viernes, 22 de noviembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 44

CAPITAL, CAPITALISTA Y CAPITALISMO (5)

En NOSOTROS O ELLOS Nº 43 afirmábamos que el Capital de Préstamo y el Capital Bancario no son lo mismo. Definíamos al Capital de Préstamo como “el capital monetario que su poseedor concede a otros capitalistas industriales por un determinado tiempo y con una tasa de interés como remuneración por el préstamo”.

En cambio, el Capital Bancario es un capital que se concentra en empresas capitalistas bancarias, donde su composición le da una particular característica: la de un intermediario que trabaja con dinero ajeno.

  1. La parte menor del capital proviene de los capitalistas propietarios del banco
  2. La parte mayor por los depósitos de ahorristas captados para ser utilizados como Capital de Préstamo, es decir, para ser prestados a empresas capitalistas y como préstamos personales a particulares.

El beneficio del Banco en su operatoria posee dos componentes y dos orígenes. Comencemos con los componentes, ellos son:

  1. Los recursos de terceros (depósitos) son retribuido con una tasa de interés denominada “pasiva”.
  2. Los préstamos son gravados con una tasa de interés muy superior denominada “activa”, a los que se le suman comisiones y gastos “varios”, formas encubiertas de interés, que pesan enormemente sobre los préstamos más pequeños.
  3. La diferencia de tasas se manifiesta como la principal fuente de ingresos que percibe el capitalista bancario. La de comisiones y gastos le siguen.

Con relación al origen podemos señalar:

  1. La plusvalía que el capitalista industrial obtiene, parte de la cual la transfiere al banco prestamista en concepto de intereses. Ello es igual si el que solicita el préstamo es un capitalista que opera en el área comercial, ya que de origen, éste opera con la plusvalía obtenida de igual origen, del capital industrial
  2. Cuando el préstamo es a personas y no a empresas, lo que éstas transfieren al banco son parte de sus ingresos, en general parte de sus salarios o jubilaciones. Este préstamo puede ser específico (otorgado directamente por el banco ante una solicitud, a x cuotas y x tasa) o permanente (mediante la instrumentación de variados sistemas entre la que se destaca la “tarjeta de crédito”) donde, tasas y gastos, superan el 50% anual  de costo sobre lo refinanciado.

Al producirse el paso del Capitalismo de libre competencia (fase 1) al Capitalismo de los Monopolios o Imperialismo (fase 2), se produce, paralelamente, la concentración y centralización de la banca de donde surgen los Bancos Monopólicos, a veces denominados bancos de bancos o bancos mayoristas. Al adquirir esa característica, dichas instituciones obtienen un gran poder, no sólo sobre los industriales, sino sobre países a los que presta condicionando, con dicho empréstito, el destino del mismo, a qué rama de la economía debe ser aplicado, quién debe manejar o administrar el préstamo y otros condicionamientos entres los cuales se destacan a quién se debe contratar. Esta transición del capitalismo de libre empresa al monopolio, es acompañada por varios cambios históricos, siendo, los más destacados, los siguientes: la exportación de mercancía por parte de los países más poderosos va siendo, gradualmente, reemplazada por la exportación de capitales y, la forma de dominio pasa del colonialismo al neocolonialismo, donde las tropas de ocupación son reemplazadas por el empréstito condicionante.

Esta concentración y centralización bancaria es la que, en su desarrollo, da origen a la Oligarquía Financiera y al Capital Financiero, dos de los rasgos más destacados de la fase superior del capitalismo, de su fase 2, del imperialismo.

El origen del Capital Financiero está dado por la fusión del gran capital monopolista industrial con el gran capital monopolista bancario, acontecimiento que se produce a partir de los finales del siglo XIX y que se consolida en el siglo XX. Los grandes bancos monopolistas proceden a otorgar préstamos a largo plazo logrando con ellos, obtener un condicionamiento más efectivo sobre el que lo solicita y recibe. Ya no está sujeto el deudor a una deuda corta, de meses, difícil de condicionar por parte del acreedor, sino a una deuda larga, de años, donde el acreedor fija reglas de juego que le permiten poseer una fuerte ingerencia en las decisiones de quienes toman esos préstamos: grandes capitalistas industriales y comerciales y, principalmente, Estado débiles y arruinados.

El excedente financiero que logra el Capital Financiero mediante la concentración y centralización es también destinado a desarrollar el “sistema de participación” que es la forma en que se apropian de empresas capitalistas mediante la compra de acciones en cantidad suficiente para lograr el control de las mismas. De esa manera van creando una pirámide donde en su vértice superior se aloja el grupo más poderoso, que controla toda la pirámide. Es ese grupo el que constituye la Oligarquía Financiera.

El Capital Financiero es consecuencia de la explotación al trabajador, es la acumulación de plusvalía que no es destinada a incrementar el capital productivo, es decir, la plusvalía que no es destinada a generar más plusvalía mediante la producción de bienes materiales y servicios. Al no producirse plusvalía fuera del área productiva, el Capital Financiero sólo puede manifestarse como un capital parasitario y depredador.

Explicaremos lo afirmado en el último párrafo:

  1. La plusvalía se produce en el área productiva con la creación de un nuevo valor sobre los valores anteriores.
  2. Parte de ella (de la plusvalía), el capitalista industrial la incorpora como capital. Si el capital monetario inicial es 100 y obtiene plusvalía por 40, destina la misma a pagar impuesto a las ganancias 14, a su mejor calidad de vida y de sus secuaces (abogados, contadores, testaferros, etc.), 6 y el resto, 20 lo convierte en capital
  3. De esa manera el capital monetario del segundo ciclo ya no será los 100 del primero, sino los 100 del primero, rescatados al vender la nueva mercancía más los 20 destinados a incrementar el capital: será de 120 y de mantenerse iguales condiciones, esos 120 producirán una plusvalía mayor, de 48 en vez de los cuarenta anterior. Y así, en cada ciclo, va incrementando cada vez más el capital con la plusvalía. En el sistema capitalista ello se llama “reinversión de las ganancias”, forma folclórica de encubrir que el capital es creado por la FT del trabajador, por recibir menos de lo que esa FT genera en riquezas.
  4. Cuando la plusvalía va al Estado en forma de impuesto, el Estado la gasta en lo que sea, salarios al personal, salud, educación, represión, etc. La porción con que se quedan de ella el propietario y sus secuaces, también la gastan en bienes y calidad de vida que lo destaquen de la “plebe” y cuando el propietario la envía a formar capital, inevitablemente es para comprar más materias primas y materiales, más maquinarias y más mano de obra en trabajo vivo o en trabajo pasado. En todos los casos la plusvalía, en el ciclo industrial, va al consumo. Y si bien no podemos decir que ello es un círculo virtuoso, pues se basa en la explotación del semejante, sí podemos decir que no es tan funesto como el atesoramiento que permite la acumulación financiera.
  5. Lo que pretendemos señalar es que, en un momento del desarrollo histórico (lo estamos viviendo) el capitalista industrial no envía más plusvalía a la reproducción, no incrementa más el capital con ella ¿Por qué? ¿No es acaso un buen negocio? Claro que lo es, ya lo decía el padre del liberalismo económico y de la Economía Política Burguesa: Adam Smith (ver Nº 34). “Todo hombre es rico o pobre según el grado en que puedan gozar de las cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida. Pero una vez establecida la división del trabajo, es sólo una parte muy pequeña de las mismas la que se puede procurar con esfuerzo personal. La mayor parte de ellas se conseguirán mediante el trabajo de otras personas, y será rico o pobre, de acuerdo con la cantidad de trabajo ajeno de que pueda disponer o se encuentre en condiciones de adquirir”  Es un buen negocio siempre que alguien compre lo que se produce. Y llega un momento que la demanda solvente no alcanza a adquirir todo lo que se produce y se mantiene en un límite donde, producir más es generar bienes que no se van a vender y, por ende, no van a producir plusvalía. Cuando ese momento llega, el capitalista decide atesorar y allí nos encontramos que atesorar no es consumir, no es gastar. Entonces ¿Qué sucede? Que el primer año que se utiliza la plusvalía como capital monetario (los 20) se atesoran y en el segundo año son 40 al agregarse 20 más, en el tercero son 60, en el cuarto 80 y de esa manera el atesoramiento, que no se gasta, que no se consume, llega a superar al capital industrial.
  6. ¿Dónde opera esa masa creciente de dinero? En la especulación. En las “burbujas inmobiliarias” para despojar a los pobres de sus viviendas, en las “compras a término” fijando precios de alimentos disminuyendo la calidad de vida de las personas, en las compras de bonos de deudas a precio vil y luego exigiendo su cobro a valor nominal, etc., etc.
  7. ¿Se puede detener este proceso? NO. Dentro del modo de producción capitalista el proceso de concentración y centralización del capital es una Ley como lo es también la de la inevitable acumulación financiera. No “estamos condenados al éxito” como afirmaba un fugaz “presidente”. Demanda existe pero es global. Hay más de 2 mil millones de seres humanos que requieren más bienes y más servicios, pero no cuentan con recursos para adquirirlos. El capitalismo los margina y crea su propia trampa, ya que sólo opera con la demanda solvente, con los que pueden pagar, y al marginal a millones de personas y condenarlas a la marginación y el hambre, pierde la posibilidad de generar más plusvalía mediante la explotación y ahora trata de obtener incrementos a su enorme Capital Financiero mediante la especulación y el saqueo de nuestra ya limitada calidad de vida.
  8. El tema da para mucho más y lo retornaremos más adelante con datos más precisos. Ahora diremos que el fenómeno real es mucho más complejo, pero que la base de esa fenómeno real es la que, simplificadamente, desarrollamos en estos puntos. La complejidad oscurece y no permite ver. La simplificación aclara y permite visualizar el fenómeno real. Pero sería un error grosero si, una vez visualizado, no regresáramos a la complejidad inicialmente desechada, ya que ésta es la que conforma la realidad objetiva y la otra una herramienta de análisis para determinar el fenómeno que rige esa realidad objetiva.

Hablamos del vértice superior de la pirámide donde se reúne el “estado mayor” del imperialismo (capitalismo monopolista). Ese estado mayor está constituido por personas, por capitalistas. Son lo grandes capitalistas, los grandes propietarios dueños de emporios industriales, comerciales energéticos, mediáticos, informáticos, financieros, et., etc. Son personas, pocos más de mil, que operan con gran impunidad sobre otras empresas capitalistas y, en particular, con los Estados, con los países, con sus pueblos. Son los señores de la guerra y de la muerte. Son los que sus medios destacan y muestran con impudicia sus riquezas mientras 10 mil niños mueren por causas evitables cada día. Comenzaron esa serie de inscriptos en el Club del Terror, los Rockefeller, los Morgan, los DuPont, los Ford… ELLOS constituyen la Oligarquía Financiera y NOSOTROS  seremos sus víctimas hasta que resolvamos no serlo más.  

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
22/11/2013


   


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