NOSOTROS O ELLOS (Parte novena)
BUITRES, CARANCHOS Y RATAS
Los “buitres” son aves rapaces que se encuentran diseminadas por todo el
planeta, en especial en Europa y Norte América. Poseen algunas diferencias que
los destacan, pero con relación a sus actitudes no. Se alimentan de animales
muertos, de animales lesionados y, sólo cuando no encuentran ni muertos ni
heridos, se abalanzan sobre algún animal vivo pero pequeño. El diccionario de
la lengua española posee, además otra aceptación: “persona que se ceba de la desgracia de otro”. También es aplicado a los “que se apoderan o
se aprovechan de los bienes ajenos”.
Hay un dicho popular donde se menciona “que los animales se parecen a sus
dueños”. Como todo dicho hay que considerarlo con cierta prudencia. El buitre
es un ave de cuello desplumado, cuerpo leonado, plumas oscuras y con una franja
blanca. Si uno observa detenidamente la foto entera del juez yanqui Griesa,
encontrará bastante similitud, lo que logra, que al menos en este caso, el
dicho popular se materialice.
El “carancho” es también un ave rapaz, más pequeño, también oscuro,
también se alimenta de animales muertos a los que le suma insectos y reptiles.
Pero su particularidad mayor, para esta nota, es que el carancho es latinoamericano.
Las ratas son por todos conocidas. Esos roedores son omnívoros (comen lo
que venga, muerto o vivo, grande o pequeño, duro o blando, de carne o de
plomo), se comen entre sí (son caníbales) y son especialmente astutas y
organizadas. En el mundo habitan personas honestas y también ruines. A esos
ruines pertenecen los buitres internacionales y los caranchos locales. Pero
ambas tipos de aves requieren del aporte de otro animal, de la rata. Así como en el
mundo habitan personas honestas y ruines, en las profesiones también pasa eso.
Es decir, también hay ruines actuando “profesionalmente”.
A veces se los generaliza, como en este ejemplo publicado por un diario
económico: ¿En qué se diferencia un
abogado con una rata? Que con la rata uno termina encariñándose. Es cierto
que no es correcto generalizar, más cuando conocemos a muchos abogados que han
estado en primera línea y arriesgando su vida en defensa de justicia y verdad,
en defensa del honor, en defensa de perseguidos políticos, en defensa de los
trabajadores despedidos, etc. Pero hay abogados ratas, hay cuevas (estudios) de
abogados ratas y ellos son los que sólo pueden y suelen compartir negocios con los
personificados buitres y caranchos.
Hasta aquí descargo un poco de la bronca de observar y comprobar lo
tremendamente complejo que es, en el capitalismo, obtener justicia, más cuando
a ese capitalismo se lo deja operar con impunidad o cuenta con cómplices
internos. Cobo, por ejemplo, que ganó las PASO en su provincia, no declara el
repudio al fallo de los EEUU contra nuestro país, sino, “eruditamente” expresa
que el fallo tendrá “consecuencias
complicadas para la economía argentina, que
ya está bastante restringida en su crecimiento”.
Utiliza un fallo contra el Estado, no contra el gobierno, un fallo
contra la soberanía nacional, no contra el gobierno, para arribar a
conclusiones como las que coloqué en negrita, pero hay que advertir que,
además, esas conclusiones son falsas como queda demostrada cuando se muestra el
crecimiento del PIB a “tasas chinas” ¿Qué le sucede al “glorioso” pueblo de
Mendoza que vota a un traidor y mentiroso como su representante? En Vicente López, donde resido, una mayoría vota
por Macri, pero esta localidad jamás contó con un pueblo glorioso como el de
Mendoza en la epopeya histórica del cruce de los Andes, por ejemplo. Por lo
tanto aquí hay continuidad histórica y en Mendoza hay abandono de las
tradiciones históricas y del honor.
Pero la intensión es tratar de explicar quienes fueron los que generaron
la deuda, para qué y para quién la generaron y porqué estamos pagando esa
monstruosidad de dólares. Y allí no encontramos a ningún K y sí a casi todos
los anti-K, por no decir todos.
Y esa es la realidad objetiva, le guste o no a la gorda Carrió , que es
una realidad que nunca fue objetiva (y menos en sus “denuncias” que sólo un
analfabeto funcional puede creer que son ciertas).
Nunca nos fue bien con el tema de la deuda y ello es lógico pues la
deuda externa (el endeudar a un país y condicionarlo mediante el “empréstito”)
es la síntesis del neocolonialismo. Más barato que mantener tropas de ocupación
colonial y más efectivo. En la ocupación con tropas, el que se pone de parte
del enemigo es un traidor, en la ocupación con empréstitos es un “negociador”.
Traiciona al igual que el anterior pero cobra comisiones por ello y hasta,
posiblemente, pague impuestos a las ganancias.
El crecimiento exponencial de la deuda comienza con la dictadura
empresario militar de 1976 al 83. La deuda, al inicio de ese nefasto período
era de menos de 7 mil millones de dólares entre el Estado y las corporaciones.
Vía Martínez de Hoz, Cavallo y Machinea y del rejuntado sicario-militar, la
deuda pasa a ser, al final del proceso, de 45 mil millones de dólares. Los
patriotas mencionados crearon una figurita denominada “seguro de cambio” por
medio de la cual convirtieron la deuda privada en deuda pública. (Pensar que en
China, por menos del 1% de ese negociado están juzgando a un alto funcionario
por malversación de fondos al que, por su rango, le va a tocar la pena de muerte.
Aquí, Cavallo se presentó como candidato).
Luego, felices pascuas de por medio, durante el gobierno de Alfonsín, la
deuda crece hasta los 58.800 millones, pero la estrella de este avance
neocolonial lo produce el innombrable Méndez (La “rata” según Horacio
Verbitsky), que la lleva a 148 mil millones de dólares.
¿Qué puede producir ese fenómeno? Durante 144 meses y con el aval del
analfabeto funcional, más todos los políticos desde la derecha hasta la
izquierda, la más nefasta medida que conociera en su historia la Nación Argentina ,
la medida más devastadora, obtuvo el consenso de más del 90% de la población. Durante
144 meses el país se endeudó, para mantener vigente el uno a uno, en mil
millones de dólares mensuales. 144 mil millones más de deuda que permitió, por
ejemplo, a Repsol-YPF, que “ganara” 2 mil millones de pesos, sacar del país 2
mil millones de dólares. Repsol obtuvo en ese período, mas rentabilidad en La
Argentina que en el resto del mundo sumados. También le permitió a un cadete
que ganara 600 pesos por mes, comprar un paquete turístico al Caribe por 600
dólares, no porque en Isla Margarita recibieran el “peso argentino”, sino
porque el cadete llevaba dólares que nunca emitimos.
Los “patriotas” corren hacia delante: “hay que honrar la deuda” y para
ello hacer sacrificios que no incluyen ni a Repsol ni al cadete sino importantes recortes sociales, entregándose
a las AFJP, limitando los pagos a los jubilados, a las asignaciones familiares
y, si refrescan la memoria,
reduciendo salarios y jubilaciones un 13% y precarizando el trabajo (contratos
basuras), entre otras medidas.
En la ficción podemos mencionar que hubo un presidente que se llamó de
la Rúa, sólo en la ficción, pues en la realidad el que operó para las
corporaciones fue otra vez “el pelado llorón” que diseñó, corralito de por
medio, el “Megacanje” y el “déficit cero” que significaba que, si no había
plata, no se pagaban jubilaciones, ni salarios, ni proveedores, salvo los 10
mil dólares que el autor necesitaba para vivir. Recordemos que sólo los
intereses eran de 14 mil millones de dólares anuales y compárenlo con los 7 mil
millones de deuda total en el año 1976. Habíamos llegado al 2001, habían pasado
25 años. En esos mismos 25 años China comenzó el recorrido a ser la primera
potencia mundial y nosotros a ser el más trasero y carnal del patio trasero de
los EEUU. Recordemos que, durante todos esos años era el FMI el que regía las
decisiones locales. La deuda superaba los 290 mil millones de dólares: era
“impagable” y representaba más del 55% del PIB, a paridad de poder adquisitivo.
Pues bien, para romper el maleficio hubo que romper con el monstruo y
así se hizo. Se le pagó, es cierto, se le pagó 9.530 millones de dólares en el
2006, pero nos sacamos de encima al más pernicioso “asesor” y principal
representante de los monopolios.
A fines del 2011 la deuda se reducía a 133 mil millones de dólares. El
93% de los “acreedores” muchos de ellos caranchos, habían aceptado quita y
refinanciación. Pero lo más importante: el 52% de esa deuda el Estado se la
debe… ¡AL ESTADO! Y el total de la deuda es ahora apenas un 30% del PIB.
Para ese 7% se abre nuevamente la negociación con los mismos parámetros
utilizados para el 93% que lo aceptó. De ese 7% apenas un 0.5% están en juicio
y colocan en riesgo todo lo avanzado. Lo colocan si el país, sus ciudadanos, no
se encolumnan a favor, no del gobierno, sino del Estado (y de paso reconozcan
que este gobierno no es para nada responsable del reclamo de bonos basuras que
emitió Cavallo Machinea, que los buitres compraron a 17 centavos de dólar y
reclaman el pago a 1 dólar más intereses, honorarios y comisiones.
Deberíamos realizar una votación (plebiscito) nominal. Que votemos si
hay que pagar o no a los buitres y sus lacayos. Si perdemos el plebiscito, lo
lógico sería que la plata la pusieran únicamente los que votaron
afirmativamente (y con dólar “blue”).
Como eso no es posible (pues sería muy democrático), aconsejo una medida
más fácil: no votemos en octubre por los entregadores de nuestro patrimonio, de
nuestros recursos y de nuestra dignidad y honor.
Oscar Natalichio
Director
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEyS)
Agosto 30 de 2013
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