NOSOTROS O ELLOS Nº 138
“UNA SELECCIÓN DE MIERDA” EN UN “PAÍS DE
MIERDA”
Textual opinión del cipayo mayor del periodismo al servicio de los
grandes grupos concentrados, o sea, al servicio del imperialismo, o sea, al
servicio del capitalismo de hoy, donde prevalece el capital financiero sobre el
industrial, donde prevalece el saqueo y la especulación sobre la explotación y
la producción.
Opinión del agente periodístico de los fondos buitres que no sorprende,
pues el mercenario opera para el que le paga, carece de ética y de moral, es un
instrumento más de la maquinaria genocida del imperialismo y de sus medios de
comunicación masiva.
Es tan “intocable”, tan “impune” que puede decir lo que dijo sin
pestañar siquiera: “una selección de mierda”, que en el peor de los casos va a
ser la segunda del mundo (aunque creo que va a ganar) y “un país de mierda” que
es en el que menos ha influido la crisis internacional entre todos los países
del mundo.
Lanata, mercenario y cipayo, es sólo uno de los tantos “argentinos” sólo
porque nacieron es esta patria que odian. Están los políticos de esa oposición
vergonzosa, que carecen, no solamente de principios, sino también de
propuestas, que no sean otras que las del derrotado Consenso de
Washington.
Esos que insisten
estúpidamente, pues la realidad así lo demuestra, en un país aislado, cuando de
226 naciones y estados que existen, ya más de 200 han expresado su solidaridad
con nuestra Argentina. Y los grandes líderes mundiales no vinculados al
imperialismo yanqui o europeo buscan cerrar tratos con nuestro país.
Pero lo preocupante
no son esos personajes que a veces comparamos con animales que son de mayor
jerarquía que ellos, que a veces comparamos con ratas, con alimañas, con aves
depredadoras, con insectos, y “otras criaturas de Dios” que merecen más
respecto.
Lo preocupante es
que un sector de la ciudadanía argentina apoya a esos traidores a la patria,
sabiendo que lo son; apoyan a los cipayos, sabiendo que lo son, apoyan a los
mentirosos y fabuladores sabiendo que mienten y tomando esas mentiras como
verdad.
La generación de un
odio irracional por parte de los medios de difusión masiva de falsedades obvias,
por medio de delincuentes del periodismo, capta una audiencia deseosa que toma
a sabiendas las mentiras y las repite como verdades, horrorizándose de lo que
no ocurre.
No sólo esta
situación merece un estudio sociológico, sino psicológico y en especial
psiquiátrico. La Carrió es, por ejemplo, una “persona” especialista en fabular
y en odiar y generar odio. Hasta la cara se le transforma y surgen de ella
muecas monstruosas que se la deforman, como un vampiro sediento de sangre, como
el regreso de los muertos vivos. Un espectáculo infernal que cuenta con sus
seguidores tan enfermos de odio como ella misma y, a veces, superándola, lo que
no es poco.
La decadencia en la
que entra cada vez más aceleradamente el sistema capitalista, no solo se
manifiesta en la crisis económica y financiera del mismo, arrastra en esa
crisis a los principios nacionales originados con el surgimiento de la
burguesía y con su Revolución Francesa. Y de esa manera, una parte de los
“ciudadanos” se van convirtiendo en receptores de esa decadencia, aferrándose a
cualquier elemento que los pueda mantener vigente “sus convicciones”;
convicciones que nunca fueron “propias” y que “adoptaron” con pasión esclavista
de los admirados amos del primer mundo.
Ese dominio
cultural tiene su historia, por eso no hay cine Océano sino Ocean y los
negocios ofertan con la palabra “sale”. Por eso el devaluado y estafador dólar
continúa siendo el Dios para ellos y hasta el sobrenombre carece de
nacionalidad: es “blue”.
Ese dominio
cultural tiene sus “líderes”, siendo el más admirado el más perverso, el que ha
demostrado ser el que miente más y descaradamente, es decir, mostrando que
miente.
El ejemplo de un
Lanata acusando a Boudou de estar llevando en un avión dos bolsos, uno con
dólares para depositar en su cuenta en Uruguay, mientras Boudou se encontraba
en un acto público en el Senado de la Nación, es ejemplo de soberbia e
hipocresía de este mercenario, pues no desconocía esa realidad; es un acto en
el que mostraba que “los pelotudos que me siguen se creen cualquier cosa que
diga”.
Pero no es así,
esos “pelotudos” no lo son, ojalá los fueran, podrían recomponerse, recuperar
la dignidad perdida; pero en realidad son cómplices, saben que le están
mintiendo y eso es peor: han abandonado a la realidad junto con la ética y la
moral y con los básicos principios humanos.
Tanto el Lanata de
la “selección de mierda” y el “país de mierda”, como parte de sus seguidores
(pues el fútbol es el único que puede conmover a esos mediocres), como casi
todo el “arco opositor”, deseaban fervientemente que nuestro país fuese
derrotado en los octavos de final. No sólo lo deseaban, lo manifestaban
públicamente.
Que Argentina
perdiera “desastrosamente” era necesario para crear un humor adverso que iba a
ser utilizado por los clarinetes mediáticos para atacar al gobierno que se
planta (modestamente, pero se planta) frente a los denominados fondos buitres,
para que este gobierno PAGUE los que sus amos reclaman.
Más de 200 países
nos apoyan y, dentro de nuestra patria, convivimos con los traidores que
responden al capital financiero especulativo y parasitario. Convivimos con los
que, como Lanata, consideran que nuestro querido y respetado país es un país de
mierda.
Lanata ahora, 12 de
julio, saca otra nota donde titula “Mascherano y la Argentina posible”; un
artículo increíblemente pelotudo, donde se nota que ese cipayo ha quedado
totalmente descolocado del “equipo y país de mierda” que describía horas atrás;
y que no sabe qué “mierda” decir ahora. No obstante mantiene sus seguidores
aunque hay que pensar que ya ha perdido una parte de ellos.
Lo bueno es que esa
figura mediocre no va a pasar nunca a la historia, pues los mediocres no poseen
lugar en ella. Pero va a seguir haciendo daño como el HIV, así que no se le
acerque ni lo escuche: evite contagiarse. Lo bueno, también, es que ese
personaje puede ser un modelo para una escuela de periodismo, el modelo exacto
de lo que no debe ser un periodista.
Nuestra selección ha logrado ser finalista y por ello
tengo dos alegrías que quiero compartir con ustedes: la primera me alegro –como
casi todo el país- de que nuestro equipo de jugadores y técnicos hayan llegado
a esa instancia superando rivales y prensa adversa; la segunda me alegro de que
nuestros buitres locales, los mercenarios y muchos políticos de la irracional
oposición funcionales a los buitres internacionales, hayan visto frustrarse sus
planes y se encuentren desorientados.
Y como el mundial
aún no terminó, como falta el paso final, termino este artículo de la serie de
filosofía expresando:
VAMOS ARGENTINA
TODAVÍA
VAMOS ARGENTINA
A GANAR
Oscar Natalichio
Centro de Estudios Económicos y Sociales
Frente a la Final del Mundial
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