martes, 26 de noviembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 45

CAPITAL, CAPITALISTA Y CAPITALISMO (6)

En el número anterior abordamos las categorías Capital Bancario, Capital Financiero y Oligarquía Financiera. En esta oportunidad desarrollaremos lo que son Capital Usurario, Capital Ficticio y Capital en Acciones.

Muchos, a veces, afirmamos que la prostitución es el “oficio más viejo del mundo”. Sin embrago hay otro que es más viejo o, al menos, simultáneo. El Capital Usurario es la primera forma de capital, típico de las formaciones económico-social precapitalistas. Es un capital que proporciona a su poseedor fuertes ingresos en virtud de cobrar por los préstamos muy altos intereses. Surge cuando se va produciendo la transición de la sociedad primitiva al esclavismo, primera formación económico-social donde surgen clases sociales antagónicas y, por ende, surge por primera vez el Estado, en este caso: el Estado esclavista.

Los préstamos del capital de los usureros no iban dirigidos a los esclavos, ya que éstos no eran propietario de nada, ni de sus objetos ni de sus vidas. Nada de lo que portaban les pertenecía. Todo era del amo. Por tanto, los préstamos eran dirigidos a los ciudadanos “libres”, situación en la que se encontraban los esclavistas, los artesanos, los comerciantes y los campesinos.

Dichos préstamos, otorgados en esas condiciones de muy altos intereses, arruinaba a quienes lo obtenían pues esos intereses eran superiores al plusproducto que obtenían y, al serlo, avanzaban tomando también parte del producto necesario.  De esa manera, el campesino perdía sus tierras o ganados, el artesano sus productos y herramientas, el comerciante sus mercancías y su ruta y, el destino de ellos, era el suicidio o la esclavitud.

Como el Capital Usurario no ha desaparecido aún hoy, podemos afirmar que, durante el esclavismo convertía, arruinándolos, a los pequeños propietarios en esclavos, que luego, durante el feudalismo, al arruinar  a campesinos libres los convertía en siervo de la gleba y, desde el inicio del capitalismo arruinó a pequeñas empresas proletarizando a sus dueños.

El Capital Usurario fue el que, en formaciones económico-sociales precapitalistas, le fue abriendo paso al capitalismo, ya que una de sus características fue acelerar la acumulación de dinero, de atesoramiento, que luego se convertiría en Capital de Préstamo, que pasa a ser la forma fundamental de capital que produce interés, ya que, como habíamos desarrollado anteriormente, dicho capital es prestado para ser convertido en Capital Monetario y dar inicio a un ciclo industrial.

Decíamos que dicha forma de capital aún no ha desaparecido aunque mantiene más baja presencia. La usura, que se manifiesta en bajos préstamos con altas tasas, está dirigida a trabajadores y pequeñas empresas que se encuentran en situaciones críticas, las que deben resolver mediante pagos de dinero. Es una usura repudiable, que juega un doble papel: 1. mantiene su característica original de avanzar sobre el producto necesario (o sobre el salario necesario) y 2. Impide que al Capital de Préstamo, se origine en un Banco o en un particular, sea considerado Capital Usurario. Y eso que, en nuestro país, por ejemplo, muchos de los usureros que “compran” cheques a “término” lo hacen con tasas menores que las que el afectado debería pagar si toma un “descubierto” en un Banco.

Ahora vamos a incursionar en la parte surrealista de la realidad, ingresando a la categoría Capital Ficticio. Comenzaremos definiendo qué significa el término ficticio y, de esa manera, tendremos en claro por qué no es generalmente utilizada esa categoría científica en nuestros centros de estudios.

El diccionario posee dos acepciones a saber: 1. fingido, imaginario o falso, y 2. Convencional, que resulta de una convención; En esta segunda acepción el diccionario (sus autores) intentan confundirnos ya que “convención” posee cinco acepciones, de las cuales señalamos las dos que más se aproximan a la categoría que estamos desarrollando, que son la acepción 2: conveniencia, conformidad y la acepción 3: norma o práctica admitida tácitamente, que responde a precedentes o a la costumbre.

Nosotros nos vamos a quedar con una definición más adecuada, más aproximada a la realidad:

Ficticio se dice de lo que es aparente, convencional y falso, en cuya acepción es sinónimo de imaginario e ilusorio, o sea, capaz de llamar a engaño a fuerza de ilusión o imaginación sin valor real.  

Los bonos, los títulos y acciones, las obligaciones negociables, son los principales componentes del Capital Ficticio. El poseedor de los bonos, de los títulos y de  las obligaciones negociables, recibe una retribución en forma de  interés; y el poseedor de acciones la recibe en forma de dividendos.

Todas esas operaciones se realizan en un gran casino que se denomina “Bolsa de Valores”. Allí se concretan las compras y las ventas, todo ello es ajeno y se encuentra apartado de los procesos productivos. Las acciones pasan de una mano a otra, de un “inversor” a otro, de un especulador a otro o, lo que es más frecuente, de un ahorrista desprevenido a un especulador depredador.

Lo que sucede en la bolsa, que tantos economistas toman como un termómetro, es ficticio, es decir, es falso y no tiene incidencia material en la riqueza real. Las acciones de una empresa, ayer cotizada a 20 hoy caen a 10. ¿Se reduce a la mitad el edificio de su fábrica? Desde ya que No. Son otras las causas del cambio de cotización, una de ellas es la especulación, otra la “pérdida de confianza” sobre el futuro de esa empresa, pérdida que puede ser real o fabricada por los medios, entonces, a correr y a vender antes que valga cero.

El Capital Ficticio se constituye en el medio más eficaz para el fraude y la especulación que posibilita el enriquecimiento de pocos a costa de muchos pequeños ahorristas al que los bancos intermediarios han convencido de que allí obtendrían mayores réditos.

El ejemplo de los jubilados italianos y japoneses a los que los bancos les vendieron bonos de 6 pesos a 30 es una muestra. A nuestros jubilados, utilizaron sus ahorros en las AFJP, para “invertirlos” en acciones, y de esa manera, el grupo apropiador de Papel Prensa mediante torturas se apropió “legalmente” de millones de pesos haciendo que los directivos de las AFJP compraran a un precio inflado acciones del mencionado pasquín, las que luego reducirían su valor considerablemente. De esa manera, los potenciales jubilados de entonces, transfirieron gratuitamente gran parte de sus ahorros al grupo mediático más sanguinario que opera en nuestro país.

El crecimiento del Capital Ficticio es impresionante y no es nada más que el reflejo del crecimiento del Capital Financiero, de los enormes recursos volcados a la especulación en todo el mundo. Marca el carácter cada vez más parasitario del capitalismo monopolista (imperialismo) y la cada vez mayor concentración de la riqueza en manos de la Oligarquía Financiera, del vértice del que ya hablamos.

En este desarrollo mencionamos que, en el gran casino bolsa de valores, se negocian acciones de sociedades. Esas acciones que se negocian provienen del Capital en Acciones, capital que no es ficticio en su origen, sino una forma en que el capitalista utiliza para incrementar el Capital Monetario. Funciona con alguna similitud al Capital Bancario. Recordemos que, en el Capital Bancario, el capitalista toma dinero de terceros (ahorristas) para luego convertirlo en Capital de Préstamo y que su aporte personal en la composición del capital es menor pues la mayor proviene de los que “confían” sus dineros en él.  Pasa lo mismo con el Capital en Acciones. Mediante la emisión de Títulos y Acciones, el Capitalista Industrial obtiene una enorme masa de dinero para volcarlo a la producción. “Pero capitalista ser vivo” diría Tarzán, ya que esos títulos y acciones se emiten (en general) con valores superiores al capital real invertido en las empresas que lo representan. En períodos de “auge” se observa, en el casino bolsa de valores, que esos títulos incrementan su valor y su titular puede computar que ahora es un poco más rico (cantidad de acciones por valor de las mismas en la bolsa). Ese incremento ilusorio de valor lleva a que, una importante parte de la población, “invierta” en acciones, perciba por ello dividendos y se convierta en “rentista”, capa parasitaria que vive sin trabajar. Es en esa situación, que el Capital en Acciones pasa a integrarse al Capital Ficticio y, como éste es falso e ilusorio, cuando el valor de las acciones cae, el entusiasmado “rentista” no sólo pierde su renta sino también su inversión. ¿Lo creen? Pregúntenle  a los accionistas de la que fue la más grande empresa de energía, la ENRON.

 En los años 1996 a 2000, durante cinco años, la revista Furtune la había designado a ENRON como la “empresa más innovadora de los EEUU” y a la “mejor y exitosa decisión de inversión” Todo era falso (ficticio), maquillaron balances con la complicidad de auditoría “prestigiosas” como la empresa Andersen, la que en vez de “dar fe” destruyó documentación clave. Sobornaron a funcionarios, financiaron la campaña de Bush y terminaron quebrando ¿Y los accionistas? Las acciones de los propietarios, los que cometieron el fraude, las vendieron cuando el fraude aún no era público, las vendieron a un alto precio gracias a la revista Fortune y a la auditoría de Andersen, los demás accionistas, casi el 95%, perdieron todo. Dejaron de ser rentistas en un soplo.      

En el año 2007, meses antes del “estallido” de la crisis financiera mundial, las acciones del pasquín Clarín fueron compradas por las AFJP, con la plata de los futuros jubilados, a 35 pesos cada una, luego que se cerrara la “operación” las acciones de Clarín cayeron, abruptamente, a 9,25  pesos. Ello significa que el grupo recibe, cada 350 millones de pesos, 257,5 millones gratis. ¿Una estafa “legal”?

El Capital en Acciones le permite al capitalista industrial, reunir fondos de terceros (los accionistas), pagándole a éstos, un dividendo. Para que el accionista cobre ese dividendo la empresa debe dar “utilidades”. Para ser más preciso: la empresa puede dar utilidades (plusvalía) pero es el Balance el que debe reflejar si da o no utilidades y qué monto de utilidades da. Para eso están los que dan fe, como Andersen; están para que el accionista, que no puede individualmente analizar los libros, se sienta seguro pues un experto (no en ética) lo hace por él. Observen la diferencia con el Capital Bancario: si usted coloca un Plazo Fijo a tasas pasivas, en general, cobra los intereses pactados independientemente del balance del banco, si es accionistas y el balance de la empresa no da utilidades no cobra nada y si da utilidades y resuelven en una Asamblea no distribuirla, tampoco cobra nada. Pero… ¿qué es la utilidad empresaria? Comenzaremos explicando que si una empresa ha emitido 50 millones de acciones, y éstas están en poder de un millón de personas, no hay lugar posible para que en una asamblea participen todas, ni siquiera un 5%, que serían 50 mil. En esta elaboración queda muy claro que, si el grupo dominante posee el 5% de las acciones, nadie jamás le puede disputar el dominio. No hay forma legal ni práctica que algunos puedan reemplazarlo en la dirección de la empresa. Por las dudas, los estatutos suelen incorporar la cláusula de que no se puede representar a más de 5 accionistas. De esa manera con sólo un 5% de capital se controla el 100%. Pero no es todo. Suponemos que si la empresa gana 50 millones de pesos, debería distribuir como dividendos un peso por acción: y todo parece justo. Pero… antes… se reúne la asamblea y ésta, soberana como es, resuelve otorgar honorarios al Directorio (al 5% de los accionistas) en virtud al gran trabajo empresario que les permitió a la empresa obtener ganancias. Y resuelve, por unanimidad (salvo que esté Moreno) distribuir entre ellos 25 millones. En el balance, entonces, la utilidad es de 25 millones y no de 50 y la distribución por acción ya no es de un peso sino de 50 centavos.

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
25/11/2013



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