NOSOTROS O ELLOS Nº 65
EFECTOS PARADOJALES EN EL CAPITALISMO QUE NO
REGISTRAMOS (2)
En el número anterior señalábamos que el imperialismo, la segunda fase
del capitalismo, se caracterizaba, con relación a la primera fase, en que
surgía la gran burguesía, la que devoraba a la burguesía en general.
Decíamos que las clases sociales antagónicas eran, inicialmente,
burguesía versus proletariado, pero ese antagonismo ahora, sin dejar de
existir, se había ampliado al ingresar, objetivamente, parte de la burguesía, a
enfrentarse con una fracción suya que, durante su desarrollo, adquirió poder
como consecuencia de la enorme acumulación de riquezas que logró, no sólo
mediante la explotación de los trabajadores, sino también mediante la eliminación de parte importante de la burguesía original.
Esa fracción suya, que adquiere enorme poder, la definíamos como la
“gran burguesía”, pero ahora la vamos a definir con mayor precisión: nos
estamos refiriendo a lo que denominábamos, en números anteriores, la oligarquía financiera, a ese “estado
mayor conjunto” que representa apenas unas centenas de familias, las que poseen
el dominio económico y financiero sobre la casi totalidad de los países donde
se encuentra vigente el modo de producción capitalista, es decir, vigente en todos los países donde la
burguesía detenta el poder económico-social como clase.
Habíamos mencionado que la oligarquía financiera era un producto
histórico donde confluyen, al inicio de la fase II del capitalismo, el gran capital
industrial con el gran capital bancario. Es una “aristocracia” renovada, que sobresale entre sus pares por la
enorme acumulación económica y financiera que a adquirido y que le otorga a
ella un poder tal que la coloca en una situación de privilegio sobre los demás.
Tanto burgueses como proletarios constituyen dos clases sociales. Sería
interesante definir, con mayor aproximación, lo que es una clase social.
Tomamos la definición que Vladimir Lenin elaborara:
“Las clases son grandes grupos de personas que se diferencian unas de
otras por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente
determinado, por las relaciones en que se hayan con respecto a los medios de
producción (relaciones que, en gran parte, son establecidas y fijadas por
leyes), por su papel en la organización social del trabajo y, en consecuencia,
por el modo y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de
que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse
el trabajo del otro, en virtud de los diferentes lugares que uno y otro ocupan
en un régimen determinado de economía social”.
En NOSOTROS O ELLOS Nº 52 adjuntamos un cuadro, que denominamos Cuadro
I, donde se señalaba cómo se compone una Formación Económico-Social (FES) y, al
final del mismo se describían las FES que desde el inicio a la fecha han
existido y existen. En nuestro cuadro otorgábamos una vida aproximada de 40 mil
años a lo que se denomina “comunidad primitiva” o “comunismo primitivo”. Se
trataba de una FES precaria por el bajísimo desarrollo de sus fuerzas
productivas y, a la vez, se trataba de una sociedad sin clases, una sociedad
basada en la cooperación, pero una sociedad incapaz de producir excedentes
sobre los consumos normales y necesarios para sobrevivir. Una sociedad donde se
había hecho tan fuerte el hábito de repartir igualitariamente lo obtenido de la
naturaleza que ese reparto se llevaba a puntos extremos, como el de los grupos
esquimales que, habiendo cazado apenas un oso polar, se repartían la piel en
trozos tan pequeños que a ninguno le eran útiles. No concebían que se pudiera
hacer de otra manera, no concebían que alguno se quede con la parte que le
corresponde a un hermano.
La sociedad vivió la mayor parte
de su existencia sin encontrarse dividida en clases sociales en general y mucho
menos en clases sociales antagónicas. Se enfrentaban entre sí muchas tribus, en busca del producto necesario
para sobrevivir, pero incluso el guerrero de la tribu derrotada poseía la
posibilidad de incorporarse a la vencedora con iguales derechos y obligaciones;
las otras dos posibilidades para el prisionero eran ser liberado y que se las
arregle solo o ser sacrificado, pero jamás ser explotado.
Es obvio que, pese a no existir clases sociales, sí existían jerarquías
dentro de cada tribu, donde el guerrero más valiente o el más sabio, o el más
viejo, ocupaban puestos de dirección y eran, a la vez, los custodios de esas
tradiciones.
En ese cuadro I señalábamos esos 40 mil años de sociedad primitiva para
dar luego el paso a las formaciones económicas sociales que contenían en su
seno clases sociales diferenciadas y antagónicas. En este caso señalamos que
sólo han transcurrido 5.900 años, apenas un 15% de la duración de la sociedad
primitiva expuesta a los rigores de la naturaleza sin posibilidades de
defenderse de los mismos.
Y esos 5.900 años señalan la velocidad del proceso de cambios en
sociedades donde, por ser inequitativas, se manifiestan mediante las luchas de
clases. Bien señalaba El Manifiesto cuando inicia su capítulo 1 expresando: “Toda
la historia –escrita- de la humanidad, hasta nuestros días, es una historia de
luchas de clases”
Es Engels el que aclara que se refiere a toda la historia escrita, es
decir, toda la historia que comienza con la primera FES donde
surge la propiedad privada sobre los Medios de Producción y la explotación del
hombre por el hombre; comienza con el esclavismo, comienza, aproximadamente,
hace apenas 5.900 años, comienza con la sociedad esclavista.
Esos 5.900 años poseen una distribución que merece nuestra atención por
la marcada tendencia a acortarse de los períodos de vida de cada una de ellas.
La sociedad esclavista se desarrolló (siempre aproximadamente) como FES
predominante, durante 4.100 años, la
FES reemplazante, la sociedad feudal, en sus distintas modalidades, tuvo su
vigencia, siempre como FES predominante, durante 1.500 años y, finalmente, dentro del las FES donde se desarrolla la
lucha de clases, ingresa el capitalismo, que posee una vigencia de apenas 300 años y ya se encuentra en una
crisis terminal, es decir, ya ha llegado a su ocaso lo que no significa aún su
pronta desaparición tan necesaria para la continuación de la vida.
Dentro de esos 4.900 años de predominio de FES explotadoras y
saqueadoras, en los últimos casi 100 años, surge una nueva FES, surge el
socialismo, el que en octubre de 1917 asesta el primer golpe trascendental al
capitalismo, dando inicio a su crisis estructural de la que ya no podrá salir.
Y marca la enorme diferencia entre esa nueva FES y las tres anteriores: la propiedad privada de los medios de
producción pasarán a ser, gradualmente, con una velocidad que la conciencia
social desarrollada posibilite, en propiedad colectiva; y la explotación del
hombre por el hombre irá gradualmente reduciéndose hasta lograr que prevalezca,
no sólo en leyes, sino en hábitos y costumbres, la cooperación entre hermanos.
¿Volver a la sociedad primitiva? NO. Volver a sus principios sí, pero ya
no tan expuestos a los fenómenos de la naturaleza; ahora todo el conocimiento
acumulado por los trabajadores en miles de años se podrán al servicio de esos
trabajadores. De esa manera la ciencia y la técnica, de todas las ramas de la
producción y los servicios materiales y espirituales, se volcarán, sin límites,
a resolver todos los aspectos sociales que se requieran para la existencia de
una sociedad sin clases antagónicas, que viva en armonía y en paz, con modestia,
confort y equidad, sin pobreza y sin marginación.
Si la expuesta sociedad primitiva
sobrevivió como tal 40 mil años, estimen ustedes cuánto podría durar una
sociedad donde toda la riqueza material e intelectual, donde todos los grandes
avances logrados sean destinados a lograr la felicidad de toda su población.
Nos desviamos un poco pues es un defecto que arrastramos en nuestro afán
de consolidar lo expresado. Regresando a la definición de clases sociales de
Lenin advertimos varias cuestiones que ampliaremos más adelante. Ahora
señalaremos la primera parte de la definición: “Las clases son grandes grupos de
personas…” ¿Qué encontramos aquí? Que no se trata de un grupo de
personas sino de grandes grupos de
personas. Desde ya que los trabajadores conforman grandes grupos de
personas, que también logran cumplir este requisito los campesinos y los
burgueses en general. Pero observamos que los trabajadores, tanto de la
industria como de los servicios y de los sectores rurales, son cada vez más y
la burguesía ve reducir su relación relativa con respecto a ellos. Y esa
disminución, en los países que funcionan dentro de la órbita del capitalismo, no
surge de la socialización sino de la apropiación que hace un pequeñísimo grupo
o familias que concentra cada vez más riqueza en cada vez menos personas,
haciendo a ese grupo más pequeño aún. Es lo que representa hoy ese 0.7% de la
población del 2012 de la que hablamos, siendo muy probable que a finales de
2013 sea menor a lo señalado.
Se habla de 200 familias cuyas empresas contratan trabajadores que
producen el PIB equivalente a los 80 países de menos producción. ¿Constituyen
esas 200 familias una clase social?
No hay duda de que son parte de la burguesía pero
a la vez canibalizan a esa burguesía. El escaso número de personas que lo
integran los coloca más cerca de una casta,
es decir, de un grupo que forma un conjunto especial que tiende a permanecer separado de los demás de su
clase.
La oligarquía
financiera es una casta que funciona separada de los demás de su clase, de los
que se alimenta devorándolos.
Estimados burgueses no integrantes de la casta:
¿quieren conservar sus bienes?, ¿quieren seguir siendo burgueses algunas
décadas más? Es paradojal, pero sólo
tienen un camino: convertirse en antiimperialistas activos. ¿Es
posible?
Imposible es responder esta pregunta en el
espacio que nos queda, pero señalaremos como (esquemáticamente) dividiremos la
correlación de fuerzas en nuestro país desde un punto de vista objetivo.
Grupo A: La Asociación Empresaria
“Argentina” y la
Sociedad Rural , o sea, la oligarquía financiera
Grupo B: El resto de la sociedad: los
trabajadores, los campesinos, los intelectuales, los estudiantes, los
empresarios industriales, los comerciantes, los cuentapropistas, las amas de
casa, los religiosos, etc.
Lo cuantificamos
Grupo A: No más de 100
mil personas, incluidos los mercenarios que se les acoplan.
Grupo B: 41.900.000
personas.
En esa relación objetiva
vemos claramente lo que puede la subjetividad. Muchas
de esas personas que integran el grupo B posibilitan que los personeros del
grupo A, ¡hasta ganen elecciones “democráticas”!
No quedan dudas de que la lucha principal
se da en el plano cultural,
por eso en los siguientes NOSOTROS O ELLOS nos vamos a meter en más análisis
temerarios, entre ellos el porqué
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos se expresa como un arma de doble
filo, como un puñal que apunta hacia el que le posibilitó, en una coyuntura
determinada, que saliera de la pobreza y marginación.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones
Económicas y Sociales (CIEYS)
18/12/2013
oscarnatalich@fibertel.com.ar
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