viernes, 27 de diciembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 68
EL MAYOR FRAUDE INTELECTUAL HISTÓRICO: LOS PREMIOS NOBEL DE ECONOMÍA (1)
Como nos vamos a referir a un “premio” de Economía, iniciamos esta serie describiendo qué es la economía política de manera sintética ya que, más adelante, nos referiremos en detalle sobre esta ciencia.
Ya adelantamos algo: es una ciencia; una ciencia que estudia el desarrollo de las relaciones sociales de producción. Esas relaciones sociales son relaciones entre personas y se forman en los procesos de producción de los bienes materiales, de su distribución, cambio y consumo. El papel de la Economía Política Científica es estudiar esas relaciones y desentrañar las leyes que presiden el desarrollo de las mismas, en estrecha conexión y acción recíproca con las Fuerzas Productivas.
Podemos definirla así: es una ciencia que estudia las leyes económicas que rigen la producción, la distribución, el cambio (intercambio) y el consumo de los bienes materiales en la sociedad humana, en los diversos estadios de su desarrollo.
De esa definición observamos que la Economía Política es, a la vez, una ciencia histórica, que nos permite revelar las condiciones y causas del origen, evolución y cambio, de unas formas sociales de producción por otras, más progresivas.
En el prefacio de “Contribución a la crítica de la Economía Políticade Carlos Marx, éste escribía:
“En la producción social de su vida, los hombres entran en determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase del desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de esas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de la conciencia social”.
Contando con estas breves definiciones ingresaremos a observar qué diablos tiene que ver con la Economía Política como ciencia los premios del Nobel Bancario. ¿Bancario? Efectivamente (para usar un término afín al premio), pues no fue Alfredo Nobel el que lo instituyó. Como suelen decir los jóvenes: es un Nobel trucho, pero más que nada, es un Nobel vergonzoso diseñado por la oligarquía financiera. Esta es su breve historia:
En el año 1969, el Banco Central de Suecia cumplió 300 años, lo que lo constituía en uno de los bancos centrales más antiguos, e iniciaba, como parte de su celebración, el “PREMIO DEL BANCO DE SUECIA EN CIENCIAS ECONÓMICAS EN MEMORIA DE ALFRED NOBEL”, encargándose de “financiar” el mismo, cuyo valor era de diez millones de coronas suecas (un millón de Euros).
Para sacar del medio las palabras que determinan su verdadero origen y ocultar su vulgaridad, no se hizo habitual mencionar: “BANCO DE SUECIA” y menos habitual usar las palabras “CIENCIAS ECONÓMICAS”. Por ello, mediáticamente, se lo define de manera simple, como el “PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA”
Y es a partir de 1969, que todos los meses de octubre, el Banco de Suecia “aporta” el dinero mencionado para ser entregado, “Fundación Nobel” mediante, al más “ingenioso” y “funcional”  “investigador” sobre presuntos fenómenos económicos” tan alejados de la ciencia como de la realidad objetiva, como leeremos en estos capítulos que van desde 1969 hasta el 2013 inclusive ambos: nada menos que 45 “galardones” y muchos más “galardonados”. 
De esa manera, mediante la entrega de los Nobel de “Economía” financiado por un Banco, sus destinatarios suelen (como vamos a observar en todos), ser “monetaristas”,” o “neo monetaristas”, “keynesianos” o “neo keynesianos”, “clásicos” o “neo clásicos”, además “pioneros”, “jugadores”, “adivinos”, “fabuladores”, etc., y ser “occidentales”, es decir, ser estadounidenses o ingleses y en especial varones y saber armar ecuaciones complejas como buenos matemáticos.
Pero cualesquiera sea la razón de “haber merecido estos personajes el controvertido premio bancario”, hay dos grandes ausentes: la Economía Política y la ciencia y las Leyes que la rigen; es decir, están ausentes el razonamiento científico y la búsqueda de la verdad. Y, en compensación a esas grandes ausencias hay dos pequeñeces potenciadas presentes: la vulgaridad y la apología al sistema capitalista, a veces, con críticas livianas como para “demostrar” cierto equilibrio académico.
A diferencia del PREMIO NOBEL DE LA PAZ (que trata de compatibilizar el bien con el mal), el premio de Economía es el más hipócrita y criticado y pese a que las críticas al mismo son abrumadoras y casi todas cuestionan su supuesto carácter científico, es el premio que más publicidad recibe de los grandes medios de comunicación (en manos de los monopolios) y de los grandes “centros del saber” como lo son las universidades de la mayor parte del mundo, que han proyectado a sus profesores más “originales” como candidatos y luego los han agregado al “prestigio” de sus instituciones, al contar con alguno de ellos, ya “premiados”, entre sus “docentes” o “investigadores”.
Hasta el 2013, setenta y tres economistas falsos y vulgares han recibido el premio Nobel de “Economía”, setenta y dos son hombres y sólo una es mujer, la que recibe un tercio del premio, al compartirlo con dos hombres.
Este comentario que desarrollamos a continuación es válido para todos premiados con el Nobel de Economía: no estamos subestimando si han producido aportes por las investigaciones específicas que han efectuado, ni que no posean un sólido conocimiento de las matemáticas o de otras disciplinas. Sólo afirmando que no están tratando a la Economía Política como ciencia, que no utilizan, ni reconocen, ni aceptan sus leyes, que se esfuerzan por ocultar la realidad e intentan hacerlo reemplazándola por teorías o desarrollos efímeros, que la propia realidad y la historia se encargan de desenmascarar.  
Estamos afirmando que colocan sus conocimientos injertados con, al menos, dos fines:
El primero y principal es tratar de justificar y perpetuar el sistema capitalista, haciendo apología del mismo, ocultando su carácter criminal y destructivo y presentando teorías que se convierten en “modas” reproducidas por los grandes medios de comunicación en manos de los monopolios y por los “centros del saber” que incluye a las universidades de gran parte del mundo;
El segundo, no tiene que ver con lo social, es un negocio, es lograr una mejor calidad de vida personal y quedar registrado en la historia chica y de muy corto plazo como un “brillante economista”.
La diferencia entre política económica y Economía Política es tan extensa como la Tierra del Sol, es una distancia ideal, pero aproximarse demasiado a creer que es lo mismo (o a hacernos creer que es lo mismo), equivale a poner en un igual nivel a dos conceptos muy distintos. Habíamos definido a la Economía Política, como una ciencia, que estudia el desarrollo de las relaciones sociales de producción a través de la historia, desentrañando las leyes que rigen tal desarrollo; la otra, la aplicación de políticas económicas dependerá de qué intencionalidad contienen esas políticas, a qué intereses responden, qué es lo que pretende proteger y perpetuar, independientemente de lo que muestren las leyes económicas y la historia. Ciencia versus vulgaridad sería la síntesis. Estos capítulos, lamentablemente, están destinados a mostrar la vulgaridad, pues los premios otorgados por el Banco de Suecia van dirigidos a los que eluden el razonamiento científico y su confrontación con la práctica. Ya en el primer premio otorgado por el banco se observa la punta del hilo de la madeja.    
1969 
Era obvio que el primer premio Nobel instituido por el Banco Central de Suecia en su 300 cumpleaños sea otorgado dentro de su zona, su área de influencia, por lo tanto lo reciben un noruego: Regnar Anton Kittil Frisch y un neerlandés de nombre más modesto: Jan Tinbergen.
Frisch desarrolló la econometría trabajando con “series de tiempo” y “análisis de regresión lineal” y elaboró una “teoría de la producción”. Jan creó modelos estadísticos para probar tesis económicas y desarrolló medio centenar de ecuaciones complejas que explicaban los ciclos económicos en los EEUU. Y desarrolló el brillante concepto que expresa que: si se quiere ser eficiente los instrumentos a utilizar deben ser eficientes.
Acordemos lo siguiente: un albañil puede hacer mejor su trabajo sobre la mezcla si utiliza una pala nueva y firme, en cambio le sería más dificultoso utilizando una pala gastada y algo desarmada. Y también lo haría mucho mejor, mucho más eficiente su tarea, si utiliza una mezcladora en vez de pala. Y si la mezcladora que utiliza es de “última generación” el resultado de su trabajo no sólo sería mayor, sería menos pesado.
¿Es necesario desarrollar “conceptos” tan obvios como que para ser más eficiente es necesario utilizar instrumentos eficientes? La Economía Política es una ciencia histórica que contiene desde el inicio “series de tiempo” que estudian las leyes que rigen las relaciones de producción entre los hombres; no entre hombres y cosas. No nos vinculamos ni nos relacionamos con un inodoro, sino con los que los produjeron. A los estudios señalados en este primer Nobel bancario se los resumió como “modelos dinámicos” que se desarrollaron para ser aplicados al análisis de los procesos económicos y a sus autores como “pioneros” en estas cuestiones.
Ambas definiciones, la de “modelo dinámico” y la de “pioneros”, se va a repetir en varios galardonados, pero en el próximo NOSOTROS O ELLOS  vamos a sorprendernos con el premio 1970, el más vergonzoso de todos, el que recorrió el mundo académico y universitario con nivel de Biblia, el que desinformó y deformó a generaciones de estudiantes y profesionales. El nombre del galardonado nos dice todo: PAÚL SAMUELSON.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales  (CIEYS)
27/12/2013


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