NOSOTROS O ELLOS Nº 136
LAS CAUSAS DE TODAS LAS COSAS.
De TALES a LENIN. Un repaso sobre la historia
de la Filosofía y los filósofos.
31. Las tres etapas: De Tales
a Lenin: El obispo Berkeley y Hume
Las teorías de los
librepensadores penetraron ampliamente en los círculos intelectuales avanzados
de la sociedad burguesa de Inglaterra y se transformaron en la base del
materialismo científico-naturalista.
Contra esas teorías
que socavaban los dogmas religiosos, intervino el clero, con el propósito de
aniquilar el materialismo mediante la persecución y la expulsión de los
librepensadores, mediante las prédicas desde los púlpitos de la iglesia y la
divulgación de la literatura polemista anti materialista.
El representante
más grande del clericalismo, cabeza de la cruzada contra el materialismo, fue
el idealista subjetivo obispo Jorge Berkeley, que aspiraba a destruir el
materialismo y el ateísmo.
El Inmaterialismo: Berkeley (1885-1753)
Inmaterialismo:
Imposibilidad de la existencia de una realidad material
autónoma de la mente que la
percibe. Dios es una mente infinita y gracias a ella las
cosas continúan existiendo aún cuando no son percibidas. El hecho de que los
hombres parezcan percibir más o menos las mismas cosas no demostraría la
existencia de una referencia material de las percepciones, pues sólo la gloria
de Dios es capaz en su omnipotencia de sincronizar las mentes de todos los
hombres, proveyéndoles en el mismo momento de las mismas percepciones.
El inmaterialismo
es la doctrina elaborada por el obispo irlandés George Berkeley. Es contraria,
en extremo, al sentido común. Se basa en que únicamente existe el espíritu que
integra, como uno de sus componentes, a la mente humana. Esa mente es la que
contiene las cosas que “nos parece percibir” pero que no existen materialmente.
Y no existen en nuestras mentes para siempre, sólo cuando son percibidas.
¿Existe la materia?
“La materia no
existe: sólo existen Dios y el espíritu humano. Las cualidades objetivas que
parecen tan concretas y que Galileo juzgaba incuestionables son únicamente una representación de la
mente”.
Obras:
“Ensayo sobre una
nueva teoría de la visión”, “Tratado sobre los principios del conocimiento
humano”, “Diálogo entre Hylas y Filonús”, “Alcifrón o el filósofo diminuto”.
En la segunda mitad del siglo XVII la burguesía predomina
en Inglaterra pero sin romper vínculos con el feudalismo, dado que la
aristocracia inglesa era aún muy poderosa. Por tal razón, en el plano de la
filosofía, en materialismo le cede espacio al idealismo más extremo (el
idealismo subjetivo) que se manifiesta en los conceptos elaborados por el
obispo Berkeley.
Este obispo consideraba que el materialismo era la base
de todas las irreverencias, de todas las concepciones ateas y pidió que se
desterrara el concepto de materia y, además, que se persiguiera a los
partidarios del materialismo.
Para él, existir es ser percibido. Las cosas sólo existen
porque las percibimos, es decir, las vemos, las tocamos, las oímos…
Los filósofos griegos habían clasificado, las cualidades
de las cosas, en primarias y secundarias. Las primarias están en el objeto
(peso, tamaño, resistencia, etc.) y las secundarias están en nosotros (olor,
sabor, calor, etc.) Berkeley sintetiza a todo como la cualidad secundaria, es
decir, las propiedades no están en los objetos, sino en nosotros.
De esa manera todo no existe más que en nuestros espíritu
y por tal razón el mundo exterior no existe. Es la base de la filosofía
idealista que se afirma en que el espíritu ha creado al mundo.
Pero podemos señalar dos vertientes:
a) la ordinaria y general: Dios ha creado al mundo y éste existe realmente fuera de nosotros y
b) el idealismo inmaterial del Berkeley: Dios ha creado la ilusión del mundo,
dándonos ideas que no corresponden a nada, pues la materia no existe siendo un
producto fabricado por nuestro espíritu, siendo éste la única realidad. Podemos
decir que si me abrigo con un saco de lana porque tengo frío el saco de lana no
existe sino que es reflejo de nuestro pensamiento, pues es creado por el
espíritu, por mi espíritu, que es el que me otorga el pensamiento de donde
surge la idea de la materia, por tanto todo lo que nos rodea no existe fuera de
nuestro espíritu y se refleja en el pensamiento.
¿Parecería que con sólo pensar en una cosa podríamos
obtenerla? El obispo resuelve esa incógnita afirmando que nuestro espíritu es
incapaz de crear “por sí solo” sus ideas, por eso no hace lo que quiere. Hay
otro espíritu más poderoso que lo hace, que crea todas las ideas del mundo y
nos las impone: ese es Dios.
Lenin no subestimó a este filósofo, no tomó como ridícula
sus concepciones, aún cuando la inexistencia de lo material pareciera serlo.
Lenin afirmo que, todas las concepciones del idealismo (en general con formas y
expresiones nuevas) hasta nuestros días, “no hacen más que continuar los
argumentos del “viejo Berkeley”.
Marx lo definía
como un filósofo reaccionario irlandés, exponente del idealismo subjetivo,
teólogo, economista, crítico del mercantilismo, defensor de la teoría nominalista
del dinero, calificaba el trabajo como fuente principal de riqueza.
En el capítulo XI
del libro 1, tomo 2, donde trata la denominada “Cooperación simple” (Página
34), reproduce comentarios del “inmaterialista” obispo que, en la vida real e
interesada, no parece ser tan estrictamente inmaterialista:
“¿No es la destreza, industriosidad y emulación unidas de
muchos en la misma obra de manera de adelantarla? “¿Y acaso le hubiera sido
posible a Inglaterra, de otro modo, haber llevado su manufactura lanera a tan
gran perfección?”
Marx afirma que la
división territorial del trabajo… recibe un nuevo impulso con la industria
manufacturera, la cual explota todas las particularidades (página 57) y cita
otra intervención del obispo Berkeley:
“¿No está dividida la manufactura inglesa en varias
partes o ramas adaptadas a lugares particulares que son los únicos o
principales donde se explota: paños finos de Somersetshire, telas bastas de
Yorkshire, doble ancho de Exeter, seda de Sudbury, crespón en Norwich, mezcla
en Kendal, mantas en Whitney, y así sucesivamente?”
Haciendo suyos el
empirismo y el sensualismo de Juan Locke, el obispo Berkeley desarrolla el
empirismo hacia el idealismo subjetivo completo, utilizando la duplicidad de la
teoría de Locke sobre las cualidades primarias y secundarias. Todas las
cualidades, afirma, son absolutamente subjetivas; no son otra cosa que
sensaciones subjetivas. El volumen de los objetos y la distancia entre ellos
son el conjunto de sensaciones visuales, palpables y otras; tales son también
las otras cualidades como la forma, la dureza, el color, el sonido, el olor, el
sabor, etc. Su conclusión es que los diferentes objetos reales no son más que
una combinación de sensaciones (“existir significa estar en la percepción, ser
percibido”).
El reconocimiento
de un elemento espiritual –la sensación- como primario, y la negación de la
existencia real de las cosas pusieron la filosofía de Berkeley en completa
contradicción con la ciencia.
Sacar a esta
filosofía idealista de su atolladero y eliminar sus contradicciones internas,
dar una crítica más fina y encubierta del materialismo, fue lo que intentó
Hume, sucesor y continuador de la filosofía de Berkeley.
.
Hume (1711-1776)
¿La casualidad es sólo un esquema mental o existe verdaderamente
en la realidad?
“Tenemos una bola
de billar totalmente inmóvil sobre una mesa, y otra bola que se mueve hacia
ella con rapidez; las dos bolas se golpean y aquella de las dos que primero
estaba inmóvil, adquiere un movimiento. Esto constituye un ejemplo de la
relación causa efecto tan perfecto como cualquier otro que podamos conocer por
medio, tanto de la sensación como de la reflexión”
¿Qué es la sustancia?
“La noción de
sustancia no significa nada; esta palabra, sustancia, no describe ni designa
nada real”… “Percibo un objeto con cualidades específicas: se mueve, es negro,
peludo, maúlla y tiene bigotes. Decido llamar “gato” a todos los objetos que,
más o menos, presentan como características esas cualidades. Esto facilita la
comunicación enormemente, porque está convencionalmente aceptado que cualquiera
que hable de gatos se refiere a la misma colección de realidades sensibles.
Pero esto no debe inducir a creer, como postulan los metafísicos, que exista
una “felinidad”, es decir, una sustancia inherente a todo gato y presente en
todos los gatos, siempre y exclusivamente”.
“La sustancia es un
haz de percepciones, es una idea básica de la metafísica que no tiene ninguna
realidad”.
¿En qué se basan y cómo se determinan los juicios morales?
“Las elecciones
morales se fundan en el sentimiento” (no en la razón, pero a ésta le
corresponde una importante tarea preparatoria).
“Se ha generado una
controversia, iniciada recientemente y muy digna de examen, en torno a los
fundamentos generales de la moral; si éstos derivan de la razón o del
sentimiento; si nosotros conseguimos su conocimiento por medio de una serie de
argumentos y de inducción, o bien un sentimiento inmediato y de un sutil
sentido interno; si, como todo juicio bien fundado de verdad y de falsedad, tal
conocimiento es el mismo para todos los seres provistos de razón y de
inteligencia, o si, como la percepción de lo bonito y de lo feo, ésta resulta
enteramente basada sobre la estructura y sobre la constitución específica de
los hombres”.
Causa-efecto:
La relación causa efecto se basa sólo en la costumbre,
representa una simple y no motivada creencia psicológica, útil para la vida
ordinaria, pero no fundada lógicamente.
Costumbre:
Tendencia típica de la psique humana a reaccionar de modo
constante y sin una adecuada reflexión racional frente a sucesos repetitivos. El nexo rutinario es muy débil,
puesto que describe una instintiva disposición del sujeto a creer algo sin
auténticos motivos lógicos o necesarios.
Moral de la simpatía:
La moral es un sentimiento y por lo tanto un estado
afectivo no racional que se basa en la constatación de la utilidad. Bueno es
lo que es útil, y si este principio no conduce a la explosión de egoísmos
individualistas opuestos es porque el hombre aprecia también la utilidad
social, además de la
personal. Moral es lo que contribuye a la felicidad
universal de la sociedad en que se vive.
Obras:
“Ensayos morales y
políticos”, “Diálogos sobre la religión natural”, “Historia natural de la
religión”, “Búsqueda sobre el intelecto humano”.
Hume compartió las
ideas del idealismo inmaterial de Berkeley: no hay mundo objetivo y lo único
real son las sensaciones del hombre. Hume admite la existencia de cierta
constancia de los fenómenos, pero implica costumbre y en absoluto necesidad
lógica: “si nunca hubiésemos observado un choque entre dos bolas de billar, no
estaríamos capacitado para prever su movimiento”.
Marx hace
referencia en El Capital a este filósofo escocés, agnóstico, historiador y
economista: amigo y consejero de Adam
Smith, defensor de la teoría cuantitativa del dinero: suscribía al
mercantilismo como economista teórico y defendía el librecambio como político.
En el Libro I –
Tomo III de El Capital (páginas 75 y 76) hace referencia a lo siguiente: “el
doctor Horne, obispo de la lata iglesia de Norwich, sermonea a Adam Smith
porque en una carta abierta al señor Strahan “embalsama a su amigo David” (es
decir a Hume), porque le cuenta al público cómo se divertía Hume en su lecho de
muerte con Luciano y Whist, e incluso tuvo la frescura de escribir: “siempre consideré a Hume, lo mismo en vida
que después de su muerte, tan próximo al ideal de un hombre perfectamente sabio
y virtuoso, como la flaqueza de la naturaleza humana lo permite.” El obispo
clama indignado: “Le parece a usted
correcto, señor mío, pintarnos como perfectamente sabio y virtuoso el carácter
y la vida de un hombre que estaba poseído de una incurable antipatía contra
todo lo que significara religión y que ponía cuanto estaba de su parte para
borrar la memoria de los hombres hasta su propio nombre.”
Hume reduce toda la
misión de la ciencia a la clasificación de las sensaciones o impresiones, y al
esclarecimiento del problema de cómo la razón humana unifica esas impresiones
entre sí. Según Hume, todas las percepciones compuestas, se forman de las más
simples, ya que la razón no posee ninguna fuerza creadora, sino sólo la
facultad de “unificar, trasladar, aumentar o disminuir el material recibido por
los sentidos exteriores y por la experiencia”.
Según Hume, hay
solamente tres formas o principios relacionados entre las ideas: “la semejanza,
la contigüidad en el espacio y en el tiempo y la causalidad”.
Hume arremete
particularmente contra los materialistas, que reconocen la existencia de las
leyes objetivas, por las que se rige la naturaleza…
Hume engendra
también la idea de una dependencia casual. Deduce la “casualidad del hábito”.
Por lo tanto, demostrar la existencia de una casualidad objetiva en la
naturaleza no es posible…
Al renunciar a
resolver el problema de la existencia objetiva del mundo exterior, de los
objetos que por su influencia sobre los órganos de los sentidos dan lugar a las
sensaciones, Hume llegó a la negación de la relación de causa objetiva entre
los objetos, a la negación de la existencia de las leyes de la naturaleza…
Oscar Natalichio
Centro de Estudios Económicos y
Sociales (CIEYS)
Julio: mes de nuestra
independencia colonial
Próximo capítulo:
32. Las tres etapas: De Tales
a Lenin: Voltaire - Rousseau
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