NOSOTROS O ELLOS Nº 215
A 40 AÑOS DEL ASESINATO DE LA CAMARADA GRACIELA
PANE
Ni olvido ni perdón a esos criminales que asesinaron a miles de
compañeros. La masacre planificada como tal comenzó con la triple A y se concretó
poco tiempo después con el golpe empresario-militar-clerical en marzo de 1976.
Hoy se cumplen 40 años del brutal asesinato de la compañera Graciela
Pane y es nuestro deber recordarla, mantener viva su
presencia y continuar su lucha por un mundo distinto, sin explotados ni
explotadores.
Reproducimos dos artículos referidos este canallesco asesinato, uno de
Página 12 de febrero de 2008 y otro (La Ciudad) cuando se cumplieron los 25
años de ese crimen. Y recomendamos leer el NOSOTROS O ELLOS Nº 124 (el
anterior) donde un año antes (en octubre de 1974) era brutalmente asesinada la camarada Tina
Hidalgo , también por la “triple A”, que operaba con el
beneplácito y complicidad del gobierno de López Rega-Isabel Martínez, al
servicio del Consejo Empresario Argentino, presidido por Martínez de Hoz, quién
luego fuera en Ministro de Economía de la dictadura genocida.
Viernes, 29 de febrero de
2008
La Triple A en la universidad
Graciela Pane tenía 23 años y
estaba embarazada. Fue asesinada en octubre de 1975. Su hermana se presentará
hoy en la causa sobre la
Triple A. Pedirá que imputen a las autoridades de la UTN de
Avellaneda, donde estudiaba Graciela.
Por
Adriana Meyer
Graciela
tenía 23 años e iba a ser madre; Liliana, 20 recién cumplidos y ya cantaba.
Juntas tocaban piano y guitarra, y componían canciones. El 2 de octubre de 1975
una patota arrancó a la mayor de las hermanas Pane de su casa en Sarandí y a
los dos días fue asesinada. La foto de su cuerpo torturado aparecido en los
bosques de Ezeiza fue publicada por los diarios, y al día siguiente el rector
de la
Universidad Tecnológica Nacional (UTN), a la que concurría
Graciela, hizo un discurso en el que exaltó la acción “pacificadora” de la
“misión Ivanissevich”, y alertó que los estudiantes que no lo comprendieran así
“sufrirán las consecuencias”. Liliana Pane se convirtió en la cantante Lina Avellaneda
y hoy insistirá en buscar justicia para su hermana en el marco de la causa por
los crímenes de la Triple A ,
con el apoyo de la Liga
Argentina por los Derechos del Hombre.
“Mi mamá me pregunta todos los días qué
novedades hay, pero no sé qué decirle porque los jueces no tienen plazos para
expedirse”, dijo a Página/12 en alusión a los camaristas federales que tienen
que definir si los delitos de la
Triple A son de lesa humanidad o no, decisión que mantiene
trabado el expediente 6511 “López Rega, José/asociación ilícita”.
A más de treinta y dos años del crimen, a
catorce meses de pedir la inclusión del caso en la causa Triple A , los
familiares y querellantes de Graciela Pane aportarán hoy pruebas en Tribunales
sobre la responsabilidad de las autoridades de la Regional Avellaneda
de la UTN en el asesinato. También reclamarán que la Cámara Federal
porteña rechace la pretensión de los represores –con Rodolfo Almirón, ex ladero
de López Rega, a la cabeza- de que la causa sea anulada por prescripción, “como
si el asesinato de cerca de mil compañeros por bandas armadas y amparadas por
el gobierno de Isabel no fueran crímenes de ‘lesa humanidad’”, dijo José
Schulman, de la Liga. En
la sede de ese organismo de derechos humanos darán hoy a las 11.30 una
conferencia de prensa Lina Avellaneda, los abogados de la querella en la causa Triple A y
dirigentes del Centro de Estudiantes de la Regional Avellaneda
de la UTN de aquella época y de hoy.
Graciela
Pane estudiaba Biología en la UTN, era dirigente estudiantil y militaba en la Federación Juvenil
Comunista. Había recibido amenazas de
muerte por parte de los matones del decanato, al igual que su hermana, que
trabajaba en un quiosco del centro de estudiantes. A pesar de que el caso está
paralizado hasta que la Cámara se expida, los querellantes siguieron aportando
pruebas y pidiendo medidas. En su denuncia, Lina Avellaneda explicó que tanto
ella como su hermana recibieron “amenazas de muerte en los días anteriores al 2
de octubre de 1975, de parte de un individuo conocido como Carlos Alberto Polo,
quien presumiblemente se desempeñaba como jefe de Seguridad de la UTN de
Avellaneda, y también por parte del propio rector de la referida universidad,
Agustín Monteagudo, y su colaborador Raúl Bronzzini”. Estos fueron denunciados
penalmente en aquel momento ante el Juzgado Nº 5 de Lomas de Zamora, a cargo de
Mario Moldes.
Por la vinculación entre esas intimidaciones
y el posterior secuestro y asesinato de Graciela Pane pedirán que estas personas
sean llamadas a declaración indagatoria. Y ofrecerán los testimonios de
Florentino Narváez, dirigente del centro de estudiantes que fue detenido junto
con Graciela por la policía bonaerense días antes de su asesinato, y del actual
decano de la UTN de Avellaneda, Jorge Omar Del Gener. Por esos días, las
noticias sobre los asesinatos de la
Triple A aparecían en los medios, por lo que este hecho tuvo
repercusión nacional y a nivel local, en Avellaneda, donde el Concejo
Deliberante se solidarizó con la familia Pane.
Lina Avellaneda sabe que es poco objetiva
cuando dice que su hermana “era brillante, muy especial, escribía muy bien y
estaba adelantada en algunas cuestiones a su época”, pero poco importa. La
cantante cree que hubo “un pacto por el cual no se investiga lo ocurrido antes
de 1976” ,
y sostiene que “al peronismo no lo perjudicaría sino que lo engrandecería
reconocer que también tuvieron ese costado conservador de lo peor, de derecha”.
Pero la desaniman unos carteles que vio con la leyenda “con el peronismo no se
jode”. Ahora devenida nuevamente en denunciante (apenas secuestraron a su
hermana acudió ante la Justicia junto a sus padres, pero nunca obtuvo ninguna
respuesta), y por primera vez con su nombre artístico, Avellaneda afirma que
“hay mucho por hacer sobre la responsabilidad de los civiles, pero hace falta
voluntad política del Gobierno para investigarla”. Sabe que quizá no llegue a
los autores materiales, “esas bestias salvajes y drogadas que entraron a casa
de mis padres”, pero aún considera posible avanzar sobre las responsabilidades
de escritorio y la red de encubrimiento. El capítulo universitario es una parte
de esa deuda.
Oscar Natalichio
CENTRO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEYS)
02/10/2015
NOSOTROS O ELLOS Nº
215
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