NOSOTROS O ELLOS Nº 62
EL IMPERIALISMO Y SUS GUERRAS: LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
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En China, Chiang
Kai-shek no deseaba luchar contra los japoneses, contra el Japón Imperial. Sus
tropas debían estar dirigidas a destruir a los comunistas chinos. Este genocida
hizo, sin embargo, un favor involuntario: tanto los EEUU como Inglaterra
estaban convencidos de que Chiang Kai-shek sería el dictador de China y
eliminaría a los comunistas, por lo tanto aceptaron la “Declaración del
Cairo (entre los EEUU, Inglaterra y la URSS) donde se acordó que debían ser
devueltas a China Mancharía, Formosa (Taiwán) y la isla de los Pescadores,
también se acordó la independencia de Corea. Y por último, se acuerda continuar
la lucha contra el Japón hasta su capitulación incondicional.
Aún ni imaginaban que el primero de octubre de 1949 el
pueblo chino, con los comunistas a la cabeza, derribaría la dictadura de Chiang
Kai-shek y crearía la
República Popular. Ni que los traidores, con apoyo yanqui, se
refugiarían en la isla china de Formosa.
Las tropas nazis,
al inicio del 44, habían perdido iniciativa y poder ofensivo, pero aún ocupaban
un enorme territorio soviético. Prepararon la defensa por la posesión del
mismo, planeando, esta vez, una guerra prolongada que desgastara al atacante y
que les permitiera consolidar la usurpación. En función de ella, los alemanes
concentran nuevamente sus tropas en el frente soviético. Contaban entonces con
315 divisiones, de las cuales 198 son destinadas contra los soviéticos;
contaban con 10 brigadas, seis las envían a ese destino.
Para Francia,
Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega y para detener una probable invasión
anglo-norteamericana, los alemanes disponen de sólo una brigada y escasas 64
divisiones. En Italia mantienen otras 19 divisiones y una brigada que en parte
simulan combatir a los “aliados”, en Yugoslavia se encuentran otras 9
divisiones que sí combaten, pero contra el Ejército Popular de Liberación y en
Albania y Grecia se encuentran 10 divisiones y una brigada. Otras 15 divisiones
y una brigada se estaban preparando para reforzar el frente oriental. ¡El 70%
de las divisiones y brigadas en el frente oriental!
En el invierno de
1944 comienza la ofensiva del ejército rojo, y si bien no fue una ofensiva
“relámpago”, tampoco fue prolongada. En solo tres meses las tropas soviéticas
avanzan casi 700
kilómetros . Ganan numerosas batallas y escaramuzas y se
aproximan a los Balcanes.
Para evitar que los
soviéticos ingresaran a ese territorio los nazis concentran 50 divisiones, 25
propias y 25 de sus aliados. El 20 de agosto de 1944 las tropas soviéticas
destruyen las líneas defensivas y en cinco días de encarnizada lucha copan 22
divisiones alemanas (de las 25) y seis rumanas.
Nuevamente, los
triunfos del ejército rojo sobre los nazi-fascistas constituyen un incentivo
importante para los luchadores antifascistas de los países ocupados.
En el verano de
1944, en Eslovaquia, Polonia, Bulgaria y otras regiones, estallan revoluciones
populares armadas contra los fascistas, con o sin presencia del ejército
soviético, como sucede en Albania, en Europa o en Vietnam en Asia.
Si bien Italia
había roto con el bloque hitleriano en 1943, éste aún se mantenía unido. Pero
las últimas derrotas del ejército nazi en el frente oriental lo hacen
tambalear. Primero se retira Rumania, luego Bulgaria, luego Finlandia y
finalmente Hungría. Todos ellos firman armisticios que fueron elaborados por la
URSS, Inglaterra y los EEUU. La preparación de esos documentos fue realizada
por la URSS; después de todo, todos esos países sólo atacaban a los soviéticos.
El 12 de septiembre firma Rumania y el 19 Finlandia. En octubre, el 28, firma
Bulgaria y el 20 de enero del 45 lo hace Hungría.
A mediados de 1944
ya nadie dudaba de la segura derrota del ejército alemán y del arrollador
triunfo del ejército soviético que avanzaba hacia Europa occidental. Fue entonces en que se produce el milagro,
con o sin intervención de Dios: aparece el... ¡segundo frente!
El 6 de junio, cuando el 70% de las fuerzas alemanas intentaban frenar
el avance del ejército soviético y otro 28% estaba diseminado por toda Europa,
se produce el desembarco de las tropas inglesas-norteamericanas-canadienses en
Normandía. El 2% (Sí, está bien escrito: el 2%) de las fuerzas alemanas, sólo
seis divisiones, se encuentran en la región. Los alemanes, extrañamente, se olvidaron
de algo importante, se olvidaron de minar las playas.
Los alemanes
concentraron algunas tropas en los campos de Normandía que entran en combate.
La supremacía aérea de los aliados determina su derrota en medio de sangrientos
combates.
Mas vale tarde que
nunca –resalta el refrán- El segundo
frente tuvo un fuerte efecto psicológico ya que, hasta ese momento, en las
grandes batallas la URSS combatía sola contra la coalición nazi-fascista de
Alemania, Italia y sus aliados. Ello aceleraría el fin de la guerra.
Se alza Paris. Los
días 19 y 20 de agosto casi todos los distritos de los alrededores de París se
sublevan y cercan a los invasores.
En Bélgica, en
Holanda, en Noruega, en la
propia Alemania y en otros países se intensifica la lucha
contra el nazi-fascismo. Aumentan las acciones guerrilleras, aumentan los
sabotajes, aumenta las acciones de los francotiradores y cada vez son más
temerarias y efectivas las incursiones guerrilleras.
Las victorias del ejército rojo y la retardada apertura
del segundo frente, aíslan a Alemania que solo tiene como futuro la derrota. Los grandes
grupos industriales y de banqueros se percatan de ello y dan vida, dentro de
Alemania, a un “grupo opositor”, grupo que debería cumplir con este programa:
1)Eliminar a Hitler; 2) Formar un nuevo gobierno; 3) Cesar la resistencia sólo
en la parte occidental; 4) Concertar un armisticio sólo con las potencias
occidentales y 5) Continuar la guerra contra la URSS con un nuevo “eje” con los
EEUU, Italia, Francia e Inglaterra, o solos pero con el apoyo de los nombrados.
El 20 de junio de
1944 se lleva a cabo el último de los atentados contra Hitler, en su refugio.
Es llevado a cabo por Stanffenberg, cuya misión era formar nuevas divisiones
para continuar la guerra.
Este alto militar lleva en su maletín una bomba que activa
durante la reunión retirándose de ella con la excusa de que olvidó unos papeles
en su auto. Desde allí escucha la explosión y se retira creyendo que cumplió
con éxito su misión. Se va hasta el aeropuerto y viaja a Berlín a continuar con
la segunda parte del plan. Es allí donde se entera de que Hitler sobrevivió al
atentado, que sólo recibió algunos rasguños. Él y sus camaradas que integraban
la conspiración, fueron ejecutados.
Los “aliados”, en
el segundo frente, venían desenvolviéndose con éxito por la poca resistencia de
los alemanes y por las crecientes acciones de la resistencia, en Francia,
Bélgica y Holanda, territorios que se recuperaron.
Pero en noviembre
del 44, a
seis meses de iniciado el tantas veces postergado segundo frente, las tropas
aliadas llegan a la frontera occidental de Alemania y se les acaba el paseo.
Llegan a la llamada línea Sigfred y allí son detenidos por el ejército alemán
que los obliga a ocupar posiciones defensivas.
El 16 de diciembre
los alemanes lanzan la contraofensiva en las Ardenes, al mando de Rundstedt y
en solo una semana rompen la defensa “aliada” en un frente de 40 kilómetro que luego
agrandan a 90 ingresando 100
kilómetros al oeste.
El mando anglo-norteamericano quedó desorientado, y
solicitó apoyo a Stalin. Fue el propio Churchill, ese
que propiciaba que “al bebé había que ahogarlo en su cuna” quien recurre al
bebé que pugnaba por asesinar. Le envía varios mensajes a Stalin solicitando
ayuda. Finalizaba el año 1944.
El mando soviético
había detenido su ofensiva por el ingreso del invierno y para abastecer mejor a
sus tropas para lanzar, luego, una ofensiva general, pero resuelve apoyar a los
“aliados” en esa emergencia. Adelanta la ofensiva. El 12 de
enero del 45, 50 divisiones del ejército rojo se lanzan sobre Alemania que se
ve obligada a detener su ofensiva occidental contra los “aliados” y a
transportar tropas, municiones y tanques contra la ofensiva soviética.
Pero el avance del
ejército rojo era incontenible y avanzaban, decididamente, hacia Berlín.
Como resultado de
esa derrota “aliada” en el frente occidental y del avance soviético en el
frente oriental, se crean las condiciones para una reunión entre Stalin,
Rooselvert y Churchill, que se denomina la “Conferencia de
Crimea”, más conocida como Yalta. Es en febrero del 45.
Los aliados, ahora,
volvían a avanzar, facilitados por la escasa presencia de las tropas alemanas.
Poseían, ahora, una gran superioridad aérea y de tanques.
El ejército
soviético continuaba su avance, en mayo llega al Báltico y el 13 de abril ocupa
Viena, la capital austriaca.
Los alemanes
enviaron todas sus reservas a detener el avance soviético lo que les permitió a
los “aliados” avanzar sobre el Rin y rodear a 21 divisiones alemanas que se
rindieron no sin antes tratar de llegar a un acuerdo con el mando
anglo-norteamericano. El grupo de Himmler expresó que estaba dispuesto a
capitular con Eisenhower a condición de que los “aliados” conservasen las
fuerzas armadas alemanas para luchar contra el comunismo.
Pero era tarde, los
soviéticos habían iniciado el asedio a Berlín y combatieron durante doce días
hasta que el 2 de mayo de 1945 es arriada la bandera nazi y con ello, el fin de
las aventuras nazi-fascistas. Unos días antes, Hitler se había suicidado. El
mariscal Doenitz, partidario de continuar la guerra lo sucedió y, en su corto
mandato, intentó acordar con los aliados un frente contra la Unión Soviética.
Seis días después,
el 8 de mayo, el más alto mando alemán, representado por el criminal de guerra
Keitel firma la capitulación incondicional de Alemania ante los representantes
de la URSS, de los EEUU, de Inglaterra y de Francia.
La paz en Europa
era celebrada con gran júbilo, pero la guerra aún continuaba en Asia y el
Pacífico, donde tozudamente, un Japón ya derrotado y sin aliados, continuaba la
contienda contra el resto del mundo.
Oscar Natalichio
Centro de
Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
12/12/2013
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