jueves, 29 de agosto de 2013

LOS PRINCIPIOS Y LAS FORMAS DE LUCHA

En razones y principios se asientan los pueblos y no en traiciones” Fidel Castro.

Las escuelas del Partido deben empeñarse en fortalecer el pensamiento libre de los revolucionarios mediante la reflexión teórica y el aprendizaje de las lecciones de la vida práctica.

Se trata de lograr poseer una palabra más justa, más exacta, más profunda, no sólo para combatir las permanentes mentiras del enemigo, sino para fortalecer nuestras convicciones y el optimismo histórico de la construcción del Socialismo. Y también para valorar y considerar como parte nuestra, como parte irrenunciablemente nuestra, los enormes sacrificios y avances logrados por los camaradas y Partidos de los países donde se encuentran construyendo el Socialismo (China, Cuba, Vietnam, Corea, Laos…) y resaltar el fundamental papel jugado en la humanidad por la Gloriosa Revolución Soviética que abrió el paso de la prehistoria a la historia.

Principio y medios de lucha no son iguales cosas pero son complementarias.

Los ideales, los propósitos, los fines, los objetivos, forman parte de los principios. Esos principios deben ser asimilados por la conciencia de la personas, de las masas, de las clases sociales que integran el gran frente contra el enemigo fundamental. De esa manera los principios (teóricos) se convierten en “valores” irrenunciables a los cuales arribamos sólo para partir.

Engels destacó los principios en la ciencia como puntos de llegada o resultados del proceso del conocimiento, pero al propio tiempo los definió como puntos de partida.

“Un principio justo desde el fondo de una cueva puede ser más que un ejército” Martí

 Los medios de lucha transitan por las vías concretas y contienen la estrategia y las tácticas políticas necesarias para la realización de los principios. El principio de la igualdad, por ejemplo, sólo puede cumplirse en una formación económica social donde la propiedad sea social y la explotación del hombre por el hombre no exista, y esa sociedad es la sociedad socialista. Los principios son los ideales, los medios de lucha las acciones. Con palabras condenamos al capitalismo, condenamos la propiedad privada, condenamos la explotación, pero lograr superar esa situación requiere una acción gigantesca, que contiene imprevistos que deben ir siendo solucionados; y esa acción gigantesca a la que debemos arribar se llama “revolución social”.

Hay que considerar que los Principios tienen mucho más largo alcance que los medios de lucha. Éstos últimos se relacionan, ante todo, en la coyuntura, o sea, en una situación histórica concreta. Esta distinción nos permite clasificar a los principios con mucha más facilidad que realizar una clasificación sobre las formas de lucha, salvo aquellas que contienen definiciones muy generales como “formas revolucionarias”; “pacíficas”, “violentas” etc.

NECESARIA CLASIFICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS

“En nuestra cultura como parte del llamado mundo occidental, hay, incuestionablemente, componentes de valores cristianos; pienso que entre esos valores hay principios éticos y humanos que son aplicables a cualquier época” Fidel.

Principios Humanos Generales:

Este género de principios están integrados por la dignidad personal, por el apego a la verdad, por el sentimiento de ayudar al prójimo, por ser honesto, por ser sincero, por ser modesto, por ser sencillo, por ser solidario, por ser decente, generoso y disciplinado. Por ser tolerante, saber escuchar y saber transmitir sin agresividad y con convicción. Estos principios humanos generales se manifiestan en la familia, en la pareja, en el amor, en el cuidado de los niños, en la amistad, en la colaboración entre colegas, en eventos culturales y deportivos, etc.

Son principios que aparecen en diferentes culturas y que Marx, en El Capital, separa de los efectos de las formaciones económicas sociales expresando que nadie en particular, tampoco el capitalista, es culpable de la existencia de condiciones sociales deshumanizadas que benefician a pocos y condenan a muchos. Hay quienes personalmente son bondadosos, pero como capitalistas se benefician del trabajo de los demás. Y no pocas veces, de las clases dominantes, han salido verdaderos revolucionarios debido a su sensibilidad. Se han colocado al lado de los explotados. Lenin afirmaba que sin Engels, Marx jamás hubiese podido escribir El Capital.

No hay duda que esos principios humanos generales son los más viejos y elementales; aparecen en El Viejo Testamento, en el Nuevo Testamento, en el Corán, en los textos de los hinduistas y de los budistas y en las invocaciones de los animistas y los espiritistas. Lo mejor de esos principios que provienen del inicio de la historia humana son nuestros principios humanos generales.

Principios patrióticos:

Se trata de la dignidad nacional. Están integrados por el patriotismo que contienen a la independencia nacional, a la soberanía, a la autodeterminación, al antiimperialismo, a la identidad cultural, al amor por las mejores tradiciones del país, a la protección del medio ambiente.

Esos principios surgen cuando la burguesía se asienta como formación económico-social produciendo un cambio histórico, revolucionario, frente al feudalismo. Para el señor feudal, “su país” se limitaba al dominio territorial rural donde ejercía el poder a su antojo. Los “países” así formados eran, especialmente en Europa, territorios tan pequeños que hacían bromear a Engels expresando que la lluvia se llevaba al feudal como el fango en sus botas.

Martí destacó que esos primeros principios humanos, que contienen los sentimientos, conducen a los principios patrióticos, y en relación a ello, expresó:

“Los cubanos en presencia de la guerra, se inclinan conforme a la ley general de la naturaleza humana, que conduce a los hombres generosos, cultos o incultos, del lado del sacrificio, que es el más puro goce de la humanidad, y retiene a los egoístas, que son las rémoras del mundo, del lado de los sacrificadores”.

Principios socialistas

Se trata de la dignidad social y universal donde se resumen y se integran, en el alto grado de desarrollo de la conciencia, los principios humanos generales y los principios patrióticos, éstos últimos desarrollados inicialmente por la burguesía y luego arrojados a la basura por ellos mismos.

Los principios socialistas empalman con las ideas revolucionarias de los grandes líderes y pensadores del mundo, especialmente los del siglo XVIII que impulsan a la burguesía a luchar contra el feudalismo; empalma entonces con los grandes utopistas y enciclopedistas y con los clásicos de la economía política. Son las tres fuentes (partes integrantes del marxismo) resumidas así: La filosofía alemana; la economía política inglesa y el socialismo francés.

Pero esas fuentes son las bases para el lanzamiento del más poderosos y humano principio que la humanidad conocería: la filosofía marxista-leninista: el materialismo científico. De esa manera el conocimiento de la naturaleza se hace extensivo al conocimiento de la sociedad humana.

La propiedad social; el internacionalismo proletario, la clase obrera como vanguardia natural del cambio revolucionario, la unidad de ella con todos los sectores antiimperialistas, en especial el campesinado, la eliminación de la explotación del hombre por el hombre, la eliminación gradual de las clases sociales antagónicas, la unificación ciudad-campo, la generación de nuevos y fuerte hábitos y costumbres que permitan continuar hacia la creación de una sociedad comunista a sabiendas que el socialismo es sólo el primer paso hacia ella, son parte de esos nuevos principios.

Los antiprincipios.

La crisis estructural del imperialismo, a la que se adiciona las habituales crisis coyunturales, generan constantemente valores negativos que bien podemos denominar como antiprincipios en el plano de los principios humanos generales. Entre ellos destacamos la crueldad personal, la marginación, el egoísmo desenfrenado, la intolerancia fanática, la avaricia, la mentira, la inclinación por hacer daño, la acusación falsa, la calumnia, la discriminación racial, la falta de honradez, la corrupción, el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, la delincuencia, la injusticia, la fabulación, etc.

Y genera, también, antiprincipios patrióticos, uniéndose, transitoriamente, los más poderosos para destruir a naciones más débiles que no aceptan continuar siendo dependiente de ellos. Destruyen los valores de la nacionalidad, destruye la historia de los pueblos, destruye la identidad, sobornan a traidores y contratan a mercenarios.

De más está decir que los principios socialistas no tienen cabida en el modo de producción capitalista, por eso el imperialismo se esmera permanentemente en evitar que la conciencia social se desarrolle. En el seno de la sociedad capitalista un ladrón vulgar se castiga pues se apodera de bienes ajenos. En el seno de la sociedad socialista, en su fase avanzada, también se castiga al ladrón que se apodera de bienes ajenos, pero en esa lista aparece el explotador, el que roba parte del salario al que produce, al obrero.

El inevitable predominio del capital financiero dentro del modo de producción capitalista, capital exclusivamente parasitario y depredador, crea la imperiosa necesidad de unir a todo el pueblo y a todos los pueblos, para evitar la desaparición de la vida humana sobre nuestro planeta, nunca antes tan amenazada como ahora. Ello es inevitable dentro del capitalismo pues en su desarrollo destruye todos los principios y no puede regresar a etapas anteriores; por ello hay que ser muy claros: que predomine el capital financiero no significa que estamos en presencia de un nuevo capitalismo, que es una nueva fase del mismo; lo que hoy estamos viviendo es la fase imperialista tan bien descrita por Lenin y es el capitalismo hoy. Por lo tanto, nuestros principios nos llevan a explicar con ciencia, conciencia y paciencia de que no existe otro tipo de capitalismo, que no hay margen para capitalismos “humanos” o “normales”; que si quedan rastros de esos llamados normales es solamente porque aún no han terminado su transición a la fase de predominio del capital financiero.

EL FUTURO ES UNO SOLO Y TIENE NOMBRE: SOCIALISMO

LA CONCIENCIA Y SU PAPEL DETERMINANTE

Hemos analizado los principios que han sido elaborado por los pueblos en sus desarrollos históricos, pero aún no hemos abordado sobre el papel determinante que juega la conciencia en ese desarrollo histórico, donde el hombre se mueve en una naturaleza infinita, eterna y muy anterior a su existencia y consigue desentrañar sus leyes y hacer uso (y abuso) de las mismas.

El individuo aislado de la sociedad no existe pues no podría existir, ya que el hombre lo es porque se desarrolla en sociedad por medio del trabajo común y siempre se agrupa de alguna manera. El hombre nunca solitario entabla relaciones con sus semejantes; elabora las palabras y habla por intermedio de ellas, luego escribe y con palabras (habladas o escritas) piensa y desarrolla ideas, formándose criterios sobre lo que sucede y también sobre lo que puede o debe suceder.

Pasemos una revisa a lo que puede definirse como conciencia desde el punto de vista del materialismo dialéctico e histórico en estos 31 puntos donde reflejamos al ser social y a la conciencia social:

  1. Si observamos todo lo que nos rodea notaremos que todos los objetos son materiales o espirituales. Si razonamos sobre esa observación descubriremos dos aspectos: lo que existe objetivamente, es decir, lo que existe fuera de la conciencia del hombre e independientemente de él, son los fenómenos materiales; y lo que existe producto de la conciencia: lo inmaterial.

  1. Ambos aspectos (materialidad e inmaterialidad) integran lo que denominamos “realidad objetiva”. Es decir: la realidad objetiva está integrada por el concepto “todo el mundo es material por naturaleza”; todos los fenómenos del mundo conforman aspectos diferentes de la materia en movimiento y cambio y ese mundo es independiente de la conciencia y existe fuera de ella. Y también, esa realidad objetiva integra lo inmaterial que deriva de lo material: integra las ideas, los conceptos, las leyes, el pensamiento, es decir, lo espiritual.

  1. De acuerdo a lo desarrollado en los puntos anteriores podemos afirmar que todo lo material es objetivo pero no todo lo objetivo es material.

  1. Lo que existe en la conciencia del hombre constituye el dominio de su actividad psíquica (pensamiento, emociones, sentimientos, etc.) y poseen relación en la esfera de lo ideal, de lo espiritual.

  1. Pero esa actividad psíquica, esa conciencia, no podría existir si no existe la materia que la genera, ya que es una propiedad del desarrollo histórico de la misma, una propiedad de un cuerpo material extraordinariamente complejo: el cerebro humano.

  1. Marx y Engels desterraron el idealismo de la ciencia social, resolvieron, de esa manera el problema fundamental de la filosofía dando origen al materialismo dialéctico y formulando la tesis principal del materialismo histórico: la existencia social determina la conciencia social.

  1. En la esfera de la existencia social se incluye la vida material de la sociedad y, ante todo, la actividad productora de los hombres y las relaciones económicas que se establecen entre ellos en el proceso de la producción.

  1. Conciencia social es la vida espiritual de los hombres, las ideas, las teorías y opiniones por las que se rigen en su actividad práctica.

  1. La existencia social es lo primario ya que, antes de ocuparse de la ciencia, de la filosofía, del arte, los hombres deben poder comer, vestirse, tener vivienda y poder disponer de tiempo libre.

  1. Así como quien tiene 50 años le es imposible volver a tener 20, así el desarrollo de la sociedad es una sucesión sujeta a leyes que crece al igual que nuestra edad, de una formación económico-social a otra más perfecta, más eficiente que la anterior. Arranca del comunismo primitivo y se encamina hacia el comunismo científico transitando por el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y el socialismo.

  1. Mar y Engels superan el carácter puramente metafísico de la vieja sociología poniendo de manifiesto la dialéctica objetiva del desarrollo de la sociedad, para estudiar la sociedad y desentrañar las leyes que rigen su desarrollo.

  1. Esas leyes son tan objetivas como las de la naturaleza, son pues, independiente de la conciencia del hombre, pero el hombre las desentrañas y las aprovecha en las actividades prácticas.

  1. Entre leyes de la naturaleza y las leyes de la sociedad existen rasgos comunes pero también diferencias propias: las leyes de la naturaleza expresan la acción de fuerzas ciegas; las del desarrollo social se manifiestan siempre por las acciones de los hombres como seres concientes que se proponen determinados fines y procuran alcanzarlos.

  1. Las leyes de la vida social no sólo son objeto de estudio del materialismo histórico, lo son también de otras ciencias sociales: la economía política, la historia, la estética, la pedagogía, etc. La diferencia estriba en que el materialismo histórico estudia las leyes más generales del desarrollo de la sociedad mientras las demás toman sólo un aspecto, sobre  aspectos que han sido destinadas. El desarrollo de la producción: la Economía Política.; el desarrollo de la sociedad en sus distintas épocas: la historia; la esfera del arte: la estética; etc.

  1. El materialismo dialéctico y el materialismo histórico son eslabones de una misma cadena. El primero se centra en las leyes de la naturaleza “que expresan fuerzas ciegas”. Se encarga de desentrañarlas y de utilizarla. El segundo se centra en el desarrollo de la sociedad y trata de desentrañar las leyes que la rigen para interpretarla y transformarla.

  1. Tanto el materialismo dialéctico como el histórico son categorías científicas que se basan: en la unidad del materialismo (lo primario es la materia, el mundo objetivo. Materia sujeta a leyes. Materia que se mueve, desarrolla y cambia) con la dialéctica (método científico del conocimiento de la naturaleza y la sociedad; del mundo exterior (objetivo) y del pensar (subjetivo).

  1. Nos estamos refiriendo a un sistema filosófico integrado por conceptos, categorías, principios y leyes científicas, no particulares, sino generales y amplias. Nos estamos refiriendo a la unidad orgánica de la dialéctica materialista (las leyes más generales del desarrollo del mundo y de la materia) con la lógica dialéctica (las leyes y formas del modo de pensar) y la teoría del conocimiento (la ciencia de las leyes del conocimiento).

  1. Ese sistema filosófico es aplicado, en el materialismo histórico, a la sociedad; al reconocimiento del ser social con independencia de la conciencia social de la humanidad. Al reconocimiento de la conciencia como reflejo del ser; en el mejor de los casos, como un reflejo aproximadamente fiel.

  1. El marxismo-leninismo es una ciencia general que contiene (utiliza) como herramientas de análisis al materialismo dialéctico (como su filosofía científica) y al materialismo histórico (como su sociología científica). Y tiene como objetivo utilizar esas herramientas para demostrar que el mundo es material por naturaleza e independiente de la conciencia de los hombres y ahondar sobre la capacidad de la mente humana de conocer el mundo material, de ser su reflejo más o menos fiel. Y ello lo hace no por una mera intensión investigativa, sino para impulsar y concretar una transformación revolucionaria de la sociedad.

  1. Como habíamos mencionado en el punto 8, los fenómenos ideales y espirituales, existen únicamente en la mente de los hombres, y existen como derivados de fenómenos materiales. Son esos fenómenos ideales y espirituales los que encuentran su expresión en el concepto “conciencia”. Al igual que el de “materia”, el concepto “conciencia” es también una categoría filosófica general, de gran amplitud.

  1. Ambas categorías (materia y conciencia) tiene de común su existencia real. Pero no son comunes sus realidades, pues son cualitativamente diferentes. La conciencia es un derivado de la materia, es una propiedad de la materia altamente organizada: el cerebro humano. Es la capacidad de ese cerebro humano de reflejar en él el mundo material.

  1. Pero la conciencia no es una “sustancia” del cerebro, es una facultad especial del mismo que es su portador y que funciona mientras el cerebro funcione. Cuando una persona muere, pierde la vida y la conciencia, pues muere el cerebro. Si la persona sobrevive pero su cerebro no funciona, la conciencia tampoco funciona. Pero ello es conciencia individual.

  1. La conciencia social la conforman el conjunto de ideas (entre ellas las políticas y jurídicas), de teorías, de opiniones, de interpretaciones, la integran también la moral, el arte, la filosofía, la ciencia, que reflejan la existencia social del hombre. Esa existencia social es multiforme y compleja y, al ser la conciencia social un reflejo de ella, también ésta es multiforme y compleja.

  1. En una sociedad dividida en clases sociales, la conciencia social adquiere “carácter de clase”. El carácter de clase se manifiesta en el conjunto de opiniones políticas, jurídicas, morales, artísticas, etc. de una determinada clase que, con ello, construye su ideología. En esa ideología se manifiesta claramente (y también solapadamente) la fuerte intencionalidad de defender sus intereses de clase, sus privilegios si los posee y su liberación si es explotada. Podemos simplificar que hay una ideología conservadora (que quiere conservar sus privilegios) y una ideología revolucionaria (que quiere terminar con los privilegios). Con todas sus variantes y complejidades podemos decir que hay conciencia reaccionaria y hay conciencia revolucionaria, ambas basadas en el “carácter de clase” que adquiere la conciencia social.

  1. Sin embargo no todo es tan sencillo en la vida real. Habíamos mencionado que la existencia social de los hombres (su actividad material de producción) general la conciencia social. Pero aún no mencionamos que esa conciencia social adquiere, en su desarrollo, una independencia relativa sobre su origen. Y esa independencia relativa no es pasiva con relación a la existencia social, sino que influye en forma activa sobre ella.

  1. Ello significa que esa conciencia social puede encontrarse, con relación a la existencia social, “atrasada” (por la “gran vitalidad que poseen las ideas y opiniones viejas”) o “adelantada” (cuando se ponen de manifiesto las tendencias generales del desarrollo social) según se den determinadas condiciones en cada caso. Independientemente de ello, y ya refiriéndonos a un proceso histórico, es importante destacar el carácter de “continuidad” que posee la conciencia social. Continuidad en el desarrollo de la ideología, de las ideas, que poseen enorme importancia para la vida social. Continuidad que significa utilizar todo lo aprovechable de la cultura espiritual del pasado. No empezamos de cero sino nos montamos sobre todo lo descubierto, lo inventado, lo renovado, lo cuestionado. Seguimos la gigantesca obra de nuestros antepasados para elevarlas más tanto del punto de vista material (producción) como espiritual (un mundo sin explotadores ni explotados).

  1. Pero ¿quiénes son los herederos de esa continuidad? ¿Los “conservadores” o los “revolucionarios”? La respuesta es clara: sólo las clases avanzadas (en la conciencia, en la ideología) son capaces de tomar la herencia del pasado, desprendiéndose de los elementos negativos que contienen y apropiándose de los positivos que los hay y no son pocos

  1. La conciencia es dinámica. Es el pensamiento humano que surge en el proceso del trabajo y se desarrolla a medida que se modifica la naturaleza y la sociedad. Si bien la conciencia es un reflejo activo del mundo exterior, al adquirir relativa independencia, influye sobre ese mundo exterior al tomar parte activa en su transformación.

  1. El carácter activo de la conciencia social consiste en su función abstractiva, que, con relativa independencia de la existencia social, desarrolla: generalizaciones teóricas; formulación de conceptos y categorías, extracción de conclusiones, formulación de hipótesis, capacidad de prever, capacidad de imaginar, capacidad de fantasear, etc., de ello podemos deducir que la conciencia puede reflejar la realidad en forma “concreta” o “ilusoria”.

  1. Cuando la conciencia se aproxima a reflejar la realidad en su forma “concreta” se transforma en un medio fundamental de orientación para interpretar, lo más correctamente, el mundo en el cual vivimos y se transforma también es un instrumento activo para la modificación progresiva de la sociedad. Ese nivel alcanzado por el desarrollo de la conciencia en su forma concreta anticipar y orientar la práctica y es en ese estadio donde se pone de manifiesto el carácter activo de la conciencia social.

  1. Lenin escribía: “La ley fundamental de la vida de la sociedad consiste en que el ser social determina la conciencia social, y la conciencia social ejerce una activa influencia inversa sobre el ser social”.  Lenin menciona en este escrito “ser social” y “conciencia social”. Ambas constituyen las principales categorías que contiene el materialismo histórico. El ser social se puede definir: como producto de un proceso objetivo y real de la vida de los hombres; como el conjunto de instrumentos de trabajo que se utilizan; en las relaciones entre hombre-naturaleza; en las relaciones entre los hombres entre sí en la producción social; en la estructura económica de la sociedad, en las clases sociales y sus relaciones; en las costumbres, usos y tradiciones de la vida cotidiana; en la materialización de las costumbres; en la familia; en los grupos sociales; en las naciones; en el desarrollo ininterrumpido de las generaciones; como fenómeno social; como un todo único, no como una suma mecánica de sus componentes sino como una relación orgánica recíproca de los mismos, etc. La conciencia social se puede definir: como la vida espiritual de la sociedad en la que se refleja el ser social; como un complejo de concepciones, normas, ideas y representaciones de un determinado grupo social; como conciencia de clase; como reflejo del ser social, permanente acción recíproca construida históricamente por la sociedad; por las normas sociales que se convierten en convicciones personales, fuentes de prescripciones morales, sentimientos estéticos que adquieren el carácter de valores sociales cuando pasan a adquirir importancia general.

En el pensamiento prevalecen determinados principios y ellos son los que requieren los medios de lucha necesarios para que esos principios puedan o conservarse, o defenderse, o imponerse. Encontramos a los que pretenden “conservar” el estado existente, los que, aún siendo afectados, contribuyen a defenderlo y los que ven la necesidad de transformar la realidad imponiendo nuevos y más humanos principios. Ello, en una sociedad compuesta con clases antagónicas, se manifiesta a través de la lucha de clases. Lucha de clases que es el motor transformador de la sociedad y la lleva hacia un camino donde en algún momento dejará de serlo ya que desaparecerá el antagonismo.

Cada clase social posee su propio código de ideas o ideales, de metas u objetivos, de principios y valores que de ellos derivan, de convicciones, etc. Pero todos ellos se encuentran en estrecha relación con sus intereses económicos. Lenin, al igual que Engels, ironizaba expresando que (en las sociedades con clases antagónicas) si los principios exactos de las matemáticas chocaran con los intereses económicos, prevalecerían estos últimos.

Y ello es así porque poseen un factor común: tanto esclavistas, como feudales, como burgueses, como imperialistas, integran las clases explotadoras de los distintos tiempos históricos, los une el afán crecientemente insaciable de obtener riquezas a cualquier costa y ello lo logran merced a ese factor común: propiedad privada sobre los medios de producción, propiedad privada sobre el conocimiento social y explotación del hombre por el hombre en sus diferentes versiones (esclavo puro, esclavo siervo, esclavo asalariado).

Lo que cambia en esas formaciones son los grados de explotación y crueldad, que se manifiestan es ascenso a medida de que se pasa de una formación menos eficiente a otra más eficiente en apropiarse de la riqueza producida exclusivamente por los trabajadores.

En el imperialismo la crueldad llega a su máxima expresión. Sólo para re-repartirse áreas de influencias, “mercados”, producen dos guerras mundiales devastadoras, arrojan sobre poblaciones civiles bombas atómicas y generan cientos de conflictos armados en todo el planeta. El imperialismo supera todo nivel de hipocresía histórica, depreda, explota, asesina, tortura, persigue, excluye, empobrece, margina, destruye naturaleza y culturas, destruye el propio planeta y todo ello lo hace en nombre de la libertad y de la democracia. Y que amplias masas le crean es un problema de la conciencia, del papel activo de la conciencia cuando esta es formada y orientada para consolidar el sistema más oprobioso que ha conocido la humanidad en toda su historia.

La conciencia de clases es fundamental en la lucha de clases. Lenin señaló que, a pesar de las ideas del capitalismo, el proletariado tiende a crear su propia cultura socialista, necesaria para la lucha por la emancipación; pero para ello debe superar la estrechez mental y los dogmas inculcados en él por su enemigo clasista.

Fidel ha insistido en la necesidad de unir voluntades en la creación de una nueva conciencia universal, que surge de la suma de prédicas de muchos pensadores filosóficos, políticos, de muchas escuelas e incluso de muchas religiones, a tal efecto escribe:

“…hay que unir el sentido ético y humano de muchas ideas, que parten algunas desde lejanos tiempos en la historia del hombre: las ideas de Cristo, con las ideas socialistas, científicamente fundadas, tan justas y tan profundamente humanas, de Carlos Marx, las ideas de Engels, las ideas de Lenin, las ideas de Martí, las de los enciclopedistas europeos que precedieron a la Revolución Francesa y las de los próceres de la Independencia de este hemisferio, cuto más destacado símbolo fue Simón Bolívar…”



Oscar: 19/06/2013

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