martes, 17 de diciembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 64

EFECTOS PARADOJALES EN EL CAPITALISMO QUE NO REGISTRAMOS

Vamos a recordarles lo que mencionábamos en números anteriores. La concentración y centralización del capital son fenómenos regidos por leyes que son válidas dentro del modo de producción capitalista y, por ello, por ser leyes, son inevitables por un lado, mientras que por otro, tornan más social a la producción aunque más privada la riqueza generada en esa producción, pues se la apropian.

En el mundo dicho fenómeno se manifiesta con extrema claridad si se toma la realidad objetiva como prueba de que las leyes mencionadas se cumplen. Basta señalar que 100 años atrás, el 40% la riqueza producida en un año era apropiada por un 30% de la población. Y hoy, las estadísticas del 2012, nos muestran que un 0,7% de la población concentró y se apropió del 43% de toda la riqueza generada en dicho año.

Conocemos que es muchísimo mayor la productividad hoy que hace un siglo, lo que equivale a afirmar que un 43% de la riqueza producida en 2012 es equivalente a un diez mil por ciento de la producida un siglo atrás, lo que significa que la acumulación es para menos familias propietarias de los grandes medios de producción las que se apropian mayor cantidad bienes, de riquezas, acumuladas en sus arcas.

Es la realidad objetiva, es lo que sucede, es la tendencia regida por leyes que, como decía el “CHE”, “no se pueden burlar ni torcer”. Sin por ello desconocer que estas leyes a las que nos referimos se manifiestan dentro de la sociedad, sociedad donde actúan los hombre y mujeres, sociedad que puede determinar si esas leyes van a mantenerse vigentes, es decir, si van a continuar permitiendo que cada vez un grupo más pequeño se apropie de una riqueza creciente mientras más de dos mil millones de seres humanos “se acuestan a dormir con hambre”  y 10 millones de niños mueren cada año por causas evitables; o van a luchar para cambiar esta sociedad criminal, saqueadora y genocida por otra que no contenga esas nefastas particularidades, por otra que sea solidaria, justa y equitativa.

¿Quiénes son los que están condenados a desaparecer en este proceso si no se produce el cambio?

Dicho de otra manera: ¿Quiénes son los que están condenados a desaparecer como clase social si no se produce la salida del modo de producción capitalista? ¿Quiénes son los eliminados como clase social?

Comenzamos por el final dando la respuesta al interrogante planteado:

La clase social condenada a desaparecer dentro del capitalismo es la burguesía.

¿Se trata de una temeraria afirmación? Veremos, siempre existe la posibilidad de equivocarse en cualquier desarrollo teórico y práctico que encaremos. El planteo lo haremos y ustedes, como la lenteja, que se toma o se deja, resuelvan si lo aceptan o no… pero lo fundamentan en ambos casos, ya que decir sí o no es simplemente usar la lengua y fundamentar el por qué sí o el por qué no, es usar el cerebro con la legua como apoyo logístico.

Para resolver esta temeraria afirmación vamos a utilizar, como lo hacemos siempre, las herramientas de análisis que nos brinda el materialismo dialéctico y, en especial, el materialismo histórico, considerando (no puede ser de otra manera) todos los cambios que se han venido produciendo en nuestra historia, hasta nuestros días. Vamos a hacernos varias preguntas vinculadas y vamos a respondérnoslas.

¿Existe más de una formación económico-social (FES) capitalista? No, la FES del capitalismo es una sola y su estructura central no cambia, ya que su cambio implicará que deje de ser capitalista.

¿Qué es “esa estructura central” que señalan?

Está constituida con lo que no cambia: la propiedad privada sobre los medios de producción y la explotación del hombre por el hombre. No importa en qué grado de desarrollo se encuentre el capitalismo, esos dos rasgos no se modifican.

Pero… Esos rasgos, ¿no son también comunes al Esclavismo y al Feudalismo?

Es cierto, por eso nos vamos a esforzar más. La propiedad privada de los medios de producción y la explotación del hombre por el hombre es lo común de toda FES compuestas con clases sociales antagónicas y ello no basta para señalar a una de ellas pues no la distingue de las otras.

Entonces… ¿cuál es lo distintivo?

La forma de explotar: en el esclavismo se explotaba, fundamentalmente, al esclavo, en el feudalismo la explotación fundamental era sobre el siervo de la gleba y en el capitalismo el trabajador asalariado. En el primer caso la mercancía era el propio esclavo ya que se lo compraba o vendía al igual que cualquier animal; en el feudalismo el siervo tributaba parte de su trabajo realizado en las tierras del señor feudal, el que lo integraba a la tierra como un instrumento más; en el capitalismo la mercancía es la fuerza de trabajo del trabajador y es la que genera toda la riqueza del mundo a cambio de percibir un salario que es sólo una parte menor de esa riqueza generada. Es obvio (y se observa fácilmente) que lo que distingue a cada FES conformada con clases antagónicas es la forma de explotar al hombre.

¿Esa es toda la condición?

No, se requiere otra tan importante que, de no existir no se produciría el cambio; o se produciría por razones subjetivas pero no podría consolidarse como cambio irreversible. Para que una FES sea reemplazada por otra, la FES que reemplaza a la anterior, debe ser más productiva. Es decir, sus Fuerzas Productivas adquieren una potencialidad que no pueden desarrollar porque la FES en la que están ubicadas se lo impiden. Es decir, no pueden desarrollarse las Fuerzas Productivas capitalistas siendo la sociedad conducida por el feudalismo ya que, las relaciones de producción, que son las que generan la superestructura, son feudales y, como tal, la monarquía es su distintivo.

¿No nos estamos desviando del tema principal?

Para nada, nos estamos encaminando a explicar la temeraria afirmación que  la clase social condenada a desaparecer dentro del capitalismo es la burguesía.

El capitalismo es el mismo en sus rasgos fundamentales pero no es el mismo en sus rasgos secundarios. Transitó por dos fases. Obviamente nos encontramos hoy en su segunda fase, superior a la primera y, muy posiblemente la última de su corta historia. En la primera fase la contradicción fundamental era entre burguesía y proletariado. Esa contradicción continúa plenamente vigente pero, al pasar de la fase 1 a la fase 2, el capitalismo de libre competencia, en sus ramas fundamentales, se convierte en capitalismo monopolista o imperialismo. Ello trae aparejado cambios dentro de la burguesía que se manifiestan con el surgimiento de una gran burguesía que va paulatinamente concentrando en su poder más riquezas, más propiedades y más mercados. De allí que registramos esa enorme barbaridad que significa que un 0,7% de los habitantes se apropien del 43% de la riqueza mundial.

Posiblemente en lo desarrollado hasta ahora nos encontremos todos de acuerdo, en particular porque los datos son un reflejo fiel de la realidad objetiva. Partiendo de esa coincidencia comenzamos esta segunda parte del análisis.

¿Es esa “gran burguesía” similar a la burguesía en su conjunto?

Lo es en general, pero en particular, la gran burguesía es destructora de la no gran burguesía, es decir, destructora de la pequeña y mediana burguesía, a la que absorbe, les confisca sus bienes y la elimina como competencia. No lo hace aceleradamente pues no posee esa capacidad, pero en menos de un siglo ha ido destruyendo a miles de empresarios menores y algunos mayores y ha ido desalojando a miles de campesinos propietarios de sus tierras. En síntesis, la Gran Burguesía es la gran destructora de la propiedad privada, en particular, de la propiedad privada de la burguesía con menor poder o derrotada en los habituales enfrentamientos.

Entonces nos preguntamos: ¿puede la gran burguesía eliminar al trabajador? Desde ya que no, sería suicida que lo intente ya que la burguesía crece gracias al trabajo del trabajador, que es el único que genera la riqueza necesaria para sobrevivir y para enriquecer aún más a esa Gran Burguesía.

Y viene la segunda pregunta: ¿puede la gran burguesía eliminar a la mediana y pequeña burguesía? Desde ya que sí, no hubiese acumulado tanto poder y tanto capital si no se sacara de encima a miles y miles de pequeñas y medianas empresas, de comercios, de establecimientos en general.

La Gran Burguesía no puede destruir al proletariado, a lo sumo lo puede dominar cultural y temporalmente, explotándolo más, pero destruirlo, imposible, le es imprescindible.

En cambio la mediana y pequeña burguesía le es molesta, la usa a su servicio si la necesita y la elimina cuando no le es útil o aparece como competencia.

Es una paradoja: la burguesía elimina burguesía pero no puede prescindir de la clase social que generó para enriquecerse a su costa, no puede prescindir del proletariado, del trabajador en general.

La segunda paradoja es que la burguesía que está destinada a ser eliminada por la gran burguesía, no tiene futuro en el capitalismo, pero sí posee posibilidades de mantenerse como tal durante el camino de transición hacia el socialismo. Transición donde el conductor de la misma le posibilitará mantenerse y desarrollarse dentro de las nuevas reglas de juego que imponga, las que no incluyen su eliminación.

La tercera paradoja es que esa pequeña y mediana burguesía, la ya eliminada y la que hoy sobrevive, sólo  para ser muy pronto eliminada también por el capitalismo que adora, no sólo no es conciente de su futuro, sino, en no pocos casos, se mantiene como apologista de sus verdugos y, cuando tienen la posibilidad de mantenerse viva, posibilidad que le ofrecen gobiernos y pueblos que construyen el socialismo y le dan cabida dentro de esa construcción, suelen rechazarla.

¿Para qué ofrecerles esa posibilidad? Se preguntarán. Dejemos que un hombre sabio, que un revolucionario probado y auténtico, que un estadista y un gran humanista nos lo explique: se trata de Ho Chi Ming y él nos señala:

“Sobre la burguesía nacional, el Partido debe emplear mucha habilidad y flexibilidad. Debe desplegar todos sus esfuerzos para atraerla al Frente y retenerla allí, estimularla a actuar si es posible y aislarla políticamente si es necesario. Debe, en lo posible, evitar dejarla fuera del Frente, porque así se empujaría a los brazos de los reaccionarios y se reforzaría su rango”.

Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
17/12/2013


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