jueves, 5 de diciembre de 2013

NOSOTROS O ELLOS Nº 51

TIEMPO AL TIEMPO

Después de haber desarrollado, sintéticamente, la teoría del valor, la categoría valor y sus derivados (valor de uso, valor de cambio y precio), vamos a tomar una categoría que posee también su importancia pese a ser, podríamos decir, más modesta, ya que todos nosotros transitamos por el tiempo y el diccionario es claro es su acepción principal, para evitar que alguien se crea inmortal: “duración de las cosas sujetas a mudanza”

Si nuestra mudanza incluye el cielo, el infierno o el paraíso (que sería lo ideal) es otra cuestión, lo cierto es que, en nuestro paso por la vida, no deberíamos perder el tiempo y contribuir a que, el tiempo histórico, ese que registra nuestra existencia y acumula sus acciones, nos conduzcas, precisamente mediante las acciones que realizamos en vida, hacia la construcción de un mundo mejor. Para muchos de nosotros, ese mundo mejor es el Socialismo, para otros, que están en la misma vereda, ese mundo mejor puede lograrse “humanizando” ciertos rasgos del Capitalismo. Así es la transición, que integra a los que aspiran lo mismo pensando diferente. Hay que otorgarle tiempo al tiempo.

Tomamos algunas de las 17 acepciones y 40 frases hechas que marca el diccionario de nuestra lengua española señalando que, entre esas frases hechas se encuentran: “no tengo tiempo ni para rascarme”, “agarrarse a tiempo”, “matar el tiempo”, etc. Pero de las categorías que vamos a desarrollar, no hay mención alguna, y puede deberse a una posible amnesia colectiva de los académicos.

La acepción 2 lo define como: “magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Su unidad en el sistema internacional es el segundo”. La 3 se refiere a la 2 como “parte de esa secuencia; la 4 a la “época en la cual vive alguien o sucede algo”. La 6 y 7 a la edad, etc. Hay una, la acepción 9, que se aproxima a una de nuestras categorías: “lugar, proporción o espacio libre de otros negocios”. “No tengo tiempo”.

Cuando nos referíamos a la categoría “Rotación del Capital” (ver Nº 46) mencionamos que el proceso industrial comienza con el capital monetario invertido y finaliza con el capital monetario recuperado e incrementado por la plusvalía. Hay un recorrido, se cumple un ciclo y se repite, es decir, rota, continúa rotando. Esa rotación contiene un tiempo y a ello se lo denomina tiempo de rotación del capital. ¿Qué importancia posee saberlo?

El tiempo de rotación del capital es el período de tiempo durante el cual en Capital Monetario inicial se convierte en Capital Productivo, luego éste en Capital Mercantil, luego este en Capital Comercial y al final del ciclo reaparece como Capital Monetario Incrementado. Es el tiempo que lleva el recorrido de la fórmula D > M > D’. Expresado de otra manera: es el período de tiempo en el cual el valor anticipado transita por las etapas de producción y de circulación. Es el tiempo que va desde D a D’ inclusive.

La importancia radica en que la reducción de ese tiempo posibilita rotar al capital invertido más veces y con ello obtener más plusvalía. En el caso del socialismo ello significa obtener más recursos para ir consolidándolo y mejorando los atrasos y desigualdades producidas por el capitalismo. Y en párrafo anterior señalamos que transita en dos etapas, que son: la de la circulación y la de la producción.

Entonces, podemos deducir, que el tiempo de rotación del capital se encuentra integrado por el tiempo de producción y por el tiempo de circulación del capital.   

El tiempo de circulación del capital es el tiempo en que permanece el capital industrial en la esfera de la circulación. Esa esfera posee dos etapas, la inicial, el Capital Monetario invertido, que dura hasta que dicho capital se convierta en mercancías compradas para producir mercancías. Esas compras convierte el dinero en: materias primas y maquinarias (compra de Medios de Producción) y salarios (compra de Fuerza de Trabajo). Cuanto más rápido se desprenda del dinero, más rápido se iniciará la producción. Parece una cuestión fácil, pero no lo es tanto: se debe comprar bien, seleccionar bien los instrumentos de trabajo, la materia prima adecuada y la fuerza de trabajo experimentada para cada función.

Cuando la producción se encuentra terminada, vuelve nuevamente a ingresar al tiempo de circulación, que ahora se manifiesta en la etapa final del capital industrial y con ello se complementa el tiempo de circulación del capital. Esta etapa es dónde se ofrece en venta lo producido y se cobra lo vendido. Hemos señalado que si lo producido no se vende y no se cobra, la plusvalía, que se haya materializada en el objeto, no se realiza y tampoco se recupera el Capital Monetario Inicial. Por ello, reducir al máximo el tiempo de circulación es acelerar la recuperación de la “inversión” inicial, obtener rápidamente la “ganancia” (plusvalía) y continuar otro ciclo que se iniciará con más capital monetario que el inicial.

El tiempo de producción juega también con las mismas reglas. Mientras más eficiente se es, más producción se logra en igual lapso de tiempo. En el capitalismo ello significa más plusvalía, en el socialismo ello es muy necesario para ir consolidando la construcción del mismo.  

Abordaremos ahora algo que nos afecta muy directamente y que no está relacionado con el trabajo en la producción o en los servicios, sino en aquel tiempo que supuestamente disponemos fuera del ámbito laboral, que por eso recibe el nombre de tiempo extralaboral.

Dicho tiempo –calcúlenlo para ustedes- se puede dividir en varias fases: 1. el tiempo relacionado a la actividad laboral que comprende despertarse, lavarse, vestirse, salir a tomar un medio de transporte y llegar a la fábrica u oficina. Hay trabajadores que dedican 4 horas o más diarias para trasladarse al lugar donde vendieron su Fuerza de Trabajo. Viajan tanto pues los magros salarios lo hacen vivir cada vez más lejos ante la imposibilidad de comprar una vivienda en lugares más cercanos a los centros urbanos. Hay otros que, “por suerte”, logran vender su FT a capitalistas cuyas fábricas se encuentran cerca de sus viviendas. Observen lo siguiente: que si el capitalista compra la mercancía materia prima,  paga el flete o éste ya está incluido en el precio, pero si compra la mercancía FT, es el trabajador (en la enorme mayoría de los casos) el que debe pagar su traslado a su explotación. Un efecto de ese tiempo es que, cuanto más se use, menos tiempo libre habrá. 2. el tiempo destinado al descanso y a las necesidades fisiológicas. Las personas deben dormir, deben comer, deben ir al baño... Es un tiempo más fácil de determinar; estimamos: 8 horas para dormir, 2 para almorzar y cenar, 1 para hacer las compras y 1 para necesidades fisiológicas normales. Sumamos razonables 12 horas, si le agregamos las 4 de traslado (viajando como el ganado) son 16 y si le agregamos las 8 de jornada laboral son 24 y se nos acabó el día. 3. el tiempo libre, el tiempo dedicado al ocio creador, dedicado a aumentar nuestros conocimientos y nuestro espíritu. ¿De dónde lo sacamos? En el planeta Marte el día dura 24,6 horas, pero no podemos aún ir a trabajar allí y, presumimos, por experiencia histórica, que si son capitalistas los que operarían en el planeta rojo, la jornada de trabajo sería de 12 horas. Pero regresando a la tierra diremos que, salvo que se esté más cerca del trabajo, los únicos puntos donde podemos recuperar tiempo libre es, durmiendo menos, comiendo más rápido y yendo al baño lo menos posibles (control de esfínteres).

Hay un tiempo de trabajo adicional que es el tiempo en que se produce la plusvalía, que es el tiempo en que el trabajador utiliza su fuerza de trabajo sin cobrar por ello, es la parte del salario que el capitalista no le paga al trabajador y la considera “ganancia”. El trabajo en ese tiempo invertido se denomina plustrabajo. Ese tiempo es muy importante pues una de las características mas notables (y menos comprendidas) del capitalismo es que ahora logra aumentar ese tiempo de trabajo adicional sin aumentar la jornada de trabajo. Antes el capitalista recurría al incremento de las horas trabajadas para aumentar la plusvalía (plusvalía absoluta), ahora, los monopolios logran aumentar la plusvalía sin agregar horas pero cambiando la composición de esas 8 horas, donde pasa a ocupar más espacio el tiempo de trabajo adicional (que es plusvalía) sobre el de trabajo necesario (que se manifiesta como salario aunque no sea estrictamente lo mismo). Esa plusvalía se conoce como plusvalía relativa. ¿Cómo se logra ese fenómeno? Con el incremento de la productividad. Suponemos que un trabajador produce 80 unidades de X y que su salario y sus costos equivalgan a 30 de esas unidades. El trabajo necesario es 30 y el plustrabajo 50. Ello, en una jornada de 8 horas, indica que el tiempo de trabajo necesario es de 3 horas. Se mejoran los medios de trabajo y ahora el mismo trabajador produce en 8 horas el doble: 160 unidades. El tiempo de trabajo es el mismo ¿Qué cambió? Que reduce su tiempo de trabajo necesario a la mitad, ya no es necesario trabajar 3 horas para lograr el salario, con sólo hora y media lo logra. ¿Quién se beneficia?     

El tiempo de trabajo socialmente necesario es el que se ha reducido y es el que se va a continuar reduciendo en la medida que se apliquen a la producción de bienes los conocimientos científico-técnicos más avanzados. Este gran avance, que se debería reflejar no sólo en una mejora en el salario real de los trabajadores sino en una reducción de la jornada laboral que nos permita disponer de ese escaso tiempo libre que señalamos. Pero sabemos (o deberíamos saber) que ello es bastante difícil de lograr dentro del Modo de Producción Capitalista. Es necesario remarcar que la revolución científico-técnica y los nuevos instrumentos de producción que de ella derivan, es trabajo histórico o pasado o pretérito. Es acumulación de experiencias, de investigaciones, de deducciones, de prácticas de prueba y error, de desarrollos de ideas y teorías. Es acumulativo, el investigador de hoy se monta sobre las investigaciones de todos los anteriores, pudiendo así descartar, agregar y/o mantener categorías y conceptos. El desarrollo científico es producto del trabajo físico e intelectual de miles de años; trabajo que se materializa en nuevas y más eficientes maquinarias para producir mayores cantidades de bienes en más cortos lapsos de tiempo. Que esos tremendos avances sean apropiados por un puñado de delincuentes explotadores, es otra historia.

¿Que desgracias trae ese manejo del tiempo que posee la denominada oligarquía financiera? Observemos estos datos de la realidad objetiva que señala el informe del corriente año (2013) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura por un mundo sin hambre, conocida por FAO: 2 mil millones de personas sufren de hambre al carecer de déficit de vitaminas, de hierro y yodo. Los más vulnerable son los niños que son afectados en su desarrollo físico y mental, que sufren enfermedades evitables y mueren, por ello, algo más de 10 millones por año antes de cumplir los cinco. Mueren casi 28 mil niños por día por razones evitables, y 170 millones de niños poseen retrasos de crecimiento, siendo esas monstruosidades otros de “los grandes logros” del capitalismo. ¿Razones evitables? SÍ, pues si recibiesen alimentación adecuada el 95% de ellos se mantendrían vivos.

La FAO, en ese informe menciona que: 1 de cada 8 habitantes pasa hambre en un mundo que produce alimentos (con sus calorías, vitaminas y minerales básicos) para 9 mil millones de personas y somos 7.150 millones. Ya nosotros habíamos estudiado esta tremenda realidad cuando informamos que en el mundo se producen actualmente el equivalente a 1 kilo de cereal por día por persona sin incluir la soja.

Hay que decirlo, hay que señalarlo, hay que participar en foros, conferencias, universidades, centros culturales y vecinales. Hay que denunciar el hambre y la injusticia, hay que explicar, hay que indignarse… Pero no hay que borrar todas esas acciones nobles intentando convencer a la gente, en especial a los pobres, de que otro capitalismo es posible, pues entonces se engaña. Esa es nuestra diferencia con Bernardo Kliksberg y Amartya Sen, no existe dentro del capitalismo ninguna solución definitiva al problema del hambre en el mundo. Pero en la transición es mejor que ambos estén de este lado de la vereda. Que estén del lado de NOSOTROS y no con ELLOS es un paso importante.


Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
05/12/2013

oscarnatalich@fibertel.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario