NOSOTROS O ELLOS Nº 249
Monólogo de Mordisquito
(Enrique Santos Discépolo) en 1951 mientras gobernaba el General Perón.
Otro muy buen aporte del
compañero Pancho. VALE LA PENA LEER A
NUESTRO DISCÉPOLO
"Resulta
que antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Sobre todo lo chiquito.
Pasaste de náufrago a financista sin bajarte del bote. Vos, sí, vos, que ya
estabas acostumbrado a saber que tu patria era la factoría de alguien y te
encontraste con que te hacían el regalo de una patria nueva, y entonces, en vez
de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que había una pelusa en
la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado.
¡Pero con el sobretodo te quedaste!
Entonces, ¿qué me vas a contar a mí? ¿A quién le llevas la contra? Antes no te
importaba nada y ahora te importa todo. Y protestas. ¿Y por qué protestas? ¡Ah, no hay té de Ceilán! Eso es
tremendo. Mira qué problema. Leche hay, leche sobra; tus hijos, que alguna vez
miraban la nata por turno, ahora pueden irse a la escuela con la vaca puesta.
¡Pero no hay té de Ceilán! Y, según vos, no se puede
vivir sin té de Ceilán. Te pasaste la vida tomando mate cocido, pero ahora me
planteas un problema de Estado porque no hay té de Ceilán.
Claro,
ahora la flota es tuya, ahora los teléfonos son tuyos, ahora los ferrocarriles
son tuyos, ahora el gas es tuyo, pero… ¡no hay té de Ceilán! Para entrar en un
movimiento de recuperación como este al que estamos asistiendo, han tenido que
cambiar de sitio muchas cosas y muchas ideas; algunas, monumentales; otras,
llenas de amor o de ingenio; ¡todas asombrosas!
El
país empezó a caminar de otra manera, sin que lo metieran en el andador o lo
llevasen atado de una cuerda; el país se estructuró durante la marcha misma;
¡el país remueve sus cimientos y rehace su historia!
Pero,
claro, vos estás preocupado, y yo lo comprendo: porque no hay té de Ceilán.
¡Ah… ni queso! ¡No hay queso! ¡Mira qué problema! ¿Me vas a decir a mí que no
es un problema? Antes no había nada de nada, ni dinero, ni indemnización, ni
amparo a la vejez, y vos no decías ni medio; vos no protestabas nunca, vos te
conformabas con una vida de araña.
Ahora ganás bien; ahora están
protegidos vos y tus hijos y tus padres.
Sí; pero tenés razón: ¡no hay
queso! Hay miles de escuelas nuevas, hogares de tránsito, millones y millones
para comprar la sonrisa de los pobres; sí, pero, claro, ¡no hay queso!
Tenés
el aeropuerto, pero no tenés queso. Sería un problema para que se preocupase la
vaca y no vos, pero te preocupas vos. Mira, la tuya es la preocupación del
resentido que no puede perdonarles la patriada a los salvadores. Para alcanzar
lo que se está alcanzando hubo que resistir y que vencer las más crueles
penitencias del extranjero y los más ingratos sabotajes a este momento de lucha
y de felicidad.
Porque
vos estás ganando una guerra. Y la estás
ganando mientras vas al cine, comés cuatro veces al día y sentís el ruido
alegre y rendidor que hace el metabolismo de todos los tuyos. Porque es la
primera vez que la guerra la hacen cincuenta personas mientras dieciséis
millones duermen tranquilas porque tienen trabajo y encuentran respeto.
Cuando
las colas se formaban no para tomar un ómnibus o comprar un pollo o depositar
en la caja de ahorro, como ahora, sino para pedir angustiosamente un pedazo de
carne en aquella vergonzante olla popular, o un empleo en una agencia de
colocaciones que nunca lo daba, entonces vos veías pasar el desfile de los
desesperados y no se te movía un pelo, no.
Es ahora cuando te parás a
mirar el desfile de tus hermanos que se ríen, que están contentos… pero eso no
te alegra porque, para que ellos alcanzaran esa felicidad, ¡ha sido necesario
que escasease el queso! No importa que tu patria haya tenido problemas de
gigantes, y que esos problemas los hayan resuelto personas.
Vos
seguís con el problema chiquito, vos seguís buscándole la hipotenusa al teorema
de la cucaracha, ¡vos, el mismo que está preocupado porque no puede tomar té de
Ceilán! Y durante toda tu vida tomaste mate.
¿Y a quién se la querés contar? ¿A mí, que tengo esta memoria de elefante? ¡No,
a mí no me la vas a contar!"
IMPERDIBLE. Como se repite la
historia en muchos aspectos. Sólo QUE AHORA SON NEO-IDIOTAS
Oscar Natalichio
CENTRO DE INVESTIGACIONES
ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEYS)
oscarnatalich@fibertel.com.ar 12/11/2015 Y EL 22 VOTÁ POR VOS AL FPV
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