NOSOTROS O ELLOS Nº 51
TIEMPO AL TIEMPO
Después de haber desarrollado, sintéticamente, la teoría del valor, la
categoría valor y sus derivados (valor de uso, valor de cambio y precio), vamos
a tomar una categoría que posee también su importancia pese a ser, podríamos
decir, más modesta, ya que todos nosotros transitamos por el tiempo y el
diccionario es claro es su acepción principal, para evitar que alguien se crea
inmortal: “duración de las cosas sujetas a mudanza”
Si nuestra mudanza incluye el cielo, el infierno o el paraíso (que sería
lo ideal) es otra cuestión, lo cierto es que, en nuestro paso por la vida, no
deberíamos perder el tiempo y contribuir a que, el tiempo histórico, ese que
registra nuestra existencia y acumula sus acciones, nos conduzcas, precisamente
mediante las acciones que realizamos en vida, hacia la construcción de un mundo
mejor. Para muchos de nosotros, ese mundo mejor es el Socialismo, para otros,
que están en la misma vereda, ese mundo mejor puede lograrse “humanizando”
ciertos rasgos del Capitalismo. Así es la transición, que integra a los que
aspiran lo mismo pensando diferente. Hay que otorgarle tiempo al tiempo.
Tomamos algunas de las 17 acepciones y 40 frases hechas que marca el
diccionario de nuestra lengua española señalando que, entre esas frases hechas
se encuentran: “no tengo tiempo ni para rascarme”, “agarrarse a tiempo”, “matar el
tiempo”, etc. Pero de las categorías que vamos a desarrollar, no hay
mención alguna, y puede deberse a una posible amnesia colectiva de los
académicos.
La acepción 2 lo define como: “magnitud física que permite ordenar la
secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Su
unidad en el sistema internacional es el segundo”. La 3 se refiere a la
2 como “parte de esa secuencia; la 4
a la “época en la cual vive alguien o sucede algo”. La 6
y 7 a la
edad, etc. Hay una, la acepción 9, que se aproxima a una de nuestras
categorías: “lugar, proporción o espacio libre de otros negocios”. “No tengo
tiempo”.
Cuando nos referíamos a la categoría “Rotación del Capital” (ver Nº 46) mencionamos que el proceso
industrial comienza con el capital monetario invertido y finaliza con el
capital monetario recuperado e incrementado por la plusvalía. Hay un
recorrido, se cumple un ciclo y se
repite, es decir, rota, continúa
rotando. Esa rotación contiene un tiempo y a ello se lo denomina tiempo de rotación del capital. ¿Qué
importancia posee saberlo?
El tiempo de rotación del capital es el período de tiempo durante el
cual en Capital Monetario inicial se
convierte en Capital Productivo,
luego éste en Capital Mercantil,
luego este en Capital Comercial y al
final del ciclo reaparece como Capital
Monetario Incrementado. Es el tiempo que lleva el recorrido de la fórmula D > M
> D’. Expresado de otra manera: es
el período de tiempo en el cual el valor anticipado transita por las etapas de
producción y de circulación. Es el tiempo que va desde D a D’ inclusive.
La importancia radica en que la
reducción de ese tiempo posibilita rotar al capital invertido más veces y con
ello obtener más plusvalía. En
el caso del socialismo ello significa obtener más recursos para ir
consolidándolo y mejorando los atrasos y desigualdades producidas por el
capitalismo. Y en párrafo anterior señalamos que transita en dos etapas, que
son: la de la circulación y la de la producción.
Entonces, podemos deducir, que el tiempo de rotación del capital se encuentra integrado por el tiempo de producción y por el tiempo de circulación del capital.
El tiempo de circulación del capital es el tiempo en que permanece el
capital industrial en la esfera de la circulación. Esa
esfera posee dos etapas, la inicial, el Capital Monetario invertido, que dura
hasta que dicho capital se convierta en mercancías compradas para producir mercancías.
Esas compras convierte el dinero en: materias primas y maquinarias (compra de
Medios de Producción) y salarios (compra de Fuerza de Trabajo). Cuanto más
rápido se desprenda del dinero, más rápido se iniciará la producción. Parece
una cuestión fácil, pero no lo es tanto: se debe comprar bien, seleccionar bien
los instrumentos de trabajo, la materia prima adecuada y la fuerza de trabajo
experimentada para cada función.
Cuando la producción se encuentra terminada, vuelve nuevamente a
ingresar al tiempo de circulación,
que ahora se manifiesta en la etapa final del capital industrial y con ello se
complementa el tiempo de circulación del capital. Esta etapa es dónde se ofrece
en venta lo producido y se cobra lo vendido. Hemos señalado que si lo producido
no se vende y no se cobra, la plusvalía, que se haya materializada en el
objeto, no se realiza y tampoco se recupera el Capital Monetario Inicial. Por
ello, reducir al máximo el tiempo de circulación es acelerar la recuperación de
la “inversión” inicial, obtener rápidamente la “ganancia” (plusvalía) y
continuar otro ciclo que se iniciará con más capital monetario que el inicial.
El tiempo de producción juega también con las mismas reglas. Mientras
más eficiente se es, más producción se logra en igual lapso de tiempo. En el
capitalismo ello significa más plusvalía, en
el socialismo ello es muy necesario para ir consolidando la construcción del
mismo.
Abordaremos ahora algo que nos afecta muy directamente y que no está
relacionado con el trabajo en la producción o en los servicios, sino en aquel
tiempo que supuestamente disponemos fuera del ámbito laboral, que por eso
recibe el nombre de tiempo extralaboral.
Dicho tiempo –calcúlenlo para
ustedes- se puede dividir en varias fases: 1. el tiempo relacionado a la actividad laboral que comprende
despertarse, lavarse, vestirse, salir a tomar un medio de transporte y llegar a
la fábrica u oficina. Hay trabajadores que dedican 4 horas o más diarias para
trasladarse al lugar donde vendieron su Fuerza de Trabajo. Viajan tanto pues
los magros salarios lo hacen vivir cada vez más lejos ante la imposibilidad de
comprar una vivienda en lugares más cercanos a los centros urbanos. Hay otros
que, “por suerte”, logran vender su FT a capitalistas cuyas fábricas se
encuentran cerca de sus viviendas. Observen lo siguiente: que si el capitalista
compra la mercancía materia prima, paga
el flete o éste ya está incluido en el precio, pero si compra la mercancía FT , es el
trabajador (en la enorme mayoría de los casos) el que debe pagar su traslado a
su explotación. Un efecto de ese tiempo
es que, cuanto más se use, menos tiempo libre habrá. 2. el tiempo destinado al descanso y a las necesidades fisiológicas.
Las personas deben dormir, deben comer, deben ir al baño... Es un tiempo más
fácil de determinar; estimamos: 8 horas para dormir, 2 para almorzar y cenar, 1
para hacer las compras y 1 para necesidades fisiológicas normales. Sumamos
razonables 12 horas, si le agregamos las 4 de traslado (viajando como el
ganado) son 16 y si le agregamos las 8 de jornada laboral son 24 y se nos acabó el día. 3. el tiempo libre, el tiempo dedicado al ocio creador, dedicado a
aumentar nuestros conocimientos y nuestro espíritu. ¿De dónde lo sacamos? En el planeta Marte el día dura 24,6 horas,
pero no podemos aún ir a trabajar allí y, presumimos, por experiencia
histórica, que si son capitalistas los que operarían en el planeta rojo, la
jornada de trabajo sería de 12 horas. Pero regresando a la tierra diremos que,
salvo que se esté más cerca del trabajo, los únicos puntos donde podemos
recuperar tiempo libre es, durmiendo
menos, comiendo más rápido y yendo al baño lo menos posibles (control de
esfínteres).
Hay un tiempo de trabajo
adicional que es el tiempo en que se
produce la plusvalía, que es el tiempo en que el trabajador utiliza su
fuerza de trabajo sin cobrar por ello, es la parte del salario que el
capitalista no le paga al trabajador y la considera “ganancia”. El trabajo en
ese tiempo invertido se denomina plustrabajo.
Ese tiempo es muy importante pues una de las características mas notables
(y menos comprendidas) del capitalismo es que ahora logra aumentar ese tiempo de trabajo adicional sin aumentar la
jornada de trabajo. Antes el capitalista recurría al incremento de las
horas trabajadas para aumentar la plusvalía (plusvalía absoluta), ahora, los
monopolios logran aumentar la plusvalía sin agregar horas pero cambiando la
composición de esas 8 horas, donde pasa a ocupar más espacio el tiempo de
trabajo adicional (que es plusvalía) sobre el de trabajo necesario (que se
manifiesta como salario aunque no sea estrictamente lo mismo). Esa plusvalía se
conoce como plusvalía relativa. ¿Cómo se logra ese fenómeno? Con el incremento
de la
productividad. Suponemos que un trabajador produce 80
unidades de X y que su salario y sus costos equivalgan a 30 de esas unidades.
El trabajo necesario es 30 y el plustrabajo 50. Ello, en una jornada de 8 horas,
indica que el tiempo de trabajo necesario es de 3 horas. Se mejoran los medios
de trabajo y ahora el mismo trabajador produce en 8 horas el doble: 160
unidades. El tiempo de trabajo es el mismo ¿Qué cambió? Que reduce su tiempo de
trabajo necesario a la mitad, ya no es necesario trabajar 3 horas para lograr
el salario, con sólo hora y media lo logra. ¿Quién se beneficia?
El tiempo de trabajo socialmente
necesario es el que se ha reducido y es el que se va a continuar reduciendo
en la medida que se apliquen a la producción de bienes los conocimientos
científico-técnicos más avanzados. Este gran avance, que se debería reflejar no
sólo en una mejora en el salario real de los trabajadores sino en una reducción
de la jornada laboral que nos permita disponer de ese escaso tiempo libre que señalamos. Pero
sabemos (o deberíamos saber) que ello es bastante difícil de lograr dentro del
Modo de Producción Capitalista. Es necesario remarcar que la revolución
científico-técnica y los nuevos instrumentos de producción que de ella derivan,
es trabajo histórico o pasado o pretérito. Es acumulación de experiencias, de
investigaciones, de deducciones, de prácticas de prueba y error, de desarrollos
de ideas y teorías. Es acumulativo, el investigador de hoy se monta sobre las
investigaciones de todos los anteriores, pudiendo así descartar, agregar y/o
mantener categorías y conceptos. El desarrollo científico es producto del
trabajo físico e intelectual de miles de años; trabajo que se materializa en
nuevas y más eficientes maquinarias para producir mayores cantidades de bienes
en más cortos lapsos de tiempo. Que esos tremendos avances sean apropiados por
un puñado de delincuentes explotadores, es otra historia.
¿Que desgracias trae ese manejo del tiempo que posee la denominada oligarquía financiera? Observemos estos
datos de la realidad objetiva que señala el informe del corriente año (2013) de
la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
por un mundo sin hambre, conocida por FAO: 2 mil millones de personas sufren de
hambre al carecer de déficit de vitaminas, de hierro y yodo. Los más vulnerable
son los niños que son afectados en su desarrollo físico y mental, que sufren
enfermedades evitables y mueren, por ello, algo más de 10 millones por año
antes de cumplir los cinco. Mueren casi
28 mil niños por día por razones evitables, y 170 millones de niños poseen retrasos de crecimiento, siendo esas
monstruosidades otros de “los grandes logros” del capitalismo. ¿Razones
evitables? SÍ, pues si recibiesen alimentación adecuada el 95% de ellos se
mantendrían vivos.
La FAO, en ese informe menciona que: 1 de cada 8 habitantes pasa hambre
en un mundo que produce alimentos (con sus calorías, vitaminas y minerales
básicos) para 9 mil millones de personas y somos 7.150 millones. Ya nosotros
habíamos estudiado esta tremenda realidad cuando informamos que en el mundo se
producen actualmente el equivalente a 1 kilo de cereal por día por persona sin
incluir la soja.
Hay que decirlo, hay que señalarlo, hay que participar en foros,
conferencias, universidades, centros culturales y vecinales. Hay que denunciar
el hambre y la injusticia, hay que explicar, hay que indignarse… Pero no hay que borrar todas esas acciones
nobles intentando convencer a la gente, en especial a los pobres, de que otro
capitalismo es posible, pues entonces se engaña. Esa es nuestra diferencia
con Bernardo Kliksberg y Amartya Sen, no
existe dentro del capitalismo ninguna solución definitiva al problema del
hambre en el mundo. Pero en la transición es mejor que ambos estén de este
lado de la vereda. Que
estén del lado de NOSOTROS y no con ELLOS es un paso importante.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones
Económicas y Sociales (CIEYS)
05/12/2013
oscarnatalich@fibertel.com.ar
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