sábado, 18 de julio de 2020


NOSOTROS O ELLOS Nº 613 GRANDES PERSONAJES DE NUESTRA AMÉRICA 4

4. De la revolución de los mulatos a la Revolución Negra.

Mucho de los mulatos que habían sido enviados a estudiar a París en los tiempos en que se gestaba y realizaba la Revolución Francesa regresaban a la colona con ideas progresistas, liberales, con ideas de construir un sistema donde los derechos sean los mismos para todo ser humano. Ya habían participado en la formación y acciones de la Sociedad de los Amigos de los Negros en 1788, reivindicando las ideas de los “Iluministas” (el Siglo de las Luces) y entrando en contacto con otros movimientos abolicionistas.

Pretendían eliminar la esclavitud y lograr la igualdad entre blancos, negros y mulatos, pero contenían una fuerte contracción, pues muchos mulatos, en especial los que podían enviar sus hijos a estudiar en Francia, lo hicieron posible por ser dueños, es decir, por poseer esclavos.

En 1783, el marqués du Rouvray había declarado con relación a Saint-Domingue: “Esta colonia de esclavos es como una ciudad que espera un ataque inminente; estamos pisando barriles de pólvoras cargadas”. La Revolución Francesa aceleró el estallido pues produjo cambios y contradicciones que resultaron ser movilizadoras para una parte de los habitantes de la colonia.

La Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano puso en claro que ello significaba, entre otros cambios, el fin de la esclavitud. Sin embargo, tanto la burguesía marítima como los grandes blancos, resolvían que esa declaración originada en la metrópolis, no era válida para la colonia y todas las distintas capas de la burguesía francesa decidieron mantener bajo su órbita e intereses a la colonia de ultramar, sin que ella alcance la autonomía requerida y menos la independencia.

Esa postura “inflexible” de la burguesía francesa condujo a que en la colonia se formaran dos grupos, por un lado los grandes plantadores y los prósperos comerciantes, que requerían autonomía, la permanencia de los esclavos, poder comerciar libremente con otros países, en especial con los EEUU y por otra, los fieles al gobierno francés: los funcionarios civiles y militares y con una parte de los pequeños blancos que reclamaban también por sus intereses.

Todos los principales miembros de la Sociedad de los Amigos de los Negros eran diputados e impulsaban la abolición de la esclavitud. Los grandes blancos aspiraban a enviar sus diputados a la metrópolis, pero eran concientes de ser una pequeña minoría. Para ello pretendieron que se considerara el total de la población, es decir, que se sumaran como personas a los esclavos que poseían. A tal efecto escribió Brissot, miembro de la Sociedad de los Amigo de los Negros: “Estos señores cuentan a los negros de la isla y lo elevan al grado de hombres solo para alcanzar representación, pero no quieren representarlos sino degradarlos y ponerlos por debajo del resto de los hombres”.    

Para la burguesía marítima, que había llegado a serla gracias al tráfico de esclavos y a la esclavitud, ello significaba su ruina. Por otra parte los “grandes plantadores blancos” intentan gobernar la colonia y realizan una acción “revolucionaria” hacia la autonomía en abril de 1790, en el pueblo de Saint-Marc, creando una “Asamblea General de la Parte Francesa de Saint-Domingue”, donde manifiestan la necesidad de romper la dependencia colonial.

Los sucios plantadores blancos se aseguraban la mayoría en una colonia donde negros y mulatos constituían la gran mayoría, legislando que sólo podían participar en la Asamblea los propietarios de más de 20 esclavos, de esa manera dejaban afuera a los propietarios mulatos y los propietarios esclavos libres.

Esta medida generó cambos en las alianzas: excluidos por los plantadores blancos, los plantadores mulatos intentaron aliarse a la burguesía marítima francesa y a la burocracia colonial, ambos con intereses en mantener las colonias como tal. Además. Los mulatos bregaron para que se cumpliera con el artículo 4 de la Resolución de la Asamblea Nacional Francesa del 8 de marzo de 1790, artículo donde se afirmaba el derecho de toda persona mayor de 25 años, con propiedad y residencia, a votar (elegir) y ser votado. Esta situación preocupó más aún a los blancos ya que continuaban siendo minoría en las colonias y los mulatos alcanzaban un número igual de personas. Además los blancos consideraron que otorgar derechos a los mulatos, aunque éstos tuviesen esclavos, significaba posibilitar que igual posición solicitaran adoptar los esclavos.

Vicente Ogé fue uno de los líderes de los mulatos y era apoyado por la Sociedad de los Amigos de los Negros. La minoría blanca dejó a un lado la diferencia entre los plantadores blancos y la burocracia colonial y se unifican enviando más de mil soldados a arrestar a Ogé quien se levanta en armas junto a 350 mulatos. Los mulatos fueron derrocados por la superioridad numérica, torturados, asesinados y sus principales líderes, Ogé y otros fueron, además de torturados, ejecutados públicamente el 25 de febrero de 1791 con grandes sufrimientos mientras agonizaban.

En Francia, ese hecho impactó y se comenzó a buscar una solución para la colonia a efectos de aplacar los ánimos. Pero la burguesía cree que ello puede suceder sólo si se cede a una parte de los reclamos y otorga derechos a una minoría de grandes blancos ricos, donde se suman unos pocos mulatos también ricos. Paralelamente a ello, desde la metrópolis envían dos regimientos a la isla para “mantener el orden”.

Fue Robespierre el que denunció en la Asamblea el mezquino interés de los diputados que representaban a la colonia con estas palabras:

“Si se sospechase que entre aquellos que se han opuesto a los derechos para los hombres de color hubiese alguno que detestase la libertad y la Constitución, pensarían que sólo perseguían los medios de atacar con fortuna vuestros decretos y vuestros principios. Cada vez que se plantee la cuestión que implica directamente el interés de la metrópolis es dirán: apeláis sin cesar a los Derechos del Hombre pero vosotros mismos creéis tan poco en ellos que habéis santificado constitucionalmente la esclavitud. El interés supremo de la nación y de las colonias reside en que permanezcáis libres y en que no derribéis con vuestras propias manos los pilares de la libertad. Que mueran las colonias si el precio a pagar por ellas es vuestra felicidad, vuestra gloria, vuestra libertad. Lo repito: que mueran las colonias si el deseo de los colonos es amenazar con forzarnos a decretar aquello más ventajoso para sus intereses”…

A partir de la represión a los mulatos se incrementaron las revueltas espontáneos protagonizado por grupos de mulatos y grupos de esclavos. El esclavo Francois Mackandal organizó a muchos grupos cimarrones; el esclavo había perdido un brazo en el ingenio azucarero donde moraba y huye a las montañas y, desde allí, bajaba con pequeños grupos de cimarrones, atacando hacienda, matando blancos y llamando a los negros a rebelarse. Envenenó las fuentes de agua que proveían a la población blanca y utilizó hongos venenosos para eliminar a sus amos. Fue capturado y quemado vivo como escarmiento y para generar terror en los esclavos.

A Mackandal lo reemplaza el sacerdote Vudú Bouckman, líder al cual mencionamos en el capítulo anterior, que también organizaba a los esclavos. Las ceremonias vudú son utilizadas para discutir las políticas a llevar adelante contra la minoría blanca. El 14 de agosto de 1791, miles y miles de esclavos negros, respondiendo al llamado del sacerdote vudú, salieron a luchar por su libertad dando comienzo a la insurrección negra, camino hacia la independencia.


Los esclavos se armaron con las herramientas que utilizaban: picos, azadas, machetes, palos, antorchas, algunas pistolas viejas, espadas, varas con punta de hierro y avanzaron arrasando con más de mil haciendas entre azucareras, cafeteras, de algodón y de índigo. En pocos días la mitad de la llanura donde se establecieron esas plantaciones, se encontraba en llamas. La energía del movimiento terminó con convencer a los indecisos y así se les fueron uniendo los mulatos y los libertos.

En esa insurrección murieron más de diez mil esclavos y más de mil blancos. Bouckman fue capturado y decapitado. Miles de esclavos se refugiaron en las montañas y otros miles huían de las plantaciones. Esos grupos fueron incorporándose a los que comandaban los nuevos líderes: Biassou, Francois y Jeannot, envestido con títulos militares y vestidos con los uniformes arrebatados a los enemigos muertos.   

Alejo Carpentier en su obra “EL REINO DE ESTE MUNDO” crea estos tres protagonistas, personajes reales e imaginarios: 
Ti Noel
Protagonista de la obrue no sabe de letras, seguidor de Mackandal y Bouckman, su dueño es Monsieur Lenormand de Mezy. Tras las revueltas en Haití, la casa del amo ha quedado destruida, así que Lenormand viaja con sus esclavos a Cuba en busca de otra suerte; allí el amo se hace jugador de naipes hasta que pierde todo, incluido Ti Noel. Con su nuevo amo, Ti Noel reúne el aguinaldo suficiente para ir en cubierta de vuelta a Haití. Allí vivirá en las ruinas de la antigua casa de Lenormand y participará de manera importante en el derrocamiento del rey negro Christophe, quien se había hecho más tirano que los franceses. Finalmente, durante el gobierno de los mulatos republicanos, éste practicará el ejercicio de la metamorfosis y el dominio de las fuerzas de la naturaleza. Ti Noel, por un lado, representa la creencia en la tradición africana de Haití, el vudú, el teriomorfismo, la magia, etc., y, por otro, es un hombre que ante todo es un amante de la libertad.
Mackandal
El rebelde que instiga el alzamiento. En un accidente pierde un brazo y Ti Noel se hace amigo de él. Mackandal le lleva a conocer a una mujer con poderes mágicos. Mackandal huye y Ti Noel recibe una nota suya para un encuentro que tiene lugar en una cueva. Mackandal aprende a usar hongos venenosos y logra envenenar a muchos amos, y familias enteras. Los colonizadores logran capturar a Mackandal. Cuando deciden quemarlo, como lección para los esclavos, Mackandal parece volar sobre los negros esclavos quienes corren despavoridos pensando que el negro huyó, pero no vieron que fue recapturado y lanzado al fuego. Los esclavos pensaron que éste se transformó en mariposa (eventualmente se denominará Mackandal a una especie de mariposas provenientes de Haití) logrando así la libertad. La transformación solo la ven los esclavos y los iniciados de la religión vudú. El poder de cambiar de figura es una característica de las religiones animistas, y aquí es exactamente lo que señala «lo real maravilloso» de Carpentier. Los amos no se dan cuenta de esa transformación. Carpentier revela esos dos puntos de vista, cambiando la perspectiva narrativa. Mackandal es el ídolo de los esclavos en la obra, ya que simboliza la libertad y poderes estrictamente afroamericanos.
 Bouckman
Personaje histórico. Figura jamaiquina, sucesor y continuador de los proyectos del manco Mackandal. Dirige la segunda revuelta de negros, muere decapitado.

Contaba 45 años de edad cuando el esclavo Toussaint Bredá, nacido en 1746 decide unirse al movimiento revolucionario, colocándose a las órdenes de Georges Biassou llegando a ser su edecán, quien luego le otorga puestos de mando. Trabajaba como administrador de ganado (pues sabía leer y escribir) y por ello contaba con cierta autoridad entre la gente. De los libros que pudo leer, algunos se referían a estrategia militar y a conducción política. Por sus contactos con los blancos se encontraba en conocimiento de lo que pasaba en la metrópolis y sabía de la existencia del funcionamiento de la Sociedad de los Amigos de los Negros. Adoptó la religión católica siendo bautizado y casado por la iglesia con una mujer libre y tuvo dos hijos que vivían con él en las plantaciones. A los 33 años (en 1776) pasó a ser un “liberto”.Las relaciones con sus “amos”, era muy cercana, lo que le permitía a su familia desarrollarse en un ambiente local poco conflictivo. Reconociendo este trato especial, antes de marcharse a la rebelión, puso a resguardo de la misma, a su último dueño, Baillon de Libertat quien le ayudó a estudiar y lo colocó como su cochero primero y como administrador después.

Los esclavos llevaban, habitualmente como apellido, el de sus dueños, Su padre fue vendido al gerente de la hacienda del Conde de Breda y, Toussaint, al nacer en esa plantación, continúa con ese apellido del cual se desprende cuando comienza la lucha por la independencia (En nuestro caso, el histórico sargento (pos muerte), Juan Bautista Cabral llevaba ese apellido por haber sido esclavo de una hacienda a cargo de un propietario de nombre Cabral). El cambio del apellido, para algunos historiadores, se supone que fue como consecuencia de un enfrentamiento armado donde Toussaint aplica la estrategia de realizar una “abertura” entre sus tropas la que permitió desorientar al enemigo; a partir de allí se lo conoce como Toussaint-Louverture. Otros señalan que el apodo de L´Ouverture, significa el iniciador, y lo obtuvo cuando obtuvo con sus tropas varias escaramuzas a cargo de un ejército de 3 mil soldados convirtiéndose en general del ejército del rey de España en 1791.

La rebelión de los esclavos negros repercutió no sólo en Saint-Domingue sino también en Europa, Jamaica, Cuba y los EEUU. En la cuidad de Le Cap, se unen los propietarios blancos con los mulatos grande y pequeños, ambos grupos apoyados por el ejército francés; pero los blancos incumplieron con el pacto y sorprendieron y asesinaron a los mulatos previa acusación de ser parte de la revuelta negra.

Antes de continuar con este relato vamos a señalar dos categorías marxistas que permitirán comprender mejor  los cambios de actitudes de los grupos sociales y los de sus dirigentes: “Necesidades” e “Intereses”.  

Las necesidades. La actividad humana, solo encuentra su condicionamiento casual y su orientación a partir de las necesidades, ya sean de los individuos por separado, de los grupos o de la sociedad en su conjunto. Las necesidades surgen en el proceso de funcionamiento de los organismos sociales, en el proceso de interacción de estos con su medio circundante. Las necesidades humanas pueden ser biológicas y sociales, constituyendo estas una configuración interna del individuo. En el proceso de funcionamiento del organismo social, las necesidades biológicas tienen un carácter primario en relación con las sociales. Con relación a ello, tanto Marx como Engels destacaban que la primera premisa de toda existencia humana y también de toda historia, es que los hombres se hallen para:

“Hacer historia en condiciones de poder vivir. Ahora bien, hace falta comer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas más. El primer hecho histórico es, por consiguiente, la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir la producción de la vida material misma”.

Dentro de las necesidades sociales, una de las fundamentales a lo largo del desarrollo histórico de la sociedad, lo ha sido la necesidad de dirección del proceso social, y dentro de esta, la actividad de dirección política. La actividad de dirección de los procesos sociales es un tipo de actividad teórico-organizativa llevada a cabo por un determinado sujeto de dirección (individuo, instituto, etc.), a través de la cual este ejerce una influencia organizada y dirigida conscientemente sobre el objeto de dirección, y que abarca las condiciones para su realización.

Marx señalaba que cualquier tipo de actividad conjunta de hombres no puede pensarse sin la actividad de dirección. La actividad de dirección política tiene un carácter transitorio que se corresponde con la subsistencia de las sociedades clasistas. Con el surgimiento de las clases y de los antagonismos clasistas surge la actividad que garantiza la denominación de una clase sobre otra: la actividad de dirección política.

Si la causa primaria y el estímulo fundamental de toda la actividad humana lo constituye la necesidad, su contenido concreto y su orientación se encuentran determinados por el interés.

El interés. El interés es una dimensión resultante de la relación que se establece entre el sujeto como organismo social y los objetos, procesos y fenómenos capaces de satisfacer sus necesidades. Si el objeto del interés de un determinado sujeto lo constituye el organismo social (una clase social) y se produce una relación de dependencia mutua entre éstos, estaremos en presencia de un interés mutuo. Si por otra parte, el objeto del interés de los sujetos es un mismo organismo social, puede hablarse en ese caso de interés común.


Cuando en el proceso de interacción de uno u otro organismo social con el medio se conforma una relación de dependencia estable en la que el desarrollo del sujeto depende de la capacidad de determinados objetos de satisfacer sus necesidades con independencia de la conciencia del sujeto, estamos en presencia de un interés objetivo. Los clásicos del marxismo se refirieron al interés social como un fenómeno social relacionado con necesidades de tipo social. Por su parte, el interés subjetivo es un resultado de la relación que surge en la conciencia del sujeto en el proceso de conocimiento por éste del medio, y cuyo contenido está dado por la convicción del sujeto de que precisamente dicho elemento del medio posee la capacidad de satisfacer una u otra necesidad concreta suya. Uno de los tipos de interés lo constituye el interés político, el cual se vincula con la actividad de los hombres realizada en los marcos de la esfera política. Al respecto señalaba Engels:

“La clase obrera tiene sus propios intereses, tanto políticos como sociales. La historia de las tradiciones y el movimiento por la reducción de la jornada de trabajo, muestra cómo esta defendía lo que consideraba sus intereses sociales. Pero la defensa de sus intereses políticos, ésta, lo deja casi completamente en manos de los tories, radicales, personas de las clases dominantes”.

Los intereses políticos se encuentran determinados por las necesidades políticas y, en primera instancia, por la necesidad de empleo de medios a través de los cuales se ejercite la violencia para obtener, defender y conservar la dominación política. Todo aquello que contribuya a garantizar la satisfacción de esas necesidades, se incluye dentro de lo que puede entenderse como interés político. Un ejemplo de lo anterior lo constituye el hecho de ver en algo tan manido dentro de la sociedad burguesa como lo son las elecciones, “el principal interés político de la sociedad civil real”. Los intereses políticos surgen y existen objetivamente, aún antes de convertirse en fuerza que compulsa al sujeto dado a la realización de la acción. Al respecto destacaba Carlos Marx:

“Los intereses, tanto en su contenido como en su forma y medios de realización, son dados por las condiciones sociales, con independencia de los individuos”.

Cualquier relación de poder es, por su propia naturaleza, desigual, pues en ella uno (o varios) individuos dominan a otros y los doblegan más o menos a su voluntad. Esto es válido en cuanto caracteriza las relaciones sociales de toda sociedad profundamente diferenciada como las surgidas desde que la división del trabajo trajo consigo la aparición de la propiedad privada. Esto significa que tal desigualdad no es algo referente sólo a la política. Podemos afirmar que, en la política encontramos la expresión de las desigualdades más profundas de la sociedad, fundamentalmente las existentes en el plano de las relaciones económicas. Las teorías jurídicas difundieron durante mucho tiempo la idea contraria, pero la igualdad de las partes (aún a través de la noción de contrato) es ilusoria: tras la apariencia de derechos iguales, uno de los contratantes impone su voluntad al otro de manera más o menos velada.

CENTRO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEyS) – 18 DE JULIO DE 2020.

La imaginación es águila y vuela; el interés es cerdo y anda despacio y es la lucha de los pensadores impacientes y los pueblos perezosos una lucha entre águilas y cerdos. José Martí

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