domingo, 4 de junio de 2017

NOSOTROS O ELLOS Nº 431

Qué es el Capitalismo (primera parte):

Vivimos dentro del sistema capitalista. No lo elegimos cuando nacemos como no elegimos siquiera el país o el lugar donde nacemos. Pero la mayor parte de nuestra vida, cuando no toda, pasa dentro de los límites de los cuales parecemos resignados a desarrollarnos, donde todo parece “habitual” pese a que no lo es.

¿No estás interesado conocer la esencia y el contenido del lugar y del sistema en que transita tu vida? ¿La forma en que se manifiesta? Si lo estás, te entregamos un anticipo para que no sólo lo leas, sino para que participes con tu opinión sobre lo que a continuación afirmamos.

El análisis se realiza con herramientas que nos proveen el materialismo histórico (sociología científica aplicada a los fenómenos de la sociedad) y el materialismo dialéctico (teoría del conocimiento aplicado a los fenómenos de la naturaleza).

Es lo que se conoce, genéricamente, como marxismo-leninismo (Marx y Engels) en honor a esos dos personajes históricos que iniciaron el camino del materialismo dialéctico; y de Lenin quién, utilizando esos primeros conocimientos, los actualizó a la segunda (y última) etapa de la Formación Económica-Social Capitalista, que es el Imperialismo donde predominan, sobre la economía y la sociedad, el gran capital concentrado, es decir, los monopolios.

Habrás notado que hemos subrayado cuatro palabras: esencia, contenido, forma y fenómeno. Son categorías filosóficas, es decir, son conceptos generales que se convierten en categorías de las leyes del desarrollo de la humanidad.

Por ello te pedimos paciencia, pues comenzaremos a ingresar en lo qué es un concepto y de lo que es una categoría.

INTRODUCCIÓN A LAS CATEGORÍA MARXISTAS-LENINISTAS
(La transición del no conocimiento al conocimiento)

El “concepto” es un pensamiento expresado en palabras. Pero no cualquier pensamiento, sino de aquellos que se reflejan mediante opiniones y juicios sobre los aspectos de un objeto. Pero no de todos sus aspectos. Pues el “concepto” se niega a reflejarlos, para centrarse, exclusivamente en los esenciales, haciendo abstracción de los secundarios.

Observemos el concepto HOMBRE como categoría: dicho concepto se abstrae de reflejar los rasgos de cada persona por separado. No considera ni edad, ni sexo, ni nacionalidad, ni lugar de origen, etc. Selecciona únicamente lo general y esencial común de cada persona. ¿Cuáles son esas cosas generales y esenciales en el concepto HOMBRE? 

1. Su capacidad para producir bienes materiales y espirituales y
2. Su capacidad de pensar y de operar con objetos ideales.

Los conceptos son productos históricos, que concentran dentro de sí enormes números de datos provenientes de la cognición sensual, pues el HOMBRE inició el estudio de los objetos mediante los órganos de los sentidos. Pero si bien el cuadro de los sentidos es, como afirmaba Afanasiev, “muy rico y pintoresco”, es, a la vez, “limitado y muy incompleto”, ya que, la mayoría de los fenómenos, no se manifiestan a través de ellos.

Los sentidos, el conocimiento sensitivo, nos da sólo “la impresión de algunos aspectos exteriores de las cosas”, pero no la naturaleza interna de esas cosas, su esencia, las leyes que marcan su desarrollo. Para arribar a ello hay que desarrollar el conocimiento que, en su fase superior, se apoya en el pensamiento abstracto o lógico.

La cognición lógica es el medio que nos posibilita conocer las propiedades y características principales del objeto, adquiriendo una forma fundamental, la de “concepto”. De esta manera, el concepto se convierte en la forma de pensamiento en el que se reflejan los objetos, las relaciones entre ellos, sus propiedades y todos los fenómenos del mundo objetivo.

Pero el mundo se encuentra en permanente movimiento, por tanto los conceptos son el reflejo de un mundo en constante desarrollo y cambio, y eso los hace ser flexibles y dinámicos. Por ello pueden ser modificados los ya existentes y pueden surgir nuevos en correspondencia con las nuevas condiciones que surgen y se manifiestan en la naturaleza y en la sociedad.

El concepto es el elemento básico que necesitamos para pensar. Y es una herramienta importante ya que, de los conceptos más generales del pensamiento surgen las categorías, componentes fundamentales para el análisis científico. Pues una ciencia no es sólo un sistema de leyes, es también un sistema integrado por categorías (integrado por los conceptos más generales) que se van formando, en el curso de su desarrollo, para constituir su base científica.

La filosofía, haciendo uso de las categorías, estudia y registra las propiedades, los nexos y las relaciones más generales de las cosas: las leyes del desarrollo que rigen en la naturaleza, en la sociedad y en el pensamiento humano.

Las categorías, como formas universales del pensamiento científico, han surgido y se desarrollan sobre la base de la práctica social.

Las categorías, por su contenido, reflejan la realidad existente fuera de nosotros, reflejan las propiedades y relaciones del mundo objetivo.

Las categorías son principios organizativos del pensamiento; constituyen los puntos clave de la relación del sujeto y el objeto, abarcando a todos los objetos y a todos los fenómenos. Son los “puntos de vista” desde donde se efectúan las percepciones sensoriales, la “visión” del mundo y su comprensión.

Cuando la filosofía da sus primeros pasos (en India, China, Egipto y finalmente en Grecia), 600 años a.n.e., las categorías surgían como principios iniciales de la concepción del mundo (sus elementos básicos); pero al diferenciar los filósofos el ser y el pensar, las categorías adquieren un aspecto lógico y generalizador del pensamiento humano. Observemos como van desarrollándose en la historia:

Para Tales de Mileto y otros primeros filósofos materialistas (naturalistas) eran los “cuatros elementos”, individuales o unidos: el agua, el aire, la tierra y el fuego. En ellas encontramos lo líquido, lo gaseoso, lo sólido y el elemento transformador. También el “Arjé” y el “ápeiron” de Anaximandro, el “logos” de Heráclito, el “átomo” de Demócrito, etc.

Platón había admitido cinco categorías fundamentales: sustancia, movimiento, reposo, identidad y diferencia.

Aristóteles escribió un tratado especial llamado “Categorías”, a las que consideraba como reflejo y generalización suprema de la realidad objetiva. Formuló diez categorías: esencia (sustancia), cantidad, calidad, relación, lugar, tiempo, situación, estado, acción y pasión.

Kant consideraba las categorías como formas de la razón, independientes de la existencia, como definiciones no de los objetos en sí (“la cosa en sí”), sino de la estructura del pensamiento, y establece las siguientes: cantidad (unidad, pluralidad, totalidad); calidad (realidad, negación, limitación); relación (sustancia, causa, acción recíproca); modalidad (posibilidad, existencia, necesidad).

Hegel, para el que la ciencia de la lógica surge como un sistema dialéctico de categorías, define como categorías a: ser (calidad, cantidad, medida); esencia (fundamento, fenómeno y realidad, sustancia, causa y acción recíproca); concepto (sujeto, objeto, idea).

Para comprender una categoría no alcanza a analizarla como tal, como un hecho desligado de otros hechos, de otras categorías. Las categorías permiten reflejar al mundo y por ello se encuentran vinculadas entre sí de manera concreta: conforman un sistema que se basa en la unidad de lo lógico y lo histórico, donde se refleja la evolución y desarrollo del pensamiento humano, que va desde lo simple a lo complejo.

Las categorías de la dialéctica científica se encuentran en estrecha conexión con sus leyes fundamentales, leyes que se manifiestan y toman forma únicamente a través de categorías determinadas: la ley de unidad y la lucha de los contrarios (oposición, contradicción…); la ley de transformación mutua de los cambios cuantitativos en cualitativos (calidad, cantidad, medida, salto…); las leyes dialécticas que determinan las correlaciones entre las categorías: contenido y forma, esencia y fenómeno, necesidad y casualidad… Y otras como materia, movimiento, espacio, tiempo finito e infinito, conciencia, cantidad, calidad, medida, contradicción, etc.

La dialéctica considera las cosas, sus propiedades y relaciones, así como su reflejo mental (los conceptos), en conexión mutua, en movimiento: en su surgimiento, desarrollo contradictorio y desaparición.

La filosofía del marxismo-leninismo es el resultado y el grado superior de desarrollo del pensamiento filosófico mundial, que ha sido reelaborada, parte de ella, tomando todo lo mejor y más avanzado de lo que creara la humanidad en los 2700 años desde el principio de la filosofía. El surgimiento del materialismo dialéctico e histórico significó un salto cualitativo, una verdadera revolución en el campo de la filosofía.

Marx y Engels crearon la filosofía científica como concepción del mundo de la nueva clase revolucionaria, la clase obrera, cuya misión histórica consiste en derrocar la dominación de la oligarquía financiera y de la burguesía, desplazar definitivamente al capitalismo y edificar una sociedad nueva, la más avanzado y justa: el comunismo.

De allí que la filosofía científica (marxista-leninista) no sólo está destinada a explicar el mundo de una manera rigurosamente científica, sino también, de servir de base teórica, de instrumento, para su transformación revolucionaria.

Pero el marxismo-leninismo no se limita a la filosofía, que es una de las tres bases donde se asienta, las otras dos: la economía política y la teoría del comunismo científico (la historia). Obviamente todas ellas vinculadas entre sí por nexos internos, mientras la filosofía mantiene su carácter general, la economía política se desarrolla como una ciencia especial y, de esa manera, posee sus propias categorías.

Marx y Engels –afirmaba Lenin- dieron un genial paso adelante en la historia del pensamiento revolucionario, ante todo, por que crearon la dialéctica materialista y la aplicaron a la reelaboración de la filosofía, la economía política y la historia.

Las categorías principales de la economía política científica son: la mercancía; el dinero; el capital; el trabajo; las formaciones económico-sociales, etc.

La historia de la humanidad registra el paso por cinco (5) formaciones económicas-sociales que van desde la Comunidad Primitiva (o comunismo primitivo) al Socialismo (o comunismo científico), ambas basadas en la propiedad social de los grandes medios de producción y en la no existencia de explotación del hombre por el hombre. En el medio de esos dos sistemas sociales se encuentran las tres (3) formaciones económicas sociales (la sociedad esclavista; la sociedad feudal y la sociedad capitalista) que se basan en la propiedad privada de los medios de producción y en la explotación del hombre por el hombre, dando lugar a la existencia de clases y castas sociales antagónicas. En el cuadro siguiente mostramos las 5 mencionadas y señalamos los años en que se han mantenido vigentes.

Tipos de FES
 Años
Propiedad
1. Comunidad Primitiva
        40.000
Social
2. Esclavismo
         4.100
Privada
3. Feudalismo
         1.700
Privada
4. Capitalismo
            300
Privada
5. Socialismo
            100
Social

Ahora comenzamos a describir la FES (Formación económica-social donde transcurren nuestros días: la capitalista.

Es una Formación económico social basada en la propiedad privada de los medios de producción y en la explotación del trabajo asalariado por el capital.

Surgió en el siglo XVI cuando comienza la descomposición del feudalismo y como consecuencia de lo que se conoce como acumulación originaria del capital.

Se desarrolla, inicialmente bajo lo que se denomina producción mercantil simple, donde la fuerza de trabajo comienza a constituirse en una mercancía más.

El objetivo central (y único) del capitalismo es la obtención de plusvalía (que ellos denominan “ganancias”); nada complejo, se trata de explotar al trabajador pagándole a éste menos valor que el que con su trabajo genera.

El capitalismo compite entre sí y esa competencia ha sido uno de los elementos básicos para pasar de la producción mercantil simple, a la producción mercantil avanzada, pues los excedentes que genera el trabajador (del que se apropia el capitalista) son utilizados para perfeccionar e incrementar la producción con el mismo objetivo: obtener más plusvalía o ganancias.

Pero esa misma competencia es la que produce crisis internas (coyunturales, de superproducción) en el propio sistema. Al competir no se planifica en función de cubrir necesidades de manera acordada, sino se trata de desalojar al otro de la manera que sea posible para llegar a un dominio mayor de esa fuente “inagotable” de generar riqueza que es la explotación y apropiación del trabajo humano.

En su primera etapa el capitalismo se exteriorizaba como un “capitalismo de libre competencia”. De esa manera las “reglas de juego” en vigencia no distinguían a un capitalista grande de un artesano y se fue produciendo una creciente concentración y centralización de la producción en grandes grupos. Surge en esta etapa (a la par de la “revolución industrial” y la máquina a vapor) el “proletariado”, es decir, el trabajador asalariado, cuyo único recurso de vida se encuentra en la venta de su fuerza de trabajo

De esa manera, durante los siglos XIX y XX se va gestando el surgimiento de los monopolios que termina con la etapa de libre competencia que le posibilitó formarse para entrar en la etapa actual del capitalismo, en la etapa monopolista o imperialismo. Allí tiene su origen el colonialismo que consiste en ocupar militarmente los territorios para convertirlos en mercados para sus productos terminados y en fuente proveedora de materias primas para en avance de sus plantas fabriles. 

La competencia lleva a los países imperialistas a ocupar todo el territorio del planeta. Algunos lo hacen con más rapidez y eficiencia, otros de manera más lenta, pero otros llegan tarde, cuando ya no hay espacio para ocupar. Las guerras mundiales tienen su origen en esa competencia pues ahora, para poseer un territorio, hay que desalojar a la potencia que lo ocupa; y también surgen las guerras “locales”, incentivadas y hasta armadas por el propio imperialismo para poder mantener el abastecimiento de armas a los bandos que se enfrentan y debilitarlos, donde no mueren capitalistas sino trabajadores reclutados como soldados, mientras otros trabajadores son mantenidos en sus puestos bajo una superexplotación (ya que se trata de “la defensa de la patria”), y  para ello “reclutan” en el campo y en la población urbana a niños, mujeres y ancianos que son sometidos a condiciones extremas de trabajo forzado a cambio de mantener su  supervivencia.

A fines del siglo XX y en el presente se produce otro fenómeno dentro del imperialismo: El capital industrial, es decir, el destinado a obtener plusvalía mediante la producción de bienes consumibles, es superado por el capital financiero, que es parasitario pues nada produce y de esencia específicamente especuladora, es decir, no obtiene su incremento en base a plusvalía sino en base a saqueos. Y esos saqueos apuntan, especialmente a sustraer el valor de nuestros salarios mediante la carestía o mediante la especulación con los alimentos, con los combustibles, con las viviendas, etc. De esa manera nuestra calidad de vida se reduce, tanto en el plano real (menor poder de compra del salario real) como en el plano relativo (menor participación de los trabajadores en la riqueza que crean).

La distribución de la riqueza, es decir: la distribución del nuevo valor generado por el trabajador sólo tiene dos destinos: uno es la parte que al trabajador se le “reconoce” y que se expresa en el salario que percibe y otra es la parte que no se le reconoce y que se expresa en la plusvalía o ganancia que obtiene el capitalismo.

Lean de nuevo el párrafo anterior y comprenderán que es claro deducir de él que: sólo se puede obtener una mejor distribución a favor del generador de riqueza, el trabajador, si su salario real (y relativo) es mayor y para que ello ocurra la plusvalía (las ganancias en el capitalismo) deben ser menores. Y conocer esta realidad objetiva permite reconocer que esto es una lucha, que en el plano de la conciencia social desarrollada, significa LUCHA DE CLASES; lucha cuya mayor expresión supera a la lucha sindical y se eleva a lucha política, que se manifiesta entre el capitalismo contra la nueva FES que se está gestando, el socialismo. Y nosotros, lo sepamos o no, hoy estamos viviendo dentro de esa transición del sistema capitalista al socialista.

Dos “curiosidades del capitalismo que se repiten miles de millones de veces por hora y no la percibimos cabalmente:

  1. Todas las cosas en el capitalismo poseen precio que deriva del valor que acumulan esas cosas. Todas las cosas son, por lo tanto, mercancías que se producen, se compran y se venden. La Fuerza de Trabajo (la aptitud, conocimiento y experiencia que posee una persona para ejercer un trabajo) es también una mercancía que el trabajador vende y el empresario compra. Ahora observemos: todas las mercancías poseen un precio: ¿quién fija ese precio? Cando vos vas a un supermercado o a una tienda o a pagar un impuesto, etc. ¿quién le fija el precio (el valor)? Es obvio que el que está vendiendo el bien se los fija. Si vas a un supermercado y compras un kilo de yerba que se encuentra marcado a 60 pesos y, al llegar a la caja, decís que pagarás 40 y no más, vas a tener que enfrentar dos problemas: primero, la cajera no te lo va a aceptar y luego, los que están detrás de la cola, en general trabajadores como vos, te van a tomar por un estúpido que le está haciendo perder tiempo. Ello es así pues el que fija el precio es el que lo vende y vos tenés un solo derecho, el de no comprarlo si no estás de acuerdo.
  2. Señalamos que la fuerza de trabajo (nuestra capacidad de trabajar) es también una mercancía. Y es la más importante de todas ya que, sin fuerza de trabajo aplicada (en acción) no existiría ninguna mercancía en el planeta. Sin embargo… ¿con qué nos encontramos? Que a esa única y más valiosa mercancía le fija el precio el que la compra. Nosotros cometemos un delito si dejamos en la caja 40 pesos y nos llevamos el kilo de yerba que el supermercado marcó a 60. Pero el empresario no comete ningún delito cuando te paga lo que se le ocurre, siempre mucho menos del valor que genera tu trabajo. Y el colmo: vos podés ir preso si no pagás la yerba por el valor fijado por el vendedor y podés ir preso si insistí en que te paguen mejor salario con movilizaciones o toma de fábricas. En esto radica la principal inequidad del sistema capitalista.
  3. En estos momentos duros, de carestía que erróneamente y arteramente denominan inflación, tu salario no llega a fin de mes y te ves obligado a “pedir un adelanto de sueldo” para ir salvando algunas situaciones críticas. ¿Adelanto? ¿Cuándo cobrás si sos mensualizado? A fin de mes o hasta 5 días hábiles del mes siguiente siempre que la empresa se rija por las leyes laborales. Pero… vos trabajaste sin cobrar 30 días. Y nadie te paga intereses por eso treinta días. Sos vos el que le fuiste dando adelanto a la empresa día a día gratuitamente. Suponemos que la empresa te envía a un banco para que te otorgue un crédito similar a tu salario anticipando el mismo; ¿te lo da gratis? Es decir, sin intereses y comisiones. No se han dado casos de este proceder, al menos con masividad. Sólo en nuestro país 17.480.000 trabajadores ocupados, con un salario promedio de 10 mil pesos mensuales, anticipan gratuitamente 174.800.000.000 pesos por mes a los empresarios, que a una tasa del 4% mensual (que para el cálculo es del 2% pues es el promedio del mes) significa que le donás o regalás o cedés 200 pesos lo que da un total, incluyendo todos los trabajadores,  de 3.496 millones de pesos por mes. ¡45.400 millones de pesos en un año!    

En el mundo hoy, y pese a la disolución de la Unión Soviética, se han producido cambios trascendentales, que surgen desde la Revolución Rusa de 1917 cuando por primera vez ingresa el socialismo como FES y da origen a lo que se denomina crisis estructural del capitalismo (hasta ese momento sólo convivía con la coyuntural y otras internas).Pero ésta, la estructural, es la crisis que señala el inicio de su fin como FES. Y ya no es teoría: hoy China Comunista es la potencia productiva mayor del mundo. Su PIB superó al de los EEUU a fines de 2014. Vietnam y Corea del Norte están creciendo a ritmos tres vedes superiores a la del capitalismo y Cuba mantiene su liderazgo en poseer una de las mortalidades infantiles más bajas del planeta (4 por mil) y una esperanza de vida al nacer de 78 años en su población, ambos indicadores mejores que los de nuestro riquísimo país.

Hasta ahora hemos opinado nosotros y cualquiera que lea esto tiene derecho a que se considere una opinión muy parcial. Estamos convencidos de que en este escrito estamos respetando la realidad objetiva. Pero también sabemos que muchos no nos creerán o pensaran que exageramos.

¿Mantendrán esa posición si lo que dicen lo mismo que afirmamos nosotros son los propios creadores de la Economía Política Clásica Burguesa? ¿Qué son los más destacados intelectuales que generó el capitalismo para derrotar en el plano de las ideas al feudalismo?

Lean lo que a continuación reproducimos y titulamos sin comentarlo para que saquen conclusiones:
EL PENSAMIENTO CLARO DE LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS BURGUESES

  1. Smith Adam (1723-1790) El economista inglés más importante antes de Davis Ricardo; generalizó las experiencias del período manufacturero capitalista y del incipiente sistema fabril, dándole forma desarrollada a la economía política burguesa clásica.

“Todo hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las cosas necesarias y gratas de la vida. Pero una vez establecida la división del trabajo, es sólo una parte muy pequeña de las mismas la que se pueden procurar con esfuerzo personal. La mayor parte de ellas se conseguirán mediante el trabajo de otras personas, y será rico o será pobre, de acuerdo con la cantidad de trabajo ajeno de que pueda disponer o se haye en condiciones de adquirir”

Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones; capítulo V: Del precio real y nominal de las mercancías, o de su precio en trabajo y de su precio en moneda (1776)

  1. Mandeville Bernard de (1670-1733) Escritor satírico inglés, médico y economista.

“Donde la propiedad está suficientemente protegida, sería más fácil vivir sin dinero que sin pobres, ¿pues quién haría el trabajo si no?...” Igual que hay que salvar a los obreros de que se mueran de hambre, no deberían recibir nada que valga la pena ahorrar. Si, de vez en cuando, un individuo de la clase inferior, a fuerza de trabajo y privaciones, se alza sobre la situación en que se crió, nadie debe impedírselo; sí, ser frugal (parco en comer y beber) es indudablemente el plan más sabio para cualquier persona privada, para cualquier familia privada dentro de la sociedad; pero el interés de todas las naciones ricas está en que la mayor parte de los pobres no se haye jamás inactiva y, sin embargo, en que gasten siempre todo lo que ganan…”

“Quienes se ganan la vida con su trabajo diario no tienen nada que los incite a ser serviciales salvo sus necesidades, que es prudente moderar, pero sería una locura curar. Lo único que puede hacer laborioso al hombre trabajador es un salario moderado. Uno demasiado escaso, puede, según su temperamento, desanimarlo o desesperarlo, y uno demasiado alto hacerlo insolente y vago…”

“De lo expuesto hasta ahora se deduce que, en una nación libre, donde no están permitidos los esclavos, la riqueza más segura estriba en disponer de una cantidad de pobres laboriosos. Aparte de ser la cantera inagotable que nutre la flota y el ejército, sin ellos no habría ningún disfrute ni el producto de ningún país sería valorizable.”

“Para hacer feliz a la sociedad (que, naturalmente consta de los que no trabajan) y tener al pueblo contento incluso en condiciones pobres, es necesario que la gran mayoría se mantenga en la ignorancia y en la pobreza. El conocimiento amplía y multiplica nuestros deseos, y cuanto menos desee un hombre tanto más fácil será satisfacer sus necesidades”.

The Fable of de Bees. 5ta. Edición Londres 1728 páginas 213 y 214

  1. Eden, Sir Frederic Morton (1766-1809) Economista inglés, discípulo de Adam Smith.

“Nuestra zona requiere trabajo para satisfacer las necesidades, y por eso, al menos una parte de la sociedad tiene que trabajar incansablemente… Algunos de  los que no trabajan disponen, sin embargo, de los productos del trabajo. Pero eso lo deben esos propietarios únicamente a la civilización y al orden (a la sociedad dividida en clases sociales antagónicas); son puras criaturas de las instituciones civiles. Pues éstas han reconocido que los frutos del trabajo también pueden apropiarse de modo distinto al trabajo. La gente en posición independiente debe su fortuna casi por entero al trabajo de otros, no a su propia capacidad, que no es mejor que la de los demás; no es la posesión de tierras y dinero sino el mando sobre el trabajo, lo que distingue a los ricos de los pobres.”

Situación de los pobres o historia de la clase trabajadora de Inglaterra.


oscarnatalich@fibertel.com.ar CENTRO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEYS)


El la segunda parte desarrollaremos la fórmula más simple de lo que es el capitalismo: D>M>D´ 

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