jueves, 15 de junio de 2017

NOSOTROS O ELLOS Nº 435 (14/06/2017)

Qué es el capitalismo (tercera parte)


En el Nosotros o Ellos (NoE) número 433 publicamos la segunda parte de esta serie, cuyo objetivo es demostrar lo que es, en esencia, la formación económica-social capitalista, es decir, lo que es el capitalismo.

Y en ese número continuamos reflejando el pensamientos de los economistas clásicos burgueses, cuyos objetivos eran fortalecer la nueva formación económica-social: la capitalista frente a la feudal; y para ello desarrollan (crean) la Economía Política (nos referimos a la liberal burguesa) con una base científica, otorgándole un contenido revolucionario para su época.

Surgía el pensamiento económico burgués y surgía sin intentar ocultar cuál era su objetivo y cómo lograrlo. Y en cómo logralo eran tan claros que no dejan la menor duda de los procedimientos a seguir.

En el tomo III del Libro I de “EL CAPITAL” Marx escribía que “El monje veneciano Ortes, uno de los grandes escritores de economía del siglo XVIII, concibe el antagonismo de la producción capitalista como ley natural general de la riqueza social”. Reproduce parte de su pensamiento:

“El bien y el mal económico, dentro de una nación, se equilibran siempre: la abundancia de bienes en uno es siempre igual a la falta de los mismos en otros. La gran riqueza de algunos va siempre acompañada de la absoluta privación de lo necesario en muchos otros. La riqueza de una nación corresponde a su población y su miseria corresponde a su riqueza. La laboriosidad de unos impone el ocio en otros. Los pobres y ociosos son frutos necesarios de los ricos y activos”. “Della economía nazionale… 1774.


Marx registra que 10 años más tarde, el cura protestante Townsend, glorifica la pobreza como condición necesaria para la riqueza y plantea que todo se reduce a que el hambre sea una condición permanente dentro de la clase obrera. Así lo expresa:

“La obligación legal de trabajar lleva consigo muchas fatigas, violencia y estrépito, mientras que el hambre no sólo ejerce una presión pacífica, silenciosa e incesante, sino que también provoca el esfuerzo más potente como el móvil más natural de la industria y del trabajo”… “Parece una ley natural que los pobres sean hasta cierto punto improvisores, de manera que siempre haya algunos para desempeñar las funciones más serviles, sucias y viles de la comunidad. El fondo de felicidad humana se enriquece considerablemente de este modo; los más delicados se ven libres de molestias y pueden entregarse a tareas más elevadas, etc.… Londres 1784 reeditado en 1817

Ahora retornamos al análisis, recordando que finalizamos la segunda parte con este comentario:

En la vida real, la cuota de plusvalía es superior al 100% que tomamos de referencia. En la vida real, la plusvalía no es sólo “ganancia”, es también “renta”, es también “impuesto”, es también “mejor calidad de vida” del propietario de los medios de producción y de sus secuaces, etc. Eso es lo que analizaremos en la tercera parte de esta serie sobre lo que es el capitalismo.

El capitalismo posee un único objetivo fundamental: es la producción. ¿De un bien? ¿De un servicio? No es la producción de plusvalía que se logra mediante la producción de bienes y servicios. Sin plusvalía no hay capitalismo. Esto nos da (no señala) una pauta para mencionar que cualquier tipo de empresa capitalista, no importa el tipo de mercancía que produzca o el tipo de servicio que presta, para que la empresa exista debe tener como objetivo obtener “ganancias”.  Pasemos a desarrollar lo que es plusvalía:

PLUSVALÍA

1: La formación de la plusvalía según la economía política clásica burguesa.

Las ideas de Adam Smith toman en cuenta el pensamiento de los fisiócratas, basado en el concepto de salario medio que éstos desarrollaron, al que Smith llama “precio natural del salario”.

Parten de la base de que el trabajador debe vivir de su trabajo y por tal razón, su salario, no puede ser menor que los gastos que son necesarios para su sustento. Incluso, mencionan, que el salario debería ser un poco más elevado que esos gastos básicos, ya que el trabajador debe tener familia para poder tener hijos y con ello garantizar “la continuidad de la raza de trabajadores” ya que, de no hacerlo “se extinguirían en la primera generación”.

En ese razonamiento podemos observar con claridad que lo que motiva el pago al trabajador no es un equivalente a la riqueza que genera, sino un valor que se calcula en base a qué debe comer, cómo debe vestir, cómo debe vivir, como debe procrear, para garantizar al capitalista la plusvalía y la continuidad de existencia de la “raza de trabajadores”. Es el trabajador el que genera el valor (la nueva riqueza), lo que motiva al capitalista poseer un fuerte interés en apropiarse del excedente de ese valor calculando, minuciosamente, como propietario de los medios de producción, haciendo que “ese costo” (ese salario) sea el más bajo posible.

Adam Smith parte de una observación lógica afirmando que “el producto del trabajo constituye la remuneración o salario natural del trabajo”; de esa manera se refiere a que “En aquel estado primitivo de cosas que precedió a la apropiación de la tierra y  la acumulación del capital, el producto íntegro del trabajo pertenecía al trabajador”. Es el período en que no existe el terrateniente y  patrón alguno: en el cual no tiene el trabajador que compartir el fruto de su trabajo con nadie. De allí Adam Smith deduce:

“Si este estado de cosas hubiese continuado, el salario del trabajo habría ido aumentando con toda esa intensificación de su capacidad productiva a que conduce la división del trabajo. Todas las cosas habrían ido abaratándose gradualmente… Y con la lucidez de los clásicos agrega: “Pero este estado primitivo de cosas no podía perdurar, desde el momento en que se implantaron la apropiación de la tierra y la acumulación del capital”.

Marx comenta que “A. Smith observa razonablemente que la capacidad productiva del trabajo sólo comienza a desarrollarse de un modo real y efectivo a partir del momento en que el trabajo se convierte en trabajo asalariado y en que las condiciones de trabajo asumen la forma de propiedad del suelo o del capital. Es decir, que el desarrollo de la capacidad productiva del trabajo data del momento en que ya el obrero no puede apropiarse por sí mismo de sus frutos”

Aquí observamos que la riqueza creada por el obrero tiene, al menos, dos destinos, uno el que se le reconoce como salario que está determinado por el valor (precio) de las cosas que necesita para mantener su capacidad de productor y otra que va a manos del patrón (señor feudal o capitalista) y que podemos denominar como “plusvalía”.  Es el propio Smith quién lo explica de esta manera:

“Al cambiar las mercancías ya terminadas por dinero, por trabajo o por otros bienes, es necesario que además de cubrir el precio de las materias primas y los salarios de los obreros, quede algo como ganancia para el empresario que arriesga su capital en esa aventura”.

¿De dónde surge esa ganancia?  ¿Sale de la venta de la mercancía por encima de su valor?

Es el propio Smith quien da la respuesta al expresar:

“El valor que los obreros añaden a las materias primas se descompone aquí en dos partes, una de las cuales cubre los salarios y la otra la ganancia que corresponde al empresario por el capital global adelantado en salarios y materias primas”.

¿Es así? Sí y no. Sí pues es un hecho real que el valor que el trabajador genera con la cantidad de fuerza de trabajo incorporada se desdobla siempre en dos partes, una de las cuales es el salario que se le paga, es el valor que le asigna el capitalista a ese salario. No, pues la otra parte no es ganancia obtenida por el empresario: es plusvalía. Lo que denomina “ganancia” surge como consecuencia de la primera parte, es decir, de la parte que el capitalista destina al pago del salario (al que considera “un costo”). Pero ese pago sólo cubre una parte del valor que la fuerza de trabajo en acción crea, y así surge la otra parte, la que en capitalista no le paga, y que vende sin haberla comprado, y es por ello, exclusivamente por ello, que obtiene esa “ganancia”.

El propio Smith reconoce que la ganancia nace del hecho de que el capitalista vende sin pagarla una parte del trabajo incorporado en la mercancía. Incluso afirma que la ganancia deriva del trabajo realizado por el obrero además del necesario para cubrir su salario. Es decir, reafirma que toda riqueza la crea el trabajo incorporado a la mercancía, reafirma que esa riqueza es producida por el trabajador, reafirma que esa riqueza (el valor de esa nueva mercancía) posee dos destinos: uno va al salario y otro va a parar a manos del que la vende sin pagarlo. Se trata de un claro reconocimiento del origen de la plusvalía.

Ese origen no surge de la circulación, es decir, no surge porque el bien se vende a un precio mayor a su valor. Toda mercancía se vende por su valor, ya que su precio es la manifestación del mismo. Pero toda mercancía contiene trabajo materializado que el capitalista no pagó, que lo vende, lo cobra y lo utiliza en su provecho.

Marx señala (refiriéndose al párrafo que reproducimos de Smith)    “Al cambiar las mercancías ya terminadas por dinero, por trabajo o por otros bienes…”  que ello es falso ya que la ganancia capitalista, cuando cambia mercancía por dinero u otras mercancías, siempre proviene del hecho de que vende más trabajo del que ha pagado. Siempre la cantidad de valor de trabajo vivo (trabajo en acción) que el capitalista paga es menor al que el trabajador genera; dicho de otra manera: la cantidad de trabajo vivo del que se apropia es superior al que paga. Pero a su vez menciona que “Adam Smith está en lo cierto cuando dice que una parte de trabajo (valor) que el obrero añade a las materias primas es la única que se transforma en salario y en ganancia y que, por tanto, la plusvalía creada no guarda la menor relación con el capital adelantado en forma de materias primas o de instrumentos de trabajo”.

Smith estudia también la renta del suelo a quien considera que, al igual que la ganancia industrial, no es más que una parte del trabajo que obrero añade a los medios de producción. Para este economista la plusvalía (el trabajo sobrante; el remanente de trabajo invertido y materializado en la mercancía, después de cubrir el trabajo retribuido: el salario), constituye la categoría más general y la renta del suelo no es más que una modalidad. Pero, comenta Marx, Smith “no establece distinción entre plusvalía en cuanto categoría específica y las formas especiales que reviste en la ganancia y en la renta del suelo”.

Smith también estudia el interés del capital (o sea, parte de la ganancia que se obtiene y se transfiere al capital prestado). El capital que se utiliza para comprar medios de producción, pagar fuerza de trabajo e incluso pagar renta del suelo, se utilizó para crear plusvalía y si lo utiliza para su consumo sólo es un cambio en la distribución de la riqueza (pasa del capitalista industrial al usurero) sin producir plusvalía aunque lo pague con la plusvalía obtenida como ganancia.

También observa que todos los ingresos de las personas que viven de los impuestos, o salen de los salarios de que los impuestos no son más que una simple deducción, o tienen su fuente en la ganancia y en la renta del suelo no son más que diversas formas de plusvalía.

En síntesis: para Smith, de la plusvalía, como categoría específica, se manifiestan en formas especiales tales como ganancia, renta, intereses, impuestos, etc.

Con relación a  ello Marx opinaba:

“Ya hemos visto cómo A. Smith concibe la plusvalía de la que la renta del suelo y la ganancia no son más que elementos y modalidades especiales. Según su teoría, la parte del capital formada por materias primas y medios de trabajo (por Medios de Producción) no entra directamente en la creación de plusvalía. Esta proviene única y exclusivamente de la suma adicional de trabajo añadida por el obrero, después de rendir el trabajo que se limita a resarcir su salario. Es, pues, asimismo de la parte de capital desembolsado en salarios donde emana directamente la plusvalía, ya que ésta es la única parte del capital que además de reproducirse produce un remanente de producto y de valor. Al contrario de lo que ocurre con la ganancia, pues aquí la plusvalía se calcula tomando como base la suma total del capital desembolsado; y a esto hay que añadir todavía otras modificaciones, debido a que las ganancias se reducen a una cantidad homogénea en las diversas ramas del capital. Y como A. Smith no coloca expresamente la plusvalía en una categoría especial y distinta de sus modalidades específicas, esto lleva a confundirla directamente con las modalidades de ganancia”.

Podemos señalar que la cuota de ganancia se obtiene considerando la ganancia real, dividida por el total del capital invertido en materias primas, instrumentos de trabajo y salarios, multiplicados por 100 para obtener el porcentaje logrado.

Pero la cuota de Plusvalía  se obtiene considerando sólo el capital destinado al pago de los salarios, es decir, la ganancia real (la misma mencionada anteriormente) dividida por el capital destinado al pago de los salarios. Ejemplo: Capital total invertido: 1.000 compuesto de 800 en materia prima e instrumentos de trabajo y 200 en salarios. Ganancia obtenida: 200.

  1. Cuota de ganancia =  ganancia / capital total invertido x 100 =  200 / 1000 x 100  =   20%
  2. Cuota de plusvalía =  ganancia / capital para pago salarios x 100 = 200/200x100  = 100%

¿Qué nos informan estas relaciones? Que la ganancia del capitalista es el 20% del capital invertido (del capital monetario D), pero que, para obtener esa ganancia, al trabajador le pagó, como salario, la mitad de la riqueza que con su trabajo generó: de un 100%  es la cuota de plusvalía.

Lo que señala la real explotación del trabajo humano asalariado por parte del capitalista no es la cuota de ganancia sino la cuota de plusvalía. La cuota de ganancias sólo encubre la verdadera dimensión de la explotación.

¿Podemos afirmar de la ganancia que figura en el balance de una empresa es la plusvalía? Desde ya que no. Pero ello será explicado en la próxima entrega del NoE.




CENTRO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEYS)
14 de junio de 2017

 





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