LOS PRINCIPIOS Y LAS FORMAS DE LUCHA
En razones y principios se asientan los pueblos y no en traiciones”
Fidel Castro.
Las escuelas del Partido deben empeñarse en fortalecer el pensamiento
libre de los revolucionarios mediante la reflexión teórica y el aprendizaje de
las lecciones de la vida práctica.
Se trata de lograr poseer una palabra más justa, más exacta, más
profunda, no sólo para combatir las permanentes mentiras del enemigo, sino para
fortalecer nuestras convicciones y el optimismo histórico de la construcción
del Socialismo. Y también para valorar y considerar como parte nuestra, como
parte irrenunciablemente nuestra, los enormes sacrificios y avances logrados
por los camaradas y Partidos de los países donde se encuentran construyendo el
Socialismo (China, Cuba, Vietnam, Corea, Laos…) y resaltar el fundamental papel
jugado en la humanidad por la Gloriosa Revolución
Soviética que abrió el paso de la prehistoria a la historia.
Principio y medios de lucha no son iguales cosas pero son complementarias.
Los ideales, los propósitos, los fines, los objetivos, forman parte de
los principios. Esos principios deben ser asimilados por la conciencia de la
personas, de las masas, de las clases sociales que integran el gran frente
contra el enemigo fundamental. De esa manera los principios (teóricos) se
convierten en “valores” irrenunciables a los cuales arribamos sólo para partir.
Engels destacó los principios en la ciencia como puntos de llegada o
resultados del proceso del conocimiento, pero al propio tiempo los definió como
puntos de partida.
“Un principio justo desde el fondo de una cueva puede ser más que un
ejército” Martí
Los medios de lucha transitan por
las vías concretas y contienen la estrategia y las tácticas políticas
necesarias para la realización de los principios. El principio de la igualdad,
por ejemplo, sólo puede cumplirse en una formación económica social donde la
propiedad sea social y la explotación del hombre por el hombre no exista, y esa
sociedad es la sociedad socialista. Los principios son los ideales, los medios
de lucha las acciones. Con palabras condenamos al capitalismo, condenamos la
propiedad privada, condenamos la explotación, pero lograr superar esa situación
requiere una acción gigantesca, que contiene imprevistos que deben ir siendo
solucionados; y esa acción gigantesca a la que debemos arribar se llama “revolución social”.
Hay que considerar que los Principios tienen mucho más largo alcance que
los medios de lucha. Éstos últimos se relacionan, ante todo, en la coyuntura, o
sea, en una situación histórica concreta. Esta distinción nos permite
clasificar a los principios con mucha más facilidad que realizar una
clasificación sobre las formas de lucha, salvo aquellas que contienen
definiciones muy generales como “formas revolucionarias”; “pacíficas”,
“violentas” etc.
NECESARIA CLASIFICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS
“En nuestra cultura como parte del llamado mundo occidental, hay,
incuestionablemente, componentes de valores cristianos; pienso que entre esos
valores hay principios éticos y humanos que son aplicables a cualquier época”
Fidel.
Principios Humanos Generales:
Este género de principios están integrados por la dignidad personal, por
el apego a la verdad, por el sentimiento de ayudar al prójimo, por ser honesto,
por ser sincero, por ser modesto, por ser sencillo, por ser solidario, por ser
decente, generoso y disciplinado. Por ser tolerante, saber escuchar y saber
transmitir sin agresividad y con convicción. Estos principios humanos generales
se manifiestan en la familia, en la pareja, en el amor, en el cuidado de los
niños, en la amistad, en la colaboración entre colegas, en eventos culturales y
deportivos, etc.
Son principios que aparecen en diferentes culturas y que Marx, en El
Capital, separa de los efectos de las formaciones económicas sociales
expresando que nadie en particular, tampoco el capitalista, es culpable de la
existencia de condiciones sociales deshumanizadas que benefician a pocos y
condenan a muchos. Hay quienes personalmente son bondadosos, pero como capitalistas
se benefician del trabajo de los demás. Y no pocas veces, de las clases
dominantes, han salido verdaderos revolucionarios debido a su sensibilidad. Se
han colocado al lado de los explotados. Lenin afirmaba que sin Engels, Marx
jamás hubiese podido escribir El Capital.
No hay duda que esos principios humanos generales son los más viejos y
elementales; aparecen en El Viejo Testamento, en el Nuevo Testamento, en el
Corán, en los textos de los hinduistas y de los budistas y en las invocaciones
de los animistas y los espiritistas. Lo mejor de esos principios que provienen
del inicio de la historia humana son nuestros principios humanos generales.
Principios patrióticos:
Se trata de la dignidad nacional. Están integrados por el patriotismo
que contienen a la independencia nacional, a la soberanía, a la
autodeterminación, al antiimperialismo, a la identidad cultural, al amor por
las mejores tradiciones del país, a la protección del medio ambiente.
Esos principios surgen cuando la burguesía se asienta como formación
económico-social produciendo un cambio histórico, revolucionario, frente al
feudalismo. Para el señor feudal, “su país” se limitaba al dominio territorial
rural donde ejercía el poder a su antojo. Los “países” así formados eran,
especialmente en Europa, territorios tan pequeños que hacían bromear a Engels
expresando que la lluvia se llevaba al feudal como el fango en sus botas.
Martí destacó que esos primeros principios humanos, que contienen los
sentimientos, conducen a los principios patrióticos, y en relación a ello,
expresó:
“Los cubanos en presencia de la guerra, se inclinan conforme a la ley
general de la naturaleza humana, que conduce a los hombres generosos, cultos o
incultos, del lado del sacrificio, que es el más puro goce de la humanidad, y
retiene a los egoístas, que son las rémoras del mundo, del lado de los
sacrificadores”.
Principios socialistas
Se trata de la dignidad social y universal donde se resumen y se
integran, en el alto grado de desarrollo de la conciencia, los principios
humanos generales y los principios patrióticos, éstos últimos desarrollados
inicialmente por la burguesía y luego arrojados a la basura por ellos mismos.
Los principios socialistas empalman con las ideas revolucionarias de los
grandes líderes y pensadores del mundo, especialmente los del siglo XVIII que
impulsan a la burguesía a luchar contra el feudalismo; empalma entonces con los
grandes utopistas y enciclopedistas y con los clásicos de la economía política.
Son las tres fuentes (partes integrantes del marxismo) resumidas así: La
filosofía alemana; la economía política inglesa y el socialismo francés.
Pero esas fuentes son las bases para el lanzamiento del más poderosos y
humano principio que la humanidad conocería: la filosofía marxista-leninista:
el materialismo científico. De esa manera el conocimiento de la naturaleza se
hace extensivo al conocimiento de la sociedad humana.
La propiedad social; el internacionalismo proletario, la clase obrera
como vanguardia natural del cambio revolucionario, la unidad de ella con todos
los sectores antiimperialistas, en especial el campesinado, la eliminación de
la explotación del hombre por el hombre, la eliminación gradual de las clases
sociales antagónicas, la unificación ciudad-campo, la generación de nuevos y
fuerte hábitos y costumbres que permitan continuar hacia la creación de una
sociedad comunista a sabiendas que el socialismo es sólo el primer paso hacia
ella, son parte de esos nuevos principios.
Los antiprincipios.
La crisis estructural del imperialismo, a la que se adiciona las
habituales crisis coyunturales, generan constantemente valores negativos que
bien podemos denominar como antiprincipios en el plano de los principios
humanos generales. Entre ellos destacamos la crueldad personal, la marginación,
el egoísmo desenfrenado, la intolerancia fanática, la avaricia, la mentira, la
inclinación por hacer daño, la acusación falsa, la calumnia, la discriminación
racial, la falta de honradez, la corrupción, el alcoholismo, la drogadicción,
la prostitución, la delincuencia, la injusticia, la fabulación, etc.
Y genera, también, antiprincipios patrióticos, uniéndose,
transitoriamente, los más poderosos para destruir a naciones más débiles que no
aceptan continuar siendo dependiente de ellos. Destruyen los valores de la
nacionalidad, destruye la historia de los pueblos, destruye la identidad,
sobornan a traidores y contratan a mercenarios.
De más está decir que los principios socialistas no tienen cabida en el
modo de producción capitalista, por eso el imperialismo se esmera
permanentemente en evitar que la conciencia social se desarrolle. En el seno de
la sociedad capitalista un ladrón vulgar se castiga pues se apodera de bienes
ajenos. En el seno de la sociedad socialista, en su fase avanzada, también se castiga
al ladrón que se apodera de bienes ajenos, pero en esa lista aparece el
explotador, el que roba parte del salario al que produce, al obrero.
El inevitable predominio del capital financiero dentro del modo de
producción capitalista, capital exclusivamente parasitario y depredador, crea
la imperiosa necesidad de unir a todo el pueblo y a todos los pueblos, para
evitar la desaparición de la vida humana sobre nuestro planeta, nunca antes tan
amenazada como ahora. Ello es inevitable dentro del capitalismo pues en su
desarrollo destruye todos los principios y no puede regresar a etapas
anteriores; por ello hay que ser muy claros: que predomine el capital
financiero no significa que estamos en presencia de un nuevo capitalismo, que
es una nueva fase del mismo; lo que hoy estamos viviendo es la fase
imperialista tan bien descrita por Lenin y es el capitalismo hoy. Por lo tanto,
nuestros principios nos llevan a explicar con ciencia, conciencia y paciencia
de que no existe otro tipo de capitalismo, que no hay margen para capitalismos
“humanos” o “normales”; que si quedan rastros de esos llamados normales es
solamente porque aún no han terminado su transición a la fase de predominio del
capital financiero.
EL FUTURO ES UNO SOLO Y TIENE NOMBRE: SOCIALISMO
LA
CONCIENCIA Y SU PAPEL DETERMINANTE
Hemos analizado los principios que han sido elaborado por los pueblos en
sus desarrollos históricos, pero aún no hemos abordado sobre el papel
determinante que juega la conciencia en ese desarrollo histórico, donde el
hombre se mueve en una naturaleza infinita, eterna y muy anterior a su
existencia y consigue desentrañar sus leyes y hacer uso (y abuso) de las
mismas.
El individuo aislado de la sociedad no existe pues no podría existir, ya
que el hombre lo es porque se desarrolla en sociedad por medio del trabajo
común y siempre se agrupa de alguna manera. El hombre nunca solitario entabla
relaciones con sus semejantes; elabora las palabras y habla por intermedio de
ellas, luego escribe y con palabras (habladas o escritas) piensa y desarrolla
ideas, formándose criterios sobre lo que sucede y también sobre lo que puede o
debe suceder.
Pasemos una revisa a lo que puede definirse como conciencia desde el
punto de vista del materialismo dialéctico e histórico en estos 31 puntos donde
reflejamos al ser social y a la conciencia social:
- Si observamos todo lo que nos rodea
notaremos que todos los objetos son
materiales o espirituales. Si razonamos sobre esa observación
descubriremos dos aspectos: lo que existe objetivamente, es decir, lo que
existe fuera de la conciencia del hombre e independientemente de él, son
los fenómenos materiales; y lo que existe producto de la conciencia: lo
inmaterial.
- Ambos aspectos (materialidad e
inmaterialidad) integran lo que denominamos “realidad objetiva”. Es decir: la realidad objetiva está
integrada por el concepto “todo el mundo es material por naturaleza”;
todos los fenómenos del mundo conforman aspectos diferentes de la materia
en movimiento y cambio y ese mundo es
independiente de la conciencia y existe fuera de ella. Y también, esa
realidad objetiva integra lo inmaterial que deriva de lo material: integra
las ideas, los conceptos, las leyes, el pensamiento, es decir, lo
espiritual.
- De
acuerdo a lo desarrollado en los puntos anteriores podemos afirmar que
todo lo material es objetivo pero no todo lo objetivo es material.
- Lo que existe en la conciencia del hombre
constituye el dominio de su actividad psíquica (pensamiento, emociones,
sentimientos, etc.) y poseen relación en la esfera de lo ideal, de lo
espiritual.
- Pero esa actividad psíquica, esa
conciencia, no podría existir si no
existe la materia que la genera, ya que es una propiedad del
desarrollo histórico de la misma, una propiedad de un cuerpo material
extraordinariamente complejo: el cerebro humano.
- Marx y Engels desterraron el idealismo de
la ciencia social, resolvieron, de esa manera el problema fundamental de
la filosofía dando origen al materialismo dialéctico y formulando la tesis
principal del materialismo histórico: la
existencia social determina la conciencia social.
- En la esfera de la existencia social se
incluye la vida material de la sociedad y, ante todo, la actividad
productora de los hombres y las relaciones económicas que se establecen
entre ellos en el proceso de la producción.
- Conciencia
social es la vida espiritual de los hombres, las ideas, las teorías y
opiniones por las que se rigen en su actividad práctica.
- La existencia social es lo primario ya
que, antes de ocuparse de la ciencia, de la filosofía, del arte, los hombres
deben poder comer, vestirse, tener vivienda y poder disponer de tiempo
libre.
- Así como quien tiene 50 años le es
imposible volver a tener 20, así el desarrollo de la sociedad es una sucesión sujeta a leyes que
crece al igual que nuestra edad, de una formación económico-social a otra
más perfecta, más eficiente que la anterior. Arranca del comunismo primitivo y se encamina hacia el
comunismo científico transitando por el esclavismo, el feudalismo, el
capitalismo y el socialismo.
- Mar y Engels superan el carácter puramente metafísico de la vieja
sociología poniendo de manifiesto la dialéctica objetiva del
desarrollo de la sociedad, para estudiar la sociedad y desentrañar las
leyes que rigen su desarrollo.
- Esas leyes son tan objetivas como las de
la naturaleza, son pues, independiente de la conciencia del hombre, pero
el hombre las desentrañas y las aprovecha en las actividades prácticas.
- Entre leyes de la naturaleza y las leyes
de la sociedad existen rasgos comunes pero también diferencias propias: las
leyes de la naturaleza expresan la acción de fuerzas ciegas; las del desarrollo social se
manifiestan siempre por las acciones de los hombres como seres concientes
que se proponen determinados fines y procuran alcanzarlos.
- Las leyes de la vida social no sólo son
objeto de estudio del materialismo histórico, lo son también de otras
ciencias sociales: la economía política, la historia, la estética, la
pedagogía, etc. La diferencia estriba en que el materialismo histórico
estudia las leyes más generales del desarrollo de la sociedad mientras las
demás toman sólo un aspecto, sobre
aspectos que han sido destinadas. El desarrollo de la producción: la Economía Política.;
el desarrollo de la sociedad en sus distintas épocas: la historia; la
esfera del arte: la estética; etc.
- El materialismo dialéctico y el
materialismo histórico son eslabones de una misma cadena. El primero se
centra en las leyes de la naturaleza “que expresan fuerzas ciegas”. Se
encarga de desentrañarlas y de utilizarla. El segundo se centra en el
desarrollo de la sociedad y trata de desentrañar las leyes que la rigen
para interpretarla y transformarla.
- Tanto el materialismo dialéctico como el
histórico son categorías científicas que se basan: en la unidad del materialismo (lo primario es la materia, el
mundo objetivo. Materia sujeta a leyes. Materia que se mueve, desarrolla y
cambia) con la dialéctica
(método científico del conocimiento de la naturaleza y la sociedad; del
mundo exterior (objetivo) y del pensar (subjetivo).
- Nos estamos refiriendo a un sistema
filosófico integrado por conceptos, categorías, principios y leyes
científicas, no particulares, sino
generales y amplias. Nos estamos refiriendo a la unidad orgánica de la
dialéctica materialista (las leyes más generales del desarrollo del mundo
y de la materia) con la lógica dialéctica (las leyes y formas del modo de
pensar) y la teoría del conocimiento (la ciencia de las leyes del
conocimiento).
- Ese sistema filosófico es aplicado, en el
materialismo histórico, a la sociedad; al reconocimiento del ser social
con independencia de la conciencia social de la humanidad. Al
reconocimiento de la conciencia como reflejo del ser; en el mejor de los
casos, como un reflejo
aproximadamente fiel.
- El marxismo-leninismo es una ciencia
general que contiene (utiliza) como herramientas de análisis al
materialismo dialéctico (como su filosofía científica) y al materialismo
histórico (como su sociología científica). Y tiene como objetivo utilizar
esas herramientas para demostrar que el mundo es material por naturaleza e
independiente de la conciencia de los hombres y ahondar sobre la capacidad
de la mente humana de conocer el mundo material, de ser su reflejo más o
menos fiel. Y ello lo hace no por una mera intensión investigativa, sino para impulsar y concretar una
transformación revolucionaria de la sociedad.
- Como habíamos mencionado en el punto 8,
los fenómenos ideales y espirituales, existen únicamente en la mente de
los hombres, y existen como derivados de fenómenos materiales. Son esos
fenómenos ideales y espirituales los que encuentran su expresión en el
concepto “conciencia”. Al igual que el de “materia”, el concepto “conciencia” es también una categoría filosófica
general, de gran amplitud.
- Ambas categorías (materia y conciencia)
tiene de común su existencia real. Pero no son comunes sus realidades,
pues son cualitativamente diferentes. La conciencia es un derivado de la
materia, es una propiedad de la materia altamente organizada: el cerebro
humano. Es la capacidad de ese cerebro humano de reflejar en él el mundo
material.
- Pero
la conciencia no es una “sustancia” del cerebro, es una facultad especial
del mismo que es su portador y que funciona mientras el cerebro funcione.
Cuando una persona muere, pierde la vida y la conciencia, pues muere el
cerebro. Si la persona sobrevive pero su cerebro no funciona, la
conciencia tampoco funciona. Pero ello es conciencia individual.
- La conciencia social la conforman el
conjunto de ideas (entre ellas las políticas y jurídicas), de teorías, de
opiniones, de interpretaciones, la integran también la moral, el arte, la
filosofía, la ciencia, que reflejan la existencia social del hombre. Esa existencia social es multiforme y
compleja y, al ser la conciencia social un reflejo de ella, también ésta
es multiforme y compleja.
- En
una sociedad dividida en clases sociales, la conciencia social adquiere
“carácter de clase”. El carácter de clase se manifiesta en el
conjunto de opiniones políticas, jurídicas, morales, artísticas, etc. de
una determinada clase que, con ello, construye su ideología. En esa
ideología se manifiesta claramente (y también solapadamente) la fuerte
intencionalidad de defender sus intereses de clase, sus privilegios si los
posee y su liberación si es explotada. Podemos simplificar que hay una
ideología conservadora (que quiere conservar sus privilegios) y una
ideología revolucionaria (que quiere terminar con los privilegios). Con todas sus variantes y
complejidades podemos decir que hay conciencia reaccionaria y hay
conciencia revolucionaria, ambas basadas en el “carácter de clase” que
adquiere la conciencia social.
- Sin embargo no todo es tan sencillo en la
vida real. Habíamos mencionado que la existencia social de los hombres (su
actividad material de producción) general la conciencia social. Pero aún
no mencionamos que esa conciencia social adquiere, en su desarrollo, una
independencia relativa sobre su origen. Y esa independencia relativa no es
pasiva con relación a la existencia social, sino que influye en forma
activa sobre ella.
- Ello significa que esa conciencia social
puede encontrarse, con relación a la existencia social, “atrasada” (por la
“gran vitalidad que poseen las ideas y opiniones viejas”) o “adelantada”
(cuando se ponen de manifiesto las tendencias generales del desarrollo
social) según se den determinadas condiciones en cada caso.
Independientemente de ello, y ya refiriéndonos a un proceso histórico, es
importante destacar el carácter de “continuidad” que posee la conciencia
social. Continuidad en el desarrollo de la ideología, de las ideas, que
poseen enorme importancia para la vida social. Continuidad que significa
utilizar todo lo aprovechable de la cultura espiritual del pasado. No
empezamos de cero sino nos montamos sobre todo lo descubierto, lo
inventado, lo renovado, lo cuestionado. Seguimos la gigantesca obra de
nuestros antepasados para elevarlas más tanto del punto de vista material
(producción) como espiritual (un mundo sin explotadores ni explotados).
- Pero ¿quiénes son los herederos de esa
continuidad? ¿Los “conservadores” o los “revolucionarios”? La respuesta es
clara: sólo las clases avanzadas (en la conciencia, en la ideología) son
capaces de tomar la herencia del pasado, desprendiéndose de los elementos
negativos que contienen y apropiándose de los positivos que los hay y no son
pocos
- La conciencia es dinámica. Es el
pensamiento humano que surge en el proceso del trabajo y se desarrolla a
medida que se modifica la naturaleza y la sociedad. Si
bien la conciencia es un reflejo activo del mundo exterior, al adquirir
relativa independencia, influye sobre ese mundo exterior al tomar parte
activa en su transformación.
- El carácter activo de la conciencia social
consiste en su función abstractiva, que, con relativa independencia de la
existencia social, desarrolla: generalizaciones teóricas; formulación de
conceptos y categorías, extracción de conclusiones, formulación de
hipótesis, capacidad de prever, capacidad de imaginar, capacidad de
fantasear, etc., de ello podemos deducir que la conciencia puede reflejar
la realidad en forma “concreta” o “ilusoria”.
- Cuando la conciencia se aproxima a
reflejar la realidad en su forma “concreta” se transforma en un medio
fundamental de orientación para interpretar, lo más correctamente, el
mundo en el cual vivimos y se
transforma también es un instrumento activo para la modificación
progresiva de la
sociedad. Ese nivel alcanzado por el desarrollo de la
conciencia en su forma concreta anticipar y orientar la práctica y es en
ese estadio donde se pone de manifiesto el carácter activo de la conciencia
social.
- Lenin escribía: “La ley fundamental de la vida de la sociedad consiste en que el
ser social determina la conciencia social, y la conciencia social ejerce
una activa influencia inversa sobre el ser social”. Lenin menciona en este escrito “ser social”
y “conciencia social”. Ambas constituyen las principales categorías que
contiene el materialismo histórico. El ser social se puede definir: como
producto de un proceso objetivo y real de la vida de los hombres; como el
conjunto de instrumentos de trabajo que se utilizan; en las relaciones
entre hombre-naturaleza; en las relaciones entre los hombres entre sí en
la producción social; en la estructura económica de la sociedad, en las
clases sociales y sus relaciones; en las costumbres, usos y tradiciones de
la vida cotidiana; en la materialización de las costumbres; en la familia;
en los grupos sociales; en las naciones; en el desarrollo ininterrumpido
de las generaciones; como fenómeno social; como un todo único, no como una
suma mecánica de sus componentes sino como una relación orgánica recíproca
de los mismos, etc. La conciencia social se puede definir: como la vida
espiritual de la sociedad en la que se refleja el ser social; como un
complejo de concepciones, normas, ideas y representaciones de un determinado
grupo social; como conciencia de clase; como reflejo del ser social,
permanente acción recíproca construida históricamente por la sociedad; por
las normas sociales que se convierten en convicciones personales, fuentes
de prescripciones morales, sentimientos estéticos que adquieren el
carácter de valores sociales cuando pasan a adquirir importancia general.
En el pensamiento prevalecen determinados principios y ellos son los que
requieren los medios de lucha necesarios para que esos principios puedan o
conservarse, o defenderse, o imponerse. Encontramos a los que pretenden
“conservar” el estado existente, los que, aún siendo afectados, contribuyen a
defenderlo y los que ven la necesidad de transformar la realidad imponiendo
nuevos y más humanos principios. Ello, en una sociedad compuesta con clases
antagónicas, se manifiesta a través de la lucha de clases. Lucha de clases que
es el motor transformador de la sociedad y la lleva hacia un camino donde en
algún momento dejará de serlo ya que desaparecerá el antagonismo.
Cada clase social posee su propio código de ideas o ideales, de metas u
objetivos, de principios y valores que de ellos derivan, de convicciones, etc.
Pero todos ellos se encuentran en estrecha relación con sus intereses
económicos. Lenin, al igual que Engels, ironizaba expresando que (en las
sociedades con clases antagónicas) si los principios exactos de las matemáticas
chocaran con los intereses económicos, prevalecerían estos últimos.
Y ello es así
porque poseen un factor común: tanto esclavistas, como feudales, como
burgueses, como imperialistas, integran las clases explotadoras de los
distintos tiempos históricos, los une el afán crecientemente insaciable de
obtener riquezas a cualquier costa y ello lo logran merced a ese factor común:
propiedad privada sobre los medios de producción, propiedad privada sobre el
conocimiento social y explotación del hombre por el hombre en sus diferentes
versiones (esclavo puro, esclavo siervo, esclavo asalariado).
Lo que cambia en
esas formaciones son los grados de explotación y crueldad, que se manifiestan
es ascenso a medida de que se pasa de una formación menos eficiente a otra más
eficiente en apropiarse de la riqueza producida exclusivamente por los
trabajadores.
En el imperialismo
la crueldad llega a su máxima expresión. Sólo para re-repartirse áreas de
influencias, “mercados”, producen dos guerras mundiales devastadoras, arrojan
sobre poblaciones civiles bombas atómicas y generan cientos de conflictos
armados en todo el planeta. El imperialismo supera todo nivel de hipocresía
histórica, depreda, explota, asesina, tortura, persigue, excluye, empobrece,
margina, destruye naturaleza y culturas, destruye el propio planeta y todo ello
lo hace en nombre de la libertad y de la democracia. Y que
amplias masas le crean es un problema de la conciencia, del papel activo de la
conciencia cuando esta es formada y orientada para consolidar el sistema más
oprobioso que ha conocido la humanidad en toda su historia.
La conciencia de
clases es fundamental en la lucha de clases. Lenin señaló que, a pesar de las
ideas del capitalismo, el proletariado tiende a crear su propia cultura
socialista, necesaria para la lucha por la emancipación; pero para ello debe
superar la estrechez mental y los dogmas inculcados en él por su enemigo
clasista.
Fidel ha insistido
en la necesidad de unir voluntades en la creación de una nueva conciencia
universal, que surge de la suma de prédicas de muchos pensadores filosóficos,
políticos, de muchas escuelas e incluso de muchas religiones, a tal efecto
escribe:
“…hay que unir el
sentido ético y humano de muchas ideas, que parten algunas desde lejanos
tiempos en la historia del hombre: las ideas de Cristo, con las ideas
socialistas, científicamente fundadas, tan justas y tan profundamente humanas,
de Carlos Marx, las ideas de Engels, las ideas de Lenin, las ideas de Martí,
las de los enciclopedistas europeos que precedieron a la Revolución Francesa
y las de los próceres de la Independencia de este hemisferio, cuto más
destacado símbolo fue Simón Bolívar…”
Oscar: 19/06/2013