jueves, 12 de septiembre de 2013

LA HIPOCRESÍA COMO NORMA

Hipócrita es el que “finge o simula lo que no siente, comportándose de modo que aparenta ser mejor de lo que es en la realidad” (Pío Baroja).

Para el diccionario de nuestra lengua, hipócrita es “el que actúa con hipocresía”. Ello nos lleva a observar  como define “hipocresía” y encontramos una coincidencia con la definición del párrafo anterior: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”.

Si bien es (aparentemente) clara la definición, la misma es muy acotada y me tomaré el trabajo de ampliarla: fingir es “dar a entender lo que no es cierto” y simular es “representar algo, fingiendo o imitando lo que no es”. Algo fingido en algo “simulado, insincero, falso”. Fingido o fingida se aplica también a la persona que “finge o engaña”. Hay un sabio dicho que expresa: “no te fíes de ese, que es muy fingido”.

El hipócrita es falso (no es auténtico ni corresponde a la verdad). Un ejemplo: todo lo que arma Lanata es falso, por ello Lanata es, entre tantas cualidades, posee la de hipócrita. Igual en otra medida pasa con Carrió, que inventa denuncias falsas y lo sabe, a ella le cabe también (y muy bien) la categoría de hipócrita.

Cuando el hipócrita presenta alguna documentación ésta es apócrifa, es decir, “de dudosa autenticidad”.

El hipócrita es artificioso cuando recubre la falsedad con cierta habilidad. Es engañoso, pues lo que muestra como verdad es mentira. Es falaz pues engaña con falsas apariencias; Es ficticio, imaginario e ilusorio, pues llama a engaño a fuerza de ilusión e imaginación sin valor real; es infundado pues carece fundamento de razón o verdad; es infiel a la verdad a la honorabilidad, a su profesión, a su pertenencia al género humano; es inventado pues refleja acontecimientos o hechos que no existieron; es mendaz y mentiroso al ser falso; es presunto, pues se atribuye méritos y rangos que no posee (el presunto ingeniero convocó a una marcha contra la inseguridad); es putativo, al considerarse como un maestro o hermano que aconseja; es subrepticio pues se basa en presupuestos falsos y fraudulentos; es tendencioso, pues el relator falsea la realidad para crear estados de ánimo que sirvan a su propósito o al de quien le paga y es trucado, pues la falsedad se manifiesta a través de artimañas y trucos (escenas trucadas o falsas).

¿Se puede confiar en un hipócrita?   La razonable respuesta (para el que no es analfabeto funcional) es: de ninguna manera.

Entonces: ¿Por qué hay políticos hipócritas que son votados por gran parte de la población? ¿Los desconocen como hipócritas? ¿Los acepta como son, sabiendo que lo están engañando? ¿Creen que la hipocresía es una virtud?

José Ingenieros, en su obra Las Fuerzas Morales, señalaba que esas fuerzas no son “virtudes de catálogo, sino moralidad viva”… “Sólo merecen el nombre de Virtudes las fuerzas que obran en tensión activa hacia la perfección, funcionales, generadoras.” Y agregaba este razonamiento anticipado de gran valor:

“Para una joven generación de nuestro tiempo es esencial conocer las fuerzas morales que obran en las sociedades contemporáneas; virtudes para la vida social, que no descansan bajo ninguna cúpula”…

“Dichosos los pueblos de la América Latina si los jóvenes de la Nueva Generación descubren es sí mismo las fuerzas morales necesarias para la magna Obra: desenvolver la justicia social en la nacionalidad continental”. Y agregaba:

“JÓVENES SON LOS QUE NO TIENEN COMPLICIDAD CON EL PASADO”

En nuestro país, ese pasado reciente llegó hasta el 2003, desde dónde se comenzó a implementar, con errores y dificultades pero con muchos aciertos, una política de inclusión de millones de personas que salieron de la pobreza, de la marginación, de la incertidumbre y del malestar que les producía haber perdido la autoestima. No es el paraíso, pero se dejaba atrás al infierno.

Los hipócritas, los que nos llevaron a ese infierno tan maligno, donde más del 50 % de la población estaba bajo la línea de pobreza, donde la desocupación era superior al 25%, donde la deuda se comía al PIB, reaparecen, se reagrupan y atacan con argumentos falsos a los que iniciaron y están intentando de profundizar este cambio iniciado hace una década.

Esos hipócritas se visten con túnicas amarillas y responden a los intereses de las grandes corporaciones. Utilizan para disimular sus acciones, una serie de fundaciones y ONG destinadas “a servir a la comunidad” y para ello utilizan a “intelectuales” casi todos formados en los EE.UU o Inglaterra, que actúan como tanques pensantes para rescatar el terreno perdido en el 2003.

Mencionaremos dos “fundaciones” de pomposos títulos. La Madre de todas las fundaciones es la “Fundación Internacional para la Libertad”, que preside Vargas Llosa. Este prestigioso escritor, utiliza su prestigio y su talento a favor de lo contrario a lo que manifiesta: la libertad es para él la libertad de explotar, de mentir, de conspirar, de derrocar gobiernos populares, de ser cipayo y mercenario. Pero al ser hipócrita, se presenta como opuesto a los que he descrito.

Pero la historia se encarga, las más veces, de mostrar y demostrar el verdadero rostro de la hipocresía. El 21 de noviembre de 2011 afirmo, en Panamá, que el cambio de gobierno que se dará en España “a raíz de las elecciones de este domingo genera una esperanza, algo que es muy necesario en un país que está viviendo una situación de crisis económica tan grave”

Los resultados de ese domingo le dieron a Mariano Rajoy 186 escaños frente a los 110 que logró el Partido Socialista.

El presidente de la fundación libertad, referido a los “trabajos” que ahora, con esa mayoría serían posible en España, expresó “Creo que ese trabajo ha empezado probablemente ya y va a exigir a los españoles muchos sacrificios, indudablemente, para salir de esa crisis”.

La parte en negrita la he señalado para mostrar cómo, apenas conocido los resultados, el mismo día, describe, con “inocencia”, “creo que ese trabajo ha empezado…”

¿Cómo no va a saberlo Vargas Llosa? Si ese trabajo es el trabajo realizado por la escuela de formación de hipócritas comandada por la fundación que preside. ¿Cómo va a ignorar su propio plan? Basta ver a España hoy para observar hacia dónde quieren llevarnos estos farsantes.

El presidente de la filial local de la fundación “para la libertad” es un ingeniero, recibido en la UCA llamado Mauricio Macri. Se llama “Fundación Pensar” y se define “como la usina de ideas del PRO. La integran, además del ingeniero UCA, el señor Gerardo Bongiovanni, que es el representante y organizador de eventos en nuestro país de la que preside Vargas Llosa. Acompañan a este representante de la extrema derecha internacional, en la fundación local, el farmacéutico y rabino Sergio Bergman, el ex presidente de la Sociedad Rural del 2002 al 2008 Luciano Miguens, Horacio Larreta (Master en Harvard University), María Eugenia Vidal, la Michetti y otros de la misma escuela.

La hipocresía hace que esta fundación “pensar” defina como “objetivos” lograr una “argentina desarrollada, con oportunidades y un futuro cada vez mejor”. Loable, sin dudas, si nos olvidamos de que hipócrita es el que “finge o simula lo que no siente, comportándose de modo que aparenta ser mejor de lo que es en la realidad” como lo señalaba al inicio de este artículo.

Los componentes del “equipo técnico” que nos llevará a “un futuro mejor” como Rajoy en España son: Miguel Braun (doctor en Economía universidad de Harvard); José Anchorena (doctor en Economía universidad Carnegie Mellon); Federico Braun (licenciado en economía y “Magíster en gestión y política cultural Golsmiths Collage universidad de Londres); Carlos Gentile (Postgrado en Democracia (¿?) y políticas públicas en London School of Economics); Laura Alonso (master en administración pública también en London School of Economics y ¡LA ESTRELLA DEL DÍA! Iván Petrella (licenciado en relaciones internacionales, universidad de Georgetown y en religión y derecho en la universidad de Harvard).

Antes de señalar lo que escribió la estrella del día me referiré a qué significa “ideología”, recurriendo al diccionario de nuestra lengua (que no es inglesa):

“1. Doctrina filosófica centrada en el estudio del origen de las ideas; 2. Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso, político, etc.”

Recuerdo que la fundación “pensar” es definida por sus creadores como “una usina de ideas”, es decir, una usina que contiene la ideología que ellos pretenden imponer o llevar adelante: ideas políticas, económicas, religiosas, culturales, etc. Tal como lo define el diccionario de nuestra lengua.

Ahora bien, la “estrella del día”, el candidato de Macri para encabezar la lista de legisladores porteños, el refulgente Venus local, Iván el terrible, escribe un artículo en La Nación “DONDE ACABAN LAS IDEOLOGÍAS COMIENZA LA HISTORIA” y con pensamiento hipócrita ya que pertenece a una fundación destinada a generar ideas para que estemos bien como Grecia, escribe: “las ideologías operan con personas que no son más que abstracciones, proyectándolas también a un futuro también abstracto…”

EL PEZ POR LA BOCA MUERE. EL HIPÓCRITA TAMBIÉN.

Lo maduro, lo razonable, lo inteligente, sería no votar por los que nos toman el pelo utilizando la hipocresía como herramienta. No colocar Rajoy en ningún lugar. Si no usamos el cerebro, usemos al menos las bicisendas, así no siguen vacías.

Oscar Natalichio
Director
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEyS)
12/09/021013






  

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