martes, 28 de enero de 2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 87

DÓLAR VERSUS PESOS EN LA DÉCADA K

A veces, desgraciadamente con mucha frecuencia, importantes economistas de izquierda o algunos que se muestran como tales pero no lo son, coinciden (aunque no en la forma de argumentarlas) con las opiniones de la derecha dominante. De allí que sea importante retomar los conceptos de Marx: son las acciones de los hombres las que se deben juzgar y no sus palabras.

Un ejemplo: Julio Gambina, importante intelectual de izquierda, de reconocida capacidad y sobre el que siempre tenemos gran estima, escribe un interesante artículo publicado por Argenpress, artículo que recomendamos leer, sobre el dólar y la “devaluación” última que se produjo en nuestro país: comienza así:

“Hace un año el dólar se cotizaba a menos de 5 pesos. Hoy con la devaluación se necesitan $ 8 por dólar, convalidando así un incremento del 60% en el precio de la divisa”

Observamos en este primer párrafo dos aspectos:

1) que es cierto lo que informa que, además, por otra parte no es noticia que no se sepa, aunque nunca está de más remarcarlo y

2) que es una descripción errada de la realidad, pese a lo cierto de la misma. ¿Por qué? Porque se tendría que haber comparado con un período más extenso, en nuestro caso, ya que está en discusión eso “de la década ganada”, se debería comparar con el dólar del 2003 y no del 2012.

Es cierto que compararlo con el 2012 produce un “efecto” de mayor tragedia y es insólito que Julio recurra a tal metodología, pues él conoce lo que escribe y no debe haber sido esa su intensión.

No obstante, ese efecto inicial puede sirve para fortalecer el desarrollo de la nota y, por lo tanto, puede ser interpretado como un objetivo. Es decir: es complejo, pues ese primer párrafo puede (y lo es) ser expresado tanto por el Grupo Clarín y sus secuaces como por esa oposición antinacional que opera desde su reducto de la derecha y en las filiales que ha logrado instalar en ciertos “progresismos” y, esto no es novedad pues es histórico, en la “izquierda” extrema.

Pero nuestro trabajo no se reduce simplemente a tratar de señalar críticas por criticar, por tanto vamos a desarrollar la frase inicial de la nota de Gambina de otra manera explicando por qué razón lo hacemos:

“Hace 10 AÑOS el dólar se cotizaba 3,35  pesos. Hoy con el último AJUSTE se necesitan $ 8 por dólar, convalidando así un incremento del 139% en el precio de la divisa”

No se trata de un dato menor: los 10 años, la década, es el período que medimos y no el período que nos conviene para causar algún efecto sobre el lector. Porque en el fondo, lo que se está juzgando o analizando es una gestión de gobierno que lleva 10 años y no uno.

Un 139% es más que un 60%, es obvio, pero en 10 años es el 13,9% anual que no es tan obvio. ¿Y qué es ese 13,9% anual?  

Realizaremos, utilizando la abstracción, comparaciones con precios mayorista, precios al consumidor del Indec y de las usinas de las corporaciones, precios de la construcción, salario y jubilación mínimas EN IGUAL PERÍODO, es decir, en una década. Y allí veremos también que no se trata de una devaluación sino de un “ajuste”, aceptando, desde ya, que esa forma de denominación no altera el producto (el dólar va a continuar en $ 8) pero si altera la mente.

Vamos a suponer que cinco amigos deciden invertir,  el 27 de enero de 2003, cada uno de ellos pesos 100 en una institución financiera. Cuatro acordaron dejarlos en esa institución con un índice de actualización que no contempla pago de intereses sino ajustes de valores acuerdo a esos índices, comprometiéndose a mantener esa inversión fija durante diez años, renovable cada año.

Jorge elige el índice de precios al por mayor publicado por el Indec.
Guillermo el índice de la construcción publicado por el Indec
Juan Carlos, el más confiado, el del consumidor publicado por el Indec
Luis, el más desconfiado, un índice del consumidor que surja de un promedio de estudios económicos privados, de esas autodenominadas “consultoras”

Alba, más práctica y decidida a no esperar 10 años, decide simplemente comprar con los 100 pesos 29.85 dólares a la financiera, importe que surge de la cotización del día (27 de enero 2003) que fue de 3,35 pesos por dólar.
                                                       
¿Qué pasó al cabo de 10 años de esa década ganada para muchos y perdida también para muchos?

A cada uno le sucedió algo distinto pero a cuatro de ellos algo igual. Comenzaremos con lo distinto de cada uno:

Aclaramos que los datos utilizados son estrictamente los obtenidos de las fuentes mencionadas. Los índices del Indec, la cotización del dólar vendedor Banco Nación y el promedio de los datos de las “consultoras” para el índice al consumidor es redondeado al doble de la provista por el Indec.

Actor:         Jorge (índice de precios al por mayor del Indec) elabora la siguiente planilla:

Período:      2003    2004    2005    2006    2007    2008    2009    2010    2011    2012    2013    Enero
Porcentaje    2.0       7.9       10.6     7.1       14.6     9.2       10.3     14.6     12.5     13.1     15.1     2.0
Los 100 $    102.0   110.1   121.7   130.4   149.4   163.1   179.9   206.2   232.0   262.4   302.0   308.1

Jorge ha obtenido $ 308,1 y ahora, con ellos compra dólares a $ 8.- ¿Cuántos?  38,51 dólares

Actor:          Guillermo (índice de precios de la construcción) elabora su propia planilla:

Período:      2003    2004    2005    2006    2007    2008    2009    2010    2011    2012    2013    Enero
Porcentaje    9.9       11.8    21.0     17.9     21.3     14.9     11.6     21.5     17.3     24.6     21.0     2.0
Los 100 $    109.9   122.9   148.7   175.3   212.3   244.3   272.6   331.3   388.6   484.1   585.8   597.5

Guillermo ha obtenido $ 597,5 y ahora, con ellos compra dólares a $ 8.- ¿Cuántos?  74,69 dólares

Actor:          Juan Carlos (índice de precios al consumidor) elabora su propia planilla:

Período:      2003    2004    2005    2006    2007    2008    2009    2010    2011    2012    2013    Enero
Porcentaje    3.6       6.1      12.3     9.8       8.5       7.2       7.7       10.9      9.5      10.8     10.5      2.0
Los 100 $    103,6   109,9   123,4   135,5   147,1   157,6   279,0   309,4   338,8   375,4   414,9   423,3

Juan Carlos ha obtenido $ 432,3 y ahora, con ellos compra dólares a $ 8.- ¿Cuántos?  52,91 dólares

Actor:          Luís (índice de precios al consumidor de las “consultoras”) elabora su propia planilla:

Período:      2003    2004    2005    2006    2007    2008    2009    2010    2011    2012    2013    Enero
Porcentaje    7.0      12.0     24.0     19.0     17.0     14.0     16.0     22.0      19.0    21.0     21.0     4.0
Los 100 $    107.0   119.8   148.6   176.8   206.9   235.9   273.6   333.8   397.2   480.6   581.6   604.8

Luis ha obtenido $ 604,8 y ahora, con ellos compra dólares a $ 8.- ¿Cuántos?  75,60 dólares.

¿Qué pasa con Alba? Mantiene sus 29,85 dólares los que, si cambia a $ 8.- obtiene  $ 238,80.

Construimos un cuadro resumen de este tramo:            Actor               dólares          pesos
                               Precios mayoristas Indec                   Jorge                38.51            308.1
                               Precios de la construcción                  Guillermo        74.69            597.5
                               Precios al consumidor                        Juan Carlos      52.91            432.3
                               Precios consumidor “consultoras”      Luís                 75.60            604.8
                               Atesoradora                                       Alba                29.85            238.8

Al menos en esta década (2003-2013) queda muy claro que haber retenido dólares por 10 años, ha resultado una pérdida de valor con relación a los ajustes producidos en los precios mayoristas, al consumidor en sus dos vertientes y al de la construcción.

Alba, la que decidió atesorar en dólares, hoy posee un equivalente en pesos menor que los que colocaron el mismo dinero en ajustes por los mencionados índices.

¿Qué pasa con los ingresos mínimos existentes en el 2003 para jubilados y “salario vital”?

Este ejercicio de abstracción nos permite saber que un jubilado podría adquirir con $ 150 casi 45 dólares
Y que hoy, con 2.478 pesos puede adquirir 309.75 dólares (Si se los venden o no es otra cuestión).

Este ejercicio de abstracción nos permite saber que un trabajador podía adquirir con estos “vitales” 200 pesos casi 60 dólares. Y que hoy, con 3.600 pesos puede adquirir 450 dólares.

Entonces: ¿hubo devaluación en estos diez últimos años? Observar que el dólar, al pasar de 3,35 enero de 2003 a 8 en enero de 2014 no es observar una “devaluación” propiamente dicha sino una serie de ajustes tendientes a mantener ajustado al dólar en correlación con los precios internos. ¿Es eso necesario? No creemos que los sea, pero el gobierno es vulnerable a presiones de las corporaciones, mucho menos vulnerable que otros gobiernos, pero las presiones son también más fuertes y han prendido en una considerable parte de la población llevadas a esa situación por una prensa cipaya que actúa con prepotencia y al margen de las leyes de la propia burguesía.

Coincidimos con parte del contenido de lo expresado por Gambina y totalmente en su párrafo final: Los límites de la heterodoxia, el neo-liberalismo o neo-keynesianismo, según se asuma, en la Argentina, da cuenta de los debates en la región y en el mundo, por superar la crisis del capitalismo, la dependencia, pensando y construyendo un orden económico, social, político y cultural de emancipación, sin explotación y armonioso con la naturaleza”.


Oscar Natalichio
Centro de  Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
28/01/2014 –

lunes, 20 de enero de 2014

NOSOTROS Y ELLOS Nº 86
EL CEREBRO: EL MÁS AVANZADO ÓRGANO, PRODUCTO DE LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA (5)
En la especie “homo sapiens”, producto de la evolución entre lo biológico y social y, por ende, de las necesidades sociales que debían ser cubiertas, se fue modificando lentamente el programa genético, propio y exclusivo de esa especie. Un programa social que se reflejó en el ADN y que llevó a la necesidad de desarrollar un cerebro complejo, una mano desarrollada, un andar erecto, y una modificación en la laringe que permitiría el lenguaje articulado.
Es gracias a las peculiaridades biológicas del cerebro que las personas pueden desarrollar el lenguaje articulado, pensar y poseer conciencia. Pero conciencia y lenguaje no provienen del ADN, surgen socialmente, a través del proceso de comunicación. Un niño puede nacer en China, pero si se lo adopta recién nacido y se lo trae a la Argentina comienza a hablar el idioma de las personas que lo crían. Es claro que el hombre viene al mundo sin poseer conciencia ni ideas. Tanto el trabajo, como el intelecto, como las emociones y la voluntad van surgiendo a través de las relaciones sociales.
Morgan se refirió a dos “procesos de heredabilidad” siendo uno la continuidad material (células sexuales) y el otro la transmisión de experiencias de una generación a otra (habla y escritura). Ese proceso de heredabilidad que se manifiesta en todos los órganos, en el cerebro requiere especial atención. En el plano de la lucha de ideas, en el plano de la lucha política por un mundo más justo, ello significa formación humanista en cada generación. Kosolápov, en su escrito “La clase al ataque” escribía:
“La conciencia socialista de los obreros, de los trabajadores en general, no se trasmite a las nuevas generaciones con el código heredado, sino que es asimilada y forjada por cada una de ellas en medio de las cambiantes condiciones del trabajo y de la vida, del desarrollo económico y político-social. Orientar este proceso es una de las funciones más difíciles e indispensables del partido marxista-leninista”.
El cerebro no se ha modificado como estructura biológica  desde la aparición del primer hombre hasta nuestros días:
PERO SU POTENCIALIDAD, COMO ÓRGANO DE DONDE SURGE EL PENSAMIENTO, SE VA DESARROLLANDO DESPUÉS DEL NACIMIENTO BAJO LA INFLUENCIA SOCIAL, BAJO LA INFLUENCIA DE LA COMUNICACIÓN, BAJO LA INFLUENCIA DEL MUNDO QUE NOS RODEA.
Por eso se va ampliando generación tras generación, se va enriqueciendo con el transcurso de la historia.
Ello es así pues el pensamiento humano supera los límites de la cognición sensible y se introduce en el pensamiento abstracto al que confronta con la práctica. En relación a esto Lenin escribía
“De la percepción viva al pensamiento abstracto, y de éste a la práctica: tal es el camino dialéctico del conocimiento de la verdad, del conocimiento de la realidad objetiva”
Como podemos deducir, el cerebro humano es la máxima expresión de la materia organizada por miles de millones de células interconectadas. Es una caja donde se van a recibir, procesar lo que se denomina “percepción sensible”, proveniente de los sentidos vista, oído, tacto, olfato y gusto; todo ello derivado de lo biológico.
Pero ese no es su límite, si lo fuese seríamos animales, es necesario, como expresaba Lenin, ingresar al nivel del pensamiento abstracto, y eso no se “hereda”, no integra el ADN, ello se logra con la transmisión de las experiencias de generación tras generación, es lo que Davidenko, en su libro “Problemas evolutivos genéticos en neuropatología” define con el nombre de “sucesión”. Dicha “sucesión” constituye la más elevada forma del movimiento de la materia. Y es, por su particularidad, exclusivamente humana, superando lo biológico sin dejar de conformar una unidad con ello.
Un congreso destinado a analizar teorías sobre cuestiones raciales, organizado por la UNESCO, con la participación de científicos de distintas especialidades, entre ellos biólogos, antropólogos, sociólogos, etc., arriban a una conclusión:
“El predominio de la cultura constituye la especificidad de la especie humana y priva de sentido a las explicaciones del comportamiento humano basadas únicamente en el estudio de los comportamientos animales. De ningún modo pueden atribuirse a diferente genéticas las variaciones de los comportamientos colectivos”
Tal como afirmaba Engels: jamás vamos a desprendernos por completo de las características propias del animal; la selección natural, las leyes biológicas, siguen prevaleciendo en la etapa inicial, en el nacimiento, en la corta edad. Si un niño, al nacer, es abandonado en un bosque y posee la suerte de que un felino hembra, en vez de devorarlo, lo alimenta y lo cría como un cachorro más, ese niño, que nació con un cerebro “normal”, igual al de millones de niños, si sobrevive algunos años, no sabrá articular palabras pese a tener laringe desarrollada; difícilmente se erguirá pese a tener extremidades preparadas para ello; no sabrá leer; no aprenderá a escribir; no podrá pensar; no entenderá al mundo que lo rodea salvo por sus sensaciones.
Se han dado casos, pocos pero lo suficiente para confirmar que es lo social lo que diferencia al hombre del resto de los animales. El niño no es ya un animal desde su gestación, sin embargo se convierte en un animal más si carece de  contacto social, además, con enormes desventajas sobre los animales, pues ahora no está preparado para sobrevivir como éstos.
El cerebro es una caja receptora de información y de experiencias históricas. Pero…
¿Qué sucede si esa transmisión en manipulada en función de intereses mezquinos? ¿Qué sucede si se falsea la historia, si se la analiza de manera idealista o metafísica, si se elude en lo social el análisis científico?
¿Qué es lo que llena esa caja predispuesta genéticamente a recibir información y procesarla?
¿Es posible eludir la manipulación de las mentes que producen los grandes medios de comunicación en manos de las pocas familias propietarias (expropiadoras) de grandes grupos económicos?
¿Dos mil quinientos millones de años (2.500.000.000) para que un órgano tan perfecto se desarrollara, nos desprendieran del reino animal y pasáramos a depender de sistemas perversos donde predomina la explotación del hombre por el hombre?
¿Cómo es posible que un pobre y marginado vote por el que lo empobreció y marginó? ¿Cómo es posible que un estudiante universitario y un profesional de capa media reinstalen en el poder, aún cuando se sienta “indignados” a los responsables de sus desgracias?
¿Cómo es posible que millones de seres humanos se maten entre sí en las guerras del imperialismo creyendo que estaban defendiendo su patria, y que aún hoy, cuando ya se saben que los imperialistas de ambos bandos obtenían enormes ganancias con la muerte de más de cien millones de “animales superiores”, lo sigan creyendo?
¿Cómo es posible que muchos consideren que los males que sufren socialmente se deben a sus propias limitaciones y no al sistema imperante?
¿Cómo es posible que aquellos que saben que sus desgracias son culpa del sistema imperante, sostengan que así es la vida y que a ellos les ha tocado ese lugar y por ello se resignen?
El cerebro es el órgano más poderoso del ser humano y sin embargo ¡es tan frágil! En este libro, de Economía Política y Social Científica, tratamos de colocar nuestras mejores intenciones para que el cerebro vaya ganando fortaleza y que su fragilidad se limite (y cada vez menos) a consecuencias biológicas y no sociales.
Pretender que el cerebro se utilice y bien, no es un dogma, es una aspiración humana. El imperialismo pretende limitar el pensamiento a lo elemental, a convertirnos en apenas un animal superior al mono pero sin su fortaleza. Nosotros contamos con herramientas suficientes para transformar la sociedad e ingresar a la Historia dejando atrás la prehistoria nefasta donde el hombre explota al hombre. Entre esas herramientas se encuentra el materialismo dialéctico y el histórico. Y como materia por excelencia: EL CEREBRO.  
Si hay algo que se aleja enormemente de ser considerado un “dogma” es el materialismo dialéctico, la filosofía científica. Ello no quiere decir que no van a surgir voces desde afuera (como es lógico) y desde “adentro” (como es lamentable) en afirmar que sí lo es. Los de afuera lo sostienen porque defienden sus intereses en el plano ideológico, político jurídico y social y, obviamente, en el filosófico. Esos intereses los defienden enfrentando, de diversas maneras, a la filosofía materialista científica utilizando como base el idealismo en sus variadas manifestaciones y la metafísica. Los de “adentro”, cuando lo hacen con honestidad, confunden “dogma” con “tomar partido”. Desde ya la filosofía materialista toma partido por los sectores populares, pues no se limita a describir la historia, avanza hacia su transformación revolucionaria. Aspira dejar atrás la prehistoria para ingresar a la historia.  Es su función.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales  (CIEYS)
15/01/2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 85
EL CEREBRO: EL MÁS AVANZADO ÓRGANO, PRODUCTO DE LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA (4)
Finalizamos el número anterior con este párrafo: Con la reducción de los grandes y cálidos bosques surge el hambre, surge la alternativa de morir de hambre o buscar otros espacios más acogedores. No era para nada un proceso fácil, obtener otros espacios era también una forma de prolongar la agonía. Había que dar un paso fundamental, un paso que lo colocaba por encima de la naturaleza que lo había creado y ahora lo aniquilaba. Había que superara las leyes biológicas de adaptación al medio.
Partimos de un animal corpulento. Que trepaba y se desplazaba con facilidad entre los árboles, pero que se desplazaba con torpeza en el suelo. Cuando los árboles comenzaron a reducirse el mono tuvo que transitar mucho más sobre el suelo y a trasladarse por tierra en busca de alimentos. De esa manera el mono comienza el recorrido hacia el hombre. Y del bosque recoge una valiosa herramienta, un simple palo, que le permite mantenerse erguido e ir modificando su fisonomía.
Al desaparecer el bosque desaparece la principal fuente de alimentos, desaparece también el lugar que les permitía guarecerse de la lluvia y el viento, y desaparece la acogedora temperatura con su humedad y calor templado.
Ahora el mono debía salir a buscar alimentos y agua, encontrar un nuevo refugio que lo protegiera del frío. Debía obtener abrigo. Y todo ello no podía hacerlo solo. La recolección habitual se tornó tan escasa que ya no garantizaba la alimentación. Los lugares despejados eran muy fríos y los enfermaban; los refugios se limitaban a cavernas y cuevas que les serían útiles siempre que no estuviesen ocupadas por otros animales, especialmente osos y felinos, y debían encontrarse cerca de ríos y arroyos, donde obtener agua.
Sólo la caza de animales grandes podría proporcionarles alimentos en cantidades importantes, además de pieles y cueros que los protegieran del frío. Esto no se podía lograr solo, el mono no podía enfrentar solo su destino. No podía cazar solo los grandes animales, pero si se juntaban, si se integraban en manadas, sí era posible.
Muy pocos sobrevivieron. Los monos no poseían alas que les permitiera desplazarse por el aire como antes lo hacían con gran habilidad por los bosques. Tampoco contaban con los dientes y mandíbulas poderosas de los felinos, ni patas veloces como los antílopes a los que nunca podría alcanzar, ni la fuerza para enfrentar a un oso o a un rinoceronte.
Pero tantas desventajas estaba compensada por una ventaja muy superior: había desarrollado la capacidad de manipular objetos con las extremidades anteriores, capacidad que se desarrolló en su extensa vida en los bosques, arriba de los árboles, trasladándose sobre ellas. Capacidad que le permitió asir, agarrar objetos y utilizarlos como herramientas, la primera, como lo comentamos, un simple palo que utilizó para caminar erguido.
Y la otra ventaja, más superior aún, es la vida en comunidad: la manada que evitó la extinción de los monos, que no podían sobrevivir solos, aún empuñando un palo. Podríamos afirmar que al vivir en “sociedad” no sólo pudieron sobrevivir sino también garantizar la existencia del hombre sobre el planeta.
En Economía Política tenemos la categoría “medios de producción” integrada por otras dos categorías: los objetos de trabajo (las materias primas, las cosas que arrancamos del medio), que utilizamos para convertirlo en un objeto que posea “valor de uso”, es decir, en un objetos que va a ser de utilidad; y los “medio de trabajo”, es decir, las herramientas que vamos a utilizar para construirlo.
Imaginemos una manada de monos ya erguidos que matan a golpes a un gran animal utilizando palos como garrotes o piedras como otro recurso. Ahora, al animal cazado y muerto hay que cuerearlo, cortarlo en pedazos, utilizar carne y sangre para alimentarse, utilizar el cuero o piel para abrigarse y utilizar los huesos de los cuales sacará nuevas y potenciales herramientas.
Imaginemos un mono tomando con sus manos dos piedras, una la utilizará como materia prima (objeto de trabajo), la tiene en la mano para sacarle filo con la otra piedra que sostiene en su otra mano y que utilizará como herramienta (medio de trabajo) ¿Porqué puede hacerlo? Por dos importantes razones: el mono cuenta con una herramienta natural; la mano y su capacidad de asir que le otorga su dedo pulgar y cuenta también con el desarrollo incipiente de coordinar operaciones que son reflejadas en su cerebro como consecuencia de la repetición de esas operaciones.
Nuestro mono comenzó eligiendo como herramienta una piedra más blanda y frágil, y la herramienta se rompe. Repite esa operación con otra piedra y en un momento obtiene la adecuada. Lo mismo le ha sucedido con la piedra sobre la que iba a trabajar, que se quebraba pues no era la adecuada. Repite también la operación hasta que acierta con la roca correcta. Allí encontramos la importancia de tener manos libres y fuertes, de desarrollar el sentido de esa fuerza, de combinar el trabajo con la vista…
El trabajo y la experiencia que con él se adquiere permiten que se desarrollen coordinaciones más finas que dan como resultado herramientas más eficientes.
La fuerza de las manos, la agilidad de las extremidades, el filo de los dientes, la robustez de las mandíbulas, etc. sólo puede ser utilizado por el individuo que lo posee, pero la herramienta que se ha construido, aún de uso individual originalmente, puede ser utilizada por cualquier miembro de la manada, aún por aquellos que no la han construido y no saben aún producirlas.
Con el surgimiento de la producción de herramientas, el mono-hombre comienza a colocarse por encima de las leyes biológicas. A partir de allí, se reduce gradualmente la influencia de las mismas sobre la vida. Deja de ser, para poder sobrevivir, la lenta adecuación de los órganos naturales al cambiante medio ambiente, para pasar a ser los instrumentos de trabajo (las herramientas) y los bienes que con ellas se producen, lo que garantizan la sobrevivencia.
Y lo más importante: Trabajo y producción significan operaciones coordinadas y éstas se ven reflejadas en el cerebro. Lentamente, al cerebro de mono-hombre, se van incorporando operaciones cada vez más complejas y más efectivas.
El consumo de los animales en general se realiza mediante la utilización de sus órganos naturales. El primate puede utilizar un palo para bajar una fruta que no alcanza. El hombre-mono utiliza herramientas, como la lanza, para cazar, por ejemplo, antílopes. Los animales, incluido el primate, consumen los alimentos obtenidos naturalmente. El hombre-mono utiliza herramientas y los cocina.
La naturaleza es la base general, la que da origen a la vida, pero no es la que da origen al surgimiento del hombre y de su conciencia. Esto último deriva de las ciencias sociales, de la necesidad de vivir en comunidad, de la necesidad de producir bienes para sobrevivir, de la necesidad de ir transmitiendo esas experiencias para que las próximas generaciones partan de un escalón mayor.
La adaptación al medio por parte del hombre-mono, que ya no dependía de las leyes biológicas sino del trabajo en grupos, influyó directamente en el funcionamiento del sistema nervioso central en general y en la modificación nerviosa superior en particular.
La construcción de instrumentos de producción para producir instrumentos de caza generaba nuevas formas de cazar y ello exigía a los integrantes de la manada actividades coordinadas y complejas. También el desmembramiento de la pieza obtenida y su distribución lo requerían.
Esa actividad nerviosa superior, su perfeccionamiento, en especial en su etapa inicial, iba también a dar cumplimiento a las leyes biológicas comunes a todo ser viviente: “el cambio de una función modifica y cambia el órgano correspondiente”. Esos cambios biológicos se manifestaron en el sistema nervioso central y se manifiestan con claridad en el crecimiento de la masa encefálica y en el desarrollo de la corteza de los grandes hemisferios. El cerebro de 435 cm3 pasa a desarrollarse hasta ocupar más de 1.250 cm3
Darwin descubrió los factores fundamentales de la evolución biológica de los organismos: herencia, variabilidad y selección natural. Además demostró el vínculo genético del hombre con el mundo animal.
Engels manifestó en su “Anti-Duhring esta frase: “… ya la propia procedencia animal del hombre nos indica que éste jamás puede desprenderse por completo de las características propias del animal…”
Pero en los límites de la evolución biológica surge una nueva forma de reflejo montado sobre la base de las relaciones laborales y sociales, que hacen posible la transformación del mono en hombre.
En primer lugar el trabajo, ya que de no haber sido por él no se habría producido el inicio de la especie denominada “homo sapiens”.
Al respecto escribían Marx y Engels en “Feuerbach…” “El primer hecho histórico… de los individuos gracias al cual se distinguen de los animales no consisten en que piensan, sino en que comienzan a producir los medios de vida necesarios para satisfacer sus necesidades”.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales  (CIEYS)
15/01/2014


NOSOTROS O ELLOS Nº 84
EL CEREBRO: EL MÁS AVANZADO ÓRGANO, PRODUCTO DE LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA (3)
Repetimos el final del número anterior: El cerebro humano es un órgano pluricelular compuesto esencialmente de neuronas y células gliales. ¿Cuántas células? Las neuronas se estiman (en el mayor cálculo) en cien mil millones (100.000.000.000) y las células gliales en diez veces más que las neuronas, es decir un millón de millones (1.000.000.000.000). Es en ese órgano donde la materia refleja su mayor desarrollo y perfección. Las células gliales actúan como soporte y custodia de las neuronas y del procesamiento cerebral de la información. Algunas de ellas hasta reemplazan a las funciones de las neuronas en caso de lesión o muerte de éstas. Veremos como funcionan.
Las células gliales o neuroglias se clasifican en macroglias y microglias, las primeras operan en el sistema nervioso central -SNC- (astrocitos protoplasmáticos y fibrosos; oligodendrocitos interfasciculares y satélites y células empedimarias puras o modificadas como tanicitos); las segundas operan en el sistema nervioso periférico –SNP- (Células satélites o capsulares, células de Schwann, células de Muller y otras). Un millón de millones controlando el microambiente celular (a su composición iónica) a los neurotransmisores y a la alimentación con el suministro de citoquinas.
Las células neuronales, que es la forma en que se define a la célula nerviosa y a sus prolongaciones, se clasifican de varias maneras. En este capítulo de un libro de economía, nuestra intensión es simplemente remarcar la importancia de la evolución de la materia orgánica, por lo tanto, la clasificación que efectuamos tanto de las células gliales como las neuronales pueden diferir de otras que efectúen los especialistas de la disciplina.
Estamos refiriéndonos a un máximo de cien mil millones de células neuronales que llevamos en nuestra cabeza. Se encargan de recibir los estímulos provenientes del medio ambiente, los convierte en impulsos nerviosos y los trasmiten a otras neuronas y finalmente van a finalizar a células musculares o glandulares que se encargan de dar respuesta a esos impulsos. Adoptamos la clasificación en cuatro grupos en relación con sus funciones: 1. Soma (neurotransmisores que integran: núcleo, citoplasma, sustancia de Nissi, aparato de Golgi, mitocondrias, neurofibrillas, microtúbulus, lisosomas, centriolos, lipofusinas  melaninas); 2. Dendritas (principales áreas receptoras de impulsos de tipo celulípeta; son prolongaciones del soma con estructura similar al citoplasma, que incrementan el área de contacto de la neurona mediante sus ramificaciones y espinas dendríticas); 3. Neurita (o Axón) que es la prolongación extensa de la neurona (consiste en neurofilamentos y neoritúbulos envueltos en una membrana y conduce el impulso nervioso en sentido celulífugo) y 4. Cono Axónico que es el encargado de iniciar el impulso nervioso.
Hace dos mil quinientos millones de año se iniciaba el camino a la vida desde la materia inorgánica a la orgánica, la vida pre-celular se convertiría en celular y luego en multicelular, llegando a entrelazarse de manera maravillosa dando origen a ese órgano en extremo complejo que denominamos cerebro humano y que está integrado con miles de millones de células (neuronales y gliales) que pesan un kilo y medio promedio, que se “encierra” en el cráneo, en 1.200 centímetros cúbicos de capacidad y poseen axones mielinizados equivalente a 180 mil kilómetros de extensión si las pudiéramos “desenredar” y  10 mil millones de células “piramidales” que transmiten las señales a través de mil billones de conexiones. ¿Milagro? No: trabajo, vida en sociedad y paciencia.
“Homo sapiens” significa “hombre racional”. En esa simple definición ya encontramos lo más valioso que posee un ser humano y que lo “despega” del mundo animal: el raciocinio expresado a través del pensamiento y del desarrollo de la conciencia, de las percepciones, de las sensaciones, que intentan y logran aproximarse a ser un fiel reflejo del mundo exterior.
Las sensaciones nos vinculan con la realidad, con la naturaleza. La palabra proviene del latín “sensus” que deriva en “sensualismo” teniendo en filosofía a su más destacado impulsor: el inglés John Locke. Uno de sus discípulos, Etienne Bonnot de Condillac, francés, publicó en el año 1754 el tratado de las sensaciones donde expresa, como “materialista sensualista”, la siguiente frase:
“… es un trabajo destinado a descubrir las leyes y el proceso que posibilita crear o formar el pensamiento y con él todas las fuerzas espirituales del ser humano… “Debemos comenzar a observarnos desde las primeras sensaciones que experimentamos; debemos descubrir las causas de nuestras primeras operaciones mentales, llegar hasta la fuente de nuestras ideas, mostrar su origen y observarlas hasta los límites que nos ha fijado la naturaleza. En una palabra, como se expresaba Bacón, debemos reconstruir todo el raciocinio humano”
Para su análisis, Condillac recurre a la abstracción. Se imagina una estatua semejante a un hombre, a la que define como “un modelo muerto de un hombre vivo” Luego, a esa estatua, a ese “modelo muerto” le incorpora un sentido: el olfato, y ya la estatua comienza a percibir el mundo… y luego le agrega la vista, el oído, el tacto… A cada agregado de un sentido la percepción del mundo se amplía notablemente pero se señala que, en esa estatua, que ahora cobra vida, no alcanza a explicarse las complejas formas del pensamiento del hombre adulto. De allí surge una premisa: la percepción previa del mundo exterior no alcanza para conocer la naturaleza.
Condillac menciona (sobre el desarrollo hipotético de la conciencia en la estatua) que el principio en que el ser humano desarrolla sus facultades es muy sencillo, ya que está contenido en las sensaciones mismas, pero a la vez asegura que los sentidos no dan al ser que los posee la posibilidad de juzgar sobre la existencia real de esos objetos exteriores, y enuncia:
“Para obligar al hombre a pensar que existen los cuerpos hacen falta tres cosas: primero que sus miembros puedan moverse; segundo que su mano, órgano fundamental del tacto, lo palpe a él y a todo lo que lo rodea y tercero que, entre las sensaciones que experimente su mano, exista una sensación que necesariamente represente a los cuerpos”
Condillac denomina con la palabra “ideas” a todas las percepciones relacionadas al mundo exterior y las clasifica en dos categorías: sensoriales e intelectuales. Las sensoriales nos permiten percibir directamente los objetos, las intelectuales derivan de que esa percepción inicial se fija en nuestra memoria y nos permite operar con esos objetos sin su presencia. Y llega a este punto: admite que las sensaciones constituyen la fuente del conocimiento de la naturaleza y que la naturaleza constituye la base sobre la cual se desarrolla el hombre y el pensamiento.
Es un gran aporte de este materialista pre marxista. Al igual que Darwin ese pensamiento poseía sus límites, ya que la estatua no necesita vivir en sociedad con otras estatuas para convertirse en hombres.
Paúl Holbach sintetiza su tesis con esta frase: “El hombre es obra de la naturaleza”. Define que su capacidad de pensar tiene su origen en la naturaleza y en su contacto con ella es donde se desarrolla. Afirma que lo prueba el acontecimiento que se repite siempre (la experiencia diaria): que todos los niños han crecido hasta llegar a seres que piensan y hablan, es decir, hasta llegar a ser racionales.
También su límite se encuentran, en estos filósofos pre marxistas, de no incluir el medio social y como consecuencia no se observa, o se desconoce, o se subestima (quizá porque las ciencias sociales no estaban tan desarrolladas) que el medio social donde el individuo crece y se desarrolla ejerce un fundamental papel en su formación, y antes, en su sobrevivencia, pues si nadie lo alimenta muere y si es alimentado por animales se desarrolla como ellos si logra sobrevivir.
Darwin lanza su teoría en un medio hostil y define: “El hombre proviene del mono”. A partir de allí muchos otros científicos profundizan sus investigaciones y comienzan a definir con más claridad el largísimo proceso de transición del mono a hombre.
Hace varios millones de años el planeta era cálido y húmedo, con gran parte de su superficie cubierta de bosques y, por ello, los animales, en particular varias especies de monos, estaban muy bien adaptados para la vida en los árboles. Podría haber sido siempre así, si la materia no fuera tan dinámica e inquieta.
En el plioceno superior, hace apenas 4 millones y medio de años, el clima comienza a experimentar cambios que modificaron el hábitat de los mamíferos produciendo, a la vez, cambios en ellos. Como consecuencia de esos cambios muchas especies desaparecen y otras sobreviven modificadas. Cuando surgen las grandes cadenas montañosas, se reduce la temperatura, aparecen grandes regiones desérticas y secas, cambia el régimen de las aguas. Se les crea a los mamíferos, en especial a los monos, una situación en extremo difícil.
Con la reducción de los grandes y cálidos bosques surge el hambre, surge la alternativa de morir de hambre o buscar otros espacios más acogedores. No era para nada un proceso fácil, obtener otros espacios era también una forma de prolongar la agonía. Había que dar un paso fundamental, un paso que lo colocaba por encima de la naturaleza que lo había creado y ahora lo aniquilaba. Había que superara las leyes biológicas de adaptación al medio.

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales  (CIEYS)
15/01/2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 83
EL CEREBRO: EL MÁS AVANZADO ÓRGANO, PRODUCTO DE LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA (2)
Manifestábamos, al final del número anterior que la unidad de la vida orgánica tiene su expresión mayor en que necesitan existir ambas, lo que significa que sin vida vegetal no habría vida animal y viceversa.
Se trata de la famosa cadena alimenticia: los vegetales, mediante la fotosíntesis, generan sustancias orgánicas consumiendo inorgánicas, generando, de esa manera, las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono. Es la fotosíntesis el fenómeno que nos permite acumular directa (plantas) o indirectamente (animales) la energía solar que consumimos y gastamos. La fotosíntesis es sinónimo de vida, pero también es un proceso que necesita “alimentarse” y su alimento básico es el anhídrido carbónico que tiramos al aire cuando nosotros, los animales, respiramos. Y debemos agregar el importante papel que juega el suelo, la tierra, habitados por una enorme diversidad de seres unicelulares, por gusanos, larvas, lombrices, que participan activamente en el desarrollo histórico del mismo. Y el papel importante que juegan los insectos, en especial en la polinización que posibilita la descendencia de las plantas. En la materia, aún lo quieto está en movimiento.
¿Qué tiene que ver este capítulo con la economía política científica? Tiene que ver, pues el hombre se forma como tal como consecuencia del desarrollo de la materia que parte de hace dos mil quinientos millones de años y encuentra su manifestación más compleja en la creación y el desarrollo del cerebro humano.
Pero ese cerebro humano se diferencia del resto de los animales pues el hombre logró un enorme avance en el sistema nervioso central producto de que debieron de agruparse para sobrevivir, de comunicarse entre sí (y surge el lenguaje) y de poder pensar. Y el motor impulsor de ese cambio en la materia más compleja fue, es y será el trabajo.
Darwin (señala Engels en su escrito inconcluso “el papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”) había realizado una descripción de nuestros antepasados, señalando que en una zona tropical, a fines del período terciario, existía una raza de monos antropomorfos muy desarrollada que vivían en árboles y formaban manadas. Al desempeñar funciones distintas las extremidades, las mismas se fueron desarrollando de manera desigual. Con las manos se trepaba, se recogían los alimentos y se los sostenía para ingerirlos; también para asir un palo como garrote y defenderse o para arrojar piedras o frutas y con los pies se apoyaban en las ramas para descansar.
En los árboles dependían más de las manos que de los pies. Pero por diferentes razones (posiblemente cataclismos que terminaron con los bosques húmedos) debieron bajar de los árboles y caminar por el suelo, al inicio torpemente, luego auxiliado con una vara y luego adoptando la posición erecta, paso importante en la transformación del mono en hombre. Es obvio que este proceso no se da con todos los monos sino con aquellos más desarrollados y mejor preparados para superar con éxito los duros cambios que producía la naturaleza. Pero si bien ello iniciaba un camino los monos antropomorfos existentes hoy pueden caminar con los pies y permanecer erectos, aunque sólo lo hacen en caso “de extrema necesidad”.
Muchos miles de años lleva el período de transición del mono al hombre y durante ese extenso período la mano juega un papel fundamental y va adaptándose adquiriendo más destreza y habilidad y “ésta mayor flexibilidad adquirida se trasmitía por herencia y se acrecía de generación en generación”. Pero aún así, en la etapa de transición, sólo podían cumplir operaciones sencillas. “Ni una sola mano simiesca ha construido jamás un cuchillo de piedra, por tosco que fuera”
Engels complementaba su tesis expresando que la mano no era algo con existencia propia e independiente, que era sólo una parte de un organismo entero y muy complejo, y lo que beneficiaba a la mano beneficiaba a ese organismo. Es lo que Darwin llamó “Ley de correlación del crecimiento” que indica que “las modificaciones experimentadas por ciertas formas provocan cambios en las otras formas del organismo”.
La mano se desarrolla en función del trabajo que el hombre mono debe realizar para sobrevivir. “La mano no es sólo el órgano del trabajo; es también producto de él”.
Engels afirma que no es posible buscar los orígenes del hombre, “el más social de los animales” en “antepasados inmediatos que no vivieran congregados” y esos antepasados que vivían en manadas eran los monos. El trabajo, a que se vieron obligados a realizar los hombres monos agrupados, desarrollaba la habilidad de la mano y, la experiencia y habilidad creciente que se adquiría, iba ampliando sus horizontes en el desarrollo histórico. Actividad creciente y conjunta y ayuda mutua, donde comienzan a separarse funciones, hacer surgir otra necesidad: la de comunicarse, la de dar origen al lenguaje, a la palabra articulada.
“Primero el trabajo, luego y con él la palabra articulada, fueron los dos estímulos principales bajo cuya influencia el cerebro del mono se fue transformando gradualmente en cerebro humano, que a pesar de toda su similitud, lo supera considerablemente en tamaño y perfección. Y a medida que se desarrollaba el cerebro, desarrollábanse también sus instrumentos más inmediatos: los órganos de los sentidos”.
Agrega Engels que “el sentido del tacto, que el mono posee a duras penas en la forma más tosca y primitiva, se ha ido desarrollando únicamente con el desarrollo de la propia mano del hombre, a través del trabajo. El desarrollo del cerebro y los sentidos a su servicio, la creciente claridad de la conciencia, la capacidad de abstracción y de discernimiento cada vez mayores, reaccionan a su vez sobre el trabajo y la palabra, estimulando más y más su desarrollo”. Se cumple así la “ley de correlación del crecimiento” esbozada por Darwin.
Es muy interesante lo que escribe Engels en su inconclusa obra “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre” y muy recomendable leer el texto completo. En este capítulo reproduciremos una parte que lo vincula al cerebro.
“¿Y qué es lo que volvemos a encontrar como signo distintivo entre la manada de monos y la sociedad humana? Otra vez el trabajo. La manada de monos se contentaba con devorar los alimentos de un área que determinaba las condiciones geográficas o la resistencia de las manadas vecinas. Trasladábase de un lugar a otro y entablaba luchas con otras manadas para conquistar nuevas zonas de alimentación: pero era incapaz de extraer de esas zonas más de lo que la naturaleza buenamente le ofrecía, si exceptuamos la acción inconsciente de la manada, al abonar el suelo con sus excrementos. Cuando fueron ocupadas todas las zonas capaces de proporcionar alimento, el crecimiento de la población simiesca fue ya imposible; en el mejor de los casos el número de sus animales podía mantenerse al mismo nivel. Pero todos los animales son unos grandes despilfarradores de alimentos; además, con frecuencia destruyen en germen la nueva generación de reservas alimenticias. A diferencia del cazador, el lobo no respeta la cabra montesa que habría de proporcionarle cabritos al año siguiente; las cabras de Grecia, que devoran los jóvenes arbustos antes de que puedan desarrollarse, han dejado desnudas todas las montañas del país. Esta “explotación rapaz” llevada a cabo por los animales desempeña un gran papel en la transformación gradual de las especies, al obligarlas a adaptarse a unos alimentos que no son habituales para ellas, con lo que cambia la composición química de su sangre y se modifica poco a poco toda la constitución física del animal; las especies ya plasmadas desaparecen. No cabe duda de que esta explotación rapaz contribuyó en alto grado a la humanización de nuestros antepasados, pues amplió el número de plantas y las partes de éstas utilizadas en la alimentación por aquella raza de monos que superaba con ventaja a todas las demás en inteligencia y en capacidad de adaptación. En una palabra, la alimentación, cada vez más variada, aportaba al  organismo nuevas y nuevas sustancias, con lo que fueron creadas las condiciones  químicas para la  transformación de esos monos en seres humanos. Pero todo eso no era trabajo en el verdadero sentido de la palabra. El trabajo comienza con la elaboración de instrumentos. ¿Y qué son los instrumentos más antiguos…? Son instrumentos de caza y de pesca; los primeros utilizados también como armas. Pero la caza y pesca suponen el tránsito de la alimentación exclusivamente vegetal a la alimentación mixta, lo que significa un nuevo paso de suma importancia en la transformación del mono en hombre. El consumo de carne ofreció al organismo, en forma casi acabada, los ingredientes más esenciales para su metabolismo. Con ello se acortó el proceso de la digestión y otros procesos de la vida vegetativa del organismo (es decir, los procesos análogos a los de la vida de los vegetales), ahorrando así tiempo, materiales y estímulos para que pudiera manifestarse activamente la vida propiamente animal. Y cuando más se alejaba el hombre en formación del reino vegetal, más se elevaba sobre los animales… Pero donde más se manifestó la influencia de la dieta cárnea fue en el cerebro, que recibió así en mucha mayor cantidad que antes las sustancias necesarias para su alimentación y desarrollo, con lo que su perfeccionamiento fue haciéndose mayor y más rápido de generación en generación”. 
Habíamos mencionado que la vida de los seres más simples. Los pre-celulares ya poseían la propiedad del metabolismo; que los unicelulares (protozoos y amebas) contenían citoplasma, núcleo y membrana protectora y que luego fueron desarrollándose los pluricelulares, con más de una célula. La cantidad de células aumenta la complejidad y la calidad del ser vivo.
El cerebro humano es un órgano pluricelular compuesto esencialmente de neuronas y células gliales. ¿Cuántas células? Las neuronas se estiman (en el mayor cálculo) en cien mil millones (100.000.000.000) y las células gliales en diez veces más que las neuronas, es decir un millón de millones (1.000.000.000.000). Es en ese órgano donde la materia refleja su mayor desarrollo y perfección. Las células gliales actúan como soporte y custodia de las neuronas y del procesamiento cerebral de la información. Algunas de ellas hasta reemplazan a las funciones de las neuronas en caso de lesión o muerte de éstas. Veremos como funcionan.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales  (CIEYS)
15/01/2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 82
EL CEREBRO: EL MÁS AVANZADO ÓRGANO, PRODUCTO DE LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA (1)
Hemos repetido en muchas oportunidades de que la cabeza debe dejar de ser un mero adorno del cuerpo, que posee funciones más importantes y que, de poner esas funciones en movimiento, en acción, vamos a lograr tener una visión más aproximada  la realidad objetiva; y es esa visón más aproximada la que nos va a ir abriendo paso hacia la construcción de una sociedad muy distinta a las que la humanidad ha transitado durante el período del inicio de la historia escrita.
Por ello nos parece interesante, pero más que nada necesario, dedicarle en espacio al desarrollo de la materia hasta que ésta alcanza su mayor expresión, que se manifiesta en el cerebro humano. Que se use o no se use, es otra cuestión.
Todo lo existente, absolutamente todo, ha surgido por el desarrollo natural de la materia. En el mundo orgánico, la amplia diversidad de organismos, sus complejas estructuras (y también las simples), sus constantes adaptaciones a los cambios en las condiciones de vida, son el resultado de la materia viva, son el resultado de las acciones de las leyes de la naturaleza.
El primer naturalista que desarrolla una investigación seria y consecuente sobre el “proceso histórico del desarrollo de los organismos vivos” fue el francés Juan Bautista Lamarck (1774-1829). Éste científico afirmaba que las formas más simples de las plantas y de los animales surgieron por “autogeneración” iniciándose ese proceso en las sustancias inorgánicas. En su desarrollo se hicieron más complejas, siendo esa complejidad constante a partir de aquellas plantas y animales unicelulares, arribándose a la gran diversidad que encontramos en nuestros días tanto en el reino animal como en el vegetal. En síntesis: todo ello es el resultado de la “evolución” a través del tiempo. Pero Lamarck era “idealista” y ello le impidió avanzar más, pues no renuncia a la idea de que hay un “ser superior” que “crea la materia” y “organiza” el mundo.
Es Carlos Roberto Darwin (1809-1882) quien desarrolla y fundamenta la “teoría evolucionista” abordando estudios tales como: a) origen y modificación de plantas cultivadas y de animales domésticos; b) origen de las especies de la naturaleza y c) origen del hombre. Sobre el punto a) Darwin determinó que la evolución se expresa bajo la acción de tres causas: mutabilidad; herencia y selección artificial. Donde mutabilidad (o variabilidad) significa que no existen dos plantas o dos animales iguales, que siempre se diferencian el algo; que herencia es una propiedad que contiene el organismo y que transmite particularidades de lo viejo a lo nuevo, y en este caso, la selección artificial comienza con utilizar las mejores semillas o los mejores animales para la reproducción, desechando los menos aptos.
Luego se interesa por la evolución natural (punto b), a la que denomina “selección natural” demostrando que no todas las plantas ni todos los animales sobreviven ni se reproducen con perfección en las condiciones naturales. Que unos se adaptan mejor y otros no lo logran y no sobreviven. Que es la herencia y la selección la que le ayuda a plantas y animales a adaptarse al ambiente, que les permite acumular resistencia que refuerzan en cada generación.
Darwin se concentra en el estudio del origen del hombre, y sus investigaciones son de tal valor que es correcto afirmar que la doctrina contemporánea del desarrollo histórico de la naturaleza viva se basa en la teoría (materialista) de la evolución por él iniciada. Su más brillante aporte está sintetizado en su libro “El origen de las especies”. Sin conocer los estudios de Darwin, sus fundamentos, es muy poco probable poder elaborar una concepción acertada  (científica) del mundo.
Cierto es que Darwin, que no consideró con todo rigor la importancia del factor social en el desarrollo, no pudo avanzar revelando con precisión las causas de la transformación del mono en hombre, pero dio pasos gigantescos que permitieron que otros continuaran y perfeccionaran sus trabajos. El más importante y el que cubre esa limitación es Federico Engels y sus conclusiones se pueden apreciar en su brillante trabajo denominado “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre” escrito entre 1871 y 1873.
Se estima que los primeros “seres vivos” (seres pre-celulares) surgieron en nuestro planeta hace dos mil quinientos millones de años. Estaban desprovistos de núcleo y de envoltura celular, desarrollándose en el agua o en ambientes con mucha humedad. Eran seres muy elementales, pero ya contenían las propiedades fundamentales para mantenerse vivos: las partículas albuminoideas (partículas de proteínas) se alimentaban, crecían y se reproducían dividiéndose por la mitad. Esa fue inicialmente la manera más sencilla de reproducirse, forma que se mantiene aún hoy en la mayoría de los organismos unicelulares.
Con el paso del tiempo (miles y miles de años) las estructuras de los seres vivos se hacían más complejas y se perfeccionaban. Surge una envoltura que lo cubre y protege contra agresiones del medio ambiente y se forma un núcleo que se encarga de actuar como regulador de los procesos vitales. De esa manera se construye la célula y comienza el período de los organismos unicelulares.
Esos organismos celulares tomaron dos caminos que dieron origen a la primera división del mundo orgánico: al reino animal y al reino vegetal. Un grupo de células se fueron adaptando a asimilar sustancias inorgánicas y desarrollando capacidades especiales como, por ejemplo, la fotosíntesis; y otro grupo se fueron adaptando a asimilar sustancias orgánicas como, por ejemplo, proteínas, grasas e hidratos de carbono. Ello ocurrió hace miles y miles de años y aún hoy existen seres vivos unicelulares, como las algas unicelulares en el reino vegetal y las amebas en el reino animal.
Es obvio que, en relación a nuestro corto paso por la vida, promedio de 65 años con topes superiores de 100, nunca podremos observar “en vivo” procesos que duran miles y hasta millones de años. Sin embargo podemos hacer un mapa bastante aproximado de lo que fue ocurriendo en esos tan extensos períodos. ¿Por qué? Porque poseemos una capacidad única, la de pensar; porque portamos en nuestro cuerpo un órgano muy especial, muy complejo, que aún plantea muchas incógnitas pero ayuda a resolver muchas otras: el cerebro humano.
Los organismos unicelulares son pequeños y simples pero fueron la base desde donde surgen y se desarrollan los organismos pluricelulares, organismos que contienen millones, cientos de millones y miles de millones de células. Ello les permitía aumentar de tamaño y en diversidad tanto a plantas como a animales, quienes, además, debieron ir adaptándose a los cambios que se producían en el planeta.
Dos son los aspectos donde se expresan las manifestaciones naturales: diversidad de la vida orgánica y armonía con las condiciones de existencia, siendo ambas producto del desarrollo histórico, es decir, productos de la “evolución”.
Los seres vivos más simples surgen de la sustancia proteínica y conformaron los organismos pre-celulares, que no son otra cosa que una minúscula porción de proteína viva, sin núcleo y sin membrana, pero que, pese a su simpleza, ya poseía la propiedad de metabolismo (recambio de sustancias con el medio).
Luego se desarrollan los seres unicelulares, de mayor complejidad, pues contienen citoplasma, núcleo y membrana protectora, que, como habíamos señalado, abren dos caminos, el vegetal y el animal.
El camino vegetal arranca de las algas unicelulares y continúan con las pluricelulares. Gracias a las mareas producidas especialmente por la Luna, algunas de las algas pluricelulares, originarias de la vida acuática, van adaptándose a la vida terrestre. La evolución continúa hasta conformarse los organismos vegetales de alta organización.
El camino animal arranca con los protozoos, animales unicelulares parecidos a la ameba. Algunos protozoos poseían órganos de locomoción conformando los flagelados (que fueron como un intermediario entre la vida vegetal y la animal, ya que, por poseer placas de clorofila en su citoplasma, podían alimentarse vía fotosíntesis) y luego fueron formándose organismos pluricelulares como las esponjas y los celentéreos. Estos últimos dieron origen a dos grandes ramas: una pequeña, donde la integran gusanos, moluscos y artrópodos y otra grande, que se divide en dos tipos: los equinodermos (como la estrella de mar) y los cordados (que lo integran todos los vertebrados.
Los vertebrados se inician con peces sin mandíbulas (ostracodermos) y luego se desarrollan con mandíbulas surgiendo entre ellos una gran diversidad (allí ubicamos a los tiburones remotos), continuando la evolución hacia los primeros anfibios (estegocéfalos) dando un paso importante en la historia; la vida animal de vertebrados marinos comienzan a pisar tierra firme.
Fueron los reptiles los primeros, los que en su evolución unos (los teriomorfos) generaron los primeros mamíferos; y otros, los reptiles planeadores, generaron las primeras aves.
Como estamos describiendo, plantas y animales poseen un origen común, lo que hace que debamos considerar al mundo orgánico como una unidad. Unidad que se manifiesta en la existencia de propiedades análogas como respiración, nutrición y evacuación (metabolismo); capacidad de reaccionar a estímulos exteriores (excitabilidad); crecimiento y transformación (desarrollo histórico) y herencia entre otras. Todos esos organismos, vegetales y animales, pequeños o grandes, jóvenes o viejos, cuentan de células y se fueron conformando en el transcurso de millones de años.
La unidad de la vida orgánica tiene su expresión mayor en que necesitan existir ambas, lo que significa que sin vida vegetal no habría vida animal y viceversa.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales  (CIEYS)
15/01/2014