jueves, 29 de agosto de 2013

NOSOTROS O ELLOS (Sexta parte)

El inicio del año 2003 comenzó, en nuestro país, con un 55,5 de su población debajo de lo que se denomina línea de pobreza. Era la lógica consecuencia de políticas aplicadas por las dictaduras militares y los gobiernos que mantuvieron relaciones “carnales” con el imperialismo siguiendo, a pie juntillas, los dictados del Consenso de Washington, del FMI, del Banco Mundial y de todo vulgar economista que se esforzara en convencer que era lo correcto y que cuando el vaso rebalsara todos nos beneficiaríamos.

Ese nivel de pobreza, real en función del ingreso, no era tan real en función de las posesiones. Para aquél que “vivía al día”, es decir, que carecía de recursos (de ahorros, de alguna propiedad para vender) la pobreza se instalaba inmediatamente. Este grupo de personas eran la mayoría pero no todas.

Otro grupo ingresó estadísticamente a “ser pobre” ya que, al quedarse sin trabajo se quedaba sin ingresos, pero poseía ahorros y bienes en exceso a quienes recurría para que su pobreza sólo quede en las estadísticas.

No obstante, y por lógica, protestaba. Y a esa protesta concurría con su traje y sus zapatos lustrados, de esa manera se notaba al “nuevo pobre” que se sumaba a las acciones del que tiene la pobreza siempre a sólo dos metros.

Ese “pobre de la estadística” poseía, en el inicio del 2003, la posibilidad de transitar de la figuración a la realidad, es decir, de la estadística a las necesidades básicas insatisfecha. Ello podría suceder en un año, o en dos, o en cuatro, dependiendo de “sus reservas” que iría agotando por dos razones: 1. Por empecinarse a mantener un ritmo de vida similar a cuando tenía un “buen trabajo” y 2. Por agotamiento de sus reservas dinerarias o materiales.

La posibilidad de que eso ocurriera era muy alta, en particular cuando las elecciones la gana Menem, lo que es una muestra clara de analfabetismo funcional al que nos referimos anteriormente.

El funcional de capas medias, el funcional con ahorro, traje y zapatos, el funcional con colegio privado y prepaga, el funcional que votó por Menem u otra opción similar, el funcional de llevar a Orlando a sus hijos, tenía un destino cruel: pasaría en breve a ser un pobre en serio, pasaría a tener que vender su propiedad y alquilar, a sacar de la escuela privada y mandar a la pública a sus hijos, a dejar la prepaga e ir al hospital público a las 4 de la mañana. Ganando Menem ¿qué otra expectativa tendría?

Pero no compitió Menem en la segunda vuelta y sabía que se había despertado sobre su figura un fuerte encono social, real, no mediático, y, astuto como es ese entreguista del patrimonio nacional a los monopolios, se retira y con ello se abren nuevas e inesperadas vías.

Decíamos 55,5 por debajo de la línea de pobreza y con ellos marcamos también que es consecuencia de la desocupación que llegó al 26%, más de una cuarta parte de la población económicamente activa sin trabajo; que esos números para los jóvenes se aproximaban al 50%, lo que indicaba que no tenían futuro.

Además, más de la mitad de los trabajadores aún con trabajo se encontraban “en negro” o bajo contratos “basuras”, siendo sus ingresos los más bajos de nuestra región y sin posibilidades de mejorarlos ya que no había paritarias y el salario mínimo era de ¡200 pesos! Así arrancó el año 2003. Así era nuestro país en el 2003. Nuestro rico país en el 2003.

Al retirarse de la competencia uno de los más conspicuos representantes de los monopolios extranjeros y de la oligarquía local, uno de los mayores depredadores del patrimonio nacional, que convirtió a la 20 economía mundial en un infierno, jactándose de ello con el apoyo de los funcionales que celebraban tener un peso = un dólar, que mantuvo la convertibilidad durante 144 meses a razón de endeudarnos mil millones de dólares mensuales, el camino que podía tomar nuestro país era menos incierto, simplemente, porque para peor no había espacio, ya que fue “La Argentina” el alumno modelos de los monopolios y sus órganos financieros. Fue: “El Modelo”.

De esa manera asume la presidencia el segundo en votos, asume aquel hombre que los analfabetos funcionales no votaron, pues el analfabeto funcional es autodestructivo y su voto fue colocado a favor de su verdugo.

Ni hablemos de los jubilados, que poseían los ingresos más bajos de toda la región y que no llegaba a más de dos tercios de los que estaban en edad de jubilarse y no lo podían hacer, muchos de ellos por haber trabajado “en negro” toda su miserable vida.

El nuevo presidente, que asumió con menos del 25% de los votos por astucia del que se fue, encaró, desde el inicio, la intensión de sacar a La Argentina del infierno. Y comenzó con una política donde sus lineamientos (resumidos) apuntaban a dos objetivos: 1. desprenderse de los organismos “rectores” de nuestra soberanía y 2. Generar trabajo e inclusión desarrollando la devastada industria, la construcción y el consumo interno.

Esta política, con todas sus dificultades y “palos en la rueda” ha conseguido que del 26%  de desocupados se reduzca, en medio de una crisis internacional de enormes proporciones, a menos del 8%. De esa manera se crearon más de 5 millones de puestos de trabajo y, dentro de ellos, se reubica también el analfabeto funcional, que ya no necesita seguir desprendiéndose de bienes y que, nuevamente puede llevar a Orlando o a Paris a sus hijos, no para ver museos sino al pato donald o al ratón mickey.

Pero no sólo eso recibe de beneficio el analfabeto funcional, sino que sus parientes mayores, los que nunca trabajaron y los que nunca aportaron se pueden jubilar, y no falta el “vivo” que reciba por ese hijo que va a Orlando una AUH.

Ese analfabeto funcional tapa el sol con una mano próxima a su vista y afirma, convencido, de que el sol no existe. Es el que más beneficio tangencial recibió en esta década y es, simultáneamente, el que más ataca (con vileza, con saña, con odio, con calumnias, con difamaciones, con todo lo negro que contiene su alma y su cerebro) al que lo sacó del pozo, al que evitó que su miseria estadística se convirtiera en miseria real.

Es como el esclavo que se enoja con su amo cuando este decide darle la libertad. Es funcional a la dependencia, es masoquista, es nefasto aunque se muestre como un buen tipo, un buen padre de familia, hasta un buen amigo. Es nefasto aunque posea instrucción (no conocimiento) y sepa detectar una enfermedad, o hacer un cálculo para construir una losa, o hacer un programa para operaciones complejas, o hasta escribir una buena novela.

Es nefasto porque su actitud, como analfabeto funcional, afecta a la historia, se coloca del lado de la ínfima minoría de personas que se han apoderado de los bienes y de los conocimientos históricos. Es nefasto pues le da cobertura al saqueo, al asesinato, al genocidio. Es nefasto también desde la espiritualidad, pues materializa con sus amos a los dioses. Esos dioses ya no son lo que eran, ahora son reemplazados por un único dios: el dinero, entre ello el dinero que estaban perdiendo hasta el 2003.

Algunos números que indican a lo que quieren regresar +sa; Paco, el de la efedrina, el “socialista” que señala que la lucha de clases no existe y algunos personajes menores.

                                                    Año 2013                                                 Año 2003

Desocupación                                  7.9%                                                        25.5%
Asignación Universal x Hijo               0                                                       3.550.000
Cobertura jubilatoria                       95,2%                                                       32.6%
Deuda externa % PIB                      30.5%                                                     155.5%
Crecimiento PIB                                7.2%                                                         1.0%
Jubilación mínima                         2.177.0                                                      200.0
Salario mínimo                              3.300.0                                                      200.0

Para “muestra basta un botón”, expresa un refrán. Los que quieren un cambio pueden ver en los números, en los fríos números hacia adonde conduce ese cambio. Además lo dicen, pues no es que no posean un programa, que carezcan de ideas, que no posean planes. Lo dicen.

Lo tienen muy claro: volver al 2001 es su sueño. Volver a poseer desocupación como hoy Grecia, Portugal, España, Italia, Francia. Volver a endeudarse y pagar altos intereses. Volver a congelar las jubilaciones y los salarios. Volver a decrecer. Volver a incrementar la mortalidad infantil y reducir la esperanza de vida al nacer. En síntesis: VOLVER AL INFIERNO.

Massa, Macri, De la Sota, De Narváez, y otros especimenes aspiran a ello. Y no están solos, son acompañados por Binner, Solanas y la inestable Carrió. En ellos los analfabetos funcionales pretenden lograr sus objetivos: regresar al pasado.

Hay quienes dicen que hay que instalar el voto calificado: “sólo para los cultos” mencionan. Creo que me están convenciendo, pues si hay algo más alejado de la cultura, más alejado de la historia, más alejado de la vida, es el analfabeto funcional.


Oscar Natalichio
Director
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEyS)
27/08/13.
oscarnatalich@fibertel.com.ar                             

No hay comentarios:

Publicar un comentario