NOSOTROS O ELLOS Nº 78
PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO (3)
En la economía
mercantil capitalista desarrollada el dinero cumple cinco funciones
principales:
- Como medida de valor
- Como
medio de circulación
- Como medio de acumulación
- Como medio de pago
- Como moneda mundial
Hemos incursionado, en el número anterior, por la primera función y
afirmado que el oro aún continúa siendo el
dinero aunque un papel verde lo esté reemplazando temporalmente por decisión de una muy pequeña minoría, que integra
la oligarquía financiera; el estado mayor del imperialismo.
2. Como medio de circulación: Se trata de la función de “intermediario” que se
registra en el proceso de circulación de las mercancías, donde cumple esa
función repetidamente, ya que, una vez producido el cambio (mercancía dinero
por mercancías diversas) el que recibe la mercancía dinero como vendedor, la
utiliza como comprador de otras mercancías diversas. Con relación a ello
escribía Carlos Marx en El Capital Libro 1, Tomo 1, páginas 152/3 y 157/8 de
Ediciones Akal:
“La metamorfosis total de una mercancía encierra, en su forma más
simple, cuatro extremos y tres personajes dramáticos. Primero, el dinero se
enfrenta a la mercancía como su figura-valor, forma que posee, del otro lado,
su dura realidad objetiva en la bolsa ajena. Así que al poseedor de mercancía
se le enfrenta el poseedor de dinero. Tan pronto como la mercancía se
transforma en dinero, éste deviene su forma de equivalente llamada a
desaparecer, cuyo valor de uso o contenido existe, de ese lado, en otros
cuerpos de mercancías. Como pronto final de la primera mutación de la
mercancía, el dinero es al mismo tiempo punto de partida de la segunda. De esta
suerte, el vendedor del primer acto se convierte en comprador del segundo,
donde se le enfrenta un tercer poseedor de mercancías en calidad de vendedor”…
“El ciclo recorrido por la serie de metamorfosis de cada mercancía se
enreda, pues, de un modo inextricable (muy intricado y confuso, que no se puede
desenredar), en los ciclos de otras mercancías. El proceso total se representa
como circulación de mercancías”…
“Como la primera metamorfosis de la mercancía es al mismo tiempo venta y
compra, este proceso parcial es, a la vez, un proceso autónomo. El comprador
tiene la mercancía, el vendedor el dinero, es decir, una mercancía que conserva
su forma apta para la circulación, por mucho o poco que tarde en volver a
aparecer en el mercado. Nadie puede vender sin que otro compre. Pero nadie
necesita comprar inmediatamente después de haber vendido. La circulación hace
saltar las barreras temporales, locales e individuales del intercambio de
productos precisamente porque escinde en la antitesis de compra y venta la
identidad inmediata que existe entre el intercambio del producto del trabajo
propio por el trabajo ajeno”.
“Por eso, el resultado de la circulación de mercancías, la sustitución
de una mercancía por otra, no aparece mediado por su propio cambio de forma,
sino por la función del dinero como medio de circulación, que hace
circular las mercancías, las cuales son en y de por sí inmóviles,
transfiriéndolas de las manos en donde son no-valores de uso a aquellas en
donde son valores de uso, y siempre en dirección opuesta a su propio curso. El
dinero aleja continuamente a la mercancía de la órbita de la circulación,
pasando a ocupar constantemente su puesto en la circulación y alejándose así de
su punto de partida”…
“Por otro lado, al dinero sólo le corresponde la función de medio de
circulación por ser el valor sustantivado de las mercancías. De ahí que su movimiento
como medio de circulación no sea en realidad más que un movimiento formal de
las propias mercancías”.
El intercambio de mercancía surgió en forma de cambio directo de una
mercancía por otra (M-M). Es ese intercambio, en el cual participan dos personas,
se realizan a la vez dos mercancías: la venta (cambio) de una mercancía,
significa, a la vez, venta (cambio) de otra mercancía.
Con la aparición del dinero, el cambio directo de mercancías cede lugar
a la circulación mercantil. Es allí
donde las mercancías comienzan a intercambiarse por mediación del dinero y es
allí, como intermediario en el proceso de cambio de mercancías, que el dinero
cumple la función de medio de circulación.
En el proceso de circulación mercantil, la fórmula M-M es reemplazada
por la M-D-M (Mercancía-dinero-mercancía), que se desarrolla en dos actos: M-D
(mercancía-dinero) y D-M (dinero-mercancía).
Tal como analizó Marx, la circulación monetaria-mercantil encierra la
posibilidad de interrumpir los actos de compraventa, es decir, la posibilidad formal de crisis.
Es obvio que, a diferencia de la función del dinero como medida de
valor, donde actúa como dinero ideal,
para cumplir la función de medio de circulación el dinero ideal no sirve, pues
para esta función el dinero debe estar presente, lo que significa decir que el
dinero que sirve como medio de circulación es
el dinero real.
En su calidad como medio de circulación, el dinero tuvo, originalmente,
la forma de lingotes metálicos. Dificultades relacionadas con la determinación
de la cantidad y calidad del oro que contenía el lingote y con las
restricciones obvias a operaciones menores, condujeron a que apareciera la
moneda como medio de circulación, o sea, un lingote de forma determinada que
contenía cierta cantidad de metal (oro, plata), cuyo peso y ley certificaba un
organismo (banco, Estado, etc.).
El dinero, habíamos señalado, posee como valor de uso el valor de uso de
todas las demás mercancías. Pareciera ser que, de esa manera, la cantidad de
dinero que tiene que circular debe ser equivalente al valor total de las
mercancías que se producen. Ello no es así.
El dinero necesario para atender la circulación mercantil se determina
por distintos factores: en primer lugar, por la suma de los precios de las
mercancías que deben ser vendidas y expresadas en dinero. Ello depende tanto de
la cantidad de mercancías vendidas como de sus precios. Si suponemos que todas
las mercancías se vendieran simultáneamente, la cantidad de dinero necesario
para atender la circulación será igual a la suma total de los precios de esas
mercancías. Pero ello es una hipótesis irreal ya que, una moneda puede atender,
en un plazo determinado, varias transacciones, una detrás de otra. Es decir, la
moneda “rota”. Cuantas más rotaciones
realice cada unidad monetaria, tanto menos dinero se necesitará para la
circulación de mercancías en determinado plazo de tiempo.
Ello nos señala que la cantidad de dinero necesaria para la circulación
de mercancías cambia en proporción directa a la suma de los precios de todas las mercancías en circulación y se
haya en proporción inversa a la velocidad
media de rotación de cada unidad monetaria. La fórmula básica sería la
siguiente:
Cantidad de
dinero necesario = Suma de los precios de todas las
mercancías en circulación
Velocidad de rotación de la unidad monetaria
La fugacidad de la función del dinero como medio de circulación contiene
la posibilidad de sustituir las monedas de oro por simples símbolos del oro,
esto es, por papel moneda.
“El papel moneda es signo de oro o de dinero. Su relación con los
valores de las mercancías estriba únicamente en que, idealmente, se expresan en
las mismas cantidades de oro que el papel representa simbólica y perceptiblemente.
Solamente es signo de valor en tanto el papel moneda represente cantidades de
oro, que, como todas las demás cantidades de mercancías, también son cantidades
de valor”
“Se plantea, finalmente, la cuestión de saber por qué puede sustituirse el oro por meros
signos de sí mismo, carentes de valor”… “…el oro sólo es sustituible en tanto
que se aísla e independiza de su función de moneda o medio de circulación”. Y esto sucede cuando pasa a ser “medio de
acumulación”.
En la práctica, el proceso de sustitución de las monedas de oro por sus
símbolos, comenzó espontáneamente, durante la propia circulación mercantil,
cuando las monedas de oro se desgastaban (o las desgastaban limándolas muy
moderadamente), a consecuencia de lo cual perdían parte de su valor, ya que el
contenido real de oro ya no coincidía con el que se fijaba al ser acuñadas. No
obstante, esas monedas desgastadas seguían funcionando como medio de
circulación con su pleno valor original. Ello convertía a esas monedas en un
signo o símbolo, similar a lo que sería luego el papel moneda.
La aparición de la moneda significó el primer sistema de circulación monetaria: el sistema
metálico; mientras que la aparición del papel moneda significó su tránsito a un
nuevo sistema: el de circulación del papel
moneda que rige hoy en todo el mundo.
Pero el papel moneda no tiene valor propio, es sólo signo de valor. De
valor: ¿de qué valor? Del oro. Aclarando que sustituye al oro únicamente
en su función como medio de circulación, por tanto, no sirve de medida de valor
de las mercancías.
El papel moneda es emitido por los Estados, que lo ponen en circulación
con cotización forzosa. En un principio puede ponerse en circulación cualquier
cantidad de papel moneda; sin embargo, independientemente de la cantidad de
papel en circulación, éste representará sólo aquella cantidad de dinero oro que
se necesita para la circulación.
Así pues, la cantidad de oro que
cada unidad de papel representa (y por consiguiente, la capacidad adquisitiva
del papel moneda), depende de la cantidad de los signos monetarios en
circulación.
Ustedes se estarán preguntando porque la referencia al oro como dinero.
Tenemos que aclarar que, en 1971, durante la administración Nixon ,
los EEUU deciden desvincularse del patrón oro y fijar como moneda mundial al
dólar. Es el inicio de una estafa monumental, estafa que es admirada por
sectores de la población pertenecientes a capas medias y a de analfabetos
funcionales que corren como conejos a refugiarse en el dólar. El 15 de agosto
de 1971 Nixon “comunica” al mundo: Debemos defender al dólar contra los
especuladores. Hemos decidido suspender temporariamente la convertibilidad del
dólar en oro u otros activos de reserva”. Comienza la gran estafa y se
acentúa el deterioro histórico del imperialismo. De ese robo escribiremos el
próximo número. La onza de 35 us$ cotiza hoy a 1.200. Pero es mucho más grave
aún, en 1971 circulaban 44 dólares por
onza existente, hoy lo hacen 54 mil dólares por onza. ¿Emisión descontrolada?
Tremenda, pero la paga el mundo, no los EEUU.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
06/01/2014
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