domingo, 13 de julio de 2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 138

“UNA SELECCIÓN DE MIERDA” EN UN “PAÍS DE MIERDA”

Textual opinión del cipayo mayor del periodismo al servicio de los grandes grupos concentrados, o sea, al servicio del imperialismo, o sea, al servicio del capitalismo de hoy, donde prevalece el capital financiero sobre el industrial, donde prevalece el saqueo y la especulación sobre la explotación y la producción.

Opinión del agente periodístico de los fondos buitres que no sorprende, pues el mercenario opera para el que le paga, carece de ética y de moral, es un instrumento más de la maquinaria genocida del imperialismo y de sus medios de comunicación masiva.

Es tan “intocable”, tan “impune” que puede decir lo que dijo sin pestañar siquiera: “una selección de mierda”, que en el peor de los casos va a ser la segunda del mundo (aunque creo que va a ganar) y “un país de mierda” que es en el que menos ha influido la crisis internacional entre todos los países del mundo.

Lanata, mercenario y cipayo, es sólo uno de los tantos “argentinos” sólo porque nacieron es esta patria que odian. Están los políticos de esa oposición vergonzosa, que carecen, no solamente de principios, sino también de propuestas, que no sean otras que las del derrotado Consenso de Washington.  

Esos que insisten estúpidamente, pues la realidad así lo demuestra, en un país aislado, cuando de 226 naciones y estados que existen, ya más de 200 han expresado su solidaridad con nuestra Argentina. Y los grandes líderes mundiales no vinculados al imperialismo yanqui o europeo buscan cerrar tratos con nuestro país.

Pero lo preocupante no son esos personajes que a veces comparamos con animales que son de mayor jerarquía que ellos, que a veces comparamos con ratas, con alimañas, con aves depredadoras, con insectos, y “otras criaturas de Dios” que merecen más respecto.

Lo preocupante es que un sector de la ciudadanía argentina apoya a esos traidores a la patria, sabiendo que lo son; apoyan a los cipayos, sabiendo que lo son, apoyan a los mentirosos y fabuladores sabiendo que mienten y tomando esas mentiras como verdad.

La generación de un odio irracional por parte de los medios de difusión masiva de falsedades obvias, por medio de delincuentes del periodismo, capta una audiencia deseosa que toma a sabiendas las mentiras y las repite como verdades, horrorizándose de lo que no ocurre.

No sólo esta situación merece un estudio sociológico, sino psicológico y en especial psiquiátrico. La Carrió es, por ejemplo, una “persona” especialista en fabular y en odiar y generar odio. Hasta la cara se le transforma y surgen de ella muecas monstruosas que se la deforman, como un vampiro sediento de sangre, como el regreso de los muertos vivos. Un espectáculo infernal que cuenta con sus seguidores tan enfermos de odio como ella misma y, a veces, superándola, lo que no es poco.

La decadencia en la que entra cada vez más aceleradamente el sistema capitalista, no solo se manifiesta en la crisis económica y financiera del mismo, arrastra en esa crisis a los principios nacionales originados con el surgimiento de la burguesía y con su Revolución Francesa. Y de esa manera, una parte de los “ciudadanos” se van convirtiendo en receptores de esa decadencia, aferrándose a cualquier elemento que los pueda mantener vigente “sus convicciones”; convicciones que nunca fueron “propias” y que “adoptaron” con pasión esclavista de los admirados amos del primer mundo.

Ese dominio cultural tiene su historia, por eso no hay cine Océano sino Ocean y los negocios ofertan con la palabra “sale”. Por eso el devaluado y estafador dólar continúa siendo el Dios para ellos y hasta el sobrenombre carece de nacionalidad: es “blue”.

Ese dominio cultural tiene sus “líderes”, siendo el más admirado el más perverso, el que ha demostrado ser el que miente más y descaradamente, es decir, mostrando que miente.

El ejemplo de un Lanata acusando a Boudou de estar llevando en un avión dos bolsos, uno con dólares para depositar en su cuenta en Uruguay, mientras Boudou se encontraba en un acto público en el Senado de la Nación, es ejemplo de soberbia e hipocresía de este mercenario, pues no desconocía esa realidad; es un acto en el que mostraba que “los pelotudos que me siguen se creen cualquier cosa que diga”.

Pero no es así, esos “pelotudos” no lo son, ojalá los fueran, podrían recomponerse, recuperar la dignidad perdida; pero en realidad son cómplices, saben que le están mintiendo y eso es peor: han abandonado a la realidad junto con la ética y la moral y con los básicos principios humanos.

Tanto el Lanata de la “selección de mierda” y el “país de mierda”, como parte de sus seguidores (pues el fútbol es el único que puede conmover a esos mediocres), como casi todo el “arco opositor”, deseaban fervientemente que nuestro país fuese derrotado en los octavos de final. No sólo lo deseaban, lo manifestaban públicamente.

Que Argentina perdiera “desastrosamente” era necesario para crear un humor adverso que iba a ser utilizado por los clarinetes mediáticos para atacar al gobierno que se planta (modestamente, pero se planta) frente a los denominados fondos buitres, para que este gobierno PAGUE los que sus amos reclaman.

Más de 200 países nos apoyan y, dentro de nuestra patria, convivimos con los traidores que responden al capital financiero especulativo y parasitario. Convivimos con los que, como Lanata, consideran que nuestro querido y respetado país es un país de mierda.

Lanata ahora, 12 de julio, saca otra nota donde titula “Mascherano y la Argentina posible”; un artículo increíblemente pelotudo, donde se nota que ese cipayo ha quedado totalmente descolocado del “equipo y país de mierda” que describía horas atrás; y que no sabe qué “mierda” decir ahora. No obstante mantiene sus seguidores aunque hay que pensar que ya ha perdido una parte de ellos.

Lo bueno es que esa figura mediocre no va a pasar nunca a la historia, pues los mediocres no poseen lugar en ella. Pero va a seguir haciendo daño como el HIV, así que no se le acerque ni lo escuche: evite contagiarse. Lo bueno, también, es que ese personaje puede ser un modelo para una escuela de periodismo, el modelo exacto de lo que no debe ser un periodista.

Nuestra selección ha logrado ser finalista y por ello tengo dos alegrías que quiero compartir con ustedes: la primera me alegro –como casi todo el país- de que nuestro equipo de jugadores y técnicos hayan llegado a esa instancia superando rivales y prensa adversa; la segunda me alegro de que nuestros buitres locales, los mercenarios y muchos políticos de la irracional oposición funcionales a los buitres internacionales, hayan visto frustrarse sus planes y se encuentren desorientados.

Y como el mundial aún no terminó, como falta el paso final, termino este artículo de la serie de filosofía expresando:


VAMOS ARGENTINA
TODAVÍA

VAMOS ARGENTINA
A GANAR
   



Oscar Natalichio
Centro de Estudios Económicos y Sociales
Frente a la Final del Mundial


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