viernes, 23 de enero de 2015

NOSOTROS O ELLOS Nº 177

LOS MISERABLES (CUARTA PARTE)

  1. Suicidio

En el Diccionario de la Lengua Española, la palabra “suicidio” se define con dos acepciones: 1. Acción y efecto de suicidarse y 2. Acción o conducta que perjudica o puede perjudicar muy gravemente a quienes la realizan.

La acepción 1 nos obliga a volver a recurrir al diccionario, ahora para encontrar lo que éste define como “suicidarse” y allí encontramos una sola definición: Quitarse voluntariamente la vida.

Considerando cada palabra con su propia identidad, el diccionario de sinónimos agrupa familiarmente a las siguientes, tomando como punto de partida la palabra Homicidio, como: muerte de una persona causada violentamente por otra.

Asesinato y crimen agregan alevosía; fratricidio cuando el asesinato lo impulsa su propio hermano; genocidio cuando se asesina a todo un pueblo, una raza, un linaje, es aniquilación de la vida en sus orígenes; infanticidio la muerte violenta a un niño producida por la madre pero extensivo al recién nacido o al por nacer; matricidio-parricidio como la muerte de la madre o el padre en manos de su hijo; muerte como término amplio que señala destrucción o aniquilamiento; regicidio como la muerte de un rey causada por un súbdito; uxoricidio cuando la muerte de una mujer es causada por su marido y suicidio como acto de quitarse uno mismo la vida por un medio violento.

Las probabilidades de que el fiscal de los servicios se haya pegado el tiro en la cabeza son muy elevadas, por todos los datos recogidos pero, especialmente, porque se ha afirmado que en el acto de su muerte no intervinieron “terceras personas”.

Pese a los esfuerzos de Clarín y sus mercenarios y de los oportunistas de la denominada oposición, la puerta se encontraba cerrada con dos vueltas de llave por dentro (y no “abierta”); el famoso “pasadizo secreto” es una desopilante invención de esos ya desesperados medios y políticos, además da al departamento contiguo, que arrienda un ciudadano chino, y no hay forma de pasar de ese departamento al que se encontraba el fiscal leyendo lo que le indicaban que debía presentar el lunes, etc.; la pistola con la que se voló la sien se la alcanzó su ¿amigo?, ¿subordinado?, ¿proveedor?, por “expreso pedido”.

Aún así, este hecho ¿puede catalogarse como suicidio? Si observamos la definición del diccionario: Quitarse voluntariamente la vida, ¿puede asegurarse que el tiro se lo pegó “voluntariamente”?

Toma las vacaciones con su hija de 15 años y regresa inesperadamente en medio de ellas dejándola sola por tres o más horas en un aeropuerto, llega y se lo nota muy nervioso y alterado en busca de sus equipajes; y luego lo recibe un misterioso personaje.

Cuando hace la ridícula denuncia no presenta las pruebas y ese día se ve con Lagomarsino en su departamento. No le informa que está amenazado él ni nadie de su entorno. No pide una pistola para ¿defenderse?, simplemente comenta que va a trabajar sobre las 300 fojas y envía una foto de su escritorio donde se observan carpetas y marcadores. ¿Estaba leyendo lo que él no escribió? ¿Se comenzaba a poner nervioso pues lo que estaba leyendo era un verdadero mamarracho? ¿Que no podía ser escrito por abogados o jueces o fiscales? ¿No se parecía y mucho a un informe de servicios?

Adicionalmente a ello, en la segunda y última visita de Lagomarsino en esta etapa, éste le comenta (o la jueza anónima comenta que Lagomarsino le comenta) estas palabras: me llamó Stiuso para decirme que debía tener cuidado… que desconfiara de mi custodia… que le pusiera seguridad a mis hijas… Pero agregó algo más contundente y, como mensaje, muy aclaratorio: “yo lo tengo que hacer, no tengo otra alternativa” ¿Se refería a la falsa y torpe denuncia presentada? ¿Se refería a terminar con su vida?

Entonces se pega un tiro, ¿es un hecho voluntario? No lo es. No regresó para matarse. Pero desconocía el real contenido de la denuncia que le escribieron. Por eso entregó al inicio sólo el cuerpo central de la denuncia y no las pruebas. Cando observó las denominadas “pruebas” se dio cuenta de la estupidez que había cometido. ¿Alcanza eso como para suicidarse? Posiblemente eso, más el llamado del superagente (ex) Stiuso diciéndole que se cuide, alcanza y sobra. 

Entonces nos encontramos con que ni es suicidio ni es homicidio, ya que la muerte no es causada violentamente por otra. ¿Qué es entonces? Lo que más se aproxima (jurídicamente) es la figura de “suicidio inducido”

“El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años”

El suicidio no tiene pena, pues constituye una conducta no delictiva, además requiere la necesidad efectiva de una muerte, que dicha muerte sea querida por el sujeto (voluntaria) y que el sujeto cuya muerte se produce posee capacidad de decisión (voluntad de darse muerte).

En cambio, inducir al suicidio equivale a determinar a otra persona a que se suicide. Ello supone que, el suicida, no hubiese tomado tal determinación (de darse muerte) si no hubiese mediado la conducta del inductor, que debe ser directa y eficaz (lograr que se suicide). El que induce al suicidio (y logra ese objetivo) es un homicida. Sin embargo, extrañamente, la pena por serlo por esa vía, es menor.

“Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos necesarios al suicidio de una persona”.

Aquí se entiende como “necesario” a cooperar en la ejecución  del suicidio con un acto sin el cual no se habría efectuado.

Observamos que en el caso del fiscal de los servicios caben estas dos posibilidades, la inducción y la cooperación.

Las veladas amenazas de Stiuso (de confirmarse el o los llamados telefónicos relatados por Lagomarsino a la jueza anónima) representan claramente una inducción al suicidio.

Y la entrega de la pistola Bersa calibre 22 que Lagomarsino entregara el sábado a la tarde-noche al fiscal encuadra en un acto de cooperación, pues se suicidó con ella.

Describo todo esto pues es necesario, entre tanta chantada mediática, de políticos oportunistas y de personas mediocres, tener conocimiento sobre las distintas formas de catalogar los hechos que han estado ocurriendo. Algunos juristas prefieren utilizar el término homicidio-suicidio que el de suicidio inducido-asistido.

De esta manera podríamos decir que no nos encontramos frente a un suicidio propiamente dicho aunque no haya tercero en la escena, sino a una muerte inducida, meticulosamente planificada y llevada adelante con claros objetivos, entre ellos, lo de generar una convulsión social, ensuciar al gobierno nacional y atentar contra la democracia y la república.

  1. La magnífica opo

La “doctora” Carrió, abogada, tiene su propia versión de la situación, no menos disparatada que la denuncia que le hicieran presentar al fiscal de los servicios. Como es habitual declara: “la falta de seriedad de la Presidenta sólo trae miedo a la sociedad. Apenas conocida la muerte del fiscal Nisman habló de suicidio, derrumbada la tesis del suicidio, se habla de asesinato” El desconocimiento de su profesión de esta profesional es manifiesta y la agresión a la Presidenta la savia en la que se alimenta. Si no participan terceros directamente es suicidio, si se vio obligado a matarse no deja de ser suicidio sino pasa a ser un suicidio inducido y asistido.

Ernesto Sanz, presidente del Comité Nacional de la UCR declara, pobre hombre, lo que puede expresar, pues se encuentra lejos de considerarse un estadista menor. “La Presidenta abandonó la condición de líder de 40 millones de argentinos para transformarse en comentarista criminológica. No es la posición de alguien que tiene que traer tranquilidad a una sociedad llena de zozobra y de miedo”. Increíble pensar que es un candidato a ser presidente. La zozobra a la sociedad la colocan los medio, los servicio locales y extranjeros, los políticos oportunistas que buscan más posicionarse que defender la dignidad nacional como en el caso de los fondos buitres, donde todos querían pagar.

Otro, especialista en traiciones y, además caradura, don Cleto Cobo, ex estrella de la 125, dice: “La gravedad institucional es innegable. La Presidenta debe tener información suficiente como para dudar sobre la muerte del fiscal Nisman. Si es un homicidio entonces esto es un mensaje mafioso a los jueces y fiscales que investigan el poder político”. Este sucio y oscuro personaje revierte la situación y coloca como víctima a los jueces y fiscales que han permanentemente cajoneado expedientes, borrado pruebas y sembrado falsas pistas, amen de subordinarse a poderes extranacionales. Bueno, Cobos intentó legitimar la ocupación inglesa de nuestras Islas Malvinas, viajando a ellas con pasaporte argentino como si se tratara de otro país. En las peores épocas ya superadas, Bolivia tuvo un presidente que sólo hablaba en inglés. ¿Podemos nosotros poner como presidente a uno que legitima la ocupación británica? No podemos, pero este cipayo de dos pisos (local y extranjero) ha obtenido aplausos y votos que quizá no reciba ahora pues posee “colegas” no muy distintos, que lo disputan.

También encontramos a la famosa “hormiguita”, doña Graciela Ocaña, que declara, ya que tiene la oportunidad de hacerlo y no quiere perderla, lo siguiente: “CFK, ahora dice que al fiscal Nisman lo mataron ¿Qué espera para echar a la ministra de seguridad y a Berni, responsable de la custodia del Fiscal? ¿Qué Bogado no es espía? CFK se burla de los argentinos.”  No sólo Bogado no es parte de la SIDE (SI) sino que le han hecho dos denuncias judiciales por usurpación y tráfico de influencias. Y lo hizo, querida hormiguita, el jefe Stiuso.  Lo de echar a Berni y a la ministra es simplemente una expresión de la lengua y no del cerebro, hay que entenderla.

De Narváez, el que se contactaba con el “rey de la efedrina” y ahora es pre candidato de Massa a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires, quiere destacarse siendo más idiota; “La Presidenta es responsable de la muerte del fiscal Alberto Nisman por haber hecho o haber dejado de hacer”. Esta diciendo que Cristina o lo mandó a matar o dejo que lo maten. El narco colombiano tiene suerte de vivir en nuestro país en esta época y poder decir las peores barbaridades sin sufrir ningún castigo por ello. En realidad, el castigo debe provenir de la sociedad.

El show mediático, más la actuación de los actores extras de la política va a continuar. Nada positivo pueden aportar. Desde ya, otro candidato, rey del oportunismo y de muy bajo nivel intelectual, se postula para querellante de la causa AMIA. ¿Será + AMIA?

La valentía de Cristina Fernandez debe ser acompañada por todos aquellos que queremos una patria cada vez más justa y solidaria.

4. Fortalecer los cambios en Nuestra América

Estos ataques contra los gobiernos populares no se dan sólo en nuestro país, se agrede a todos los paises latinoamericanos que han decidido independizarse del amo imperial y recorrer un camino propio donde el primer resultado es reducción de la pobreza y marginación  con inclusión social; disminución de la mortalidad infantil, con ayuda alimenticia y sanitaria, elevación de la esperanza de vida al nacer, con jubilaciones y pensiones ajustables y con la creación de millones de puestos de trabajo, mejora de la educación y desarrollo de la ciencia y la técnica.

Evo Morales acaba de asumir su tercer mandato con el 62% de los votos. Y las transformaciones que lidera en Bolivia han asombrado al mundo entero.  Su presencia garantiza que esa hermana nación seguirá ese camino, con la dupla Morales-Linera hasta el año 2020.  

Todo lo bueno que sucede en Nuestra América es bueno para todos. Todo lo perverso, como este ataque irracional contra la presidente y los argentinos con principios humanos, es un retroceso que debemos superar.

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)

23/01/15

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