lo trascendente; debo, simplemente, presumirlas: las veo ante mí e inmediatamente las conecto con la conciencia de mi existir”.

“La primera comienza por el lugar que ocupo en el mundo sensible exterior, y extiende la conexión en la que me encuentro a inconmensurables grandezas en las que hay mundos sobre mundos y sistemas de sistemas; y además de eso, a los tiempos ilimitados de su movimiento periódico, de su inicio y de duración”.

“La segunda parte de mi yo invisible, de mi personalidad, y me representa en un mundo que posee una infinita verdad, aunque perceptible sólo por el intelecto, y con el que (más, por ello, también con todos esos mundos visibles al mismo tiempo) me reconozco en una conexión no simplemente accidental, como en el primer caso, sino universal y necesaria.

¿Puede la razón analizarse a sí misma?

“Hay que recurrir a la razón para que asuma nuevamente la más ardua de sus tareas –es decir, el conocimiento de sí misma- y establezca un tribunal que la tutele en sus justas pretensiones, pero que quite del medio las privadas de fundamento y que no lo hagan arbitrariamente, sino según sus leyes eternas e inmutables. Y este tribunal no es otro que la misma crítica de la razón pura”.

¿Puede la filosofía del conocimiento convertirse en una verdadera ciencia?

“Debo pensar que el ejemplo de las matemáticas y de la física, que son hoy lo que son gracias a una revolución tan inmediata como radical, sea lo bastante digno de atención como para reflexionar sobre el punto esencial del cambio de método, que tan provechoso les ha sido a ambas disciplinas, y para imitarlo aquí –o intentarlo al menos-, por cuanto nos permite hacerlo la analogía de las mismas con la metafísica (en tanto que conocimientos racionales)”. La filosofía debe renovarse siguiendo ese ejemplo es lo señalado. 

¿Cuál es la tendencia espontánea de la mente en el ámbito cognoscitivo?

La razón humana debe proceder a una autocrítica, estableciendo de una vez por todas cuáles son los límites de su radio de acción. “De ello deriva la idea de una ciencia especial, que bien podría tomar el nombre de Crítica de la razón pura.

En efecto, la razón es la facultad que nos da los principios del conocimiento a priori. Razón pura es, por lo tanto, aquella que contiene los principios para conocer cualquier cosa puramente a priori; un órgano de la razón pura sería un conjunto de principios según los cuales todos los conocimientos también a priori pueden adquirirse y poner efectivamente en acto”.

“Una ciencia concebida de tal modo no debiera ser denominada doctrina, sino tal sólo crítica de la razón pura; y su utilidad respecto a la especulación sería, en realidad, sólo negativa, ya que más que para ampliarla, serviría, simplemente, para purificar nuestra razón liberándola de los errores, lo que ya supone un gran beneficio”.

¿En qué consiste el espacio y el tiempo?

Espacio y tiempo no son realidades, sino esquemas mentales.

“El espacio no representa ninguna propiedad de las cosas, ni en sí mismas ni en sus relaciones mutuas; es decir, ninguna propiedad inherente a los objetos mismos y capaz de subsistir, una vez hecha abstracción de todas las condiciones subjetivas de la intuición”…

“El espacio no es más que la forma de todos los fenómenos de los sentidos externos, es decir, la condición subjetiva de la sensibilidad. Sólo en esa condición nos será posible alcanzar la intuición externa”.

“El tiempo no es algo que exista por sí mismo o sea inherente a las cosas como su determinación objetiva, es decir, algo que subsista una vez hecha abstracción de todas las condiciones subjetivas de su intuición”.

“El tiempo no es más que la forma del sentido interno: esto es, del instruirnos a nosotros mismos y a nuestro estado interno. El tiempo es la condición formal a priori de todos los fenómenos en general”.

¿Cómo funciona la percepción?

En toda sensación hay un “a priori”. El mundo en sí no cambia, pero si la mente humana cambiase, si, por ejemplo, el hombre estuviese dotado de órganos perceptivos diferentes a los que posee, viviríamos en un mundo distinto, para nosotros, del actual.

“El efecto de un objeto sobre la capacidad representativa, en tanto resultamos afectados, es la sensación. La intuición que se refiere al objeto mediante una sensación se llama empírica. El objeto indeterminado de una intuición empírica toma el nombre de fenómeno”.

“Llamo materia en el fenómeno a aquello que corresponde a la sensación. A lo que, en cambio, hace que la multiplicidad del fenómeno pueda ser ordenada en relaciones concretas, llamo formas del fenómeno”.

¿Se puede demostrar la existencia de Dios con argumentos racionales?

“San Anselmo había intentado inferir la existencia de Dios como consecuencia lógica de su naturaleza perfecta, según la idea de que un ser absolutamente perfecto no puede estar privado del atributo de la existencia.

Sin embargo, ese razonamiento presenta un gran error; no es posible afirmar la existencia de un objeto basándose en la idea que de él tenemos, aún cuando le atribuyamos el carácter de la perfección absoluta”. No hay teología “racional” pues es una “ciencia imposible”. Ello no significa que Dios no existe, sino tan sólo que no puede probarse.

¿Existe un solo tipo de belleza? ¿En qué se basa el juicio estético?

El juicio de belleza es para Kant una de las dos modalidades del placer estético, la otra modalidad es la valoración de lo sublime, término atribuible a todo lo desmesurado, ilimitado y, por lo tanto, emocionante y asombroso (la erupción de un volcán, la potencia de un huracán, la profundidad de un abismo).

“Lo bello concuerda con lo sublime en que ambos gustan por sí mismos. Además, ambos también no presuponen ni un juicio determinante del intelecto, sino un juicio de reflexión”.

¿Es posible eliminar la guerra? ¿En qué condiciones se podría alcanzar una paz perpetua?

“No se trata de saber si la paz perpetua es algo real o un sinsentido, ni si nos engañamos o no en nuestros juicios cuando aceptamos el primer caso”.

“Debemos actuar basándonos en ella como si se tratase de algo posible –aunque de seguro no lo es-. Y en vistas a este objetivo, establecer la constitución (quizás el republicanismo de todos los Estados tomados en conjunto y en particular), que juzguemos como la más apta para regirnos y para poner fin a estas guerras impías hacia las que todos los Estados, sin excepción, han dirigido hasta ahora sus instituciones internas, como si se tratase de un fin supremo”. La paz debe ser una idea reguladora que sea guía de la conducta de los políticos. 

¿Cuál es la mejor forma de Estado? ¿La agresividad humana hace la guerra inevitable?

“El estado de paz entre hombres que viven unos junto a otros no es un estado natural, sino más bien un estado de guerra. Aunque no siempre estallan las hostilidades, existe, sin embargo, la constante amenaza de que suceda”.

“En primer lugar, la constitución está fundada según los principios de la libertad de los miembros de una sociedad (en cuanto hombres); en segundo lugar, según los principios de dependencia de todos de una única legislación común (en cuanto súbditos); en tercer lugar, según la ley de su igualdad (en cuanto ciudadanos). La única constitución que deriva de la idea del contrato original, sobre el que toda legislación jurídica del pueblo debe fundarse, es la republicana”.


¿En qué consiste la ley moral?

Un comportamiento puede llamarse moral cuando puede ser universalizado; es decir, cuando es fiel a una norma que supera el caso concreto, la utilidad o el interés personal.  En el plano de la ética, la psique tiende espontáneamente a relativizar y justificar mediante consideraciones particulares y acciones específicas que en la teoría se niegan. Pero si un comportamiento entra en el imperativo categórico, pudiendo ser universalizado como ley general, no es negociable y deberá, sin duda, ser puesto siempre en acto.

El imperativo categórico en cuatro casos:

Primer caso:

“Debido a una serie de males sufridos que han terminado por llevarle a la desesperación, un hombre siente un gran disgusto por la vida. Pero aún se halla en posesión de su razón, por lo que puede preguntarse si quitarse la vida constituye o no una violación del deber hacia sí mismo”.

“Se pregunta entonces si la máxima de su acción podría convertirse en ley universal natural. Su máxima sería: por amor a mi mismo, establezco el deber de poder abreviar mi vida desde el momento en que, prolongándola, puedo esperar más males que satisfacciones. Retrataría ahora de saber sólo si ese principio del amor a sí mismo podría convertirse en una ley universal natural”

“Sin embargo, se advierte de inmediato que en una naturaleza semejante, cuya norma es destruir la vida misma basándose justamente en esa sentimiento cuya especial función es instar al desarrollo de la vida, sería una contradicción consigo misma y no podría subsistir como naturaleza”.

Segundo caso:

“A otro individuo, la necesidad le obliga a pedir dinero prestado. Aunque sabe que no podrá devolverlo, sabe también que no se lo prestarán si no se compromete seriamente a devolverlo en una fecha determinada. Él sentirá un gran deseo de cumplir con su promesa, pero aún le quedará suficiente conciencia como para preguntarse si no está prohibido y si es contrario al deber el tratar de salvar su necesidad de esa manera”.

“Sin embargo, suponiendo que tomase semejante decisión, la máxima de su acción significaría: cuando me encuentro en una situación de necesidad económica pido dinero prestado prometiendo devolverlo, aunque sé que no lo haré. Pues bien, es muy posible que este principio del amor a sí mismo o de la propia necesidad esté ligado a mi futuro bienestar, pero por el momento la cuestión es: ¿es esto justo? Yo transformo, entonces, la exigencia del amor a sí mismo en una ley universal y me hago la siguiente pregunta: ¿qué sucedería si mi máxima se convirtiera en ley universal?

Tercer caso:

“Un tercer individuo se siente en posesión de un ingenio tal, que cualquier aplicación que hiciese del mismo podría convertirle en un hombre útil en muchos aspectos. Pero como disfruta de una posición acomodada, prefiere abandonarse al placer antes que esforzarse en extender y perfeccionar sus felices aptitudes naturales. No obstante, se pregunta si su máxima de descuidar los dones naturales, que es en sí misma acorde a su tendencia al goce, concuerda igualmente bien con lo que se llama deber”.

“Ahora bien: el ve claramente que, pese a una ley universal como ésa, sin duda una naturaleza podría aún subsistir, incluso cuando el hombre dejase arruinar su talento sin pensar más que en conducir su vida en pos del ocio, del placer, de la propagación de la especie; del goce, en suma. Pero él no puede, en absoluto, desear que eso se convierta en ley universal de la naturaleza, o que ello sea innato en nosotros como instinto natural”.

Cuarto caso:

“Finalmente, un cuarto individuo a quien la suerte le sonríe, razona de este modo al ver luchar a los hombres (a quienes podría ayudar) con grandes dificultades: ¿Qué me importa? Que cada uno sea tan feliz como al Cielo le plazca o como le dicte su propio entender. Yo jamás le sustraeré la mínima parte de lo que tiene; al contrario, nunca le envidiaré. Simplemente, no siento que deba contribuir”.

“Y si tal manera de pensar se convierte en una ley universal de la naturaleza, la especie humana podría sin duda subsistir, en mejores condiciones que cuando se habla continuamente de simpatía y de benevolencia y se afana incluso en practicarlo llegado el caso; pero luego, al contrario, en cuanto se da la ocasión se engaña y se trafica con el derecho de los hombre o se les daña de cualquier otro modo”.    

“Pero, aun cuando fuese posible la existencia de una ley universal natural conforme a esa máxima, sigue siendo imposible pretender que un principio semejante valga universalmente como ley de la naturaleza. Porque cualquier voluntad que adoptase esa actitud estaría en contradicción consigo misma, en tanto podrían darse casos en los que este hombre pueda tener necesidad del amor y simpatía de los demás; por consiguiente, en esos casos, no tendría la menor esperanza de obtener la ayuda que desea por imposición de la misma ley que su propia voluntad ha establecido”.

Kant es considerado como uno de los  filósofos más importante de la época moderna. Comenzó con el estudio de las ciencias naturales. Es muy importante la hipótesis cosmogónica de Kant-Laplace donde se señala que los planetas del sistema solar tuvieron su origen de una nebulosa primaria, produciendo un fuerte impacto (aún cuando Kant “reconocía” la existencia de Dios) a las religiones contemporáneas.

Kant intentó de conciliar materialismo e idealismo y trató de combinar distintas filosofías contradictorias entre sí. Era dualista: por un lado actuaba como materialista (“Fuera de nosotros existen cosas que excitan nuestros órganos de los sentidos y nos producen sensaciones”). Por otro lado las denominaba “cosas en sí” que son incognoscibles e inasequibles a la razón humana (“la consciencia no puede conocer, sino que construye el objeto de la cognición”). La creación de categorías lógicas como causa-efecto; necesidad, casualidad, posibilidad y realidad son sólo válidas para el entendimiento –afirmaba- “esos conceptos no reflejan la realidad”. 

Lenin señaló que esas contradicciones se manifestaban en su fórmula donde “el hombre da las leyes a la naturaleza y no ésta al hombre”. Sus ideas dialécticas eran importantes. Con relación a las contradicciones Kant afirmaba que no son inherentes al mundo material sino, exclusivamente, a la razón humana. El entendimiento no puede resolver la finitud o infinitud del mundo y por ello son incapaces de conocer el mundo objetivo. Tampoco pueden resolver la cuestión de Dios y la inmortalidad del alma. De esa manera Kant se afirma más como idealista y agnóstico, conservando la fe y la religión y limitando el conocimiento científico.

El mismo lo confiesa expresando: “Me vi obligado a limitar la esfera del saber para dejar lugar a la fe”. Aún así sus aportes fueron de vital importancia: la hipótesis cosmogónica, la aptitud cognoscitiva de la razón humana, el sistema de categorías lógicas y las ideas dialécticas lo comprueban.

Criticismo:
Consiste en someter a crítica los resultados de la propia actividad mental y de toda la experiencia humana en general a efectos de establecer sus límites, validez y posibilidad. La mente debe vigilarse a sí misma e inspeccionar sus propias elaboraciones a fin de mantener bajo control determinadas tendencias naturales de la psique; principalmente, la propensión a generalizar casos concretos formulando leyes universales de valor metafísico.

A priori/a posteriori:
A priori es todo juicio elaborado sin recurrir a la experiencia. Este cuerpo tiene un peso (es a priori pues no hay ningún cuerpo que carezca de peso). A posteriori surge como consecuencia de una experiencia particular: este cuerpo es muy pesado.

Juicios sintéticos a priori:
Son afirmaciones (juicios) tan fecundas que pueden emplearse como axiomas de partida del saber científico (ejemplo: el principio causa-efecto, el axioma de que todo en el mundo tiene una causa).

Espacio y tiempo:
Son dos formas sintéticas a priori de la percepción. No son realidades absolutas ni extrañas al hombre, ni tampoco hábitos subjetivos, sino dos esquemas mentales que estructuran íntimamente la psique humana. Son universales pues se encuentran presentes del mismo modo en todos los hombres de todas las épocas.

Crítica de la razón pura:
Aplicación del principio del criticismo a las facultades cognoscitivas de la mente. Análisis general de la validez y los límites de la razón humana considerada de modo puro, es decir, no en el ejercicio de su aplicación, sino en sus estructuras esquemáticas a priori, independientemente de cualquier experiencia concreta.

Sublime:
En el campo de la estética es el juicio de belleza sobre objetos de por sí impresionantes, desmesurados, capaces de suscitar no una impresión de armonía, sino también de potencia, miedo o dolor sin límites. Existe un sublime matemático (la contemplación de la infinitud numérica) y un sublime natural: la observación de los aspectos asombrosos de la naturaleza (los huracanes, las altas montañas, los abismos, etc.) que el hombre busca movido por su propia naturaleza.

“En el desarrollo de la filosofía de Kant se distinguen dos periodos: el “pre crítico”, hasta principios de los 90, cuando aparece su libro “Critica a la razón pura”, y el “crítico”. Tanto en el uno como en el otro, Kant concilia el materialismo y la ciencia con el idealismo y la religión”…

“Sin embargo, entre la primera y posterior etapa de su actividad filosófica hay una diferencia notable. En la primera dedica su principal atención a las ciencias naturales: el aspecto materialista de su filosofía durante ese período está expresado con mucha mayor fuerza que en el periodo posterior (continuador de Demócrito, Epicuro y Lucrecio). Durante los años siguientes, Kant traslada su atención fundamental a la teoría del conocimiento, y entonces es cuando comienza a predominar la base idealista de su filosofía”.

“Al entendimiento le son inherentes, según Kant, doce categorías apriorísticas, sobre cuya base se establecen en la naturaleza las leyes que los rigen. Kant da la siguiente tabla de categorías:

I CANTIDAD: 1) unidad; 2) pluralidad; 3) totalidad

II CALIDAD: 1) realidad; 2) negación; 3) limitación

III RELACION: 1) dependencia e independencia; 2) causa y efecto; 3) acción mutua

IV MODALIDAD: 1) posibilidad e imposibilidad; 2) ser y no ser; 3) necesidad y casualidad

“Afirma que esas categorías son solamente condiciones de nuestra conciencia. Un fenómeno aparece como causa y otro como efecto, no porque así suceda en el mundo objetivo, sino porque nuestra conciencia, gracias a la categoría apriorística de la casualidad, establece esta relación entre aquellos dos fenómenos”

Al respecto, en Materialismo y empiriocriticismo, Lenin señala: “…al reconocer el carácter apriorístico del espacio, del tiempo, de la casualidad, etc. Kant encamina su filosofía hacia el idealismo”.

“Kant establece metafísicamente una diferencia entre el entendimiento y la “razón pura”. Si el entendimiento se refiere directamente a las representaciones visibles, la razón unifica las formas del entendimiento en principios generales. La razón, aspirando a la unidad en la experiencia de todo lo cognoscible, trata de traspasar las fronteras de los fenómenos que sólo son asequibles al conocimiento humano, y salir al mundo de las “cosas en sí”.

La tentativa constante de la razón de juzgar las cosas en sí que son para ella incognoscibles, la conduce a la contradicción, a la antinomia, a la ilusión. Kant llama dialéctica a esas ilusiones, y concibe cuatro antinomias de la “razón pura”.

  1. El mundo tiene un principio en el tiempo y es limitado en el espacio. ### El mundo no tiene principio en el tiempo y es infinito en el espacio
  2. Sólo existe lo simple y lo que está compuesto de lo simple. ### En el mundo no hay nada simple.
  3. Existe no sólo la casualidad de acuerdo con la ley de la naturaleza, sino también la libertad. ### No existe ninguna libertad; todo se realiza conforme a la ley de la naturaleza.
  4. Existe inconvertiblemente un ser necesario, o sea, dios, como causa del mundo. ### No existe ningún ser absolutamente necesario como causa del mundo.
"Estas contradicciones son para Kant insolubles. A su juicio cada una de las dos afirmaciones contradictorias puede, igual que su contraria, ser demostradas lógicamente. Kant estima, por consiguiente, las antinomias como subjetivas e ilusorias, insolubles. Limita metafísicamente el número de las antinomias a cuatro.

Estos razonamientos de Kant no son dialécticos, sino lógicos-formales. Pero el mayor merito de Kant estriba en haber planteado y destacado el problema de las contradicciones. Kant, como lo señala Lenin, quitó de la dialéctica la “arbitrariedad aparente”.

Kant llamó la atención sobre el hecho de que la contradiccionalidad dialéctica es inevitablemente inherente al pensamiento racional. Este aspecto fue posteriormente desarrollado por Fichte y sobre todo por Hegel.  

Obras:
“Historia natural universal y teoría general del cielo”, “El fuego”, “El único argumento posible para una demostración de la existencia de Dios”, “Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime”, “Crítica de la razón pura”, “Metafísica de las costumbres”, “Crítica de la razón práctica”, “Crítica del juicio”, “La religión en los límites de la simple razón”, “Para una paz perpetua”.


Oscar Natalichio
Centro de Estudios Económicos y Sociales (CIEYS)
Julio: mes de nuestra independencia colonial

Próximo capítulo:

34. Las tres etapas: De Tales a Lenin: Fichte – Schelling.


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