jueves, 29 de agosto de 2013

NOSOTROS O ELLOS (Parte novena)

BUITRES, CARANCHOS Y RATAS

Los “buitres” son aves rapaces que se encuentran diseminadas por todo el planeta, en especial en Europa y Norte América. Poseen algunas diferencias que los destacan, pero con relación a sus actitudes no. Se alimentan de animales muertos, de animales lesionados y, sólo cuando no encuentran ni muertos ni heridos, se abalanzan sobre algún animal vivo pero pequeño. El diccionario de la lengua española posee, además otra aceptación: “persona que se ceba de la desgracia de otro”.  También es aplicado a los “que se apoderan o se aprovechan de los bienes ajenos”.

Hay un dicho popular donde se menciona “que los animales se parecen a sus dueños”. Como todo dicho hay que considerarlo con cierta prudencia. El buitre es un ave de cuello desplumado, cuerpo leonado, plumas oscuras y con una franja blanca. Si uno observa detenidamente la foto entera del juez yanqui Griesa, encontrará bastante similitud, lo que logra, que al menos en este caso, el dicho popular se materialice.

El “carancho” es también un ave rapaz, más pequeño, también oscuro, también se alimenta de animales muertos a los que le suma insectos y reptiles. Pero su particularidad mayor, para esta nota, es que el carancho es latinoamericano.

Las ratas son por todos conocidas. Esos roedores son omnívoros (comen lo que venga, muerto o vivo, grande o pequeño, duro o blando, de carne o de plomo), se comen entre sí (son caníbales) y son especialmente astutas y organizadas. En el mundo habitan personas honestas y también ruines. A esos ruines pertenecen los buitres internacionales y los caranchos locales. Pero ambas tipos de aves requieren del aporte de otro animal, de la rata. Así como en el mundo habitan personas honestas y ruines, en las profesiones también pasa eso. Es decir, también hay ruines actuando “profesionalmente”.

A veces se los generaliza, como en este ejemplo publicado por un diario económico: ¿En qué se diferencia un abogado con una rata? Que con la rata uno termina encariñándose. Es cierto que no es correcto generalizar, más cuando conocemos a muchos abogados que han estado en primera línea y arriesgando su vida en defensa de justicia y verdad, en defensa del honor, en defensa de perseguidos políticos, en defensa de los trabajadores despedidos, etc. Pero hay abogados ratas, hay cuevas (estudios) de abogados ratas y ellos son los que sólo pueden y suelen compartir negocios con los personificados buitres y caranchos.

Hasta aquí descargo un poco de la bronca de observar y comprobar lo tremendamente complejo que es, en el capitalismo, obtener justicia, más cuando a ese capitalismo se lo deja operar con impunidad o cuenta con cómplices internos. Cobo, por ejemplo, que ganó las PASO en su provincia, no declara el repudio al fallo de los EEUU contra nuestro país, sino, “eruditamente” expresa que el fallo tendrá “consecuencias complicadas para la economía argentina, que ya está bastante restringida en su crecimiento”.

Utiliza un fallo contra el Estado, no contra el gobierno, un fallo contra la soberanía nacional, no contra el gobierno, para arribar a conclusiones como las que coloqué en negrita, pero hay que advertir que, además, esas conclusiones son falsas como queda demostrada cuando se muestra el crecimiento del PIB a “tasas chinas” ¿Qué le sucede al “glorioso” pueblo de Mendoza que vota a un traidor y mentiroso como su representante?  En Vicente López, donde resido, una mayoría vota por Macri, pero esta localidad jamás contó con un pueblo glorioso como el de Mendoza en la epopeya histórica del cruce de los Andes, por ejemplo. Por lo tanto aquí hay continuidad histórica y en Mendoza hay abandono de las tradiciones históricas y del honor.

Pero la intensión es tratar de explicar quienes fueron los que generaron la deuda, para qué y para quién la generaron y porqué estamos pagando esa monstruosidad de dólares. Y allí no encontramos a ningún K y sí a casi todos los anti-K, por no decir todos.

Y esa es la realidad objetiva, le guste o no a la gorda Carrió, que es una realidad que nunca fue objetiva (y menos en sus “denuncias” que sólo un analfabeto funcional puede creer que son ciertas).

Nunca nos fue bien con el tema de la deuda y ello es lógico pues la deuda externa (el endeudar a un país y condicionarlo mediante el “empréstito”) es la síntesis del neocolonialismo. Más barato que mantener tropas de ocupación colonial y más efectivo. En la ocupación con tropas, el que se pone de parte del enemigo es un traidor, en la ocupación con empréstitos es un “negociador”. Traiciona al igual que el anterior pero cobra comisiones por ello y hasta, posiblemente, pague impuestos a las ganancias.

El crecimiento exponencial de la deuda comienza con la dictadura empresario militar de 1976 al 83. La deuda, al inicio de ese nefasto período era de menos de 7 mil millones de dólares entre el Estado y las corporaciones. Vía Martínez de Hoz, Cavallo y Machinea y del rejuntado sicario-militar, la deuda pasa a ser, al final del proceso, de 45 mil millones de dólares. Los patriotas mencionados crearon una figurita denominada “seguro de cambio” por medio de la cual convirtieron la deuda privada en deuda pública. (Pensar que en China, por menos del 1% de ese negociado están juzgando a un alto funcionario por malversación de fondos al que, por su rango, le va a tocar la pena de muerte. Aquí, Cavallo se presentó como candidato).

Luego, felices pascuas de por medio, durante el gobierno de Alfonsín, la deuda crece hasta los 58.800 millones, pero la estrella de este avance neocolonial lo produce el innombrable Méndez (La “rata” según Horacio Verbitsky), que la lleva a 148 mil millones de dólares.

¿Qué puede producir ese fenómeno? Durante 144 meses y con el aval del analfabeto funcional, más todos los políticos desde la derecha hasta la izquierda, la más nefasta medida que conociera en su historia la Nación Argentina, la medida más devastadora, obtuvo el consenso de más del 90% de la población. Durante 144 meses el país se endeudó, para mantener vigente el uno a uno, en mil millones de dólares mensuales. 144 mil millones más de deuda que permitió, por ejemplo, a Repsol-YPF, que “ganara” 2 mil millones de pesos, sacar del país 2 mil millones de dólares. Repsol obtuvo en ese período, mas rentabilidad en La Argentina que en el resto del mundo sumados. También le permitió a un cadete que ganara 600 pesos por mes, comprar un paquete turístico al Caribe por 600 dólares, no porque en Isla Margarita recibieran el “peso argentino”, sino porque el cadete llevaba dólares que nunca emitimos.

Los “patriotas” corren hacia delante: “hay que honrar la deuda” y para ello hacer sacrificios que no incluyen ni a Repsol ni al cadete sino importantes recortes sociales, entregándose a las AFJP, limitando los pagos a los jubilados, a las asignaciones familiares y,  si refrescan la memoria, reduciendo salarios y jubilaciones un 13% y precarizando el trabajo (contratos basuras), entre otras medidas.

En la ficción podemos mencionar que hubo un presidente que se llamó de la Rúa, sólo en la ficción, pues en la realidad el que operó para las corporaciones fue otra vez “el pelado llorón” que diseñó, corralito de por medio, el “Megacanje” y el “déficit cero” que significaba que, si no había plata, no se pagaban jubilaciones, ni salarios, ni proveedores, salvo los 10 mil dólares que el autor necesitaba para vivir. Recordemos que sólo los intereses eran de 14 mil millones de dólares anuales y compárenlo con los 7 mil millones de deuda total en el año 1976. Habíamos llegado al 2001, habían pasado 25 años. En esos mismos 25 años China comenzó el recorrido a ser la primera potencia mundial y nosotros a ser el más trasero y carnal del patio trasero de los EEUU. Recordemos que, durante todos esos años era el FMI el que regía las decisiones locales. La deuda superaba los 290 mil millones de dólares: era “impagable” y representaba más del 55% del PIB, a paridad de poder adquisitivo.

Pues bien, para romper el maleficio hubo que romper con el monstruo y así se hizo. Se le pagó, es cierto, se le pagó 9.530 millones de dólares en el 2006, pero nos sacamos de encima al más pernicioso “asesor” y principal representante de los monopolios.   

A fines del 2011 la deuda se reducía a 133 mil millones de dólares. El 93% de los “acreedores” muchos de ellos caranchos, habían aceptado quita y refinanciación. Pero lo más importante: el 52% de esa deuda el Estado se la debe… ¡AL ESTADO! Y el total de la deuda es ahora apenas un 30% del PIB.

Para ese 7% se abre nuevamente la negociación con los mismos parámetros utilizados para el 93% que lo aceptó. De ese 7% apenas un 0.5% están en juicio y colocan en riesgo todo lo avanzado. Lo colocan si el país, sus ciudadanos, no se encolumnan a favor, no del gobierno, sino del Estado (y de paso reconozcan que este gobierno no es para nada responsable del reclamo de bonos basuras que emitió Cavallo Machinea, que los buitres compraron a 17 centavos de dólar y reclaman el pago a 1 dólar más intereses, honorarios y comisiones.

Deberíamos realizar una votación (plebiscito) nominal. Que votemos si hay que pagar o no a los buitres y sus lacayos. Si perdemos el plebiscito, lo lógico sería que la plata la pusieran únicamente los que votaron afirmativamente (y con dólar “blue”).

Como eso no es posible (pues sería muy democrático), aconsejo una medida más fácil: no votemos en octubre por los entregadores de nuestro patrimonio, de nuestros recursos y de nuestra dignidad y honor.

Oscar Natalichio
Director
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEyS)
Agosto 30 de 2013


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