sábado, 17 de mayo de 2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 119

LAS CAUSAS DE TODAS LAS COSAS.

De TALES a LENIN. Un repaso sobre la historia de la Filosofía y los filósofos.

17. Las tres etapas: De Tales a Lenin: Diógenes – Pirrón - Epicuro

Los cínicos y escépticos: Diógenes (413-323 a.n.e.) y Pirrón (365-275 a.n.e.)

 ¿Cómo hay que vivir? ¿Es importante la cultura? ¿En qué consiste la virtud?  Fue el primero de una serie de filósofos que consideraban a la sabiduría como rechazo de la vida ordinaria.

Mendigaban por las ciudades de Grecia predicando el ascetismo, el retorno a la vida natural, el abandono de la vida intelectual y despreciando comodidades y lujos.

Estaban muy orgullosos de sus miserias, apenas vestían una túnica y vivían en toneles o en las calles. “La determinación de la voluntad supera cualquier obstáculo”. “La anulación de todo deseo”. “La independencia de las necesidades”.

Cuando Diógenes murió, los atenienses le ofrendaron un monumento: una columna sobre la que reposaba un perro.  Tal como vivía, a Diógenes de Sinope lo llamaban “el perro”.  Fue uno de los primeros filósofos que consideraron a la sabiduría como rechazo de la vida ordinaria.

Pirrón participó en la expedición con Alejandro Magno a Oriente y conoció en la India a filósofos “gimnosofistas” que “alcanzaban la sabiduría con el cuerpo”. Quedó muy impresionado por estos “maestros de yoga” y, en especial por la capacidad de los faquires en soportar el dolor. 

¿Es posible conocer la verdad? El escepticismo, movimiento filosófico iniciado por Pirrón, afirma la imposibilidad de alcanzar cualquier juicio inopinable, universal e indiscutible. El pirronismo supone una disposición de pensamiento que eleva la duda a rango de sistema.

Tropos:
Son los modos, las vías para los argumentos utilizados por los escépticos para desmentir afirmaciones.

La epojé escéptica:
Epojé es equivalente a duda; la epojé escéptica considera que siempre es posible demostrar lo contrario de toda afirmación.

Son diez los argumentos (tropos) contra la verdad.

  1. El primer tropo se refiere a la diferencia entre los seres vivos respecto al placer y al dolor, al daño y a la utilidad. Se deduce que los seres vivos no reciben iguales impresiones de los mismos objetos y, por ello, es necesario suspender el juicio: la epojé escéptica. Lo que es agradable o útil depende de la especie a que el sujeto pertenece. Cada especie animal percibe el mundo en base al tipo de órganos de los sentidos que poseen y desarrolla de un modo peculiar.

  1. El segundo tropo se refiere a la naturaleza e idiosincrasia de los hombres. Tener calor en la sombra y frío en el sol. Contra la verdad subraya de subjetividad humana. El concepto individual de lo que es útil es siempre subjetivo.

  1. El tercer tropo está determinado por la diferencia de los elementos (poros) que transmiten las sensaciones. Así, la manzana causa la sensación de ser pálida a la vista, dulce al gusto y fragante al olfato… Los mismos objetos dan origen a percepciones muy distintas pues “no hay nada de cierto en ellos”.

  1. El cuarto tropo se refiere a las disposiciones individuales y, en general, al cambio de condiciones en la tristeza, la alegría, la juventud, la vejez, el amor, el odio… La diversidad de las impresiones está condicionada por las distintas condiciones de las disposiciones individuales. De los variados estados de conciencia que pueden ser experimentados por el individuo surgen nuevos elementos de subjetividad.

  1. El quinto tropo se refiere a la educación, a las creencias, a la tradición mítica, a los acuerdos entre los pueblos y a las leyes y concepciones. Contiene los puntos de vista sobre lo hermoso o feo, verdadero o falso, bueno o malo… Una misma cosa puede ser justa para unos e injusta para otros… La gran variedad existente en costumbres y leyes es producto de la “inexistencia de valores universales”. Cada pueblo cree en sus propios dioses; hay quienes creen en la providencia y hay quienes en cambio no cree.

  1. El sexto tropo se refiere a mezclas y uniones. “Nada aparece en estado puro, nada consiste exclusivamente en sí mismo, sino que todo aparece vinculado con el aire, la humedad, la luz, el frío, el calor, lo sólido, etc.” Las cosas que integran el mundo son complejos y nunca se encuentran en estado puro. También nociones, aparentemente objetivas, como el peso de una piedra, se muestran relativas.

  1. El séptimo tropo se refiere a las distancias, las posiciones y los lugares con todo lo que con ellos se relaciona. “Lo que se cree grande resulta pequeño, el cuadrado resulta círculo, lo liso, saliente”…  El sol, por su distancia, parece pequeño. Viendo de lejos las montañas parecen lisas y de cerca escabrosas. “Las percepciones siempre están determinadas por un punto de vista individual”.

  1. El octavo tropo se refiere a la cantidad y cualidad de las cosas. Las múltiples condiciones que determinan calor y frío; rapidez y lentitud, ausencia de color o variedad de ellos… “La naturaleza de muchas cosas varía con la cantidad. El vino es tanto benéfico como dañino, dependiendo de cuanto se bebe”.

  1. El noveno tropo se refiere a la repetición de los fenómenos. “El sol puede verse cada día y no maravilla a nadie”. Las costumbres condicionan los juicios.

  1. El décimo tropo se refiere a las relaciones comparativas que median entre lo liviano y pesado, lo débil y fuerte, lo alto y bajo, etc. El conocimiento utiliza conceptos relativos.

Los escépticos consideraban que debía dudarse de todo y, por tal razón, se debía abstenerse de todo tipo de juicio. No hay, para ellos, en el mundo, nada que sea bueno, nada que sea malo, nada que sea justo, nada que sea injusto. Todas las cosas parecen serlas. “Podemos afirmar que la miel es dulce, pero puede que no lo sea” Por eso lo mejor es expresar “la miel sólo parece dulce”.

Al perder de vista la razón, al basarse exclusivamente en las percepciones, los escépticos no podían aceptar que la razón corrige los defectos de las imperfecciones que producen las sensaciones.

Al considerar que nada se puede decir de las cosas, o sólo que “parece”, desconocían de esa manera el valor de la práctica que confirma los conocimientos o los refuta, que demuestra en los hechos si tenemos o no razón.

Pero lo más extremo en los escépticos es que ponían en duda todo pero no ofrecían nada a cambio. De esa manera se fomentaba exclusivamente la inactividad, la pasividad y la indiferencia. Colocaba en igualdad de condiciones al sabio y al ignorante, ya que no hay quien tenga razón y no hay quien no la tenga.

Ello es uno de los síntomas sociales del período helenístico, la separación de los problemas y fenómenos de la vida social y su inclusión en la esfera de los intereses individuales. Afirmaban que “el pensador no debe preocuparse más que del alma y mostrar indiferencia hacia todo lo que tiene relación con el cuerpo”; sólo de esa manera se obtiene la “igualdad espiritual”.

“Partiendo también de los problemas de la moral, los escépticos veían la felicidad del hombre en la tranquilidad. Para alcanzarla, el hombre debía abstenerse de todo juicio concreto sobre las cosas, porque desconoce lo que éstas representan y jamás podrá conocer la naturaleza”. SHEGLOV.

 Obras:
Diógenes se expresaba mediante el comportamiento y la acción, sin obras escritas y Pirrón sólo dejó una obra escrita dedicada a Alejandro.


Epicuro (341-270 a.n.e.)

¿Cuál es la manera de regular la propia vida? ¿Qué es la felicidad? “La solución más sabia está en calcular, o sea, en someter la búsqueda de la felicidad al juicio de la razón. Para ello es necesario eliminar los miedos inútiles (a la muerte, al dolor) y moderar las necesidades, de manera que su goce no se transforme en lo contrario. Y, más que nada, cultivar la serenidad”.

Epicuro fue un brillante materialista de su época y contribuyó a desarrollar la teoría atomística de Demócrito. Cuando se refiere a necesidades las divide en tres clases:

1. Las naturales y necesarias (comer, beber y dormir)
2. Las naturales no necesarias (excederse de las necesarias) y
3. Las no naturales y no necesarias que no deben nunca satisfacerse pues son de naturaleza artificial (la gloria, la riqueza, el éxito, la belleza, etc.)

Podemos afirmar que Epicuro desarrolla el racionalismo ético como un control consciente de la razón sobre las emociones y el “hedonismo”.

Cálculo del placer:
Tesis de que es posible aumentar el bienestar vital por medio del cálculo matemático de los sacrificios y de los placeres derivados del comportamiento.

Hedonismo:
El placer es el fin y el principio de una vida bienaventurada.

“Los conceptos éticos de Epicuro emanan de su física y de su teoría del conocimiento. Al concebir al hombre como una determinada combinación de átomos de la naturaleza, como un ser material, Epicuro ve la felicidad del hombre en el placer, material y espiritual. El hombre aspira al placer y huye de los sufrimientos físicos”…

“Epicuro previene que el placer va siempre acompañado del sufrimiento. Por eso, su plena felicidad, su tranquilidad y serenidad (taraxia), el hombre las alcanza sólo cuando reduce sus inclinaciones materiales a aquellas satisfacciones, sin las cuales es imposible la existencia del propio hombre”…

Según Carlos Marx, Epicuro fue el más grande educador de la antigüedad, atacaba abiertamente a la religión antigua, luchaba contra la adoración de los dioses, contra la superstición. Explicaba la creencia en los dioses por la ignorancia de los hombres, por su desconocimiento de las leyes de la naturaleza. Lenin observa que la filosofía de Epicuro contiene una serie de hipótesis geniales.

Epicuro fue un gran filósofo materialista y ateo, creador de la escuela llamada “jardín de Epicuro”; organizada sobre principios democráticos, donde hombres y mujeres, ciudadanos y esclavos, gozaban de iguales derechos.

Para él, los problemas más importantes de la filosofía se encuentran en la moral, la conducta individual y la felicidad. Ello es lo que Epicuro posee de común con los estoicos. Pero su punto de vista parte del materialismo y el ateísmo.

Sostenía que era la comprensión racional y científica del mundo la que asegura la tranquilidad del espíritu. Al contrario, la creencia religiosa y mitológica, al no dar respuesta ni explicación racional a los fenómenos del mundo, destruye esa tranquilidad reemplazándola por temores y supersticiones. Es decir, el conocimiento es el que libera al hombre del temor a lo desconocido.

Como continuador de Demócrito, consideró a los átomos como la base de todas las cosas. Átomos que se mueven eternamente en el espacio vacío, que son infinitos, que se desplazan en un universo ilimitado, que se distinguen por su forma y peso.

Afirmaba que la Tierra no era el centro del universo sino uno de los tantos mundos existentes. Rechaza la idea de la inmortalidad expresando: cuando existimos no hay muerte y cuando hay muerte no existimos”.

Se lo considera un filósofo ateo aunque hable de los dioses, ya que, en su opinión, los dioses son incapaces de beneficiar o causar daño a la gente; ni a los malos ni a los buenos. Son, además, dioses que ni gobiernan ni legislan.

Los arqueólogos han encontrado muchas esculturas de con el rostro de Epicuro, de todos los tamaños y en muchos hogares, en especial en hogares de gente sencilla y considerada no intelectual. Es que se creía que, contemplar la imagen de Epicuro, serenaba el espíritu y tranquilizaba a las personas.

Su escuela, denominada “jardín” era como una gran casa de reposo, sencilla y tranquila, alejada del centro de Atenas y allí trataba esas tres dolencias muy frecuentes: el temor a los dioses; el pensamiento de la muerte y el dolor físico.

Cuando él se enferma gravemente y padece tremendos sufrimientos, continuando fiel a sus principios, le escribe a un amigo: “La vida es dulce, feliz y siempre digna de ser vivida”

Obras:
Se conocen tres cartas; a Herodoto sobre física; a Pitocles sobre los fenómenos celestes y a Meneceo sobre ética. Cuarenta Máximas, el Testamento.



Oscar Natalichio
Centro de Estudios Económicos y Sociales (CIEYS)
1º de Mayo. Día del trabajador.
oscarnatalich@fibertel.com.ar

Próximo capítulo:

18. Las tres etapas: De Tales a Lenin: Zenón de Citio, Séneca, Marco Aurelio. Plotino.   


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