martes, 10 de diciembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 55

EL IMPERIALISMO Y SUS GUERRAS: LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL (2)

El 6 de abril de 1916 los EEUU le declaran la guerra a Alemania (cuando ésta no podía resistir mucho más) pero sus tropas solo llegaron y tomaron parte en 1918. También le declararon la guerra a Alemania, en abril de 1917 los países subordinados a los EEUU como Cuba, Panamá, Guatemala, Honduras. Y China lo hace en agosto de dicho año pero sin combatir, solo con el ingenuo objetivo de que por sa actitud, los aliados, le ayudarían a rescatar los territorios que les arrebatara Japón en 1914.

En ese mismo mes, el 16 de abril de 1917, Lenin regresa a Rusia luego de 9 años de destierro y miles de obreros y soldados fueron a recibirlo. Lenin señala que se había cumplido la primera etapa de la revolución, el ascenso de la burguesía al poder, como consecuencia de la poca madurez e ineficiente organización de la clase obrera. Pero que ahora había que poner fin a la dualidad de poderes y propone y surge la consigna “TODO EL PODER A LOS SOVIETS” con el objetivo: “Paz para los pueblos, tierra para los campesinos, y pan para todos los trabajadores”.

En agosto de 1917 en VI congreso del partido bolchevique determina que ha llegado la hora de derrotar al gobierno Provisional y la tarea del día pasó a ser el derrocamiento de la burguesía mediante la insurrección armada. Era el momento de luchar por implantar la dictadura del proletariado. Los burgueses intentaron imponer un gobierno militar, pero el gran movimiento revolucionario estaba en marcha. Mientras los burgueses llamaban a continuar la guerra “hasta triunfar” los comunistas hablaban de lograr la paz. La situación se consolidó cuando se forma un frente único de obreros, campesinos y soldados bajo la dirección de los bolcheviques y de Lenin.

El 7 de noviembre de 1917 se produce el más grande de los acontecimientos históricos mundiales hasta nuestros días. La creación del primer Estado Socialista del planeta.

Esta Revolución marca el principio de la crisis estructural del imperialismo de la cual no saldrá más. El país más extenso del mundo constituía un gobierno de obreros y campesinos y su primera medida fue lograr una paz inmediata.

A fines del siglo XIX y en los primeros años del XX las relaciones internacionales estaban marcadas claramente por la competencia interimperialista, la cual va delimitando dos campos rivales centrales. La principal competencia era entre Inglaterra y Alemania sin que por ello dejara de existir otras menores entre Francia y Alemania entre Francia e Inglaterra, entre Rusia y Austria-Hungría, etc.   

Se forman, como consecuencia, dos bloques militares. A fines del siglo XIX (entre 1879 y 1882) se crea la “Triple Alianza” entre Alemania, Austria-Hungría e Italia por una parte y por la otra Francia y Rusia lo hacen entre 1891 y 1893. Inglaterra se incorpora con Francia en 1904 (mediante “El Tratado Cordial”) y en 1907 lo hace con Rusia conformándose así la otra triple alianza.

Alemania era la potencia mejor preparada para la guerra, con una industria militar desarrollada, con mejores equipos técnicos, buenas carreteras, ferrocarriles con redes que cubrían todo el territorio, importantes reservas de materias primas y de combustibles, con una población preparada militarmente y un mando eficiente y organizado. En su contra, carecían de lo que le harían falta, si agotaban esas reservas sin terminar la guerra: alimentos y materias primas. Además no deberían producirse grandes pérdidas humanas (eran 6 millones de soldados contra 11 millones) pues su población era menor que la de los rivales. Por lo tanto esa guerra debería ser “relámpago”, es decir, desarrollarse por sorpresa y ser demoledora de la capacidad enemiga para conseguir su rápida capitulación.

Los alemanes sabían que tenían superioridad en artillería, en aviones, en armas pero también sabían esa superioridad se comenzaba a reducir. Los franceses, ingleses y rusos empezaban a mejorar sus ejércitos y se estimaba que para 1918 alcanzarían el poderío de Alemania. Entonces la ventaja actual se perdería.

Los imperialistas alemanes debían lanzar la guerra cuanto antes. Sarajevo fue el pretexto.

En la primera guerra interimperialista participaron (de hecho o formalmente) 34 estados sobre 59 que había en el mundo. Esos 34 estado reunían una población cercana a los mil millones de personas. Los “aliados” (la Entente) movilizaron a 45 millones de personas, los alemanes y sus aliados a 25 millones. De esa manera 70 millones de seres humanos se vieron involucrados en una guerra donde se disputaban los intereses de los grandes grupos monopolistas. Hubo casi siete millones de muertos directos, más de un millón que murieron por sus heridas, más de un millón y medio por enfermedades en el frente y más de medio millón en cautiverio. Se totalizan 10 millones de personas muertas por causa de los combates a lo que se le debe agregar varios millones de civiles (se estima en 20 millones) a causa de los ataques a poblaciones, al hambre y a las enfermedades.

La guerra interimperialista tuvo efectos catastróficos para la economía y la población: 1. Descenso de la natalidad; 2. Ascenso de la mortalidad; 3. Millones de viudas; 4. Millones de huérfanos; 5. millones de mutilados y enfermos mentales; 6. Destrucción de las fuerzas productivas; 7. Incremento de la explotación al trabajador; 8 Fortalecimiento de los monopolios; 9. Mayor y rápida concentración de la riqueza en pocos grupos.

LA GUERRA FUE UNA PUJA ENTRE LOS MONOPOLIOS POR UN NUEVO REPARTO DEL MUNDO QUE LES ASEGURARA MERCADOS Y GANANACIAS.

Esto no debía haber sido “novedad” ya que en 1916 Lenin finalizaba el trabajo denominado “EL MPERIALISMO, ETAPA SUPERIOR DEL CAPITALISMO”, y en él señalaba los cinco rasgos fundamentales, que mantienen plena vigencia hoy, los que son:

1.      LA CONCENTRACIÓN DE LA PRODUCCIÓN Y EL CAPITAL SE HAN DESARROLLADO HASTA UN GRADO TAL QUE HAN CREADO MONOPOLIOS QUE JUEGAN UN PAPEL DECISIVO EN LA ECONOMÍA.

2.      LA FUSIÓN DEL CAPITAL BANCARIO CON EL CAPITAL INDUSTRIAL Y LA CREACIÓN SOBRE LA BASE DE ESE CAPITAL “FINANCIERO” DE UNA OLIGARQUÍA FINANCIERA.

3.      LAS EXPORTACIONES DE CAPITALES, A DIFERENCIA DE LAS EXPORTACIONES DE MERCANCÍAS, ADQUIEREN IMPORTANCIAS EXCEPCIONALES.

4.      SE FORMAN ASOCIACIONES CAPITALISTAS INTERNACIONALES MONOPOLISTAS QUE SE REPARTEN EL MUNDO.

5.      CULMINA EL REPARTO TERRITORIAL DE TODO EL MUNDO ENTRE LAS GRANDES POTENCIAS CAPITALISTAS.

¿Y las potencias que no llegaron a ocupar posiciones importantes? ¿Cómo harían para “ganar terreno”?. ¿El terreno necesario para que sus monopolios puedan obtener grandes ganancias?

A partir de que se ha cumplido el rasgo número cinco que señalara Lenin, cualquier modificación de ese reparto debería efectuarse por la fuerza. Y ello fue lo que dio origen a las Guerras Mundiales. 

La advertencia no fue atendida, la guerra se camufló como defensa de la patria frente a un agresor cuando la realidad indicaba que lo que menos le interesaba al imperialismo era “la patria”, que ello sólo era una manera de “justificar” las masacres y genocidios, todos con el único fin: obtener ventajas para obtener dinero.  

Antes de ingresar a explicar como se desarrolla la Segunda Guerra Mundial, pasemos a observar un fenómeno que ocurrió en la subjetividad de las personas cuando finalizó la Primera Guerra Mundial:

Fue tan fuerte el impacto emocional sobre la sociedad, fue tan cruel la guerra de 1914-1918 en sí, fue tan costosa en vidas humanas y en bienes, que la mayoría de la población pensó que nunca más se iba a producir una nueva guerra mundial, pensó que las durísimas experiencias vividas serían el más firme seguro para que un hecho atroz como lo fue ese, no se repitiera. Que la humanidad había aprendido, definitivamente y pagando un tremendo costo, que una nueva guerra es imposible y que la paz y la diplomacia eran lo que prevalecerían.

No pensaron que era posible, no ingresaron a las entrañas del monstruo imperialista que, en su competencia y en su afán incontenible de obtener riquezas produciría, pocos años después, una nueva guerra, mucho más cruel, mucho más devastadora que dejaba empequeñecida a la primera.

No lo pensaron posible y hoy, se repite nuevamente esa sensación colectiva, muchos ciudadanos no creen posible la posibilidad de una tercera guerra mundial, no lo creen posible pues desconocen que la esencia del imperialismo es la guerra. No saben que esa peste mortal que es la guerra sólo puede desaparecer en una sociedad sin clases sociales antagónicas, en una sociedad donde los valores humanos universales, los valores nacionales y regionales y los valores sociales sean la norma. No saben que, mientras exista el imperialismo, fase superior y última de la Formación Económica-Social del capitalismo, la guerra es siempre la mayor probabilidad.

Señalamos en esta nota que sólo en los enfrentamientos se producen aproximadamente 10 millones de muertes. ¡Es un horror! Entonces, ¿cómo calificaríamos esto que ocurre en tiempos de paz?:

10 millones de niños mueren por año por causas evitable. Mueren por desnutrición, mueren por falta de medicamentos, mueren por abandono, mueren porque han tenido la desgracia de nacer en un mundo regido por el capitalismo. Mueren en un año, más niños que los soldados que murieron durante los 4 años que duró la Primera Guerra Mundial.

La historia no se repite igual. Si bien la Segunda Guerra Mundial fue también una guerra interimperialista, la situación había variado. Los imperialistas habían perdido un territorio inmenso, que se había transformado en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Ahora se enfrentaban entre sí nuevamente, pero en sus objetivos se había incorporado uno nuevo, no importa en qué bando se encontraban. Ese objetivo nuevo, acordado entre “aliados” y no aliados, era recuperar para el capitalismo la Rusia perdida.                                             Continuará…


Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
10/12/2013



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