jueves, 18 de diciembre de 2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 170 LAS CLASES SOCIALES (Segunda parte) La estructura social En la sociedad podemos distinguir sus componentes, las personas, de muchas maneras. Supongamos una fábrica de calzado para hombres que produce 26 números distintos, del 21 al 46. Su producción alcanza a 260 mil pares anuales; ¿produce 10 mil de cada número? Desde ya que no, pues 10 mil pares del 46 sobrarían y 10 mil del 42 faltarían. Para producir más “racionalmente” es necesario lograr una clasificación que cuantifique cuáles son las medidas más habituales. También podemos clasificar a las personas por sexo, por edad, por color de piel, por talla, por idiomas, por religión, por nivel de ingresos, etc. En general, esas clasificaciones son válidas para planificar producciones o para estudios científicos como los demográficos. Pero esas clasificaciones no alcanzan para comprender y explicar correctamente las leyes existentes para el desarrollo social. Para ellos recurrimos a otra clasificación, donde no importa si se es alto o bajo, si se es mujer o varón, si se es niño o anciano. Esa clasificación se dirige a grandes grupos específicos que surgen como consecuencia de la división del trabajo en simultaneidad con el surgimiento de la propiedad privada sobre los medios de producción. A esos grupos que surgen de este tipo de clasificación los denominamos “Clases sociales” y el fenómeno es que, con el surgimiento de la propiedad privada, la sociedad se divide en dos grandes grupos, uno minoritario de ricos y otro mayoritario de pobres, unos minoritarios de explotadores y otro mayoritario de explotados. El grupo de hombres que se apropiaron de los medios de producción cuentan con la posibilidad de obligar a un número mayor de otros hombres a trabajar para ellos, pues ese otro grupo más numeroso sólo cuenta con su fuerza de trabajo, la que vende a cambio de un miserable pago que le fija el propietario. “Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción socialmente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los Medios de Producción (relaciones que en su mayor parte las leyes refrendan y formalizan), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo, y, consiguientemente, por el modo de percibir y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo de otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social”. LENIN Los economistas clásicos (no vulgares) de la burguesía naciente tenían (y lo expresaban) una gran claridad sobre este punto. Adam Smith, en su trabajo “Investigaciones sobre la naturaleza y causas de las riquezas de las naciones”, editado en 1776, lo expresa con gran solvencia (y honestidad) en el capítulo V: “Todo hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida. Pero una vez establecida la división del trabajo, es sólo una parte muy pequeña de las mismas la que se puede procurar con esfuerzo personal. La mayor parte de ellas se conseguirán mediante el trabajo de otras personas, y será rico o pobre, de acuerdo con la cantidad de trabajo ajeno de que pueda disponer o se halle en condiciones de adquirir…” Rico o pobre. Rico si dispone del trabajo ajeno que “pueda adquirir”, pobre si es el que vende su fuerza de trabajo por el precio que determina el que la compra. Obviamente esos grupos son, por su naturaleza, antagónicos, y arrastran, desde su origen, intereses objetivos irreconciliables. En las tres Formaciones Económico-sociales (FES) (esclavismo, feudalismo y capitalismo) donde se manifiesta como factor común la existencia de la propiedad privada de los medios de producción y la explotación del hombre por el hombre, las clases sociales que las integran son siempre antagónicas. Para que no lo sean, para que el antagonismo de clases no exista, se debe construir una sociedad distinta, donde la propiedad de los medios de producción sea social y las relaciones de producción no se basen en la explotación sino en la cooperación. Esa sociedad distinta, que ya ha comenzado a construirse, es la sociedad socialista, es el socialismo, que es, a su vez, una etapa de larga transición para arribar a una sociedad sin clases sociales: el comunismo. Lo que determina la existencia y particularidad de las clases antagónicas es el MODO DE PRODUCCIÓN, es decir, la manera en que se producen los bienes, es decir, la base de la estructura económica de la sociedad, es decir, el conjunto de fuerzas productivas condicionadas por las relaciones de producción vigentes. “El rasgo fundamental de diferenciación de las clases es el lugar que ocupan en la producción social y, por consiguiente, la relación que guardan con los medios de producción”, LENIN. Para poder comprender mejor esto que estamos afirmando sobre las clases sociales, hemos confeccionado el cuadro 1 que indica cómo está integrada una Formación Económica-Social (FES). Ese cuadro se adjunta en este número y a continuación explicamos su lectura, de cómo se forman las distintas categorías en un “sistema de producción históricamente determinado”: El Cuadro 1 El cuadro 1 comienza por lo más simple: clasifica al planeta Tierra que nos alberga en dos aspectos: La naturaleza, es decir, todas las cosas materiales que existen y el hombre, que es parte de la misma pero es único ser capaz de modificarla en su beneficio (o de arruinarla en perjuicio de su futuro). Así, en la primera columna, mostramos al planeta tierra en esas dos divisiones, pero al Hombre, como categoría general, lo abrimos también en dos aspectos, como personas productoras (arriba) y como personas que se relacionan entre sí en la producción, (abajo). En la segunda y doble columna ampliamos lo afirmado: el hombre como productor crea herramientas que facilitan su tarea y esas herramientas están tan estrechamente ligadas al desarrollo histórico que es posible definir de qué siglo hablamos si describimos qué tipo de herramientas se utilizaban en general para producir. Comenzamos con la mano con el gran aporte del dedo gordo o pulgar y, a través de los siglos, llegamos a la robótica. En el planeta Tierra vivimos y trabajamos la parte utilizable del mismo, lo cultivamos; la naturaleza que en él se desarrolla nos provee de todo lo que extraemos para transformarlo en bienes que vamos a utilizar, en bienes que van a poseer un “valor de uso”, es decir, que van a ser producidos para satisfacer una necesidad social, individual, colectiva o productiva real o (a veces) ficticia pero siempre requerida. El hombre, nunca solo, siempre en sociedad crea hábitos de trabajo, hábitos que le permiten ser más eficiente en lo que produce. Junto a esos hábitos desarrolla y acumula conocimiento, que almacena en su cerebro, que trasmite de generación a generación, que deja asentado en libros o registros. Y todo ello lo hace relacionándose entre sí, en relaciones que no son de amor, ni de amistad, ni sexuales. Esos vínculos (relaciones) no funcionan de manera anárquica y son de alguna manera, ordenados y reglamentados generando legitimación y límites a las conductas de cada momento histórico y actuando como muro de contención a los cambios que el proceso histórico requiere con sus leyes que “no se pueden ni burlar ni torcer”, como expresaba el CHE. “Muro de contención” que incluye la violencia en todas sus formas (legales o ilegales). La tercera columna define el nombre de las categorías señalando que las herramientas, desde el pulgar al robot, constituyen lo que Marx denomina con acierto “Medios de trabajo”, pues con esas herramientas vamos a operar ¿sobre qué?: sobre las cosas que obtenemos originariamente de la naturaleza, que van a ser los objetos sobre los que vamos a trabajar. La principal característica de esos Medios de Trabajo va a ser que, a través del paso del tiempo, se manifiesten siempre superiores a los anteriores. ¿Cómo lo definió Marx a esos objetos que mencionábamos, extraídos de la naturaleza?: como “Objetos de trabajo”. Luego hacemos referencia a que trabajar equivale a un gasto de energía física e intelectual, donde algunos trabajos requerirán una cuota mayor de energía física-muscular y menor de energía intelectual y otras actividades todo lo contrario. Pero nunca una sola, siempre ambas se encuentran presentes. En la cuarta columna comienzan a definirse más las categorías iniciales. El par compuesto por los medios de trabajo y los objetos de trabajo componen lo que se denomina Medios de Producción. Aquí podemos ya preguntarnos ¿en poder de quiénes se encuentran esos medios de producción? Por ejemplo el petróleo (objeto de trabajo) y las destilerías (medios de trabajo). ¿Son de la sociedad? ¿Son de una familia o de un pequeño grupo?, etc. Y preguntarnos, además, ¿cómo es que esos grupos lograron ser “dueños” de esos medios de producción y qué condiciones debieron darse en la sociedad para que ello ocurra? Observamos que en esta columna aparece la necesaria Fuerza de Trabajo aplicada por el productor, que es el trabajador y que con el gasto de su energía física e intelectual mantiene la vida humana y el conocimiento acumulado, definido como Ciencia y Técnica que es también derivado del conocimiento que el trabajo del trabajador (del productor) va generando y perfeccionando a través del tiempo, de la historia. Aclaramos que las relaciones entre las personas a las que nos referimos, no son relaciones de amor, de amistad ni de sexo, sino relaciones de propiedad. ¿De qué propiedad hablamos?: de la propiedad de los Medios de Producción por una parte y de la propiedad de la Fuerza de Trabajo por la otra parte. En la quinta columna las categorías cobran mayor importancia y señalamos las dos fundamentales: las Fuerzas Productivas, de cualquier sociedad, factor determinante de la existencia de la misma y de su desarrollo y las Relaciones de Producción entre las personas, factor determinante del atraso o avance de las sociedades. Las Fuerzas Productivas la componen los medios de producción (objetos y medios de trabajo), la Fuerza de Trabajo (el trabajo vivo como gasto de energía físico-intelectual del trabajador) y el conocimiento científico (un compendio de instrucciones). Las fuerzas productivas son “dinámicas”, es decir, continúan siempre aspirando a más, a ser mejores, a ser más eficiente y a poder resolver con su producción las necesidades globales de las sociedades. (Ese dinamismo se hace indiscutiblemente evidente en los cambios cualitativos que se producen constantemente en los “Medios de Trabajo”, consecuencia de aplicar los más avanzados conocimientos científicos-técnicos en la producción de herramientas y maquinarias, haciéndolas más eficientes y más veloces y, por ende, más productivas.) Si no lo logran avanzar es porque las Relaciones de Producción, que no son dinámicas, que son “conservadoras”, se lo impiden. De allí que, para avanzar en concordancia con las Fuerzas Productivas, las “viejas” Relaciones de Producción deben ser cambiadas por “nuevas” relaciones, cualitativamente mejores, paso este que equivale a una Revolución. En síntesis: las fuerzas productivas se desarrollan hasta que las frenan las relaciones de producción y es allí donde se produce el choque entre ambas que se resuelve cambiando las relaciones viejas por nuevas acorde al desarrollo de esas fuerzas productivas. Son leyes que no se pueden ni burlar ni torcer, pero sí demorar. Demora que surge del dominio cultural del que poseen los resortes del poder económico por un lado y de la lamentable dispersión de fuerzas de la mayoría que debe liberarse de ese dominio cultural, actuar en común y producir los cambios por otro lado sin dejar de considerar otros factores de menor importancia. En la sexta columna del cuadro se observa que la unión de las Fuerzas Productivas con las Relaciones de Producción vigentes, forman el Modo de Producción, que es la manera en que se produce, que es (conforma) la estructura económica de una sociedad dada. Y aquí comienzan a identificarse las clases sociales antagónicas fundamentales. Pero no hay estructura económica en el mundo que pueda sobrevivir al menos una década si no se la “hace legítima”, “legal”, y a la vez se hace “respetar” cumpliendo las leyes u ordenanzas que se crearon para que, lo que la estructura económica haga, sea “correcto” y, de paso, perdure en el tiempo. Es siempre la estructura económica, mediante la acción de la minoría que detenta el poder económico, quien va a conformar una Superestructura filosófica-social-política-ideológica-jurídica-religiosa tal, que garantice la propiedad y el modo de producir, que determine claramente que ello sea legal, legítimo, establecido por dios o por quién dios designe como su representante (la Luna, el Sol, un rey, un zar, un papagayo, un Todopoderoso individualista o (el dios más poderoso y violento de todos) el Dinero). La séptima columna une las dos categorías de la sexta: el Modo de Producción y la superestructura que ese modo de producción genera. Ello da origen a lo que se denomina una Formación Económico-Social (FES), que es lo que conocemos vulgarmente como “sistema”. Acompaña a esta columna un cuadro donde se señalan las FES que han existido y existen hasta nuestros días y la duración aproximada en años de cada una de ellas. También se incluye la que en el futuro se logrará, con toda seguridad pues responde a leyes, pero sin poder precisar cuándo, pues ello corresponde a los hombres. La historia la hacen los hombres no las leyes, que sólo determinan que ese cambio se puede hacer y se debe hacer, pues si no se hace, la humanidad perece y antes de autoeliminarse, es muy probable que los hombres razonables decidan acatar las leyes. Oscar Natalichio Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS) oscarnatalch@fibertel.com.ar 16/12/2014 Próximo: Clases y capas en los distintos Modos de Producción. 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