lunes, 26 de mayo de 2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 128

LAS CAUSAS DE TODAS LAS COSAS.

De TALES a LENIN. Un repaso sobre la historia de la Filosofía y los filósofos.

26. Las tres etapas: De Tales a Lenin: Maquiavelo; Galileo


Maquiavelo (1469-1527)

Quien gobierna el Estado, ¿debe seguir las normas de la moral? ¿Debe fundarse la política sobre principios éticos? “Hay vicios beneficiosos y virtudes dañinas”. 

Si se observan los procesos históricos en su objetividad (verdad fáctica), sin dejarse influir por cómo deberán ser en teoría según nuestra opinión, emerge el criterio del realismo.

La política no debe asumir una moralidad externa, sino que debe ser autonormativa, pues encuentra en sí misma la propia justificación al garantizar a los súbditos una existencia ordenada.

Ello no significa que el príncipe deba ser inmoral o indiferente al bien sino que, en ocasiones, aquello que para un individuo es un acto malvado (por ejemplo la crueldad) puede resultar útil y necesario en el gobierno del Estado (De El príncipe).

La relación entre la moral y la política se plantea en su verdad fáctica, es decir, en su realidad de hecho, y no según principios abstractos.

Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se debería vivir, que quien deja a un lado lo que se hace por lo que se debería hacer aprende antes su ruina que su preservación, pues un hombre que quiera hacer en toda profesión de bueno, labrará su ruina entre tantos que no lo son.

Por ello, si quiere mantenerse, un príncipe debe aprender a poder no ser bueno y a emplear o no esa capacidad en función de la necesidad.

La moral ordinaria llevaría a la destrucción del Estado: en política hay virtudes perniciosas y vicios benéficos.

Yo sé que todo el mundo reconocerá que sería algo digno de los mayores elogios que un príncipe estuviese en posesión, de entre las cualidades enumeradas, de aquellas tenidas por buenas. Más, puesto que la condición humana no permite poseerlas ni observarlas enteramente, le es necesario ser prudente y evitar la infamia de aquellos vicios que le arrebatarían el Estado, y mantenerse a salvo de los que se lo quitarían, si le es posible; pero si no le es posible, puede incurrir en ellos con menos miramientos.

¿En qué consiste la política? ¿Cuáles deben ser las virtudes de un estadista?

El fin justifica los medios:

En vista del bien común se pasan por alto las reglas de la ética individual. Si es necesario, el príncipe puede incluso llegar a la traición, lo importante es que justifique su comportamiento con una apariencia de legitimidad.

Lo que importa para un político, no es la sustancia, sino la imagen. 

La política debe usar todos los instrumentos que garanticen su éxito. También la moderación es necesaria, pero la bondad sistemática termina por afectar al orden de la sociedad, produciendo daños aún mayores que un uso realista de la violencia.

Debéis, pues,  saber que hay dos maneras de combatir: una con las leyes y otra con la fuerza: la primera es propia del hombre, la segunda de las bestias. Pero como a veces la primera no basta, es necesario recurrir a la segunda.

Realismo político:
Principio según el cual la acción política encuentra en sí misma su justificación al garantizar el orden y la libertad de la convivencia civil. Por lo tanto, la política  constituye una ciencia autónoma independiente de cualquier sistema ético o religioso.

Obras:
“La Mandrágora” (comedia), “Clizia” (comedia), “El Príncipe”; “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”, “Sobre el arte de la guerra”, Historias Florentinas”…


Galileo Galilei  (1564-1642).

¿Qué debe creerse cuando la experiencia contradice la opinión de un prestigioso y noto pensador?

Filosofar no significa conceder libre salida a la fantasía metafísica o esforzarse en la correcta interpretación de un pasaje de alguna autoridad, sino investigar la naturaleza para descubrir sus verdaderas leyes.

El lenguaje del gran libro de la naturaleza.

Ello sólo es posible adecuando la mente humana al específico carácter matemático y geométrico con el que el “gran libro de la naturaleza” fue escrito por Dios. La matemática, por lo tanto, constituye el lenguaje específico de la ciencia.

¿Qué induce a muchos individuos a negar la evidencia?

Galileo no sólo se enfrentó a los teólogos, también a los filósofos aristotélicos. Los primeros negaban la verdad de los descubrimientos científicos pues contradecían el “dictado literal” de la Biblia. Los segundos negaban las mismas verdades porque eran contrarias a las doctrinas “científicas” de Aristóteles. Del diálogo Sagrado-Simplicio:

Sagrado: Me encontraba un día en casa de un médico muy apreciado en Venecia, donde algunos para el estudio y otros por curiosidad se acercaban a veces a ver algún corte de anatomía hecho por la mano de algún diligente y práctico anatomista, Y sucedió aquel día que se estaba buscando el origen y nacimiento de los nervios que, además, es una famosa controversia entre médicos galenistas y los peripatéticos; y mostrando el anatomista cómo, partiendo del cerebro y pasando por la nuca, el enorme nudo de los nervios se iba luego distendiendo por la columna vertebral y derramando por todo el cuerpo, y que sólo una rama finísima como un hilo llegaba al corazón, volviese a un gentilhombre que conocía por ser filósofo peripatético y por cuya presencia él había descubierto y mostrado todo con extraordinaria diligencia, y le preguntó si continuaba estando tan seguro, ya que el origen de los nervios estaba en el cerebro y no en el corazón.

El filósofo, después de haber dudado un poco, respondió: “Me habéis hecho ver esto hasta tal punto evidente y sensato. Que si el texto de Aristóteles no dijese lo contrario, pues claramente dice que los nervios nacen del corazón, sería necesario por fuerza darlo por verdadero”

Moraleja: en la mentalidad pre-científica, el parecer de una ilustre autoridad vale más que la experiencia y la verdad.
  
¿Existen las percepciones no subjetivas? ¿Pueden, determinadas cualidades de la materia como el tamaño o el peso llamarse objetivas?

Afirmo que: el movimiento es causa de calor, mostrando de qué modo creo que puede (esa afirmación) ser verdadera. Pero antes me es necesario hacer algunas consideraciones acerca de eso que nosotros llamamos “calor”, del que dudo enormemente que en lo universal se haya formado un concepto muy alejado del verdadero, mientras que se cree que es un auténtico accidente, afección y cualidad que en realidad reside en la materia que sentimos que nos calienta.

Cualidades objetivas y subjetivas:
Las cualidades objetivas o primarias son inherentes e inseparables de los cuerpos (las formas, la extensión, el movimiento). Las cualidades subjetivas o secundarias varían y dependen, al menos en parte, del sujeto (color, sabor, luminosidad, etc.).
 
Hermenéutica (Interpretación):
En el lenguaje común, interpretar significa elaborar la comprensión de un texto cuyo sentido no sea claro de inmediato… 1. Ningún texto es absolutamente claro (incluido la Biblia), por lo que cada lectura será, al menos en parte, interpretación. 2. Un texto puede ser siempre leído e interpretado de diversas maneras, según se privilegien sus aspectos formales o literales o su significado profundo. Con el nombre de hermenéutica (arte o técnica de la interpretación), la reflexión sobre este tema despierta gran interés en los filósofos de la época.

Experiencia/experimento:
La experiencia se basa en la percepción sensorial y no se repite nunca de la misma manera. El experimento científico se desarrolla en el laboratorio e intenta responder a una cuestión precisa y puede repetirse. Utiliza instrumentos adecuados y puede repetirse por cualquier persona y en cualquier lugar.

Autoridad (Auctoritas):
Es el prestigio reconocido al autor de un texto. La mentalidad pre-científica tendía a suponer una estrecha relación entre autoridad y verdad. De esa manera, existían textos (los textos “revelados”) que no podían ponerse en discusión (la Biblia y los Evangelios, por ejemplo). Se asignaba como autor al mismo Dios y no se podían criticar. Luego estaban las obras de “los Padres de la Iglesia” (los ortodoxos) y finalmente el de los filósofos griegos (idealistas y partidarios de la aristocracia esclavista).

La Biblia debe ser interpretada

En principio no debería existir discrepancia entre la palabra de los profetas y la observación científica, ya que tanto la Biblia como la naturaleza son obras del mismo Creador. Puede darse, sin embargo, un cierto desacuerdo, pues las Escrituras no son un tratado de astronomía y los profetas, para hacerse entender, debían tener en cuenta el nivel cultural de sus interlocutores.

La naturaleza, en cambio, que bien puede definirse como otro libro escrito por Dios, no puede dar lugar a equívocos. No es la ciencia la que debe adaptarse a la Biblia, sino que es la interpretación de la Biblia la que debe adaptarse a las teorías de los científicos:

“Galileo Galilei, uno de los más grades sabios mundiales, fue el fundador de la mecánica científica y de la astrofísica (ciencia de la naturaleza física de los cuerpos celestes), el más grade astrónomo, físico y matemático…

“Galileo llamaba a rechazar todas las teorías fantásticas y a estudiar la naturaleza por medio de la experimentación. Dios no intervenía en los asuntos del mundo; en la naturaleza, todo se realiza según una ley natural…

“Refutando el punto de vista teológico (de las causas finales), exige la explicación de las causas de la naturaleza. La magnitud, la forma, el número de los cuerpos materiales y su movimiento que se realizan de acuerdo con las leyes de la mecánica: he aquí los elementos fundamentales del mundo”…

Galileo Galilei fue perseguido por la inquisición, juzgado, encarcelado y obligado a renegar formalmente a sus concepciones científicas. Con Galileo finaliza la filosofía naturalista del Renacimiento y comienza a desarrollarse la entonces progresivas ciencias naturales materialistas-mecanicistas.

“El camino de la ciencia es el análisis, que fija los elementos simples del mundo corporal. El análisis es reemplazado por la síntesis, que establece la relación entre estos elementos”.

Obras: “Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo”, “Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias” y otros.

Los siglos XVII y XVIII constituyen el  último período del modo de producción feudal. Es el período de su disgregación.

“El desarrollo del modo capitalista de producción y el crecimiento de la burguesía originan también cambios fundamentales en la ideología. La burguesía forma una nueva concepción filosófica, oponiéndola a la ideología religiosa y  la autoridad eclesiástica aún dominantes”.

“En los países más avanzados se crea la concepción materialista del mundo más o menos consecuentemente atea (Bacón, Hobbes, Locke en Inglaterra, Spinoza en los Países Bajos). En los países más atrasados, la filosofía continúa siendo dualista (Descartes) o idealista (Leibniz), pero allí también es progresiva y dirigida contra la religión. Junto a ello, incluso las filosofías dualistas e idealistas de aquel tiempo incluyen con frecuencia en sus marcos las doctrinas materialistas sobre la naturaleza (la cosmogonía y la física de Descartes, la teoría de la materia y el movimiento de Leibniz)”.

“El materialismo de los siglos XVII y XVIII se convierte en mecanicista y metafísico. Ante las ciencias naturales se plantea la tarea de recopilar el material práctico, describir y clasificar los minerales, los vegetales y los animales, estudiar anatómicamente la constitución interna de los cuerpos. Para eso fue necesario analizar cada cosa separada del medio que lo rodea, en forma aislada. El objeto integral y en desarrollo fue desmenuzado en sus partes integrantes y cada una, a su vez, estudiada por separado. El mundo comenzó, en relación con ello, a ser analizado por sabios y filósofos como la suma de objetos sueltos, separados unos de otros, como objetos que no se desarrollaban”.

“Los defectos principales de este materialismo eran su carácter mecánico, metafísico y el idealismo en la interpretación de los fenómenos sociales (En las ciencias sociales florece la teoría del derecho natural: Hobbes, Hugo de Grocio…)”.

Reproducimos el pensamiento de Engels extraído de su libro “Ludvig Feuerbach”:

“El materialismo del siglo pasado (XVIII) era predominantemente mecánico, porque por aquel entonces la mecánica, y además sólo la de los cuerpos sólidos –celestes y terrestres-, en una palabra, la mecánica de la gravedad, era, de todas las ciencias naturales, la única que tenía una existencia en cierto modo acabada y definitiva.

La química sólo existía bajo una forma incipiente, flogística, La biología estaba en mantillas; los organismos vegetales y animales sólo se habían investigado muy a bulto y se explicaban por medio de causas puramente mecánicas; para los materialistas del siglo XVIII, el hombre era para Descartes el animal: una máquina.

Esta explicación exclusivista del rasero de la mecánica a fenómenos que eran de naturaleza química y orgánica y en los que, aunque rigiesen las leyes mecánicas, éstas pasaban a segundo plano ante otras superiores a ella, constituye una de las limitaciones específicas, pero inevitables en su época, del materialismo clásico francés”.

“La segunda limitación específica de este materialismo consistía en su incapacidad para concebir el mundo como un proceso, como una materia sujeto a desarrollo histórico. En esto se refleja el estado de las ciencias naturales por aquel entonces y el modo metafísico, es decir, antidialéctico, de filosofar que con él se relacionaba.

Sabíase que la naturaleza se hallaba sujeta a perenne movimiento. Pero, según las ideas dominantes de aquella época, este movimiento giraba no menos perennemente en un sentido circular, razón por la cual no se movía nunca del sitio, engendraba siempre los mismos resultados.

Por aquel entonces, esta idea era inevitable. La teoría kantiana acerca de la formación del sistema solar acababa de formularse y se la consideraba todavía como una mera curiosidad. La historia del desarrollo de la tierra, la geología, era aún totalmente desconocida y todavía no podía establecerse científicamente la idea de que los seres animados que hoy viven en la naturaleza son el resultado de una larga serie evolutiva, que va desde lo simple a lo complejo”…

Esta concepción no historicista imperaba también en el campo de la historia. Aquí, la lucha contra los vestigios de la Edad Media tenía cautiva todas las miradas.

La Edad Media era considerada como una simple interrupción de la historia por un estado milenario de barbarie general; los grandes progresos de la Edad Media –la expansión del campo culturas europeo, las grandes naciones de fuerte vitalidad que habían formándose unas junto a otras durante ese período y, finalmente, los enormes progresos técnicos de los siglos XIV y XV-; nada de esto se veía.

Este criterio hacía imposible, naturalmente, penetrar con una visión racional en la gran concatenación histórica, y así la historia se utilizaba, a lo sumo, como una colección de ejemplos ilustrados para uso de los filósofos”.


Oscar Natalichio
Centro de Estudios Económicos y Sociales (CIEYS)
25 de Mayo. Día de nuestra primera revolución.
oscarnatalich@fibertel.com.ar

Próximo capítulo:

27. Las tres etapas: De Tales a Lenin: Bacon; Descarte


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