NOSOTROS O ELLOS Nº 472
LOS DRAMÁTICOS EFECTOS DE LA PESTE AMARILLA:
AYER Y HOY
El mosquito Aedes Aegypti fue un elemento indispensable para poder
trasmitir la fiebre amarilla. Las primeras epidemias se situaron, en especial en
la ciudad de Buenos Aires, en los años 1852, 1858, 1870 y 1871. Sus efectos fueron devastadores, por ejemplo,
en la de 1871 murió el 8% de la población, siendo la afectada más del 25%. Hubo
días en que la peste o fiebre amarilla registró más de 500 fallecimientos
diarios.
La peste era selectiva pues no mató a personas de barrio norte y
Palermo, se centró, fundamentalmente en el Sur de la ciudad. Pues, como
toda peste, se requieren “condiciones”
para poder desarrollarse y actuar con éxito. Entre esas condiciones se
encontraban:
- Ausencia de cloacas y desagües
- Falta de agua potable debiendo recurrir a
los pozos.
- Contaminación con materia fecal en los
pozos
- Muy bajos salarios que impedían acceder a
una vivienda digna
- Falta de trabajo y por ello eran
considerados “vagos” y “atorrantes”.
- Alta contaminación del Riachuelo por las
empresas, en especial, el saladero y los mataderos.
- Hacinamiento de la población en los
conventillos, baldíos, caños y bajo puentes.
- Muy mala alimentación que los mantenía
débiles y vulnerables, en especial a los niños.
- Clima húmedo y muy cálido en verano sin
contar con un simple ventilador.
- Escasísima y nula asistencia social por
parte del gobierno a los sectores más vulnerables.
Finalizamos el año 2017 en medio
de una nueva peste amarilla, más letal que las señaladas arriba. El elemento indispensable para trasmitir los
efectos de la peste a los ciudadanos es el agrupamiento denominado “cambiemos” y, a diferencia de la peste
anterior, no sólo se ubica en la Ciudad de Buenos Aires, sino que la ha
extendido a todo el país con una inusitada rapidez en estos dos últimos años.
Su resultado es perversamente eficiente y los afectados, se den cuenta o no, llegan a cerca del 90% de la población contra
el 25% de las pestes de los años 1800.
Los fallecimientos se registran silenciosa y “gradualmente” pues integran la estadística tardía que informará
cómo se ha reducido la esperanza de vida al nacer y cómo se ha incrementado la
mortalidad infantil, además del incremento de los delitos (crímenes y robos,
corrupción y saqueos, etc.)
Al igual que las epidemias anteriores esta también es selectiva, mucho
más selectiva, pues en el caso anterior algún habitante de Recoleta se
contagió. Ahora es imposible que el sector inmunizado se contagie, pues para hacerlo se necesita ser pobre o
contar con escasos bienes y ser mediocre o ignorante. Bajo la línea de
pobreza se encuentra ya más del 40% de la población y para el año 2018 se
espera que ingrese un 20% más: Para ello el mosquito “cambiemos” a tomado las
medidas necesarias, señaladas por dos organismos que ellos integran y que le
brindan cobertura: el FMI y el BM.
En los años del mosquito, la gente huía de las zonas donde la peste era
más concentrada. Esa huída tenía su razón de ser: existían enormes espacios no
contaminados. Hoy se huye tanto de la Tierra del Fuego como de Jujuy, de
Mendoza como de los barrios del sur de Buenos Aires. Y la peste actual es más
peligrosa pues cuenta con apoyo local de ciudadanos con mucho dinero, de apoyo
extranjero con multinacionales de mucho peso, con apoyo de casi el 100% de los
nefastos y mentirosos medios de comunicación masiva, con una parte de la
ciudadanía mediocre e ignorante y, para los que no quieren contaminarse, con
una brutal represión, por parte del Estado, que incluye asesinatos y saqueos de viviendas. Es el fascismo.
Ello conforma otra gran diferencia de las dos pestes, la del mosquito y la de Cambiemos. Sobre
la primera, médicos, enfermeros y ciudadanos sanos, hicieron todo lo que se
encontraba a su alcance para combatirla. Sobre la actual se actúa de manera
distinta: se hace todo lo posible para
que su efecto sea más letal, para que se acelere el deterioro, la pobreza, la
marginación, la desprotección social, el desempleo, los bajos salarios, la
carestía, la persecución, cárcel, tortura y muerte al que se resiste a ser
víctima y la pasividad de una parte de la población que no entienden que, esta
forma de “gradualismo” les acorta la vida. Se trata de un genocidio lento planificado
que no se percibe en su real dimensión.
Ese genocidio lento y planificado
está dirigido por psicópatas colocados por los grandes grupos concentrados de
la economía y las finanzas, grupos en su mayoría de capital extranjero. Entre esos psicópatas se encuentran los
cuatros caballeros del Apocalipsis ya que el quinto, el que supuestamente
dirige, se toma permanentemente vacaciones.
No hay dudas que, para aplicar planes criminales y aplicarlos con
crueldad sobre poblaciones indefensas se requiere ser psicópata, pero para el
comando mayor les pide otra condición: que sean mediocre e ignorantes.
Escribía, con meridiana claridad, Claudia Marín bajo el título “El discurso del
Psicópata”, lo siguiente:
“El discurso de Macri es el discurso del psicópata:
niega y tergiversa lo que podemos percibir por nuestra propia experiencia, lo
cual es enloquecedor. Pone a la víctima en el lugar del culpable de su propio
sufrimiento, lo cual genera en la víctima el efecto de confundirla y
deprimirla. No se responsabiliza de sus actos, sino que estos siempre responden
a la acción de otros, de los cuales es él la víctima inocente. Esto apunta a
generar, otra vez, confusión y culpa en la verdadera víctima, y un profundo,
demoledor sentimiento de impotencia. Y por último, ejerce una violencia
arrasadora con una sonrisa, con buenas maneras y palabras tranquilizadoras, lo
cual adormece, hipnotiza y –nuevamente- confunde: “es por tu bien”, dice
mientras lastima y destruye. Y muchos/as le creen, porque el arte de la
manipulación y la crueldad es la especialidad del psicópata.
“Pero hay algo con que el psicópata no cuenta: ese
momento, que no siempre llega, en que empieza a resquebrajarse la ilusión y
puede verse, de a poco primero, después con claridad total, la magnitud del
daño que está haciéndonos. En ese momento, que no siempre llega, en que las
–hasta entonces- víctimas de su juego perverso, se dan cuenta de su propia
fuerza. Ese momento, aunque no siempre llega, es la pesadilla del psicópata.
Estoy convencida de que no estamos lejos de ese momento”.
Nos encontramos en el centro de la lucha de clases que muchos de
nosotros creen que no existe y que es cosa del pasado. Pero los hombres del
poder económico y financiero, los que manejan la vida y la muerte de miles de
millones de ciudadanos, no han desatendido las luchas de clases, no sólo no la
niegan sino que, con arrogancia afirman que “la estamos ganado nosotros”. “Hay
una lucha de clases, por supuesto, pero es mi clase, la clase de los ricos, la
que dirige la lucha. Y
nosotros ganamos” Warren Buffet.
El sistema capitalista ya no puede sostenerse sino es con violencia y
saqueo. Lo hizo siempre de esa manera, pero solapadamente, expresando a la vez
que era una gran democracia. Ya no puede hacerlo pues llegó el momento que es
su pesadilla. Ya no domina el mundo como hace un siglo. Ahora hay países que no
sólo han roto con el capitalismo sino que lo han superado y lo siguen
superando: el caso más real lo da la república Popular
China, que desde fines del 2014 es la primera potencia
mundial en producción de bienes (PBI).
Pero a medida que el capitalismo “pierde” territorios y pierde
eficiencia (pues prevalece la especulación sobre la producción), en los países
donde aún los pueblos no han sabido liberarse de él, se torna más agresivo y
depredador. Y no es como afirma el especulador Buffet, que están ganando la
lucha de clases, la están perdiendo y muy rápidamente. A ellos (al
imperialismo) les llegó el momento. A nosotros, los que aún estamos sometidos
por sus acciones inhumanas y saqueadoras, debemos combatirlos, debemos crear el
momento para evitar que varias generaciones sufran la nueva peste amarilla.
No vamos a brinda por un
venturoso 2018 pues será el año donde la peste amarilla intenta consolidar la
destrucción de los ciudadanos y el saqueo de las riquezas de nuestra Nación. El
2018 debe ser un año de unidad, de resistencia y de transformación de la
realidad infectada, por un País que sea digno de llamarse así: justo, soberano,
independiente y solidario, sin presos políticos ni asesinos sueltos.
CENTRO DE INVESTGACIONES
ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEYS) 31/12/2017
“ESE MOMENTO ESTÁ LLEGANDO”