sábado, 30 de noviembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 48

CAPITAL, CAPITALISTA Y CAPITALISMO (9)

Hemos cubierto, en ocho números, lo que es capital y sus diferentes clasificaciones y también hemos definido, sintéticamente lo que es el capitalismo, como Formación Económico Social (FES) y sus nefastas características. Nos resta definir qué es ser capitalista.

Comenzamos señalando las diferencias entre esas categorías de una manera en extremo simple:

El Capital es originado por la acumulación de plusvalía, para ser destinado a un proceso industrial con el objetivo único de obtener más plusvalía. Es, en sus diferentes pasos: a) un monto de dinero; b) una cantidad de Medios de Producción y Fuerza de Trabajo; c) una mercancía terminada que contiene todo lo descrito en el punto anterior más la plusvalía aún no realizada y d) nuevamente un monto de dinero, el que describimos en el punto a), más la plusvalía obtenida.

El Capitalismo es una Formación Económica Social, es un Modo de Producción (una manera de producir) basada en la explotación del trabajo asalariado; inmerso en relaciones de producción (relaciones entre los hombres que surgen en la producción, distribución, intercambio y consumo de bienes; relaciones entre empresarios y trabajadores).

El capitalista es una persona, que ha decidido serlo, conciente o inconciente de lo que ello significa.  La clase que integra el capitalista es la clase burguesa, es la burguesía que posee, como rasgo distintivo, la propiedad (compartida o no) de los medios de producción y sus ingresos provienen de la plusvalía que obtienen mediante la apropiación de una parte de la riqueza que el trabajador produce.  Aquí observamos que, si el capitalista vive considerablemente mejor que un obrero es gracias a la plusvalía (recuerden las deducciones de Adam Smith reproducidas en NOSOTROS O ELLOS Nº 34); y observamos, a la vez, que la plusvalía obtenida posee varios destinos, entre ellos a formar Capital y a mejorar la vida del capitalista exitoso. Pero suceden casos, no muchos, en que un capitalista como Engels, dedicara su fortuna en apoyar a un filósofo como Marx, y gracia a ese apoyo económico Marx no sucumbió en la pobreza y pudo realizar su obra cumbre. El Capital. Y ese capitalista que lo ayudó, fue, durante toda su vida, uno de los más grandes revolucionario y teóricos del socialismo científico.

El Capital no es bueno ni malo, es necesario para producir y reproducir.
El Capitalista, puede ser bueno y puede ser malo, pero no es necesario para producir.
El Capitalismo no podría ser bueno jamás, pero es una etapa inevitable de la historia, de la cual hay que salir lo más rápidamente posible pues es la única FES que posee el poder y la intensión de destruir la vida humana.

Mencionamos en varias oportunidades las dos fases por las que transitó el capitalismo y que se denominan: Fase I Capitalismo de Libre Competencia y Fase II Capitalismo de los Monopolios o Imperialismo, que es la fase por la que hoy atraviesa.

Hemos observado folletos o libros de gente situada en la “izquierda” que menciona una “tercera fase”, considerando que esa tercera fase posee como rasgo distintivo el predominio del capital financiero. Ese rasgo distintivo ya lo era en la etapa o fase monopolista y adjudicarlo a una novedosa tercera etapa es similar a que una persona que ha cumplido 50 años, decida empezar nuevamente de 20 y festeje su nuevo cumpleaños contándonos que cumple 21 y señala, como rasgo distintivo, que ahora es más delgado.

Esto que acabamos de señalar, parece no muy académico, en especial, porque no lo es. Pero repasemos los principales rasgos de la fase monopolista del Capitalismo y pensemos (que para eso está la cabeza) qué condición fundamental cambió. Pues una nueva fase es nueva pues hay cambios notables, fundamentales, trascendentales y no simples variaciones cosméticas.

Quién más estudio y profundizó sobre el desarrollo de la FES capitalista fue Vladimir I. Lenin, en especial en un trabajo denominado “El Imperialismo, etapa superior de capitalismo” En dicho trabajo, este gran revolucionario, escogió cinco rasgos de ese cambio a los que consideró fundamentales para que se produjeran. Ellos son:

La concentración de la producción y el capital se ha desarrollado hasta un grado tal que ha creado monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica.

Aquí Lenin explica que es desde el Capitalismo de Libre Competencia donde se forma el monopolio. La libre competencia permite al más poderoso avanzar sobre los más débiles. De esa manera adquiere una característica propia, que es la concentración de la producción en grandes fábricas o cadenas de fabricación; es la concentración del capital financiero en poderosos bancos o cadenas de bancos, es la internacionalización del monopolio y de su dominio, es la socialización de las riquezas producidas por la Fuerza de Trabajo del Trabajador y, a la vez, la privatización de ese esfuerzo en cada vez menos personas. Es la vigencia de la oligarquía financiera. Obviamente, esa concentración les permite “desempeñar un papel decisivo en la vida económica”. ¿Ha cambiado esto? NO, sólo se acentúa cada vez más: más concentración y más poder para un grupo cada vez más reducido que conforman el vértice superior donde se asienta el Estado Mayor de la Gran Burguesía.

La fusión del capital bancario con el capital industrial, y la creación, sobre la base de ese capital “financiero”, de una oligarquía financiera.

Lenin, al estudiar la transición de la fase I a una fase superior, la II, observaba que otro fenómeno se desarrollaba, el de la centralización del capital; centralización que implicaba la unión de varios capitales en uno solo (ver NOSOTROS O ELLOS Nº 46) como producto de la fusión o de la absorción de empresas. Dentro de este proceso se produce la fusión de los Grandes Capitales Bancarios con los Grandes Capitales Industriales, generando con ello esa clase especial de la Gran Burguesía que se la denominó oligarquía financiera, y es la que constituye ese vértice superior del que hablamos. El capitalista (persona) que integra la Oligarquía Financiera, ese Estado Mayor que conduce el sistema, no puede ser “bueno” jamás: es, sencillamente, un criminal, un genocida, un depredador y un ser enemigo de todo lo humano. ¿Ha cambiado esto? NO, sólo se acentúa cada vez más. Todos los días observamos que el proceso de fusiones de empresas y de absorciones continúa. Ello lleva, en el 2013, a que el 0.7% de la población mundial posea el 43% de la riqueza que en el mundo, anualmente, se genera. (N.O.E. Nº 36).

La exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere excepcional importancia.

Lo señalaba Lenin con claridad cuando ese proceso recién se iniciaba. Hoy es el que se “mueve” especulativamente por todo el orbe. No es una novedad, es que, a medida que el tiempo transcurre, el capital financiero, parasitario y depredador, que no produce plusvalía sino que se alimenta de la especulación y el saqueo, es cada vez mayor y, en especial, es el arma más mortífera en manos de esa oligarquía financiera. ¿Ha cambiado esto? NO, sólo se acrecienta cada vez más y ello, dentro de la FES capitalista es inevitable. Cómo se forma y por qué no se evita lo demostraremos más adelante, ahora diremos que, para ser efectivo su carácter depredador, el capital financiero debe desarrollarse en todo el planeta por diversos canales y esa circulación ya comenzaba a superar, en valor, hace dos siglos atrás, a la de las mercancías.

La formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales que se reparten el mundo.

Ford Motor Argentina no se llama así porque es argentina, sino para saber dónde se encuentra esa particular “inversión” del monopolio Ford. En cada país recibe un complemento con el nombre del mismo. Ford y todas las que le siguieron fueron ocupando territorios en todo el planeta. La competencia interimperialista puede sacar a un “actor” para reemplazarlo por otro. Los Estados burgueses más progresistas pueden “nacionalizar” determinadas actividades productivas, pero el proceso de copamiento de las principales fuentes de riqueza del mundo se fue acentuando hasta 1917, cuando la Gran Revolución de Octubre dio inicio a la crisis estructural y terminal del capitalismo. ¿Ha cambiado esto? NO, sólo se ha acentuado y, al comenzar la crisis estructural, se ha agudizado la violencia y desesperación del imperialismo pues ve mermados los territorios donde antes operaba con impunidad total.

Ha culminado el reparto territorial de todo el mundo entre las más grandes potencias capitalistas.

Esto ocurrió entre los siglos XVIII y XIX. Pero existían potencias capitalistas que llegaron tarde al saqueo internacional. Y por ello se quedaron sin territorio donde colocar sus excedentes de mercancías y de capitales. Para obtener espacio no había otro camino que desalojar al ocupante y reemplazarlo. Los medios “diplomáticos” no sólo no alcanzaban sino eran demasiado lentos, por ello la guerra aparecía como una herramienta eficaz. Millones de seres humanos fueron asesinados, mutilados, despojados, saqueados por ese afán de ganar mercados a toda costa para seguir acumulando riquezas. ¿Ha cambiado esto? NO, sólo se ha acentuado y, si las guerras no son mundiales, no por ello dejan de existir países ocupados militarmente y guerras localizadas. Aún así, el peligro de una guerra mundial existe, y ello ha llevado a China Comunista a construir el más poderoso ejército defensivo que existe hoy en el mundo, con la tecnología más avanzada y un nivel de conciencia y organización que no puede lograr el imperialismo, pues la cohesión  la mantiene por medio de mercenarios o drogando a sus integrantes.

Uno puede preguntarse: ¿cómo es posible que Lenin observara con tanta claridad procesos que se iban a desarrollar decenas de años después? Simplemente diremos, en esta parte, pues después abordaremos esta cuestión más detalladamente, que Lenin era marxista, lo que es de por sí una obviedad. Pero de obviedades están hechos muchos caminos. Igual vamos a anticipar que la filosofía marxista (científica) ha producido una verdadera revolución en la Historia de la filosofía. Hasta Marx, la filosofía en su conjunto, de Tales a Hegel, de todos los materialistas y todos los idealistas, se concentraban en dar una explicación, coherente o no, de lo que era y había sido el mundo, a partir de la filosofía marxista, además de entender la historia, se plantea transformarla. Y, lo más importante: ese “entender” contiene la posibilidad de prever que es lo que va a suceder en el futuro. Al utilizar el marxismo como herramienta de análisis, Lenin pudo prever los nefastos efectos que el imperialismo produciría sobre nuestro planetas, no todos esos efectos, no en detalles menores, pues no fue un “adivino”, sino un genial estadista que estudiaba profundamente la realidad y observaba hacia adonde se dirigía el planeta mediante la acción política de las grandes mayorías cuando éstas adoptan la filosofía y la ideología que corresponde a sus reales intereses y se desprenden del dominio cultural al que son constantemente sometidos.

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
30/11/2013



jueves, 28 de noviembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 47

CAPITAL, CAPITALISTA Y CAPITALISMO (8)

De acuerdo a su composición interna el capital puede ser clasificado en tres categorías muy cercanas entre sí, pero que poseen rasgos distintivos que nos condicionan a tratarlas por separado, ella son: Composición del Capital en Términos de Valor; Composición Orgánica del Capital y Composición Técnica del Capital.

La Composición del Capital en Términos de Valor es determinada por la relación existente entre el Capital Constante y el Capital Variable utilizados. Recordemos que el Capital Constante equivale a Medios de Producción (Instrumentos y materias primas) y que Capital Variable a masa salarial (salarios más sus cargas), entonces podemos afirmar que la composición es también la existente entre Medios de Producción (objetos y medios de trabajo) y Salarios. Esa composición referida en términos de valor varía por diversas razones, entre las cuales observamos: 1. Incremento del Capital Constante como consecuencia de incrementos de precios de la materia prima utilizada; 2. Incremento del Capital Constante como consecuencia de cambios en los instrumentos de producción y 3. Modificación de la magnitud del Capital Variable en función del incremento o disminución del salario real y nominal. Aquí observamos que la composición en términos de valor puede cambiar sin que medie un cambio en la composición técnica del capital, de ahí que deba ser tratada por separado.

La Composición Técnica del Capital es determinada por la relación entre la masa de los Medios de Producción y la cantidad de trabajadores que opera esa masa. En este caso se pueden utilizar variados índices como son: unidades producidas por horas hombre; energía consumida por horas hombre; kilos o toneladas de materias primas consumidas por horas hombre, etc. Sabemos que los Medios de Producción contienen el trabajo pasado o pretérito y que, para poner ese trabajo pasado en movimiento es necesario utilizar trabajo vivo, es decir, Fuerza de Trabajo. De allí que esta categoría marque la relación existente entre el trabajo pasado con el trabajo vivo o presente. Cuando se menciona la categoría productividad y ésta crece, estamos señalando con ello que crece la composición técnica del capital, al utilizar, cada obrero, mayor cantidad de medios de producción. Esos cambios afectan parcialmente a los términos en valor, pero más que nada influyen en la Composición Orgánica del Capital.

La Composición Orgánica del Capital (en términos de valor) está condicionada por la Composición  Técnica del Capital, ya que refleja los cambios que se han producido en esta última. En la parte material del capital, en su faz productiva, su representación es asumida por los Medios de Producción y la Fuerza de Trabajo. La relación que caracteriza la composición técnica. Pero esa misma relación, en términos de valor, se manifiesta como una proporción entre el Capital Monetario gastado para la compra inicial de Medios de Producción (el Capital Constante inicial) y el valor de la fuerza de trabajo inicial, la parte del Capital Monetario destinado a la compra inicial de la Fuerza de Trabajo del trabajador. Los cambios de la Composición Orgánica del Capital que se registran en el paso del tiempo caracterizan las etapas históricas donde se desplaza (transita) el modo de producción capitalista. Como ese tránsito se realiza sobre la base técnica de la gran producción maquinizada, el progreso científico y la mayor explotación, la composición orgánica del capital se eleva constantemente. Dicho cambio sufre modificaciones al incorporarse la revolución científico-técnica ya que lo que crece es el Capital Constante y lo que decrece es el Capital Variable, consecuencia de que los nuevos medios de trabajo reemplazan más rápidamente al trabajo vivo, pero, a su vez, la competencia interimperialista hace que esos medios de trabajo queden obsoletos cuando apenas han pasado pocos años o meses y deban ser reemplazados por otros más efectivos. Podemos señalar (sólo a modo de ejemplo) tres etapas en la historia del capitalismo. En la inicial suponemos que el Capital Constante y el Capital Variable son de la misma magnitud: 50 y 50, siendo la relación c/v = 1/1. Que en la etapa de maquinación el Capital Constante sea de 60 y el Variable de 40, siendo esta nueva relación de  1.5/1. Que en la etapa actual el Capital Constante sea de 90 y el Variable de 10, pasando a ser la relación de 9/1. En estas relaciones se manifiestan dos cuestiones: a) que el Capital Constante va desplazando al Capital Variable y b) que el desplazamiento se produce de la mano del desarrollo histórico del Modo de Producción Capitalista.

Hemos mencionado en varias oportunidades la categoría Formación Económico Social (FES) o Formación socioeconómica que es otra de las formas de titularla. ¿Qué es una FES?

Se trata de un tipo histórico de sociedad que se desarrolla sobre la base de determinado Modo de Producción. Ese Modo de Producción no es una categoría menor, ya que es la que condiciona a la superestructura que va a actuar para su legitimación.

El Modo de Producción, formado por las Fuerzas Productivas en unión con las Relaciones de Producción, señala el nivel alcanzado por la producción y las diferentes clases sociales antagónicas que lo operan.

Dicho modo de producción no puede existir sin el apoyo de un complejo número de leyes, decretos y normas que lo legitimen y la existencia de un Estado que se encargue de hacer cumplir esas leyes. Se genera, de esta manera, una superestructura que surge del modo de producción y se va a colocar, inicialmente, al servicio de ese modo de producción.

El Modo de Producción es la estructura económica de la sociedad y la Superestructura son el Estado y las leyes vigentes. La unión de ambas, de la estructura con la superestructura, conforma la Formación Económico-social (FES).

El Capitalismo es una de las 5 Formaciones Económico-Social existentes, y es la última que se desarrolla bajo la explotación del hombre por el hombre y la propiedad privada sobre los Medios de Producción.

Cuando el Capitalismo como FES predominante sea superado por otra FES más progresiva y progresista, el Socialismo Científico, la humanidad dejará de estar en la pre-historia para ingresar a la Historia.

El diccionario define al Capitalismo como un régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riquezas. Contiene otra acepción: Conjunto de capitales o capitalistas, considerados como entidad económica.

Ambas definiciones son parcialmente falsas. No es un régimen económico sino socio-económico que no es lo mismo, en lo “socio” participan personas, lo que es elemental considerar. Es correcto afirmar que elemento de producción es el capital, no el capitalismo, pero ese capital, ese elemento de producción no es exclusivo del capitalismo, también opera en el socialismo, y operó en el esclavismo y en el feudalismo.

El capital, como creador de riquezas es una afirmación falsa: hemos demostrado en números anteriores que la riqueza sólo puede generarla la Fuerza de Trabajo (FT), que si ella no se encuentra presente, ningunas de las cosas que conocemos y utilizamos, producidas por el hombre, existirían. Tampoco existiría el hombre.

La acepción dos, más que falsa es ridícula: definir como capitalismo a un conjunto de capitalistas, por más “entidad económica” que sea, es otorgarle a un agrupamiento pequeños de personas la categoría de Formación económico-social (FES) donde, el capitalista es uno de los actores y es el que no genera riqueza sino se apropia de la generada por los otros actores (los obreros, los campesinos, los intelectuales, etc.). Y un conjunto de capitales tampoco es capitalismo. Un conjunto de capitales es un conjunto de trabajo pasado acumulado, y esa acumulación se puede hacer en el socialismo con el plustrabajo.

El capitalismo es la FES más explotadora y más sanguinaria que haya registrado la prehistoria de la humanidad. Supera con creces la crueldad del esclavismo y la del feudalismo. No posee nada de romántico y adora a un solo Dios, el dios Dinero. Por obtenerlo, es capaz de cualquier atrocidad, producir guerras (más de 300 millones de muertos y mutilados, sin contar los afectados mentalmente y los que debieron criarse huérfanos); ordenar asesinatos; cometer genocidios; saquear territorios y continentes, diseminar enfermedades, drogar poblaciones para adormecerlas y ocuparlas, arrojar bombas atómicas sobre poblaciones civiles, generar dictaduras sangrientas adictas, sobornar, corromper, chantajear, etc. Agreguen ustedes la maldad o felonía que conozcan y no duden que el capitalismo las contiene.

Marx mencionaba que el capitalismo ingresó con las manos cubiertas de sangre. A nuestros días podemos estimar que el capitalismo ya derramó cerca de 1.500 millones de litros, y en sólo 300 años. Muchos de esos litros corresponden a niños, mujeres y ancianos.  Entre 19 mil y 26 mil niños mueren diariamente por causas evitables. En muchos países (en especial en África), la esperanza de vida al nacer apenas supera los 50 años. Las guerras “locales” matan muchos más civiles que soldados. Los secuestros y las torturas son, incluso, mercerizados como si fuese parte de una producción de cosas.

Todo nace, crece, se desarrolla, envejece y muere. Las Formaciones económico-sociales también. En el nacimiento y en su desarrollo, las FES se muestran sólidas aunque ya contengan crisis, que son coyunturales y se repiten durante todo ese período. Envejecen, no por edad como las personas, envejecen porque otra FES ha comenzado a quitarles el predominio total que poseían, y mueren definitivamente cuando esa nueva FES se ha consolidado en todo el planeta.

La Revolución Francesa marcó el ingreso de la burguesía al poder y allí comienza en envejecimiento del feudalismo. La Revolución Rusa marcó el ingreso del proletariado al poder y allí comienza el envejecimiento del capitalismo. Ambas son crisis estructurales, es decir, terminales y esas Revoluciones no se consolidaron como tales; la francesa fue reemplazada por la restauración de la monarquía; la soviética por la restauración del capitalismo, pero la acción de ambas marcó un camino que señala que la FES vigente en esa oportunidad ya no puede hacer otra cosa que prolongar su agonía.

Vamos a desarrollar más adelante estas afirmaciones, por ahora mencionaremos que la FES esclavismo duró aproximadamente 4.500 años, que la FES feudalista duró 1.500 años y que la actual FES capitalista lleva apenas 300 años y, ya, ha comenzado a envejecer. Es para pensarlo ¿no?


Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
28/11/2013


    

martes, 26 de noviembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 46

CAPITAL, CAPITALISTA Y CAPITALISMO (7)


Hemos determinado catorce clasificaciones fundamentales de “capital” que las  desarrollamos desde el Nº 39 al 45

  1. En función de la plusvalía: capital monetario, capital productivo, capital industrial, capital mercantil y capital comercial.
  2. En función del valor: capital constante y capital variable.
  3. En función de su movilidad: capital fijo y capital circulante.
  4. En función del atesoramiento y de la especulación: capital usurario, capital de préstamo, capital bancario, capital financiero y capital ficticio.

Y agregado una clasificación más: Capital en Acciones.

Ahora describiremos qué es concentración y qué es centralización del capital, categorías que arrastran, por derivación lógica, a la concentración y centralización de la producción.

Estos dos fenómenos son claves en el desarrollo histórico de la formación económico-social del capitalismo. Tan claves que, de no haberse producido, no existiría el capitalismo monopólico o imperialismo, pero tan real es su existencia pues se trata de un proceso inevitable, independiente a la voluntad de los hombres, aunque sean los hombres los que hacen la historia.

Ambas categorías y sus derivados no son iguales, cada una posee particularidades distintivas, pero pese a no ser iguales obtiene, por diversas vías, los mismos resultados.

La Centralización del Capital es un proceso histórico hacia afuera, donde el más poderoso absorbe al más débil. Amplía el capital mediante la unión de varios capitales en uno solo. En este proceso no sólo la absorción es el camino, también se centraliza el capital mediante la fusión. Es obvio determinar que un capital más grande amplía las posibilidades de operar de la empresa capitalista: aumenta su tamaño y con ello su presencia en el mercado. Esa característica le permite sacar de juego a muchos competidores, también capitalistas pero con menor poder. De esa manera el gran capital centralizado se convierte en expropiador de los capitalistas más débiles, quedándose, en la mayoría de los casos, con sus propiedades y sus mercados.

La Concentración del Capital es también un proceso histórico que se produce hacia adentro. Su fuente es la capitalización de la plusvalía, es decir, utilizar la plusvalía obtenida al fin de un ciclo para incorporarla en el Capital Monetario del ciclo siguiente, o sea, convirtiendo la plusvalía obtenida, en Capital, capital que, a su vez, contribuye a producir más plusvalía. Este proceso es conocido como Reproducción Ampliada y es, como el anterior, causante del incremento del tamaño de la empresa y causante de la transición del Capitalismo de Libre Empresa (fase 1) al Capitalismo Monopolista o Imperialismo. En la concentración es donde se manifiesta con más claridad la competencia encarnizada entre empresas monopolistas, que se plantean como objetivo lograr la plusvalía extraordinaria, forma de plusvalía relativa que surge de la aplicación en la producción de los avances más destacados del conocimiento científico-técnico. Esos avances poseen una particularidad que hacen inestable el apoderarse por largo plazo de la plusvalía extraordinaria a un único monopolio. Y ello es consecuencia de la permanente renovación de los medios de producción que es donde más se manifiesta la competencia interimperialista. Dicho de otra manera: cuando un monopolio posee la tecnología más avanzada logra la plusvalía extraordinaria; mientras, el monopolio secundario trata de renovar sus medios de producción, pero no con una tecnología igual sino superior, de esa manera termina desplazando al primero y se queda, ahora, con la plusvalía extraordinaria. ¿Por cuánto tiempo? No por mucho pues la competencia entre los monopolios no desaparece y continúa, al igual que el desarrollo científico-técnico tampoco desaparece y continúa.

La Centralización de la Producción deriva de la centralización del capital y consiste en la unificación de series de producciones en una misma empresa. En esa ampliación se manifiestan o destacan las fuerzas productivas sobre la base de la aplicación de la revolución científico-técnico en los medios de producción. Esa centralización coloca con enormes ventajas al monopolio sobre las pequeñas y medianas empresas que no pueden lograr las ventajas económicas decisivas que se obtienen en la gran producción. Este proceso es, repetimos, consecuencia de la centralización del capital, y se manifiesta más crudamente en las fusiones de las grandes empresas, que adquieren, de esa manera, más dominio sobre el mercado y sobre sus competidores más débiles y desprotegidos.

La Concentración de la Producción surge de la concentración del capital producido por la plusvalía, por la parte de ella que retorna al Capital Monetario para iniciar un nuevo ciclo productivo, con mayores recursos. Esa concentración de la producción fue una de las causas del desarrollo del capitalismo de su fase 1 (de libre competencia) a su fase 2 (imperialismo). Es decir, fue lo que aceleró la formación y consolidación de los monopolios. La plusvalía, al convertirse en capital, provee al capitalista de recursos que no son propios y se los apropia a costo cero. Dispone, entonces, de un Capital Monetario “dulce” que utiliza, principalmente, para convertirlo en Capital Constante y, dentro de éste y más específicamente, en Capital Fijo. De esa manera adquiere las maquinarias más eficientes, que producen más unidades por hora y requieren menos trabajo vivo (menos trabajadores en la línea de producción). Aumenta pues, el Capital Constante y disminuye, en relación, el Capital Variable.

Como ambos fenómenos actúan simultáneamente, en lo cotidiano nos referimos a ellos como si constituyeran una sola categoría: concentración y centralización del capital o, en el otro caso,  concentración y centralización de la producción.

Como ustedes habrán notado, el capital se encuentra en permanente movimiento. Ese movimiento es rotatorio. Comenzamos con el Capital Monetario (que puede ser propio o de terceros, en ese caso : Capital de Préstamo; Capital Bancario; Capital Usurario); continuamos con el Capital Productivo (que integra el Capital Constante –tanto el Capital Fijo como su parte de Capital Circulante- y el Capital Variable –salarios- que es totalmente circulante); obtenemos el Capital Mercantil, que es la mercancía terminada, que contiene el Capital Productivo más la Plusvalía; lo pasamos al Capital Comercial, el encargado de realizar la mercancía y con ello la Plusvalía que tiene contenida y, finalmente regresa a casa nuevamente como Capital Monetario incrementado por la plusvalía. Es el Capital Monetario con que iniciamos este ciclo más el incremento que le produce la plusvalía. Todo este circuito (este ciclo) se integra en una categoría que se denomina Rotación del Capital.

Como siempre, lo primero que nos preguntamos es: ¿para qué sirve esta clasificación? ¿Qué nos aporta de interesante?...

Lo que describimos arriba es un ciclo, es el movimiento del capital a través de las esferas de la producción y de la circulación.

Es lo que garantiza la producción de plusvalía y su posterior incorporación al capital.

La primera fase de ese ciclo ocurre en la esfera de la circulación, donde el Capital Monetario es convertido en Productivo. Es la primera parte de la ecuación D > M > D’, es D > M dónde M es, inicialmente, FT + MP (Fuerza de Trabajo + Medios de Producción ).

La segunda fase es la productiva, donde se incorpora la plusvalía (FT + MP + plusvalía) En el producto terminado, la mercancía.

Y, en la tercera fase, el capital regresa nuevamente a la esfera de la circulación, es decir, surge como dinero incrementado (D’), o sea, nuevamente pasa a ser Capital Monetario cerrando el círculo.

Hemos descrito el Ciclo del Capital. ¿Y la Rotación del Capital, qué es? Es el tiempo que ocupa un ciclo productivo.

Ustedes podrán apreciar que en un ciclo productivo el capitalista obtiene la plusvalía. Suponemos que ese ciclo dura un año y la plusvalía obtenida es de 100. ¿Qué sucede si el capitalista, con la aplicación de conocimientos científico-técnico logra reducir a la mitad ese ciclo? Obviamente la plusvalía de 100 pasaría a ser 200 o más. Allí es donde se manifiesta, para el explotador, la gran importancia de la Rotación del Capital.

El Ciclo del Capital es un proceso que se repite periódica e ininterrumpidamente, mientras que la Rotación del Capital es la suma de tiempos durante el cual, el Capital Monetario anticipado (D) pasa por las fases de producción y circulación.

Es, en síntesis, la velocidad con que rota el capital, la velocidad por la que atraviesa las distintas fases del ciclo industrial.

Y es precisamente, esa velocidad, la que permite observar que: si el capital circulante se desplaza muy rápido, el capital fijo es más rendidor, es decir, puede ser utilizado durante más ciclos. Y en esta época de enorme competencia entre los monopolios, el poder utilizar el capital fijo con mayor frecuencia, cuando la revolución científico-técnica obliga a cambiarlo, al que logra esa posibilidad, logra mientras dure, la plusvalía extraordinaria, que es la meta que se fija toda corporación.

Posee, además, un efecto financiero, ya que la producción se realiza más aceleradamente y, por ende, es más acelerado el recupero del Capital Monetario inicial. Y, el hecho que el Capital Variable (el salario) rote más veces sobre el Capital Fijo, indica que el trabajador, lo sepa o no, es más explotado y, por ende, le produce más beneficios al monopolio.

Como hemos visto en este recorrido sobre el capital y sus distintas formas en que se manifiesta, ninguna de esas categorías por las que transitamos son meras referencias teóricas, sino reflejos aproximadamente fieles de la realidad objetiva. Realidad objetiva que en las Ciencias Sociales y en particular en la Economía Política, es esquivada por los Centros de Estudios de cualquier nivel.

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
26/11/2013
Basta con colocar el google la palabra cieys y encontrarán es
NOSOTROS O ELLOS Nº 45

CAPITAL, CAPITALISTA Y CAPITALISMO (6)

En el número anterior abordamos las categorías Capital Bancario, Capital Financiero y Oligarquía Financiera. En esta oportunidad desarrollaremos lo que son Capital Usurario, Capital Ficticio y Capital en Acciones.

Muchos, a veces, afirmamos que la prostitución es el “oficio más viejo del mundo”. Sin embrago hay otro que es más viejo o, al menos, simultáneo. El Capital Usurario es la primera forma de capital, típico de las formaciones económico-social precapitalistas. Es un capital que proporciona a su poseedor fuertes ingresos en virtud de cobrar por los préstamos muy altos intereses. Surge cuando se va produciendo la transición de la sociedad primitiva al esclavismo, primera formación económico-social donde surgen clases sociales antagónicas y, por ende, surge por primera vez el Estado, en este caso: el Estado esclavista.

Los préstamos del capital de los usureros no iban dirigidos a los esclavos, ya que éstos no eran propietario de nada, ni de sus objetos ni de sus vidas. Nada de lo que portaban les pertenecía. Todo era del amo. Por tanto, los préstamos eran dirigidos a los ciudadanos “libres”, situación en la que se encontraban los esclavistas, los artesanos, los comerciantes y los campesinos.

Dichos préstamos, otorgados en esas condiciones de muy altos intereses, arruinaba a quienes lo obtenían pues esos intereses eran superiores al plusproducto que obtenían y, al serlo, avanzaban tomando también parte del producto necesario.  De esa manera, el campesino perdía sus tierras o ganados, el artesano sus productos y herramientas, el comerciante sus mercancías y su ruta y, el destino de ellos, era el suicidio o la esclavitud.

Como el Capital Usurario no ha desaparecido aún hoy, podemos afirmar que, durante el esclavismo convertía, arruinándolos, a los pequeños propietarios en esclavos, que luego, durante el feudalismo, al arruinar  a campesinos libres los convertía en siervo de la gleba y, desde el inicio del capitalismo arruinó a pequeñas empresas proletarizando a sus dueños.

El Capital Usurario fue el que, en formaciones económico-sociales precapitalistas, le fue abriendo paso al capitalismo, ya que una de sus características fue acelerar la acumulación de dinero, de atesoramiento, que luego se convertiría en Capital de Préstamo, que pasa a ser la forma fundamental de capital que produce interés, ya que, como habíamos desarrollado anteriormente, dicho capital es prestado para ser convertido en Capital Monetario y dar inicio a un ciclo industrial.

Decíamos que dicha forma de capital aún no ha desaparecido aunque mantiene más baja presencia. La usura, que se manifiesta en bajos préstamos con altas tasas, está dirigida a trabajadores y pequeñas empresas que se encuentran en situaciones críticas, las que deben resolver mediante pagos de dinero. Es una usura repudiable, que juega un doble papel: 1. mantiene su característica original de avanzar sobre el producto necesario (o sobre el salario necesario) y 2. Impide que al Capital de Préstamo, se origine en un Banco o en un particular, sea considerado Capital Usurario. Y eso que, en nuestro país, por ejemplo, muchos de los usureros que “compran” cheques a “término” lo hacen con tasas menores que las que el afectado debería pagar si toma un “descubierto” en un Banco.

Ahora vamos a incursionar en la parte surrealista de la realidad, ingresando a la categoría Capital Ficticio. Comenzaremos definiendo qué significa el término ficticio y, de esa manera, tendremos en claro por qué no es generalmente utilizada esa categoría científica en nuestros centros de estudios.

El diccionario posee dos acepciones a saber: 1. fingido, imaginario o falso, y 2. Convencional, que resulta de una convención; En esta segunda acepción el diccionario (sus autores) intentan confundirnos ya que “convención” posee cinco acepciones, de las cuales señalamos las dos que más se aproximan a la categoría que estamos desarrollando, que son la acepción 2: conveniencia, conformidad y la acepción 3: norma o práctica admitida tácitamente, que responde a precedentes o a la costumbre.

Nosotros nos vamos a quedar con una definición más adecuada, más aproximada a la realidad:

Ficticio se dice de lo que es aparente, convencional y falso, en cuya acepción es sinónimo de imaginario e ilusorio, o sea, capaz de llamar a engaño a fuerza de ilusión o imaginación sin valor real.  

Los bonos, los títulos y acciones, las obligaciones negociables, son los principales componentes del Capital Ficticio. El poseedor de los bonos, de los títulos y de  las obligaciones negociables, recibe una retribución en forma de  interés; y el poseedor de acciones la recibe en forma de dividendos.

Todas esas operaciones se realizan en un gran casino que se denomina “Bolsa de Valores”. Allí se concretan las compras y las ventas, todo ello es ajeno y se encuentra apartado de los procesos productivos. Las acciones pasan de una mano a otra, de un “inversor” a otro, de un especulador a otro o, lo que es más frecuente, de un ahorrista desprevenido a un especulador depredador.

Lo que sucede en la bolsa, que tantos economistas toman como un termómetro, es ficticio, es decir, es falso y no tiene incidencia material en la riqueza real. Las acciones de una empresa, ayer cotizada a 20 hoy caen a 10. ¿Se reduce a la mitad el edificio de su fábrica? Desde ya que No. Son otras las causas del cambio de cotización, una de ellas es la especulación, otra la “pérdida de confianza” sobre el futuro de esa empresa, pérdida que puede ser real o fabricada por los medios, entonces, a correr y a vender antes que valga cero.

El Capital Ficticio se constituye en el medio más eficaz para el fraude y la especulación que posibilita el enriquecimiento de pocos a costa de muchos pequeños ahorristas al que los bancos intermediarios han convencido de que allí obtendrían mayores réditos.

El ejemplo de los jubilados italianos y japoneses a los que los bancos les vendieron bonos de 6 pesos a 30 es una muestra. A nuestros jubilados, utilizaron sus ahorros en las AFJP, para “invertirlos” en acciones, y de esa manera, el grupo apropiador de Papel Prensa mediante torturas se apropió “legalmente” de millones de pesos haciendo que los directivos de las AFJP compraran a un precio inflado acciones del mencionado pasquín, las que luego reducirían su valor considerablemente. De esa manera, los potenciales jubilados de entonces, transfirieron gratuitamente gran parte de sus ahorros al grupo mediático más sanguinario que opera en nuestro país.

El crecimiento del Capital Ficticio es impresionante y no es nada más que el reflejo del crecimiento del Capital Financiero, de los enormes recursos volcados a la especulación en todo el mundo. Marca el carácter cada vez más parasitario del capitalismo monopolista (imperialismo) y la cada vez mayor concentración de la riqueza en manos de la Oligarquía Financiera, del vértice del que ya hablamos.

En este desarrollo mencionamos que, en el gran casino bolsa de valores, se negocian acciones de sociedades. Esas acciones que se negocian provienen del Capital en Acciones, capital que no es ficticio en su origen, sino una forma en que el capitalista utiliza para incrementar el Capital Monetario. Funciona con alguna similitud al Capital Bancario. Recordemos que, en el Capital Bancario, el capitalista toma dinero de terceros (ahorristas) para luego convertirlo en Capital de Préstamo y que su aporte personal en la composición del capital es menor pues la mayor proviene de los que “confían” sus dineros en él.  Pasa lo mismo con el Capital en Acciones. Mediante la emisión de Títulos y Acciones, el Capitalista Industrial obtiene una enorme masa de dinero para volcarlo a la producción. “Pero capitalista ser vivo” diría Tarzán, ya que esos títulos y acciones se emiten (en general) con valores superiores al capital real invertido en las empresas que lo representan. En períodos de “auge” se observa, en el casino bolsa de valores, que esos títulos incrementan su valor y su titular puede computar que ahora es un poco más rico (cantidad de acciones por valor de las mismas en la bolsa). Ese incremento ilusorio de valor lleva a que, una importante parte de la población, “invierta” en acciones, perciba por ello dividendos y se convierta en “rentista”, capa parasitaria que vive sin trabajar. Es en esa situación, que el Capital en Acciones pasa a integrarse al Capital Ficticio y, como éste es falso e ilusorio, cuando el valor de las acciones cae, el entusiasmado “rentista” no sólo pierde su renta sino también su inversión. ¿Lo creen? Pregúntenle  a los accionistas de la que fue la más grande empresa de energía, la ENRON.

 En los años 1996 a 2000, durante cinco años, la revista Furtune la había designado a ENRON como la “empresa más innovadora de los EEUU” y a la “mejor y exitosa decisión de inversión” Todo era falso (ficticio), maquillaron balances con la complicidad de auditoría “prestigiosas” como la empresa Andersen, la que en vez de “dar fe” destruyó documentación clave. Sobornaron a funcionarios, financiaron la campaña de Bush y terminaron quebrando ¿Y los accionistas? Las acciones de los propietarios, los que cometieron el fraude, las vendieron cuando el fraude aún no era público, las vendieron a un alto precio gracias a la revista Fortune y a la auditoría de Andersen, los demás accionistas, casi el 95%, perdieron todo. Dejaron de ser rentistas en un soplo.      

En el año 2007, meses antes del “estallido” de la crisis financiera mundial, las acciones del pasquín Clarín fueron compradas por las AFJP, con la plata de los futuros jubilados, a 35 pesos cada una, luego que se cerrara la “operación” las acciones de Clarín cayeron, abruptamente, a 9,25  pesos. Ello significa que el grupo recibe, cada 350 millones de pesos, 257,5 millones gratis. ¿Una estafa “legal”?

El Capital en Acciones le permite al capitalista industrial, reunir fondos de terceros (los accionistas), pagándole a éstos, un dividendo. Para que el accionista cobre ese dividendo la empresa debe dar “utilidades”. Para ser más preciso: la empresa puede dar utilidades (plusvalía) pero es el Balance el que debe reflejar si da o no utilidades y qué monto de utilidades da. Para eso están los que dan fe, como Andersen; están para que el accionista, que no puede individualmente analizar los libros, se sienta seguro pues un experto (no en ética) lo hace por él. Observen la diferencia con el Capital Bancario: si usted coloca un Plazo Fijo a tasas pasivas, en general, cobra los intereses pactados independientemente del balance del banco, si es accionistas y el balance de la empresa no da utilidades no cobra nada y si da utilidades y resuelven en una Asamblea no distribuirla, tampoco cobra nada. Pero… ¿qué es la utilidad empresaria? Comenzaremos explicando que si una empresa ha emitido 50 millones de acciones, y éstas están en poder de un millón de personas, no hay lugar posible para que en una asamblea participen todas, ni siquiera un 5%, que serían 50 mil. En esta elaboración queda muy claro que, si el grupo dominante posee el 5% de las acciones, nadie jamás le puede disputar el dominio. No hay forma legal ni práctica que algunos puedan reemplazarlo en la dirección de la empresa. Por las dudas, los estatutos suelen incorporar la cláusula de que no se puede representar a más de 5 accionistas. De esa manera con sólo un 5% de capital se controla el 100%. Pero no es todo. Suponemos que si la empresa gana 50 millones de pesos, debería distribuir como dividendos un peso por acción: y todo parece justo. Pero… antes… se reúne la asamblea y ésta, soberana como es, resuelve otorgar honorarios al Directorio (al 5% de los accionistas) en virtud al gran trabajo empresario que les permitió a la empresa obtener ganancias. Y resuelve, por unanimidad (salvo que esté Moreno) distribuir entre ellos 25 millones. En el balance, entonces, la utilidad es de 25 millones y no de 50 y la distribución por acción ya no es de un peso sino de 50 centavos.

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
25/11/2013



viernes, 22 de noviembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 44

CAPITAL, CAPITALISTA Y CAPITALISMO (5)

En NOSOTROS O ELLOS Nº 43 afirmábamos que el Capital de Préstamo y el Capital Bancario no son lo mismo. Definíamos al Capital de Préstamo como “el capital monetario que su poseedor concede a otros capitalistas industriales por un determinado tiempo y con una tasa de interés como remuneración por el préstamo”.

En cambio, el Capital Bancario es un capital que se concentra en empresas capitalistas bancarias, donde su composición le da una particular característica: la de un intermediario que trabaja con dinero ajeno.

  1. La parte menor del capital proviene de los capitalistas propietarios del banco
  2. La parte mayor por los depósitos de ahorristas captados para ser utilizados como Capital de Préstamo, es decir, para ser prestados a empresas capitalistas y como préstamos personales a particulares.

El beneficio del Banco en su operatoria posee dos componentes y dos orígenes. Comencemos con los componentes, ellos son:

  1. Los recursos de terceros (depósitos) son retribuido con una tasa de interés denominada “pasiva”.
  2. Los préstamos son gravados con una tasa de interés muy superior denominada “activa”, a los que se le suman comisiones y gastos “varios”, formas encubiertas de interés, que pesan enormemente sobre los préstamos más pequeños.
  3. La diferencia de tasas se manifiesta como la principal fuente de ingresos que percibe el capitalista bancario. La de comisiones y gastos le siguen.

Con relación al origen podemos señalar:

  1. La plusvalía que el capitalista industrial obtiene, parte de la cual la transfiere al banco prestamista en concepto de intereses. Ello es igual si el que solicita el préstamo es un capitalista que opera en el área comercial, ya que de origen, éste opera con la plusvalía obtenida de igual origen, del capital industrial
  2. Cuando el préstamo es a personas y no a empresas, lo que éstas transfieren al banco son parte de sus ingresos, en general parte de sus salarios o jubilaciones. Este préstamo puede ser específico (otorgado directamente por el banco ante una solicitud, a x cuotas y x tasa) o permanente (mediante la instrumentación de variados sistemas entre la que se destaca la “tarjeta de crédito”) donde, tasas y gastos, superan el 50% anual  de costo sobre lo refinanciado.

Al producirse el paso del Capitalismo de libre competencia (fase 1) al Capitalismo de los Monopolios o Imperialismo (fase 2), se produce, paralelamente, la concentración y centralización de la banca de donde surgen los Bancos Monopólicos, a veces denominados bancos de bancos o bancos mayoristas. Al adquirir esa característica, dichas instituciones obtienen un gran poder, no sólo sobre los industriales, sino sobre países a los que presta condicionando, con dicho empréstito, el destino del mismo, a qué rama de la economía debe ser aplicado, quién debe manejar o administrar el préstamo y otros condicionamientos entres los cuales se destacan a quién se debe contratar. Esta transición del capitalismo de libre empresa al monopolio, es acompañada por varios cambios históricos, siendo, los más destacados, los siguientes: la exportación de mercancía por parte de los países más poderosos va siendo, gradualmente, reemplazada por la exportación de capitales y, la forma de dominio pasa del colonialismo al neocolonialismo, donde las tropas de ocupación son reemplazadas por el empréstito condicionante.

Esta concentración y centralización bancaria es la que, en su desarrollo, da origen a la Oligarquía Financiera y al Capital Financiero, dos de los rasgos más destacados de la fase superior del capitalismo, de su fase 2, del imperialismo.

El origen del Capital Financiero está dado por la fusión del gran capital monopolista industrial con el gran capital monopolista bancario, acontecimiento que se produce a partir de los finales del siglo XIX y que se consolida en el siglo XX. Los grandes bancos monopolistas proceden a otorgar préstamos a largo plazo logrando con ellos, obtener un condicionamiento más efectivo sobre el que lo solicita y recibe. Ya no está sujeto el deudor a una deuda corta, de meses, difícil de condicionar por parte del acreedor, sino a una deuda larga, de años, donde el acreedor fija reglas de juego que le permiten poseer una fuerte ingerencia en las decisiones de quienes toman esos préstamos: grandes capitalistas industriales y comerciales y, principalmente, Estado débiles y arruinados.

El excedente financiero que logra el Capital Financiero mediante la concentración y centralización es también destinado a desarrollar el “sistema de participación” que es la forma en que se apropian de empresas capitalistas mediante la compra de acciones en cantidad suficiente para lograr el control de las mismas. De esa manera van creando una pirámide donde en su vértice superior se aloja el grupo más poderoso, que controla toda la pirámide. Es ese grupo el que constituye la Oligarquía Financiera.

El Capital Financiero es consecuencia de la explotación al trabajador, es la acumulación de plusvalía que no es destinada a incrementar el capital productivo, es decir, la plusvalía que no es destinada a generar más plusvalía mediante la producción de bienes materiales y servicios. Al no producirse plusvalía fuera del área productiva, el Capital Financiero sólo puede manifestarse como un capital parasitario y depredador.

Explicaremos lo afirmado en el último párrafo:

  1. La plusvalía se produce en el área productiva con la creación de un nuevo valor sobre los valores anteriores.
  2. Parte de ella (de la plusvalía), el capitalista industrial la incorpora como capital. Si el capital monetario inicial es 100 y obtiene plusvalía por 40, destina la misma a pagar impuesto a las ganancias 14, a su mejor calidad de vida y de sus secuaces (abogados, contadores, testaferros, etc.), 6 y el resto, 20 lo convierte en capital
  3. De esa manera el capital monetario del segundo ciclo ya no será los 100 del primero, sino los 100 del primero, rescatados al vender la nueva mercancía más los 20 destinados a incrementar el capital: será de 120 y de mantenerse iguales condiciones, esos 120 producirán una plusvalía mayor, de 48 en vez de los cuarenta anterior. Y así, en cada ciclo, va incrementando cada vez más el capital con la plusvalía. En el sistema capitalista ello se llama “reinversión de las ganancias”, forma folclórica de encubrir que el capital es creado por la FT del trabajador, por recibir menos de lo que esa FT genera en riquezas.
  4. Cuando la plusvalía va al Estado en forma de impuesto, el Estado la gasta en lo que sea, salarios al personal, salud, educación, represión, etc. La porción con que se quedan de ella el propietario y sus secuaces, también la gastan en bienes y calidad de vida que lo destaquen de la “plebe” y cuando el propietario la envía a formar capital, inevitablemente es para comprar más materias primas y materiales, más maquinarias y más mano de obra en trabajo vivo o en trabajo pasado. En todos los casos la plusvalía, en el ciclo industrial, va al consumo. Y si bien no podemos decir que ello es un círculo virtuoso, pues se basa en la explotación del semejante, sí podemos decir que no es tan funesto como el atesoramiento que permite la acumulación financiera.
  5. Lo que pretendemos señalar es que, en un momento del desarrollo histórico (lo estamos viviendo) el capitalista industrial no envía más plusvalía a la reproducción, no incrementa más el capital con ella ¿Por qué? ¿No es acaso un buen negocio? Claro que lo es, ya lo decía el padre del liberalismo económico y de la Economía Política Burguesa: Adam Smith (ver Nº 34). “Todo hombre es rico o pobre según el grado en que puedan gozar de las cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida. Pero una vez establecida la división del trabajo, es sólo una parte muy pequeña de las mismas la que se puede procurar con esfuerzo personal. La mayor parte de ellas se conseguirán mediante el trabajo de otras personas, y será rico o pobre, de acuerdo con la cantidad de trabajo ajeno de que pueda disponer o se encuentre en condiciones de adquirir”  Es un buen negocio siempre que alguien compre lo que se produce. Y llega un momento que la demanda solvente no alcanza a adquirir todo lo que se produce y se mantiene en un límite donde, producir más es generar bienes que no se van a vender y, por ende, no van a producir plusvalía. Cuando ese momento llega, el capitalista decide atesorar y allí nos encontramos que atesorar no es consumir, no es gastar. Entonces ¿Qué sucede? Que el primer año que se utiliza la plusvalía como capital monetario (los 20) se atesoran y en el segundo año son 40 al agregarse 20 más, en el tercero son 60, en el cuarto 80 y de esa manera el atesoramiento, que no se gasta, que no se consume, llega a superar al capital industrial.
  6. ¿Dónde opera esa masa creciente de dinero? En la especulación. En las “burbujas inmobiliarias” para despojar a los pobres de sus viviendas, en las “compras a término” fijando precios de alimentos disminuyendo la calidad de vida de las personas, en las compras de bonos de deudas a precio vil y luego exigiendo su cobro a valor nominal, etc., etc.
  7. ¿Se puede detener este proceso? NO. Dentro del modo de producción capitalista el proceso de concentración y centralización del capital es una Ley como lo es también la de la inevitable acumulación financiera. No “estamos condenados al éxito” como afirmaba un fugaz “presidente”. Demanda existe pero es global. Hay más de 2 mil millones de seres humanos que requieren más bienes y más servicios, pero no cuentan con recursos para adquirirlos. El capitalismo los margina y crea su propia trampa, ya que sólo opera con la demanda solvente, con los que pueden pagar, y al marginal a millones de personas y condenarlas a la marginación y el hambre, pierde la posibilidad de generar más plusvalía mediante la explotación y ahora trata de obtener incrementos a su enorme Capital Financiero mediante la especulación y el saqueo de nuestra ya limitada calidad de vida.
  8. El tema da para mucho más y lo retornaremos más adelante con datos más precisos. Ahora diremos que el fenómeno real es mucho más complejo, pero que la base de esa fenómeno real es la que, simplificadamente, desarrollamos en estos puntos. La complejidad oscurece y no permite ver. La simplificación aclara y permite visualizar el fenómeno real. Pero sería un error grosero si, una vez visualizado, no regresáramos a la complejidad inicialmente desechada, ya que ésta es la que conforma la realidad objetiva y la otra una herramienta de análisis para determinar el fenómeno que rige esa realidad objetiva.

Hablamos del vértice superior de la pirámide donde se reúne el “estado mayor” del imperialismo (capitalismo monopolista). Ese estado mayor está constituido por personas, por capitalistas. Son lo grandes capitalistas, los grandes propietarios dueños de emporios industriales, comerciales energéticos, mediáticos, informáticos, financieros, et., etc. Son personas, pocos más de mil, que operan con gran impunidad sobre otras empresas capitalistas y, en particular, con los Estados, con los países, con sus pueblos. Son los señores de la guerra y de la muerte. Son los que sus medios destacan y muestran con impudicia sus riquezas mientras 10 mil niños mueren por causas evitables cada día. Comenzaron esa serie de inscriptos en el Club del Terror, los Rockefeller, los Morgan, los DuPont, los Ford… ELLOS constituyen la Oligarquía Financiera y NOSOTROS  seremos sus víctimas hasta que resolvamos no serlo más.  

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
22/11/2013


   


jueves, 21 de noviembre de 2013

SOTROS O ELLOS Nº 43

CAPITAL, CAPITALISTA Y CAPITALISMO (4)

En NOSOTROS O ELLOS Nº 42 demostramos que la Fuerza de Trabajo (FT) es la que genera toda nueva riqueza y que esa nueva riqueza es distribuida en sólo dos direcciones: salarios como la parte que recibe el trabajador por generar esa riqueza y plusvalía, la parte que no recibe el trabajador por generar esa riqueza. ¿Cómo se distribuyen esas partes? Desde el inicio, la distribución la fija el capitalista, el que compra la mercancía Fuerza de Trabajo, ya que es el que le fija el precio, lo que va a pagar como salario. Así de simple.

Cierto es que, mediante las luchas organizadas de los trabajadores, éstos pueden, casi siempre temporalmente, mejorar sus ingresos. Ingresos que en muy breve espacio de tiempo vuelven a perder su capacidad de compra porque el mismo que fija el precio a la FT es el que fija los precios de todos los bienes que la FT logra y que el trabajador debe comprar para subsistir.

Si queremos ser estrictos tenemos que afirmar que es imposible en el sistema capitalista poder mejorar nuestra calidad de vida como trabajadores y en concordancia con los nuevos avances de la ciencia aplicada a la producción de bienes.

Podemos afirmar que, si bien son valiosas y necesarias las luchas reivindicativas, también son eternas si no se la transfieren al plano político y se limitan solamente a obtener una mejora que, repetimos, sólo será temporal. La inequidad es parte de la estructura económica-social del capitalismo. Y esa inequidad  sólo puede tender a desaparecer en un cambio social profundo, en una transición hacia otro sistema, más progresivo y progresista, que es el Socialismo. El Socialismo como Formación Económico-Social no tiene nada que ver con esos partidos políticos que se denominan a sí mismo socialistas y que sólo representan una faz más de la superestructura montada por el sistema capitalista. Ejemplo en nuestro país es Hermes Binner; en España, Rodríguez Zapatero y Felipe González; en Francia, Francois Hollande, en Inglaterra: Tony Blair, etc. Todos los países capitalistas generan una “izquierda” que no pone en riesgo el sistema y ello es parte de la lucha cultural ya que logra confundir a muchos. Es como si una persona fuese estudiante de primer año de medicina y se anuncie como un cirujano cardiovascular. ¿Se operaría del corazón con él? En política sí.

Retornando al tema, nos quedaba pendiente definir el Capital Mercantil como parte integrante del Capital Industrial. Recordamos que el capital Industrial atraviesa dos fases, la de la circulación y la de la producción. En la fase de circulación se encuentran el Capital Monetario y el Capital Mercantil; en la de producción, el Capital Productivo.

En efecto, nos quedaba explicar qué es el Capital Mercantil, al que definiremos así: es una forma funcional del Capital Industrial caracterizado por estar compuesto de las mercancías producidas y destinadas a la venta. El Capital Mercantil contiene lo que denominamos D’, o sea, contiene el Capital Monetario anticipado (D) y la Plusvalía materializada. Su función es realizar las mercancías, para que no queden en stock. Realizarla significa convertir la plusvalía en dinero y. simultáneamente, rescatar en dinero la inversión inicial (el Capital Monetario Inicial) y significa también poder reproducir nuevamente (en general incrementado) los bienes vendidos y consumidos.

Convengamos que, mientras más rápido se recupere la D’ mejor funcionará el ciclo del Capital Industrial. Por ejemplo: si vendo al contado el Capital Mercantil se convierte simultáneamente en Capital Monetario incrementado por la plusvalía. Pero eso no es lo frecuente ya que en general se deben otorgar plazos. El Capital Mercantil, al otorgar plazos y al vender a muchos “clientes” sus mercancías, requiere de un tiempo considerable para vender, entregar y cobrar. Ese plazo conspira contra la necesidad de hacer rotar de manera rápida al capital monetario y, por ende, a todo el Capital Industrial. ¿Cuál es la solución? Independizarse.

De esa independencia, lógica por otra parte, surge el Capital Comercial, que funciona en la órbita de la circulación pero no forma parte del Capital Industrial. Le adquiere, al capitalista industrial, grandes lotes de mercancías. Éste les paga en un plazo menor y se encarga de la distribución y venta de las mismas. ¿Obtiene plusvalía el Capital Comercial? NO. Pues no produce. ¿Entonces? Le transfiere la plusvalía el  capitalista industrial. ¿Cómo? En “bonificaciones” el industrial cede parte de la plusvalía obtenida para que el capitalista comercial exista. Él capitalista comercial, con esa plusvalía, paga todos sus gastos y se queda con una parte como “ganancias”.

A esta altura es necesario explicar que el precio de venta, si bien lo fija el capitalista, lo debe hacer dentro de un entorno lógico. Ninguno de nosotros tomaría un café en un bar común si este se fija en 60 pesos, pero si se fija entre 12 y 18 posiblemente sí. Por lo tanto, el Capitalista Comercial obtiene su utilidad del descuento o bonificación que recibe del industrial, el que no pocas veces le suele fijar el precio a qué debe llegar al público (a veces impreso en el producto). ¿Por qué? Por que no está solo en el mercado y hay otros capitalistas del mismo rubro que compiten con él. En síntesis:

La plusvalía que recibe el Capital Comercial es parte de la producida en el Capital Productivo. En la circulación no se produce plusvalía, sólo se realiza.

El que no se produzca plusvalía no significa que el capitalista que opera en el comercio no explote a sus empleados, desde ya que sí. Vemos eso con claridad cuando estudiamos los convenios laborales,  donde los salarios de los empleados de comercio suelen ser inferiores a los de los trabajadores industriales. Ello le produce, al capitalista comercial, un ingreso extra por apropiación directa de parte del salario y con ello logra, a veces, obtener más “ganancias”, pero siempre es de la plusvalía que obtiene el industrial.

Tenemos que agregar que el Capital Comercial fue (junto con el Usurero) el capital más importante en la etapa del pre-capitalismo y fue el factor de desarrollo del Capital Industrial. Su imperiosa necesidad de obtener mercancías para su venta, los llevó a concentrar artesanos inicialmente, a contratarlos después, a dividir el trabajo en etapas y a maquinizarlo, etc. En ese proceso surge el Capital Industrial y parte del Capital Comercial pre-capitalista se convierte en Capital Mercantil hasta que, más adelante, vuelve a independizarse como Distribuidor (exclusivo o no) de lo producido, a “mayoristas” o “minoristas”, transfiriendo, en cada caso, una porción de la plusvalía obtenida en la faz industrial. Esto lo veremos más claramente en un desarrollo matemático. ¿Parece complicado? Lo complicaremos más aún.

Para iniciar un proceso industrial se necesita, como habíamos señalado reiteradamente, un capital monetario inicial. ¿Qué sucede si ustedes quieren iniciar ese emprendimiento y no poseen dinero? O no lo inician, o piden plata prestada. Vamos a suponer que van a seguir adelante con el proyecto empresario pero con un capital monetario colocado por terceros (un banco, por ejemplo). Entonces aparece el Capital de Préstamo.

Lo definimos: el Capital de Préstamo es un capital monetario que su poseedor concede a otros capitalistas industriales por un determinado período de tiempo y con una tasa de interés determinada como remuneración por el préstamo. ¿Qué observamos? Al igual que el Capital Comercial es un tipo de capital que se independiza del Capital Industrial. Podemos decir que el Capital de Préstamo es la forma monetaria que también se independiza del capital industrial. En este caso surge una diferencia entre capital-propiedad (relacionado con la especulación) y el capital en funciones (destinado a la producción de bienes con plusvalía).

El capitalista que toma el préstamo debe pagar a quien se lo concede, un interés que es la retribución al prestamista. ¿De donde saca el dinero para pagarlo? Del único concepto que le provee de fondos “genuinos”: de la plusvalía.

Para que no haya dudas: Un capitalista invierte (D) 100 para iniciar un ciclo productivo. Nos abstraemos y suponemos que el capitalista se conforma con un solo ciclo. En ese ciclo, los 100 invertidos se convierten en Capital Constante (recuerden que es el que se utiliza en la compra de las materias primas, los materiales y las maquinarias y herramientas) 80 y en Capital Variable (salarios y sus costos) los 20 restantes. Al final del ciclo realiza la producción en 140 (D’). Sabemos que D’ = D + p, por lo tanto sabemos que p = D’ – D, es decir, la plusvalía es de 140 – 100 = 40 ¿Qué destino tiene esa plusvalía? Vemos tres variantes, las más importantes:

  1. Si la D inicial surge de fondos propios del capitalista y el mismo comercia la producción.
  2. Si la D inicial surge de fondos de terceros y comercia el mismo comercia la producción
  3. Si la D inicial surge de fondos de terceros y entrega la comercialización  al Capital Comercial

Analicemos cada punto y notemos la diferencia. Aceptemos que todos pagan los impuestos a las ganancias en el porcentaje correcto, en este caso 14. Queda un neto de plusvalía de 26 que debe distribuirse en el caso 1 100% al capitalista industrial pues opera solo; en el caso 2 entra otro actor, el capital de préstamo que recibe 6 quedando 20 para el capitalista industrial; y en el caso 3 son dos los actores que entran en el reparto, al capital de préstamo se le suma el capital comercial: el primero se llevaba 6; suponemos que el segundo se lleva 9, queda para el capitalista industrial 11.

Caso      Plusvalía          impuestos        intereses              bonificaciones            ganancia     
                 Total             al Estado         al prestamista      al Cap. Comercial       al Cap. industrial

1.                40                     14                       0                             0                                26
2.                40                     14                       6                             0                                20
3.                40                     14                       6                             9                                11

 La plusvalía obtenida por el Capital Industrial disminuye a medida que deba compartir la misma con otros capitalistas que operan desde fuera de ese capital.

Vamos a observar, en la próxima entrega, que el capital de préstamo puede surgir de un capitalista particular, de un banco o de alguno que sacó el quini 6, pero no es lo mismo que Capital Bancario o que Capital Financiero. Vamos también a observar cómo se las ingenia el capitalista para obtener dinero que no provenga ni del Capital Bancario, ni del de Préstamo, ni del Financiero, sin asumir riesgos, además, dinero barato y controlable.

Seguimos, pues, analizando el Capital en sus modalidades, para luego definir al capitalista y al capitalismo, alertando que no son la misma cosa (categoría).

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
21/11/2013