NOSOTROS O ELLOS Nº 45
CAPITAL, CAPITALISTA Y CAPITALISMO (6)
En el número anterior abordamos las categorías Capital Bancario, Capital
Financiero y Oligarquía Financiera.
En esta oportunidad desarrollaremos lo que son Capital Usurario, Capital Ficticio y Capital en Acciones.
Muchos, a veces, afirmamos que la prostitución es el “oficio más viejo
del mundo”. Sin embrago hay otro que es más viejo o, al menos, simultáneo. El Capital Usurario es la primera forma de
capital, típico de las formaciones económico-social precapitalistas. Es un
capital que proporciona a su poseedor fuertes ingresos en virtud de cobrar por
los préstamos muy altos intereses. Surge cuando se va produciendo la transición
de la sociedad primitiva al esclavismo, primera
formación económico-social donde surgen clases sociales antagónicas y, por
ende, surge por primera vez el Estado, en este caso: el Estado esclavista.
Los préstamos del capital de los usureros no iban dirigidos a los
esclavos, ya que éstos no eran propietario de nada, ni de sus objetos ni de sus
vidas. Nada de lo que portaban les pertenecía. Todo era del amo. Por tanto, los préstamos eran dirigidos a los
ciudadanos “libres”, situación en la que se encontraban los esclavistas,
los artesanos, los comerciantes y los campesinos.
Dichos préstamos, otorgados en esas condiciones de muy altos intereses,
arruinaba a quienes lo obtenían pues esos intereses eran superiores al plusproducto que obtenían y, al serlo,
avanzaban tomando también parte del producto
necesario. De esa manera, el
campesino perdía sus tierras o ganados, el artesano sus productos y
herramientas, el comerciante sus mercancías y su ruta y, el destino de ellos,
era el suicidio o la esclavitud.
Como el Capital Usurario no
ha desaparecido aún hoy, podemos afirmar que, durante el esclavismo convertía,
arruinándolos, a los pequeños propietarios en esclavos, que luego, durante el
feudalismo, al arruinar a campesinos
libres los convertía en siervo de la gleba y, desde el inicio del capitalismo
arruinó a pequeñas empresas proletarizando a sus dueños.
El Capital Usurario fue el
que, en formaciones económico-sociales precapitalistas, le fue abriendo paso al
capitalismo, ya que una de sus características fue acelerar la acumulación de
dinero, de atesoramiento, que luego se convertiría en Capital de Préstamo, que
pasa a ser la forma fundamental de capital que produce interés, ya que, como habíamos desarrollado anteriormente, dicho
capital es prestado para ser convertido en Capital Monetario y dar inicio a un
ciclo industrial.
Decíamos que dicha forma de capital aún no ha desaparecido aunque
mantiene más baja presencia. La usura, que se manifiesta en bajos préstamos con
altas tasas, está dirigida a trabajadores y pequeñas empresas que se encuentran
en situaciones críticas, las que deben resolver mediante pagos de dinero. Es
una usura repudiable, que juega un doble papel: 1. mantiene su característica
original de avanzar sobre el producto necesario (o sobre el salario necesario)
y 2. Impide que al Capital de Préstamo, se origine en un Banco o en un
particular, sea considerado Capital Usurario. Y eso que, en nuestro país, por
ejemplo, muchos de los usureros que “compran” cheques a “término” lo hacen con
tasas menores que las que el afectado debería pagar si toma un “descubierto” en
un Banco.
Ahora vamos a incursionar en la parte surrealista de la realidad, ingresando
a la categoría Capital
Ficticio. Comenzaremos definiendo qué significa el
término ficticio y, de esa manera, tendremos en claro por qué no es generalmente
utilizada esa categoría científica en nuestros centros de estudios.
El diccionario posee dos acepciones a saber: 1. fingido, imaginario o falso, y
2. Convencional,
que resulta de una convención; En esta segunda acepción el diccionario
(sus autores) intentan confundirnos ya que “convención” posee cinco acepciones,
de las cuales señalamos las dos que más se aproximan a la categoría que estamos
desarrollando, que son la acepción 2: conveniencia, conformidad y la
acepción 3: norma o práctica admitida tácitamente, que responde a precedentes o a
la costumbre.
Nosotros nos vamos a quedar con una definición más adecuada, más
aproximada a la realidad:
Ficticio se dice de lo que es aparente, convencional y falso, en cuya
acepción es sinónimo de imaginario e ilusorio, o sea, capaz de llamar a engaño a fuerza de ilusión o imaginación sin
valor real.
Los bonos, los títulos y acciones, las obligaciones negociables, son los
principales componentes del Capital Ficticio. El poseedor de los bonos, de los
títulos y de las obligaciones
negociables, recibe una retribución en forma de
interés; y el poseedor de acciones la recibe en forma de dividendos.
Todas esas operaciones se realizan
en un gran casino que se denomina “Bolsa de Valores”. Allí se concretan las
compras y las ventas, todo ello es ajeno y se encuentra apartado de los
procesos productivos. Las acciones pasan de una mano a otra, de un “inversor” a
otro, de un especulador a otro o, lo que es más frecuente, de un ahorrista
desprevenido a un especulador depredador.
Lo que sucede en la bolsa, que tantos economistas toman como un
termómetro, es ficticio, es decir, es
falso y no tiene incidencia material en la riqueza real. Las acciones de
una empresa, ayer cotizada a 20 hoy caen a 10. ¿Se reduce a la mitad el
edificio de su fábrica? Desde ya que No. Son otras las causas del cambio de
cotización, una de ellas es la especulación, otra la “pérdida de confianza”
sobre el futuro de esa empresa, pérdida que puede ser real o fabricada por los
medios, entonces, a correr y a vender antes que valga cero.
El Capital Ficticio se constituye
en el medio más eficaz para el fraude y la especulación que posibilita el
enriquecimiento de pocos a costa de muchos pequeños ahorristas al que los
bancos intermediarios han convencido de que allí obtendrían mayores réditos.
El ejemplo de los jubilados italianos y japoneses a los que los bancos les
vendieron bonos de 6 pesos a 30 es una muestra. A nuestros jubilados,
utilizaron sus ahorros en las AFJP, para “invertirlos” en acciones, y de esa
manera, el grupo apropiador de Papel Prensa mediante torturas se apropió
“legalmente” de millones de pesos haciendo que los directivos de las AFJP
compraran a un precio inflado acciones del mencionado pasquín, las que luego
reducirían su valor considerablemente. De esa manera, los potenciales jubilados
de entonces, transfirieron gratuitamente gran parte de sus ahorros al grupo
mediático más sanguinario que opera en nuestro país.
El crecimiento del Capital Ficticio es impresionante y no es nada más
que el reflejo del crecimiento del Capital Financiero, de los enormes recursos
volcados a la especulación en todo el mundo. Marca el carácter cada vez más
parasitario del capitalismo monopolista (imperialismo) y la cada vez mayor
concentración de la riqueza en manos de la Oligarquía Financiera ,
del vértice del que ya hablamos.
En este desarrollo mencionamos que, en el gran casino bolsa de valores,
se negocian acciones de sociedades. Esas acciones que se negocian provienen del
Capital en Acciones, capital que no
es ficticio en su origen, sino una forma en que el capitalista utiliza para
incrementar el Capital Monetario.
Funciona con alguna similitud al Capital
Bancario. Recordemos que, en el Capital Bancario, el capitalista toma
dinero de terceros (ahorristas) para luego convertirlo en Capital de Préstamo y que su aporte personal en la composición del
capital es menor pues la mayor proviene de los que “confían” sus dineros en él.
Pasa lo mismo con el Capital en Acciones. Mediante la
emisión de Títulos y Acciones, el Capitalista
Industrial obtiene una enorme masa de dinero para volcarlo a la producción.
“Pero capitalista ser vivo” diría
Tarzán, ya que esos títulos y acciones se emiten (en general) con valores
superiores al capital real invertido en las empresas que lo representan. En
períodos de “auge” se observa, en el casino bolsa de valores, que esos títulos
incrementan su valor y su titular puede computar que ahora es un poco más rico
(cantidad de acciones por valor de las mismas en la bolsa). Ese incremento
ilusorio de valor lleva a que, una importante parte de la población, “invierta”
en acciones, perciba por ello dividendos y se convierta en “rentista”, capa
parasitaria que vive sin trabajar. Es en
esa situación, que el Capital en Acciones pasa a integrarse al Capital Ficticio
y, como éste es falso e ilusorio,
cuando el valor de las acciones cae, el entusiasmado “rentista” no sólo pierde
su renta sino también su inversión. ¿Lo creen? Pregúntenle a los accionistas de la que fue la más grande
empresa de energía, la ENRON.
En los años 1996 a 2000, durante cinco
años, la revista
Furtune la había designado a ENRON como la “empresa más
innovadora de los EEUU” y a la “mejor y exitosa decisión de inversión”
Todo era falso (ficticio), maquillaron balances con la complicidad de auditoría
“prestigiosas” como la
empresa Andersen , la que en vez de “dar fe” destruyó
documentación clave. Sobornaron a funcionarios, financiaron la campaña de Bush
y terminaron quebrando ¿Y los accionistas? Las acciones de los propietarios,
los que cometieron el fraude, las vendieron cuando el fraude aún no era
público, las vendieron a un alto precio gracias a la revista Fortune y
a la auditoría de Andersen, los demás accionistas, casi el 95%, perdieron todo.
Dejaron de ser rentistas en un soplo.
En el año 2007, meses antes del “estallido” de la crisis financiera
mundial, las acciones del pasquín Clarín fueron compradas por las AFJP, con la
plata de los futuros jubilados, a 35 pesos cada una, luego que se cerrara la
“operación” las acciones de Clarín cayeron, abruptamente, a 9,25 pesos. Ello significa que el grupo recibe,
cada 350 millones de pesos, 257,5 millones gratis. ¿Una estafa “legal”?
El Capital en Acciones le permite al capitalista industrial, reunir
fondos de terceros (los accionistas), pagándole a éstos, un dividendo. Para que
el accionista cobre ese dividendo la empresa debe dar “utilidades”. Para ser
más preciso: la empresa puede dar utilidades (plusvalía) pero es el Balance el
que debe reflejar si da o no utilidades y qué monto de utilidades da. Para eso
están los que dan fe, como Andersen; están para que el accionista, que no puede
individualmente analizar los libros, se sienta seguro pues un experto (no en
ética) lo hace por él. Observen la diferencia con el Capital Bancario: si usted
coloca un Plazo Fijo a tasas pasivas, en general, cobra los intereses pactados
independientemente del balance del banco, si es accionistas y el balance de la
empresa no da utilidades no cobra nada y si da utilidades y resuelven en una
Asamblea no distribuirla, tampoco cobra nada. Pero… ¿qué es la utilidad
empresaria? Comenzaremos explicando que si una empresa ha emitido 50 millones
de acciones, y éstas están en poder de un millón de personas, no hay lugar
posible para que en una asamblea participen todas, ni siquiera un 5%, que
serían 50 mil. En esta elaboración queda muy claro que, si el grupo dominante
posee el 5% de las acciones, nadie jamás le puede disputar el dominio. No hay
forma legal ni práctica que algunos puedan reemplazarlo en la dirección de la empresa. Por las
dudas, los estatutos suelen incorporar la cláusula de que no se puede
representar a más de 5 accionistas. De esa manera con sólo un 5% de capital se
controla el 100%. Pero no es todo. Suponemos que si la empresa gana 50 millones
de pesos, debería distribuir como dividendos un peso por acción: y todo parece
justo. Pero… antes… se reúne la asamblea y ésta, soberana como es, resuelve
otorgar honorarios al Directorio (al 5% de los accionistas) en virtud al gran
trabajo empresario que les permitió a la empresa obtener ganancias. Y resuelve,
por unanimidad (salvo que esté Moreno) distribuir entre ellos 25 millones. En
el balance, entonces, la utilidad es de 25 millones y no de 50 y la
distribución por acción ya no es de un peso sino de 50 centavos.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones
Económicas y Sociales (CIEYS)
25/11/2013
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