NOSOTROS O ELLOS Nº 514
A 77 AÑOS DE LA PRIMERA DERROTA
DE LOS FASCISTAS – REPORTAJE: EL JUCIO
Hace 77 años, el 5 de
diciembre en 1941, comenzó la contraofensiva del Ejército Rojo en los
alrededores de Moscú, primera operación grande y exitosa durante de la Gran Guerra Patria
—parte de la
Segunda Guerra Mundial focalizada en el frente del este, que
enfrentó a la URSS y a la Alemania nazi entre 1941 y 1945—.
La batalla contra
el enemigo duró casi siete meses y destruyó el mito sobre la invencibilidad del
Ejército nazi. La
operación Barbarroja de la Alemania nazi suponía la toma de
la capital soviética en los primeros tres o cuatro meses de guerra, antes de la
llegada del invierno. Sin embargo, a pesar de los éxitos de las tropas
fascistas durante los primeros meses, la resistencia del Ejército de la URSS
frustró sus planes. En particular, la batalla de Smolensk hizo posponer dos
meses el ataque contra Moscú. Las duras condiciones climáticas
del otoño e invierno sumadas a unos enormes esfuerzos de las tropas soviéticas
hicieron algo que parecía imposible: derrotaron a los nazis en los alrededores
del corazón de la Unión Soviética.
El avance del Ejército Rojo, conducido por
Iósif Stalin, causó grandes pérdidas de la maquinaria bélica del enemigo,
redujo drásticamente la capacidad de ataque de los nazis y allanó el camino
para la liberación del país.
Reportaje de Sputnik al hijo del
fiscal jefe por la URSS
A finales de
noviembre de 1945 empezó el mayor juicio de la humanidad: los procesos de Nüremberg,
emprendidos no solo contra 24 dirigentes y colaboradores nazis, sino contra
todo el sistema político, ideología y entes militares fascistas. El propio
líder soviético, Iósif Stalin, le encargó a Román Rudenko representar a la URSS
en los juicios.
Sputnik conversó con el hijo del fiscal
jefe por parte de la
Unión Soviética en los juicios de Nüremberg, Serguéi Rudenko,
alto diplomático ruso, quien compartió con la agencia los momentos clave de los
procesos y los recuerdos de su padre que asumió la enorme responsabilidad de
lograr un "juicio justo y duro" contra los "verdugos fascistas, autores de las criminales ideas nazis".
— ¿Habló su padre, Román Rudenko,
de los juicios de Nüremberg? ¿Habló de emociones y miedos que experimentó bajo
la presión de una gran responsabilidad?
— Claro que mi padre habló de los
juicios de Nüremberg, pero cabe mencionar que en aquellos tiempos, muchas cosas
estaban clasificadas. Pero de mis preguntas y nuestras conversaciones formé un
panorama bastante claro de los procesos. En cuanto a las emociones y
miedos claro que los tenía, porque no era un camino trillado. Por primera vez,
ante el juzgado se presentaban no solo unos crímenes, sino toda una máquina
criminal de un Estado. Había muchas cosas poco claras. Pero, a pesar de ello,
teníamos una línea, de la que habló mi padre, que se aplicó durante los
procesos.
— ¿Cómo un fiscal tan joven, de
solo 38 años, logró ocupar un puesto tan importante en los juicios?
— Creo que hubo dos factores.
Primero, el político, porque entonces era fiscal de Ucrania, la parte de la
URSS más afectada por la agresión nazi. Y el segundo factor es más personal. En
el año 1945 tuvieron lugar una serie de juicios contra los grupos fascistas.
Uno de los más importantes fue el caso del general Oljovski, jefe del grupo
nazi en la retaguardia del Ejército Rojo, culpable de la muerte de unas 500
personas. Mi padre fue designado para el cargo del asistente del fiscal en ese
proceso. De hecho, él llevó a cabo la fiscalización e intervino muy bien. Tras
este proceso, el propio Stalin decidió que Rudenko sería el fiscal jefe en los
juicios de Nüremberg.
— ¿Qué recuerdos tenía su padre
de los encuentros con Iósif Stalin?
— Los contactos con Stalin tuvieron
lugar tanto durante la preparación, como a lo largo del proceso. En este
contexto, cabe mencionar uno de los puntos de inflexión de los juicios de
Nüremberg, cuando mi padre propuso una idea bastante inusual, y Stalin la aceptó. En los intentos
de justificar a los nazis, su defensa afirmaba que Alemania no había planeado un
ataque contra la Unión
Soviética, que fue solo una medida preventiva en respuesta a
la agresión que supuestamente preparaba la URSS, concentrando sus tropas en las
fronteras occidentales. En esta situación, fue de suma
importancia el testimonio del mariscal de campo Friedrich Paulus, quien dirigió
las fuerzas alemanas en Stalingrado y fue
capturado por las tropas soviéticas. Paulus participó personalmente en el
desarrollo de la
operación Barbarroja para un ataque a la URSS y confirmó que
Alemania había preparado el ataque mucho antes de la guerra. La defensa de Nüremberg
exigió su presencia personal en el juicio, porque pensaba que era irreal, ya
que Paulus se consideraba muerto en Stalingrado e incluso fue simbólicamente
enterrado por el mando alemán como héroe, el propio Hitler llevó su ataúd vacío
por la calle. Surgió
la idea de una llegada secreta de Paulus a Nüremberg. Mi padre interrogó a
Paulus en Moscú, y tuvo la impresión de que se arrepentía sinceramente de la
política criminal del estado alemán nazi y de que confirmaría su
testimonio. Se le informó a Stalin de esta idea y la aceptó al pronunciar
una sola frase: "Usted será el responsable, 'továrisch' Rudenko".
Creo que está claro lo que significaban estas palabras en aquellos días. A
Paulus lo llevaron secretamente a Nüremberg sin que ninguno de los servicios de
inteligencia extranjeros se enterara de esto. Cuando la defensa de los nazis
volvió a insistir en la presencia personal de Paulus, el fiscal soviético
declaró que estaba dispuesto a presentarlo. El presidente del tribunal
internacional, Geoffrey Lawrence, preguntó cuánto tiempo tardaría en llevar a
Paulus a Nüremberg. La respuesta tuvo el efecto de una bomba estallada:
"No más de 15 minutos". Fue un momento importante para mi padre.
Iba a quedar claro si había 'escaneado' bien a Paulus. Este apareció en la sala
del tribunal y confirmó su testimonio sobre el ataque alemán a la URSS
planificado con antelación. Estos testimonios estropearon la larga línea de
defensa nazi. Fue uno de los puntos de inflexión del proceso de Nüremberg.
Stalin se lo agradeció a mi padre, y estos fueron los contactos clave con el
líder soviético.
— ¿Qué momentos clave de los
juicios mencionó su padre, además del testimonio de Paulus?
— La parte soviética presentó un
documental sobre las atrocidades de los nazis en
su territorio, incluidos los campos de concentración. (…) Como me contó mi
padre, una vez terminado el vídeo, en la sala de audiencias reinó un silencio
de varios minutos. El documental dejó una impresión impactante. Mostraba cómo
los nazis les arrancaban a los presos las muelas, el pelo, es decir, todo el
horror. Incluso los defensores de los nazis se sintieron muy
incómodos.
— ¿Qué relaciones se
establecieron entre los miembros de las delegaciones de los países acusadores,
en particular, con el estadounidense Robert Jackson?
— Sobre esto también me habló mi padre.
Puedo decir que la defensa alemana, entre otras cosas, trató de enemistar
a los acusadores de los países ganadores. Tanto Rudenko como Jackson lo
entendían muy bien. Por lo tanto, incluso en situaciones de agravación o
conflictos, optaron por una buena cooperación. Hubo varios episodios en los que
la relación podía haberse deteriorado. Por ejemplo, cerca del Gran Hotel, donde
se encontraba la delegación soviética, fue asesinado un funcionario ruso. Antes
de morir, susurró que el asesino llevaba un uniforme estadounidense. (…)
Jackson le escribió una carta a mi padre: "Mi querido Sr. Rudenko, lamento
profundamente lo sucedido. Se hará todo lo posible para identificar al
culpable". Otro episodio estaba relacionado con la
detención de la tripulación de un avión soviético en Nüremberg. Mi padre logró
que todos fueran liberados y Jackson contribuyó a esto. Y un caso más que
podría provocar una pelea entre las partes tuvo lugar cuando los soldados
estadounidenses sacaron unos papeles de un camión soviético para encender una
hoguera y los quemaron. Esto podría provocar un escándalo muy grave. Jackson se
dirigió a mi padre. Al estudiar la situación, Rudenko decidió que en ningún
caso este incidente podría convertirse en un problema, ya que los documentos no
tenían valor particular. Una de las tareas principales fue evitar que las
contradicciones condujeran a conflictos públicos abiertos.
— Durante los juicios de Nüremberg,
un periodista estadounidense publicó un artículo que afirmaba que Rudenko había
disparado a uno de los acusados, a Hermann Göring, en la sala de
audiencias. ¿Cómo respondió su padre a esta acusación falsa?
— Este incidente, como me contó mi
padre, lo hizo sonreír, porque fue una noticia falsa deliberada que se
desmentiría al día siguiente. Este artículo se publicó en el periódico
estadounidense US Stars and Stripes, y luego el periodista estadounidense
intentó buscar una excusa y afirmó que se refería a que, con su interrogatorio,
Rudenko 'fusiló' a Göring.
— ¿Qué aprendió el mundo gracias
a los juicios de Nüremberg?
- Los procesos de Nüremberg se convirtieron en un ejemplo
de la unión de la comunidad internacional contra un enemigo común: el fascismo.
A pesar de todas las dificultades, las potencias mundiales ocuparon casi la
misma posición, el nazismo fue condenado como una clase. En el mundo
moderno tenemos un nuevo enemigo común: el terrorismo. El terrorismo tiene mucho en común con el nazismo, en particular,
que las normas del derecho internacional se ignoran deliberadamente, se
subestima la moral y el valor de la vida humana.
Las lecciones de los procesos de
Nüremberg podrían usarse para unir a los Estados y pueblos contra el
terrorismo. Como dijo el presidente Putin, es posible hacer frente al
terrorismo solo a través de los esfuerzos unidos de toda la comunidad mundial.
— Como diplomático de alto nivel,
¿qué opina usted respecto al hecho de que actualmente ciertos países
occidentales subestimen el papel de la URSS en la derrota del nazismo?
— Dada la situación política
general en el mundo, esto no causa sorpresa. Ahora tenemos una confrontación en
muchas áreas, entre ellas, se está subestimando el papel de la URSS en la
victoria sobre el fascismo, se presentan ideas poco viables para revisar el
resultado de los procesos de Nüremberg. En condiciones de unas relaciones
tensas entre Rusia y ciertos países occidentales, creo que es necesario
responder con mucha condescendencia y defender nuestras ideas siempre que sea
posible. No se pueden prevenir estas cosas, pero es necesario reaccionar con
calma, porque, al fin y al cabo, los hechos siguen siendo hechos.
CENTRO
DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEYS) 05/12/2018