domingo, 31 de diciembre de 2017

NOSOTROS O ELLOS Nº 472

LOS DRAMÁTICOS EFECTOS DE LA PESTE AMARILLA: AYER Y HOY

El mosquito Aedes Aegypti fue un elemento indispensable para poder trasmitir la fiebre amarilla. Las primeras epidemias se situaron, en especial en la ciudad de Buenos Aires, en los años 1852, 1858, 1870 y 1871.  Sus efectos fueron devastadores, por ejemplo, en la de 1871 murió el 8% de la población, siendo la afectada más del 25%. Hubo días en que la peste o fiebre amarilla registró más de 500 fallecimientos diarios.

La peste era selectiva pues no mató a personas de barrio norte y Palermo, se centró, fundamentalmente en el Sur de la ciudad. Pues, como toda peste, se requieren “condiciones” para poder desarrollarse y actuar con éxito. Entre esas condiciones se encontraban:

  1. Ausencia de cloacas y desagües
  2. Falta de agua potable debiendo recurrir a los pozos.
  3. Contaminación con materia fecal en los pozos
  4. Muy bajos salarios que impedían acceder a una vivienda digna
  5. Falta de trabajo y por ello eran considerados “vagos” y “atorrantes”.
  6. Alta contaminación del Riachuelo por las empresas, en especial, el saladero y los mataderos.
  7. Hacinamiento de la población en los conventillos, baldíos, caños y bajo puentes.
  8. Muy mala alimentación que los mantenía débiles y vulnerables, en especial a los niños.
  9. Clima húmedo y muy cálido en verano sin contar con un simple ventilador.
  10. Escasísima y nula asistencia social por parte del gobierno a los sectores más vulnerables.

Finalizamos el año 2017 en medio de una nueva peste amarilla, más letal que las señaladas arriba. El elemento indispensable para trasmitir los efectos de la peste a los ciudadanos es el agrupamiento denominado “cambiemos” y, a diferencia de la peste anterior, no sólo se ubica en la Ciudad de Buenos Aires, sino que la ha extendido a todo el país con una inusitada rapidez en estos dos últimos años. Su resultado es perversamente eficiente y los afectados, se den cuenta o no, llegan a cerca del 90% de la población contra el 25% de las pestes de los años 1800.

Los fallecimientos se registran silenciosa y “gradualmente” pues integran la estadística tardía que informará cómo se ha reducido la esperanza de vida al nacer y cómo se ha incrementado la mortalidad infantil, además del incremento de los delitos (crímenes y robos, corrupción y saqueos, etc.)

Al igual que las epidemias anteriores esta también es selectiva, mucho más selectiva, pues en el caso anterior algún habitante de Recoleta se contagió. Ahora es imposible que el sector inmunizado se contagie, pues para hacerlo se necesita ser pobre o contar con escasos bienes y ser mediocre o ignorante. Bajo la línea de pobreza se encuentra ya más del 40% de la población y para el año 2018 se espera que ingrese un 20% más: Para ello el mosquito “cambiemos” a tomado las medidas necesarias, señaladas por dos organismos que ellos integran y que le brindan cobertura: el FMI y el BM.

En los años del mosquito, la gente huía de las zonas donde la peste era más concentrada. Esa huída tenía su razón de ser: existían enormes espacios no contaminados. Hoy se huye tanto de la Tierra del Fuego como de Jujuy, de Mendoza como de los barrios del sur de Buenos Aires. Y la peste actual es más peligrosa pues cuenta con apoyo local de ciudadanos con mucho dinero, de apoyo extranjero con multinacionales de mucho peso, con apoyo de casi el 100% de los nefastos y mentirosos medios de comunicación masiva, con una parte de la ciudadanía mediocre e ignorante y, para los que no quieren contaminarse, con una brutal represión, por parte del Estado, que incluye asesinatos y saqueos de viviendas. Es el fascismo.

Ello conforma otra gran diferencia de las dos pestes, la del mosquito y la de Cambiemos. Sobre la primera, médicos, enfermeros y ciudadanos sanos, hicieron todo lo que se encontraba a su alcance para combatirla. Sobre la actual se actúa de manera distinta: se hace todo lo posible para que su efecto sea más letal, para que se acelere el deterioro, la pobreza, la marginación, la desprotección social, el desempleo, los bajos salarios, la carestía, la persecución, cárcel, tortura y muerte al que se resiste a ser víctima y la pasividad de una parte de la población que no entienden que, esta forma de “gradualismo” les acorta la vida. Se trata de un genocidio lento planificado que no se percibe en su real dimensión.

Ese genocidio lento y planificado está dirigido por psicópatas colocados por los grandes grupos concentrados de la economía y las finanzas, grupos en su mayoría de capital extranjero. Entre esos psicópatas se encuentran los cuatros caballeros del Apocalipsis ya que el quinto, el que supuestamente dirige, se toma permanentemente vacaciones.

No hay dudas que, para aplicar planes criminales y aplicarlos con crueldad sobre poblaciones indefensas se requiere ser psicópata, pero para el comando mayor les pide otra condición: que sean mediocre e ignorantes.

Escribía, con meridiana claridad,  Claudia Marín bajo el título “El discurso del Psicópata”, lo siguiente:

“El discurso de Macri es el discurso del psicópata: niega y tergiversa lo que podemos percibir por nuestra propia experiencia, lo cual es enloquecedor. Pone a la víctima en el lugar del culpable de su propio sufrimiento, lo cual genera en la víctima el efecto de confundirla y deprimirla. No se responsabiliza de sus actos, sino que estos siempre responden a la acción de otros, de los cuales es él la víctima inocente. Esto apunta a generar, otra vez, confusión y culpa en la verdadera víctima, y un profundo, demoledor sentimiento de impotencia. Y por último, ejerce una violencia arrasadora con una sonrisa, con buenas maneras y palabras tranquilizadoras, lo cual adormece, hipnotiza y –nuevamente- confunde: “es por tu bien”, dice mientras lastima y destruye. Y muchos/as le creen, porque el arte de la manipulación y la crueldad es la especialidad del psicópata.

“Pero hay algo con que el psicópata no cuenta: ese momento, que no siempre llega, en que empieza a resquebrajarse la ilusión y puede verse, de a poco primero, después con claridad total, la magnitud del daño que está haciéndonos. En ese momento, que no siempre llega, en que las –hasta entonces- víctimas de su juego perverso, se dan cuenta de su propia fuerza. Ese momento, aunque no siempre llega, es la pesadilla del psicópata. Estoy convencida de que no estamos lejos de ese momento”.    

Nos encontramos en el centro de la lucha de clases que muchos de nosotros creen que no existe y que es cosa del pasado. Pero los hombres del poder económico y financiero, los que manejan la vida y la muerte de miles de millones de ciudadanos, no han desatendido las luchas de clases, no sólo no la niegan sino que, con arrogancia afirman que “la estamos ganado nosotros”. “Hay una lucha de clases, por supuesto, pero es mi clase, la clase de los ricos, la que dirige la lucha. Y nosotros ganamos” Warren Buffet.

El sistema capitalista ya no puede sostenerse sino es con violencia y saqueo. Lo hizo siempre de esa manera, pero solapadamente, expresando a la vez que era una gran democracia. Ya no puede hacerlo pues llegó el momento que es su pesadilla. Ya no domina el mundo como hace un siglo. Ahora hay países que no sólo han roto con el capitalismo sino que lo han superado y lo siguen superando: el caso más real lo da la república Popular China, que desde fines del 2014 es la primera potencia mundial en producción de bienes (PBI).

Pero a medida que el capitalismo “pierde” territorios y pierde eficiencia (pues prevalece la especulación sobre la producción), en los países donde aún los pueblos no han sabido liberarse de él, se torna más agresivo y depredador. Y no es como afirma el especulador Buffet, que están ganando la lucha de clases, la están perdiendo y muy rápidamente. A ellos (al imperialismo) les llegó el momento. A nosotros, los que aún estamos sometidos por sus acciones inhumanas y saqueadoras, debemos combatirlos, debemos crear el momento para evitar que varias generaciones sufran la nueva peste amarilla.

No vamos a brinda por un venturoso 2018 pues será el año donde la peste amarilla intenta consolidar la destrucción de los ciudadanos y el saqueo de las riquezas de nuestra Nación. El 2018 debe ser un año de unidad, de resistencia y de transformación de la realidad infectada, por un País que sea digno de llamarse así: justo, soberano, independiente y solidario, sin presos políticos ni asesinos sueltos.

CENTRO DE INVESTGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEYS) 31/12/2017
“ESE MOMENTO ESTÁ LLEGANDO”


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