NOSOTROS
O ELLOS Nº 298
LOS
COSTOS DE UNA MALA DECISIÓN
En las contiendas
electorales que se desarrollan en la democracia burguesa (cuando la burguesía
elige o se ve obligada a elegir esa vía y no la de una dictadura más violenta
donde convoca a los militares cipayos) se debaten ideas, propuestas y métodos
para llevar adelante un programa y un proyecto de país.
En esa contienda,
no nos enfrentamos a enemigos sino a adversarios, y podemos intercambiar
opiniones y discutir todo lo que nos parezca necesario con el fin de acercar
posiciones o, en otro caso, dejar en claro la de cada uno. No sólo es lícito,
es también saludable y ayuda a crecer.
Pero este comportamiento requiere de algunas premisas
básicas como son: ser honesto, saber el tema que se habla, reconocer
situaciones reales tanto buenas como malas, no mentir ni aceptar que le
mientan, desterrar la irracionalidad, el odio inducido, etc.
Podemos señalar que
un 1% de la población votó por Macri porque
votó con conciencia de clase, es decir, votó por mantener y acrecentar sus
exclusivos intereses. Conforman este grupo las grandes corporaciones y aquellos
que están ligados directa o indirectamente a ellas (gerencias, estudios
contables y de abogados, jueces y políticos por ellos colocados, etc.).
Sobre el 99%
restante entramos en una línea difícil de cuantificar. Sabemos que una parte,
que creemos numerosas, la constituyen ciudadanos que han sido víctimas de la formidable campaña mediática que lograron
instalar en sus mentes mentiras como verdades y verdades como mentiras.
Esta gente fue la que votó contra sus propios intereses inducida por el engaño
de quienes ya se están beneficiando de su fragilidad intelectual, de ese 1%
mencionado arriba.
Sabemos que otra
parte, que no debe ser muy numerosa pero si determinante, votó sabiendo que
votaba a un delincuente, sabiendo que posee 214 causas penales, sabiendo que
desoyó a los inspectores habilitando Iron Mountain, participando de esa manera
en el incendio intencional que dejó 10 muertos para borrar archivos del HSBC,
del Grupo Clarín y del Gobierno de la Ciudad, sabiendo que malversó fondos
públicos y no sólo con Niembro y su pandilla sino con cientos de “pautas
publicitarias” inexistentes pero pagadas, sabiendo que todo lo que al final
prometió era falso como se pudo comprobar en las primeras horas de su gobierno,
sabiendo que era el candidato del 1% que nos regresará a niveles de pobreza y
de desocupación elevados, y que se inclinará ante el FMI y endeudará al país
para que ese 1% pueda adquirir dólares a dos millones por mes por persona, etc.
Esas personas son
concientes de que con su actitud colocan en el umbral de la muerte a miles de
niños, a los que se les niega asistencia y se le recorta la existente; son
conscientes que van a sumar cientos de miles los nuevos desocupados y con ello
nuevamente el sufrimiento de miles de familias. Pero no les importa. Ni
siquiera poseen un argumento, pues tampoco les importa. Son cómplices de lo
peor. No merecen que siquiera les hablemos. Hacen daño por haberse construido
un odio irracional e infantil.
Los costo de su “mala” decisión lo pagamos todos los que
trabajamos y vemos como en menos de 10 días de reduce nuestra capacidad de
compra en un 35% faltando aún los ajustes de los servicios y del transporte.
Que nadie reciba a
esos cómplices de la
destrucción. Si poseen negocios NO COMPREN EN ELLOS. Ubiquen en su reemplazo a algún comerciante
que no se haya prestado al saqueo irracional. Eso sí les duele a los cómplices,
pues se los ataca en su más sentida sensibilidad: el bolsillo.
O. NATALICHIO – CENTRO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y
SOCIALES 20/12/15
Los daños
efectuados por el presidente delincuente en sólo 10 días son gravísimos. Y
faltan 1450 más.
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