NOSOTROS O ELLOS Nº 107
LAS CAUSAS DE TODAS LAS COSAS.
De TALES a LENIN. Un repaso sobre la historia
de la Filosofía y los filósofos.
5. Un repaso sobre los inicios
de la historia de la filosofía (hasta la Polis)
Naturalismo religioso
El naturalismo religioso
de Grecia está basado en que, a diferencia de los poderosos sacerdotes egipcios
o mesopotámicos, los griegos no poseían el poder político, no desempeñaban el
papel de guía espiritual, no se reservaban para la realización de sacrificios,
no contaban con un texto sagrado como la Biblia , no utilizaban una verdad absoluta que
derivaba directamente de dios y todo
ello les permitía ser esencialmente creativos y poder producir constantes
reelaboraciones.
Esas apasionantes
particularidades del naturalismo religioso en Grecia contribuyeron de manera
eficaz al surgimiento de la
filosofía. Se encuentra muy bien expresada en la Ilíada y en la Odisea de Homero o
atribuida a él.
Hasta el
surgimiento de la escritura a partir del siglo VII, los poemas fueron transmitidos
oralmente, y hábitos, costumbres y tradiciones de los que los expresaban fueron
incorporándose a los mismos, enriqueciéndolos pero modificando la elaboración
original. No obstante:
Mediante la rima métrica, la música y el canto se fueron
transmitiendo el saber de las distintas ciudades y épocas, las técnicas, las
normas, las creencias acerca de la vida o de la muerte y cómo eran sus dioses y
sus caracteres.
Y esos dioses,
surgidos de una visión religiosa naturalista, eran muy poco sobrenaturales,
incursionaban constantemente en “asuntos humanos” y se enamoraban tanto de
mujeres como de hombres. Algunos eran impredecibles, otros reclamaban derechos,
otros eran celosos y no pocos, éticamente discutibles.
Eran –como se
señala en el “Atlas Universal de Filosofía” hombres amplificados.
“Cada uno de ellos
representaba un aspecto de la psique humana, o una fuerza de la naturaleza,
idealizada y sublimada” (Existía Eros el dios del amor y a la vez Éride, la
diosa de la discordia…)
La gran, la enorme
ventaja del naturalismo religioso, es que no se asoció con una ética hipócrita,
que no elaboró un conjunto de normas dogmáticas que fuesen capaces de impedir
la libertad de pensar. Y tal como se puede leer en el mencionado “Atlas”:
“La religión mítica desempeñaba sobre todo
funciones públicas, otorgándole a la multiforme y rencillosa sociedad helénica
un mínimo de cohesión cultural y dejando, al mismo tiempo, un amplio margen
para la disensión.
También , por esta razón, el nacimiento de la filosofía no implicó
la desaparición definitiva de la religión mítica oficial, cuyos ritos, en el
plano formal, siguieron practicándose”.
HOMERO: sabiduría y ceguera.
Para algunos
historiadores Homero significa “el que no ve” (Ho me horón). Para otros la
palabra es equivalente a rehén, prisionero de guerra. También se le atribuyen
la autoría de los versos de la
Ilíada y La
Odisea.
Para unos existió,
para otros no, era simplemente un símbolo. Lo importante es el papel que
jugaron esas dos grandes obras que fueron los textos fundamentales del período
del helenismo.
Los jóvenes
griegos, antes del surgimiento de la escritura se educaban aprendiendo de
memoria ambas historias que concentran los “fundamentos esenciales del espíritu
griego”, donde se manifiesta la hospitalidad, la valentía, la observación y
curiosidad por los fenómenos, el aprecio a la belleza y el culto naturalista a
las divinidades.
Con el surgimiento
de la escritura esas dos obras se convierten en los textos guías del helenismo.
En la transmisión
oral han jugado un papel importante los no videntes. La falta de ese órgano tan
importante llevaba a desarrollar, a quienes los padecían, una memoria
excepcional. Muchos poetas de las cortes eran ciegos. También lo eran grandes
adivinos. Suena creíble que Homero haya sido ciego, de origen o por alguna
enfermedad joven.
Algunos filósofos,
como Demócrito (460 a
370 a .n.e.)
opinaban que la ceguera agudiza la percepción intelectiva y, en este caso
Demócrito, se cegó voluntariamente. Eran épocas donde se consideraba que vejez
y ceguera ayudaban a ser sabios y poseer una memoria prodigiosa.
“Según la tradición
antigua, Homero era un aedo ciego que compuso sus poemas en Jonia. Los
historiadores parecen estar de acuerdo en situar esa actividad entre fines del
siglo IX y fines del VIII.”
“En “La Ilíada ”, el ejército griego
que asedia la ciudad de Troya está paralizado por la disputa entre sus dos
jefes, Aquiles y Agamanón.
En la Odisea , el relato de la
vuelta de Ulises a su reino se ordena alrededor de tres centros de interés: sus
peregrinaciones por mar, las dificultades que su hijo Telémaco encuentra en su
reino y la recuperación del poder por Ulises y Telémaco en isla de Ítaca”.
Según Homero, el
mundo entre los hombres lo conforman grupos con estricta jerarquización, que
determina el lugar que ocupa cada uno en esa sociedad.
La aristocracia es
integrada por los héroes, quienes combaten individualmente, fuera de las
tropas, montados sobre carros, envistiendo con él al adversario y retornando de
igual modo, herido y victorioso de no ser alcanzado él o su caballo por el
adversario con quien se encarniza en los combates. Se cubre espléndidamente con
armaduras de bronce, jabalina, espada y a veces arco y se protege con fuertes y
pesados escudos.
La derrota del
enemigo se manifiesta en quedarse con sus armas como preciada parte del botín.
Pero de todo el botín, la mayor parte va a acrecentar la riqueza del héroe
aristocrático mientras el resto se distribuye entre los guerreros en medio de
un festín.
Es propietario de
tierras que explota por su cuenta, de ganado y de alimento que ofrece a sus
invitados y su situación social se refleja en el tesoro, que guarda en el
subsuelo de su habitación central, donde se encuentran los objetos metálicos
(armas, calderos, lingotes, etc.), los bellos tejidos de punto, el aceite de
oliva y reservas de alimentos. En la
Odisea podemos leer:
“Telémaco bajó a la anchurosa y elevada cámara de su
padre, donde había montones de oro y de bronce, vestiduras guardadas en arcas y
abundancia del oloroso aceite; allí estaban las tinajas de dulce vino añejo…”.
El rey era el jefe
de la guerra, era el que representaba a la sociedad, era el mediador entre los
dioses y los hombres, el que se hacía cargo de los honores que los dioses
debían recibir en nombre de toda la comunidad.
Hay otros jefes de
menor importancia pero componentes de la aristocracia: los basileis, que suelen
ser hijos o parientes del rey. Actúan como consejeros y le ayudan a resolver
los problemas que surjan. También conspirar, pero la sucesión de Ulises pasa a
través de Penélope, convertida en viuda y en preciada presa a conquistar por el
aspirante a rey.
Homero describe a
los “hombres libres”, al ciudadano corriente en tres estamentos: los basileis
(los más ricos jefes aristócratas), el resto de los aristócratas de menor rango
que participan en competiciones caza o banquetes y la multitud, es decir, el
pueblo, que participa de las asambleas (sin tomar parte decisiva) y de la
guerra (como peones de combate con armas rudimentarias pues no merecen el honor
de portar las especiales).
Los bienes
materiales de los hombres libres se sintetizaban en una unidad de consumo y
producción denominada “oikos”. Dentro de esos bienes materiales, integrando el
oikos, encontramos a los esclavos, que casi siempre surge de una operación de
guerra o de saqueo.
En los poemas
homéricos aparece más como una víctima de la desgracia y no como un ser
inferior. Es la mujer, la que se encarga de dirigir los trabajos domésticos y
toma parte de ellos, en particular la confección de tejidos. Pero depende de su
marido, o de su hijo varón mayor, o de su padre.
Hay un grupo de
ciudadanos libres que no pertenecen a comunidad alguna, se los denominas Thetes
y carecen de protección. Venden su fuerza de trabajo: son los más pobres y
desesperados.
Aparece una “clase
media”: son los demiurgos, trabajan para otros, pero son los artistas y los
artesanos especialistas en algún rubro, portadores de algún saber especial que
es necesitado por aristócratas y familias en general. Los más destacados son
los que dominan la técnica de trabajar el metal y los que confeccionan
armamentos, ofrendas y bellos utensilios y adornos. En La Odisea leemos:
“¿Quién iría a parte alguna a llamar a ningún huésped,
como no fuera entre los que ejercen su profesión en el pueblo: un adivino, un
médico para curar las enfermedades, un carpintero o un divinal aedo que nos
deleite cantando?”
En La Ilíada se agregan herreros
y heraldos.
Otro grupo social
que surge de La Odisea
lo constituyen los comerciantes, pero no griegos, sino fenicios, a los que se
les considera sospechosos de piratería, y al comercio en sí como algo
despreciable. Pero esta actividad comercial, cuando la que la llevaban adelante eran los héroes, es
considerada como noble.
Misterios y Ritos
Con la religiosidad
oficial, en Grecia, en especial a partir del siglo VII a.n.e. se desarrollaron
una serie de creencias específicas que conformaron en su conjunto los misterios. Esos ritos fueron muy
numerosos pero no reemplazaron a la religión pública que deriva del mito
homérico. Podemos señalar para aquellos que quieran incursionar en este punto
los “misterios de Mitra”, los “misterios de Samotracia”, los “misterios de
Adonis” entre otros.
Lo importante es
conocer porqué llegaron a obtener tanta influencia estos ritos paganos,
influencia que superaron a la religión oficial. Y encontramos una razón
importante. La religión oficial, sus dioses, se dirigían exclusivamente a
propiciar el bienestar terrenal mientras las paganas los hacían hacia lo
espiritual abarcando un tema común a casi todas ellas: la muerte y la
resurrección.
La idea de que la
muerte no es una situación irreversible y definitiva, la idea de que el alma se
reencarna, es la razón principal de ese predominio.
Se va observando la
fuerte atracción que ejerce sobre la población el convencimiento de que hay
vida después de la muerte.
Se va observando a la vez que, para obtener ese privilegio,
es necesario, en el mundo real, llevar una vida en donde sufrir es merecer el
reino de los cielos. En donde aceptar, tolerar, obedecer en el mundo real, el
mundo de los pecadores, el mundo de Lucifer, es obtener el pasaje para entrar
en la otra vida al mundo de la felicidad plena.
El tema de la
resurrección no es producto exclusivamente de los cambios económicos, del
surgimiento de los excedentes materiales que posibilitaban la apropiación por
parte de un número limitado de ciudadanos.
El tema de la resurrección se remite a ritos más
antiguos, productos de la observación sobre el ciclo vegetal, vegetación que
muere en los inviernos y renace en las primaveras, de allí que la muerte no
significara una condición irreversible.
Pero ese
razonamiento, honesto e ingenuo, fue utilizado como la plataforma de
lanzamiento para simplificar religiones donde no rebelarse en la tierra
significaba poder reencarnarse en el cielo.
Dionisio era el
dios de la vegetación y de la fertilidad, de la uva y el vino (como Baco entre
los latinos). Era, si tomamos en cuenta todos los “rubros” en que incursionaba,
el dios de los excesos y de las infracciones: ebrio y loco que conducía a los fieles a la bebida, a la violencia y a
las orgías, desobedeciendo todas las leyes y jerarquías sociales, admitiendo la
participación de esclavos y mujeres entre sus seguidores.
Esta particular
característica dio orígenes a los “misterios dionisíacos”, ritos que eran apreciados
muy especialmente por las mujeres, a las que se les denominaba “ménades”.
En Grecia las
mujeres (y los esclavos) estaban, generalmente, excluidas de cualquier forma
de celebración religiosa. Por lo tanto
el menadismo se presenta como la “cultura de la locura” mientras que el período
helénico considera a la “racionalidad” como exclusivamente cosa de varones.
Su relación con el
ciclo vegetal tenía relación con la cosecha, en especial, con la producción del
vino, que comenzaba con la bebida, luego con la danza (ritmo del ditirambo)
lográndose entrar “en trance” (entusiasmo) y culminando con orgías y el
sacrificio de una bestia (el éxtasis).
Una curiosidad: en
su representación simbólica todos los dioses se representaban de perfil, sólo
Dionisio se retrata de frente, con una máscara que se dirige al espectador.
La “tragedia” nace de los ritos dionisíacos
junto con el sacrificio de la bestia.
Se observan en
algunos pueblos primitivos algunas formas de representación teatral, pero se
considera a la “tragedia” como una invención propia y exclusiva del pueblo
griego que surge a partir del culto a Dionisio.
En la tragedia
había dos tipos de actores. Los mimos que se desplazaban con movimientos y el
coro que explicaba qué significaban. Luego, más adelante, los son los actores
los que cuentan y representan la historia pero perdura el coro.
Y aparecen los
grandes autores de la tragedia griega: Esquilo, Sófocles, Eurípedes, que le
dieron a la misma un fuerte valor ético y formativo, conteniendo conceptos de formación política, para construir buenos
ciudadanos con capacidad de reflexión.
Al ciudadano se le
pagaba para que concurriera, el Estado lo hacía mediante una dieta. Y la
tragedia se constituyó en el único acontecimiento social donde, además del
“ciudadano” podían participar las mujeres y los esclavos.
Oscar Natalichio
Centro de Estudios Económicos y
Sociales (CIEYS)
Abril de 2014.
oscarnatalich@fibertel.com.ar
Próximo capítulo:
6. Un repaso sobre los inicios
de la historia de la filosofía (final)
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