miércoles, 21 de mayo de 2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 126

LAS CAUSAS DE TODAS LAS COSAS.

De TALES a LENIN. Un repaso sobre la historia de la Filosofía y los filósofos.

24. Las tres etapas: De Tales a Lenin: Los Naturalistas y Magos: Paracelso-Acrippa-Telesio


Los naturalistas/magos: Paracelso (1493-1541), Agrippa (1446-1535) y Telesio (1509-1589)

Paracelso: ¿Cómo puede progresar la ciencia y en particular la medicina? 

La medicina microcósmica: partiendo de la concepción filosófica de que el hombre reúne en sí mismo a todo el cosmos Paracelso lleva adelante una innovadora práctica médica basada en que se pueden incluir no sólo medicamentos de naturaleza orgánica sino también de origen mineral, determinando de esa manera el principio de la medicina moderna.

“Todo el universo está formado por los cuatros elementos vinculados a lo mágico: agua (a las nereidas, ninfas acuáticas), tierra (vinculadas a los gnomos, los duendes de los bosques), fuego (vinculado a las salamandras, las hadas del fuego) y aire (vinculado a los silfos, espíritu del viento)); así también lo están los seres individuales. Para curar el cuerpo el médico debe conocer al paciente como un microcosmos, conocer la estructura del universo, conocer los elementos que forman la materia”. 

“Paracelso (Theophrast von Hohenheim) se encuadra durante toda su vida y en todo sus textos, entre los espiritualistas inconformistas, partidarios de un neoplatonismo que contemplaba el cultivo de todas las “artes” o pseudociencias “ocultas”: la alquimia, la magia blanca, la astrología y la adivinación, por lo que era observado con recelo por la ortodoxia religiosa y científica; a ello se unía un conocimiento apreciable y profundo de los médico clásicos galenistas, en los que se había formado, y un deseo de conocer la naturaleza por medio de su propia experiencia. Sostiene como método de aprendizaje la observación subjetiva del entorno, sin detenerse en la apariencia fenomenológica, sino con la meta de penetrar en las fuerzas invisibles que actúan sobre la materia visible; para ello el espíritu del observador ha de abandonarle y unirse al del objeto, en comunión de objetos astrales, mediante la cual se lograría el conocimiento profundo de la manera de actuar de una planta o un mineral; la unión sería posible porque el hombre tiene en sí algo de todos los objetos y puede llegar a conocer su arcano núcleo espiritual”. Francisco Javier Puerto

Paracelso tuvo un único discípulo: Cornelio Agrippa, quien tuvo una vida similar, marginada y atormentada, que se debatió entre la razón y la magia.

Agrippa: ¿Qué es y cómo funciona la magia?

 “La posibilidad de realizar operaciones mágicas se basa en la existencia de correspondencias invisibles entre los órdenes naturales: a cada cuerpo celeste corresponde una planta, un animal, una cualidad ética, un tipo de hombre… Conociendo esas relaciones secretas, el mago sobrepasa las leyes ordinarias de la naturaleza y descubre los lazos de antagonismo o de afinidad electiva (simpatía) que oponen o vinculan los objetos. El efecto final es la transformación en sentido psicológico de los fenómenos naturales, por ejemplo, el azúcar se disuelve en el agua porque entre los dos elementos hay amistad, mientras  la no solubilidad del aceite depende de una antipatía que lo opone al agua”. De La filosofía oculta de Agrippa.

Agrippa: ¿Hay alguna relación entre el hombre y el universo?

“A finales de la Edad Media y en el Renacimiento se asentó la idea de una equivalencia estructural entre el ser humano y el cosmos en su totalidad. El hombre, síntesis viviente de toda la naturaleza, posee todos los elementos de los creado: es tierra, agua, aire y fuego (la inteligencia), participa o bien del mundo animal (e incluso del vegetal) o bien del espiritual mundo angélico. Puede llegarse al universo partiendo del hombre, y viceversa. Son evidentes los efectos últimos de esta doctrina: de la unicidad y de la centralidad cósmica del hombre derivan su supremacía sobre las otras especies vivientes y el derecho a un dominio general sobre la naturaleza”. Del Diálogo sobre el hombre, de Agrippa.
 
“El hombre es un cosmos en miniatura”. “El hombre sintetiza en sí toda la naturaleza. Es un pequeño mundo en sí mismo”.

Telesio: ¿En qué consiste el pensamiento humano? ¿Son diferentes las capacidades intelectivas humanas y las animales?

Telesio trató de explicar toda la realidad como producto de dos fuerzas antagónicas: el calor y el frío. Si la materia no es inerte es porque sobre ella actúan esos dos principios. Considera, entonces, la existencia de tres principios, el de una masa corpórea, la materia, y la de dos “agentes” naturales (calor y frío) que actúan sobre ella.

Considera que tanto en el reino animal como en el vegetal, existen formas de espiritualidad:
“Para conocer la constitución de las plantas y los animales, es necesario primero que conozcamos las cosas en las que están formados. Y no aludo a las partes del cuerpo, sino a aquella parte que es propia de ellos: el alma”.

“El alma es una sustancia existente por sí misma, inherente tanto al cuerpo como al propio tejido y a los órganos, de modo que la misma alma hace todo lo que el animal hace, sirviéndose tanto del cuerpo y de las partes individuales de él, como de los mismos órganos”.

Microcosmos/macrocosmos:
Se refiere a una correspondencia estructural entre el universo y el hombre, éste considerado como un universo en miniatura.

Esta idea tiene su origen en los tiempos de Platón, pero se convierte en un concepto clave en el Renacimiento, cuando se erigió en uno de los principios básicos del pensamiento mágico.

Cada hombre es un microcosmos pues reproduce en miniatura la estructura del universo. Por otro lado, la Tierra, las estrellas, los planetas y el cosmos en su totalidad, son similares al hombre, son grandes animales vivos y dotados de un alma, de órganos y de miembros.

Naturalismo:
Considera que nada existe fuera de la naturaleza, que Dios es sólo la energía lógica e interna de ella y que hay que indagar en la naturaleza sin recurrir a ningún principio de “trascendencia”, sin partir de esquemas mentales o convicciones metafísicas previas.

Naturalismo religioso:
A diferencia de otras religiones como la egipcia y la babilónica, la religión mítica griega integraba particularidades que contribuyeron al nacimiento de la filosofía. Entre esas particularidades podemos señalar: 1. ausencia de una casta sacerdotal (carecían del poder político de esa casta); ausencia de “un libro sagrado” (no hay verdad revelado y absoluta emitida por Dios); Transmisión cultural oral (poemas que fueron sufriendo sucesivas modificaciones, reflejando así una pluralidad de tradiciones y costumbres) y una visión religiosa fuertemente naturalista. La Odisea y La Ilíada expresan claramente esas particularidades. Los dioses homéricos eran muy poco sobrenaturales y, desde un punto de vista ético, no eran mejores que los hombres. Simplemente se encontraban dotados de mayor potencia, tanto en virtudes como en defectos. Pero se entrometían permanentemente en asuntos humanos. Se enamoraban y también odiaban. Se mostraban amistosos y rencorosos. Generaban héroes intermedios, especie de semi-dioses. El naturalismo religioso operaba como un medio de cohesión cultural con un amplio margen para la disensión y para la libertad de pensamiento.

Obras:
Paracelso: “La Gran Cirugía”.
Agrippa: “La filosofía oculta” Son tres libros: “Magia natural” (sobre la física); “Magia Celeste” (sobre las Matemáticas) y “Magia ceremonial” (sobre la teología).
Telesio: “De la naturaleza según sus propias leyes”.


Oscar Natalichio
Centro de Estudios Económicos y Sociales (CIEYS)
25 de Mayo. Día de nuestra primera revolución.
oscarnatalich@fibertel.com.ar

Próximo capítulo:

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