martes, 11 de marzo de 2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 98

LOS HOMBRES DE NUESTRA AMÉRICA: 8. JOSÉ MARTÍ

Esta introducción se repetirá en toda la serie de los grandes. Cuando leemos los diarios, o escuchamos en radio o vemos en la TV a periodistas, dirigentes opositores (políticos, gremiales, comentaristas, etc.) de diversos signos, pero todos jugando para la extrema derecha, observamos varios puntos en común:

  1. Son cipayos todos ellos, es decir, nacieron aquí, se los considera argentinos, pero operan para potencias extranjeras, en este caso, operan para los grandes grupos concentrados, para los monopolios, para el imperialismo, para esa predominante oligarquía financiera.
  2. Son mercenarios muchos de ellos. Su cipayismo no es siquiera un sentimiento, es una profesión (es un “servicio” que prestan), por lo tanto, como cualquier trabajo, perciben un salario tanto en blanco como en negro por la vergonzosa tarea de mentir, engañar y ocultar verdades. Son los que sirven a una potencia extrajera (de los grupos mencionados en el punto anterior) a cambio de una paga y otras ventajas adicionales, como ser, algunos “premios” o “condecoraciones”.
  3. Algunos de ellos alcanzan la categoría de sicarios, es decir, su trabajo es asesinar a aquellos que los “jefes” le señalan. También de generar caos y crear situaciones de “inseguridad”. Funciona así el gatillo fácil, los extraños “suicidios”, y los premeditados incendios donde se quema documentación comprometedora. También crímenes directos surgen de este “rubro”.
  4. Son, por excelencia, mediocres. En especial malediciente. José Ingenieros definía así a este tipo de “humano”: “La maledicencia es una serpiente que se insinúa en la conversación de los envilecidos: sus vértebras son nombres propios, articuladas por los verbos más equívocos del diccionario para arrastrar un cuerpo cuyas escamas son calificativos pavorosos”. “El malediciente, cobarde entre todos los envenenadores, está seguro de la impunidad, por eso es despreciable…” “Los mediocres deben ser juzgados por la intérlope función que desempeñan en la sociedad: abiertamente nociva a todo idealismo que importe un esfuerzo hacia cualquier perfección”. ¿No creen ustedes que Lanata, Bonelli y otros especimenes encuadran perfectamente en estas definiciones? Incluso me atrevería a afirmar que Massa, Macri, Binner, Morales, Bulrrich, Barrionuevo y muchos más superan lo descrito por ese gran personaje de nuestra historia que sigue siendo José Ingenieros.

Y como mencionamos grandes personajes de nuestra historia, no vamos a referir a varios de ellos, los que modelaron Nuestra América con sólidos principios, muy lejanos de la mediocridad de muchos y de la maledicencia de tantos. Patriotas y nunca cipayos. Con grandes ideales y nada de mediocridad. Valientes y no cobardes. Justos y no sicarios. Sus pensamientos son inmortales y de una grandeza que estos enanos al servicio de la oligarquía financiera jamás podrán alcanzar aunque se esfuercen siglos.

HOY FRASES Y  DICHOS DEL LIBERTADOR JOSÉ MARTÍ

“Comete un delito, y tiene el alma ruin, el que vea en paz, y sin que el alma se le deshaga en piedad, de la vida dolorosa del pobre obrero moderno, de la pobre obrera, en estas tierras frías; es deber del hombre levantar al hombre; se es culpable de toda abyección que no se ayuda a remediar”.
“En cuanto supo que América peleaba por hacerse libre, vino a América: ¿qué le importaba perder su carrera, si iba a cumplir con su deber?: llegó a Buenos Aires: no dijo discursos; levantó un escuadrón de caballería: en San Lorenzo fue su primera batalla; sable en mano se fue San Martín detrás de los españoles, que venían seguros, tocando el tambor, y se quedaron sin tambor, sin cañones, sin banderas”.
“¡Oh México querido! ¡Oh México adorado, ve los peligros que te cercan! ¡Oye el clamor de un hijo tuyo, que no nació de ti! Por el norte de un vecino avieso se cuaja; por el Sur. Tu te ordenarás: tú entenderás; tu te guiarás; yo habré muerto, oh México, por defenderte y amarte, pero si tus manos flaqueasen, y no fueras digno de tu deber continental, yo lloraría, debajo de la tierra, con lágrimas que serían luego vetas de hierro para lanzas, - como un hijo clavado a su ataúd, que ve que un gusano le come a la madre las entrañas”.
“Pizarro conquistó al Perú cuando Atahualpa guerreaba en Huáscar; Cortés venció a Cuauhtémoc porque Xicontencatl lo ayudó en la empresa; entró Alvarado de Guatemala porque los quichés rodearon a los zutujiles. Puesto que la desunión fue nuestra muerte, ¿qué vulgar entendimiento, ni corazón mezquino, ha menester que se le diga que de la unión depende nuestra vida? Ideas que todos repiten, para lo que no se buscan soluciones prácticas. Vivir en la Tierra no es más que un deber de hacerle bien. Ella muerde y uno la acaricia. Después, la conciencia paga. Cada uno haga su obra”.
“Libres se declaran los pueblos todos de América a la vez. Surge Bolívar, con su cohorte de astros… Hablándole a sus indios va el clérigo de México. Con la lanza en la boca pasan la corriente desnuda de los indios venezolanos. Los rotos de Chile marchan juntos, brazo a brazo, con los cholos del Perú. Con el gorro frigio del liberto van los negros cantando, detrás del estandarte azul. De poncho y bota de potro, ondeando las bolas, van, a escape de triunfo, los escuadrones gauchos. Cabalgan, suelto el caballo, los pehuenches resucitados, voleando sobre la cabeza la chuza emplumada. Pintados de guerrear vienen tendidos sobre el cuello los araucos, con la lanza de tacuarita coronada de pluma de colores; y al alba, cuando la luz virgen se derrama por los despeñaderos, se ve a San Martín, allá sobre la nieve, cresta de monte y corona de la revolución, que va, envuelto en su capa de batalla, cruzando los Andes. ¿Adónde va la América, y quién la junta y guía? Sola y como un solo pueblo, se levanta. Sola pelea. Vencerá, sola”.
“En pueblos como en hombres, la vida se cimienta sobre la satisfacción de las necesidades materiales. La tierra se hunde bajo el peso de los hombres que no le piden sus vitales secretos”.
“No puede quejarse de la esclavitud quien no tiende la mano para romper sus hierros. Si los sufre, es porque es digno de sufrirlos”.
“La libertad ha de ser una práctica constante para que no degenere en una fórmula banal. El mismo campo que cría la era, cría las ortigas. Todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta, vienen los intereses, las latas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entrebuscan, y se hombrean unas a otras”.
“Nuestros obreros se levantan de masa guiada a clase conciente; saben ahora lo que son, y de ellos mismos les viene su influencia salvadora. Un concepto ha bastado para la transformación: el concepto de la personalidad propia. Se han adivinado los hombres: trabajan para serlo. El estímulo los mantiene; los ocupa el trabajo; la honradez los salvará”.
“La pasión hace a veces odiosa la misma justicia. La razón es como un brazo colosal, que levanta a la Justicia donde no pueden alcanzarla las avaricias de los hombres. A los obreros ignorantes, que quieren poner remedios bruscos a un mal que sienten, pero cuyos elementos no conocen, los vencerá siempre el interés de los capitalistas, disfrazados, como de piel de cordero una zorra, de conveniencias y prudencias sociales. A los obreros razonadores, mesurados, activa, lenta y tremendamente energéticos, no los vencerá jamás, en lo que sea justo, nadie…”
“El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en la dirección de los sentimientos”. “Un pueblo instruido ama el trabajo y sabe sacar provecho de él. Un pueblo virtuoso vivirá más feliz y más rico que otro lleno de vicios, y se defenderá mejor de todo ataque”.
“Corre peligro de perder fuerza para actos heroicos nuevos aquel que pierde, o no guarda bastante, la memoria de los actos heroicos antiguos”.
“El monopolio está sentado, como un gigante implacable, a la puerta de todos los pobres”.
“Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos”. Hasta que “no sean hombres cultos no serán felices”
“Perder una batalla no es más que la obligación de ganar otra”.
“Las malas acciones me entristecen, como si las cometiera yo, y las buenas me dan bríos para pelear”.
“La única gloria verdadera del hombre, -si un poco de fama fuera cosa alguna en la composición tan vasta como el mundo,- estaría en la suma de servicios que hubiese, por sobre su persona, prestado a los demás”.
“Yo, ya sé que voy a morir. Lo que quiero es prestar el servicio que puedo prestar ahora”. “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida, truécase en polvo el cráneo pensador, pero vive perpetuamente y fructifican los pensamientos que en él se elaboraron”.
“Mientras que todo no esté hecho nadie tiene el derecho de sentarse a descansar”.
“…mientras haya un bien que hacer, un derecho que defender, un libro sano y fuerte que leer, un rincón del monte, una mujer buena, un verdadero amigo, tendrá vigor el corazón sensible para amar y loar lo bello y ordenado de la vida, odiosa a veces por la brutal maldad con que suelen afearla la venganza y la codicia”.
“El patriotismo es un deber santo cuando se lucha por poner la patria en condición de que vivan en ella más felices los hombres”. “El patriotismo es censurable cuando se le invoca para impedir la amistad entre todos los hombres de buena fe del universo, que ven crecer el mal innecesario, y le procuran honradamente alivio”.
“Al fin, de la esclavitud brotan los héroes; pero de la infructífera libertad brotan solamente los inútiles”.
“La libertad no es una bandera a cuya sombra los vencedores devoran a los vencidos y los abruman con su incansable rencor; la libertad es una loca robusta que tiene un padre, el más dulce de los padres –el amor-,  y una madre, la más rica de las madres –la paz”.

MARTÍ (Poema de Pablo Neruda)

Cuba, flor espumosa, efervescente
azucena escarlata, jazminero,
cuesta encontrar bajo la red florida
tu sombrío carbón martirizado,
la antigua arruga que dejó la muerte,
la cicatriz cubierta por la espuma.

Pero dentro de ti como una clara
geometría de nieve germinada,
donde se abren tus últimas cortezas,
yace Martí como una almendra pura.

Está en el fondo circular del aire,
está en el centro azul del territorio,
y reluce como una gota de agua
su dormida pureza de semilla.

Es de cristal la noche que lo cubre

            Llanto y dolor, de pronto, crueles gotas
            atraviesan la tierra hasta el recinto
            de la infinita claridad dormida.
            El pueblo a veces baja sus raíces
            a través de la noche hasta tocar
            el agua quieta en su escondido manto.
A veces cruza el rencor iracundo 
pisoteando sembradas superficies
y un muerto cae en la copa del pueblo.

A veces vuelve el látigo enterrado
a silbar en el aire de la cúpula
y en una gota de sangre como un pétalo
cae a la tierra y desciende al silencia.
Todo llega al fulgor inmaculado.
Los temblores minúsculos golpean
las puertas de cristal del escondido.

Toda lágrima toca su corriente.

Todo fuego estremece su estructura.
Y así de la yacente fortaleza,
del escondido germen caudaloso
salen los combatientes de la isla.

VIENEN DE UN MANALTIAL DETERMINADO.

NACEN DE UNA VERTIENTE CRISTALINA.


Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
11 de marzo de 2014.


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