NOSOTROS O ELLOS Nº 435 (14/06/2017)
Qué es el capitalismo (tercera
parte)
En el Nosotros o Ellos (NoE) número
433 publicamos la segunda parte de esta serie, cuyo objetivo es demostrar lo
que es, en esencia, la formación económica-social capitalista, es decir, lo que
es el capitalismo.
Y en ese número continuamos
reflejando el pensamientos de los economistas clásicos burgueses, cuyos
objetivos eran fortalecer la nueva formación económica-social: la capitalista
frente a la feudal; y para ello desarrollan (crean) la Economía Política
(nos referimos a la liberal burguesa) con una base científica, otorgándole un
contenido revolucionario para su época.
Surgía el pensamiento económico
burgués y surgía sin intentar ocultar cuál era su objetivo y cómo lograrlo. Y
en cómo logralo eran tan claros que no dejan la menor duda de los
procedimientos a seguir.
En el tomo III del Libro I de “EL
CAPITAL” Marx escribía que “El monje veneciano Ortes, uno de los grandes
escritores de economía del siglo XVIII, concibe el antagonismo de la producción
capitalista como ley natural general de la riqueza social”. Reproduce
parte de su pensamiento:
“El bien y el mal económico, dentro de una nación, se equilibran
siempre: la abundancia de bienes en uno es siempre igual a la falta de los
mismos en otros. La gran riqueza de algunos va siempre acompañada de la
absoluta privación de lo necesario en muchos otros. La riqueza de una nación
corresponde a su población y su miseria corresponde a su riqueza. La
laboriosidad de unos impone el ocio en otros. Los pobres y ociosos son frutos
necesarios de los ricos y activos”. “Della economía
nazionale… 1774.
Marx registra que 10 años más
tarde, el cura protestante Townsend, glorifica la pobreza como condición
necesaria para la riqueza y plantea que todo se reduce a que el hambre sea una
condición permanente dentro de la clase obrera. Así lo expresa:
“La obligación legal de trabajar lleva consigo muchas fatigas, violencia
y estrépito, mientras que el hambre no sólo ejerce una presión pacífica,
silenciosa e incesante, sino que también provoca el esfuerzo más potente como
el móvil más natural de la industria y del trabajo”… “Parece una ley natural
que los pobres sean hasta cierto punto improvisores, de manera que siempre haya
algunos para desempeñar las funciones más serviles, sucias y viles de la comunidad. El fondo
de felicidad humana se enriquece considerablemente de este modo; los más
delicados se ven libres de molestias y pueden entregarse a tareas más elevadas,
etc.… Londres 1784 reeditado en 1817
Ahora retornamos al análisis,
recordando que finalizamos la segunda parte con este comentario:
En la vida real, la cuota de plusvalía es superior al
100% que tomamos de referencia. En la vida real, la plusvalía no es sólo
“ganancia”, es también “renta”, es también “impuesto”, es también “mejor
calidad de vida” del propietario de los medios de producción y de sus secuaces,
etc. Eso es lo que analizaremos en la tercera parte de esta serie sobre lo que
es el capitalismo.
El capitalismo posee un único
objetivo fundamental: es la producción. ¿De un bien? ¿De un servicio? No es la
producción de plusvalía que se logra mediante la producción de bienes y
servicios. Sin plusvalía no hay capitalismo. Esto nos da (no señala) una pauta
para mencionar que cualquier tipo de empresa capitalista, no importa el tipo de
mercancía que produzca o el tipo de servicio que presta, para que la empresa
exista debe tener como objetivo obtener “ganancias”. Pasemos a desarrollar lo que es plusvalía:
PLUSVALÍA
1: La formación
de la plusvalía según la economía política clásica burguesa.
Las ideas de Adam Smith toman en cuenta el pensamiento
de los fisiócratas, basado en el concepto de salario medio que éstos desarrollaron, al que Smith llama “precio natural del salario”.
Parten de la base de que el trabajador debe vivir de
su trabajo y por tal razón, su salario, no
puede ser menor que los gastos que son necesarios para su sustento.
Incluso, mencionan, que el salario debería ser un poco más elevado que esos
gastos básicos, ya que el trabajador debe tener familia para poder tener hijos
y con ello garantizar “la continuidad de
la raza de trabajadores” ya que, de no hacerlo “se extinguirían en la primera generación”.
En ese razonamiento podemos observar con claridad que
lo que motiva el pago al trabajador no es un equivalente a la riqueza que
genera, sino un valor que se calcula en base a qué debe comer, cómo debe
vestir, cómo debe vivir, como debe procrear, para garantizar al capitalista la plusvalía
y la continuidad de existencia de la “raza de trabajadores”. Es el trabajador
el que genera el valor (la nueva riqueza), lo que motiva al capitalista poseer
un fuerte interés en apropiarse del excedente de ese valor calculando,
minuciosamente, como propietario de los medios de producción, haciendo que “ese
costo” (ese salario) sea el más bajo
posible.
Adam Smith parte de una observación lógica afirmando
que “el
producto del trabajo constituye la remuneración o salario natural del trabajo”;
de esa manera se refiere a que “En aquel estado primitivo de cosas que
precedió a la apropiación de la tierra y
la acumulación del capital, el producto íntegro del trabajo pertenecía
al trabajador”. Es el período en que no existe el terrateniente y patrón alguno: en el cual no tiene el
trabajador que compartir el fruto de su trabajo con nadie. De allí Adam Smith
deduce:
“Si este estado de cosas hubiese continuado, el
salario del trabajo habría ido aumentando con toda esa intensificación de su
capacidad productiva a que conduce la división del trabajo. Todas las cosas
habrían ido abaratándose gradualmente… Y con la lucidez de los clásicos agrega: “Pero
este estado primitivo de cosas no podía perdurar, desde el momento en que se
implantaron la apropiación de la tierra y la acumulación del capital”.
Marx comenta que “A. Smith observa razonablemente que
la capacidad productiva del trabajo sólo comienza a desarrollarse de un modo
real y efectivo a partir del momento en que el trabajo se convierte en trabajo asalariado y en que las
condiciones de trabajo asumen la forma de propiedad del suelo o del capital. Es
decir, que el desarrollo de la capacidad productiva del trabajo data del
momento en que ya el obrero no puede apropiarse por sí mismo de sus frutos”
Aquí observamos que la riqueza creada por el obrero
tiene, al menos, dos destinos, uno el que se le reconoce como salario que está
determinado por el valor (precio) de las cosas que necesita para mantener su
capacidad de productor y otra que va a manos del patrón (señor feudal o
capitalista) y que podemos denominar como “plusvalía”. Es el propio Smith quién lo explica de esta
manera:
“Al cambiar las mercancías ya terminadas por dinero,
por trabajo o por otros bienes, es necesario que además de cubrir el precio de
las materias primas y los salarios de los obreros, quede algo como ganancia
para el empresario que arriesga su capital en esa aventura”.
¿De dónde surge esa ganancia? ¿Sale de la venta de la mercancía por encima
de su valor?
Es el propio Smith quien da la respuesta al expresar:
“El valor que los obreros añaden a las materias primas
se descompone aquí en dos partes, una de las cuales cubre los salarios y la
otra la ganancia que corresponde al empresario por el capital global adelantado
en salarios y materias primas”.
¿Es así? Sí y no. Sí pues es un hecho real que el
valor que el trabajador genera con la cantidad de fuerza de trabajo incorporada
se desdobla siempre en dos partes, una de las cuales es el salario que se le
paga, es el valor que le asigna el capitalista a ese salario. No, pues la otra
parte no es ganancia obtenida por el empresario: es plusvalía. Lo que denomina
“ganancia” surge como consecuencia de la primera parte, es decir, de la parte
que el capitalista destina al pago del salario (al que considera “un costo”).
Pero ese pago sólo cubre una parte del valor que la fuerza de trabajo en acción
crea, y así surge la otra parte, la que en capitalista no le paga, y que vende
sin haberla comprado, y es por ello, exclusivamente por ello, que obtiene esa
“ganancia”.
El propio Smith reconoce que la ganancia nace del
hecho de que el capitalista vende sin pagarla una parte del trabajo incorporado
en la mercancía.
Incluso afirma que la ganancia deriva del trabajo realizado
por el obrero además del necesario para cubrir su salario. Es decir, reafirma
que toda riqueza la crea el trabajo incorporado a la mercancía, reafirma que
esa riqueza es producida por el trabajador, reafirma que esa riqueza (el valor
de esa nueva mercancía) posee dos destinos: uno va al salario y otro va a parar
a manos del que la vende sin pagarlo. Se trata de un claro reconocimiento del
origen de la plusvalía.
Ese origen no surge de la circulación, es decir, no
surge porque el bien se vende a un precio mayor a su valor. Toda mercancía se
vende por su valor, ya que su precio es la manifestación del mismo. Pero toda
mercancía contiene trabajo materializado que el capitalista no pagó, que lo
vende, lo cobra y lo utiliza en su provecho.
Marx señala (refiriéndose al párrafo que reproducimos
de Smith) “Al cambiar las mercancías ya terminadas por
dinero, por trabajo o por otros bienes…” que ello es falso ya que la ganancia
capitalista, cuando cambia mercancía por dinero u otras mercancías, siempre proviene del hecho de que vende más
trabajo del que ha pagado. Siempre la cantidad de valor de trabajo vivo (trabajo
en acción) que el capitalista paga es menor al que el trabajador genera; dicho
de otra manera: la cantidad de trabajo vivo del que se apropia es superior al
que paga. Pero a su vez menciona que “Adam Smith está en lo cierto cuando dice
que una parte de trabajo (valor) que el obrero añade a las materias primas es
la única que se transforma en salario y en ganancia y que, por tanto, la
plusvalía creada no guarda la menor
relación con el capital adelantado en forma de materias primas o de
instrumentos de trabajo”.
Smith estudia también la renta del suelo a quien
considera que, al igual que la ganancia industrial, no es más que una parte del
trabajo que obrero añade a los medios de producción. Para este economista la
plusvalía (el trabajo sobrante; el remanente de trabajo invertido y
materializado en la mercancía, después de cubrir el trabajo retribuido: el
salario), constituye la categoría más general y la renta del suelo no es más
que una modalidad. Pero, comenta Marx, Smith “no establece distinción entre
plusvalía en cuanto categoría específica y las formas especiales que reviste en
la ganancia y en la renta del suelo”.
Smith también estudia el interés del capital (o sea, parte
de la ganancia que se obtiene y se transfiere al capital prestado). El capital que
se utiliza para comprar medios de producción, pagar fuerza de trabajo e incluso
pagar renta del suelo, se utilizó para crear plusvalía y si lo utiliza para su
consumo sólo es un cambio en la distribución de la riqueza (pasa del
capitalista industrial al usurero) sin producir plusvalía aunque lo pague con
la plusvalía obtenida como ganancia.
También observa que todos los ingresos de las personas
que viven de los impuestos, o salen de los salarios de que los impuestos no son
más que una simple deducción, o tienen su fuente en la ganancia y en la renta
del suelo no son más que diversas formas
de plusvalía.
En síntesis: para
Smith, de la plusvalía, como categoría específica, se manifiestan en formas
especiales tales como ganancia, renta, intereses, impuestos, etc.
Con relación a
ello Marx opinaba:
“Ya hemos visto
cómo A. Smith concibe la plusvalía de la que la renta del suelo y la ganancia
no son más que elementos y modalidades especiales. Según su teoría, la parte del
capital formada por materias primas y medios de trabajo (por Medios de Producción) no entra directamente en la creación de
plusvalía. Esta proviene única y exclusivamente de la suma adicional de trabajo
añadida por el obrero, después de rendir el trabajo que se limita a resarcir su
salario. Es, pues, asimismo de la parte de capital desembolsado en salarios
donde emana directamente la plusvalía, ya que ésta es la única parte del
capital que además de reproducirse produce un remanente de producto y de valor.
Al contrario de lo que ocurre con la ganancia, pues aquí la plusvalía se
calcula tomando como base la suma total del capital desembolsado; y a esto hay
que añadir todavía otras modificaciones, debido a que las ganancias se reducen
a una cantidad homogénea en las diversas ramas del capital. Y como A. Smith no
coloca expresamente la plusvalía en una categoría especial y distinta de sus
modalidades específicas, esto lleva a confundirla directamente con las
modalidades de ganancia”.
Podemos señalar que la cuota de ganancia se obtiene
considerando la ganancia real, dividida por el total del capital invertido en
materias primas, instrumentos de trabajo y salarios, multiplicados por 100 para
obtener el porcentaje logrado.
Pero la cuota de Plusvalía se obtiene considerando sólo el capital destinado al pago de los salarios, es decir, la
ganancia real (la misma mencionada anteriormente) dividida por el capital
destinado al pago de los salarios. Ejemplo: Capital total invertido: 1.000
compuesto de 800 en materia prima e instrumentos de trabajo y 200 en salarios.
Ganancia obtenida: 200.
- Cuota de
ganancia = ganancia / capital total
invertido x 100 = 200 / 1000 x 100 = 20%
- Cuota de
plusvalía = ganancia / capital para
pago salarios x 100 = 200/200x100 =
100%
¿Qué nos informan estas relaciones? Que la ganancia
del capitalista es el 20% del capital invertido (del capital monetario D), pero
que, para obtener esa ganancia, al trabajador le pagó, como salario, la mitad
de la riqueza que con su trabajo generó: de un 100% es la cuota de plusvalía.
Lo que señala la real explotación del trabajo humano
asalariado por parte del capitalista no es la cuota de ganancia sino la cuota
de plusvalía. La cuota de ganancias sólo encubre la verdadera dimensión de la
explotación.
¿Podemos afirmar de la ganancia que figura en el
balance de una empresa es la plusvalía? Desde ya que no. Pero ello será
explicado en la próxima entrega del NoE.
CENTRO DE
INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEYS)
14 de junio de
2017
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