NOSOTROS O ELLOS Nº 52
La formación
económico-social (o socioeconómica) es una categoría
histórica que se desarrolla sustentando el Modo de Producción predominante. Dicho Modo de Producción genera,
como condición para su existencia, una Superestructura
cuya principal misión otorgarle legitimidad y legalidad a sus fechorías.
¿Podría el Estado Esclavista contener leyes que prohíban poseer esclavos? No
sólo no lo prohíbe, sino que legaliza, legitima, justifica y protege a quien
los tiene. En este número hemos desarrollado un cuadro, al que denominamos Cuadro I, donde señalamos las
principales categorías que integran la denominada FES , categoría esta que, en el leguaje académico
burgués, suele denominarse “sistema” y a las variaciones con la que se
manifiestan, “modelos”. Ambas definiciones son vulgares, pero el dominio
cultural que ejerce el capitalismo las ha impuesto, tal como impuso llamarse a
si mismo “neoliberalismo” cuando su
real definición es “imperialismo”.
En el primer caso logra separar en la mente de las personas lo económico de lo
social y en el segundo, ocultar su verdadera naturaleza. Recomendamos que
acompañe la siguiente lectura teniendo frente a ustedes el Cuadro I adjunto.
El Cuadro 1
El cuadro 1 comienza por lo obvio y clasifica al planeta que nos
alberga en dos aspectos: La naturaleza,
es decir, todas las cosas materiales que existen y el hombre, único ser capaz de modificarla en su beneficio (o de
arruinarla en perjuicio de su futuro). Así, en la primera columna, mostramos al planeta tierra en esas dos
divisiones, pero al hombre lo clasificamos también en dos aspectos, como personas productoras (arriba) y como personas que se relacionan entre sí
en la producción, (abajo).
En la segunda columna (doble)
precisamos lo dicho: el hombre como
productor crea herramientas que facilitan su tarea y esas herramientas
están tan estrechamente ligadas al desarrollo histórico que es posible definir
de qué siglo hablamos si describimos que tipo de herramientas se utilizaba en general para producir. Comenzamos con
la mano con el gran aporte del dedo gordo o pulgar y llegamos a la robótica.
En el planeta vivimos y trabajamos la parte utilizable del mismo, lo
cultivamos; la naturaleza que en él se desarrolla nos provee de todo lo que
extraemos para transformarlo en bienes que vamos a utilizar, en bienes que van
a poseer “valor de uso”, es decir,
que van a ser producidos para satisfacer una necesidad social, individual,
colectiva o productiva real o (a veces) ficticia pero requerida. El hombre, nunca solo, siempre en sociedad crea
hábitos de trabajo, hábitos que le permiten ser más eficiente en lo que
produce. Junto a esos hábitos desarrolla y acumula conocimiento, que almacena
en su cerebro, que trasmite de generación a generación, que deja asentado en
libros o registros. Y todo ello lo hace relacionándose entre sí, en relaciones
que no son de amor, ni de amistad, ni sexuales.
Esos vínculos (relaciones) no funcionan de manera anárquica y son de
alguna manera, ordenados y reglamentados, generando legitimación y límites a
las conductas de cada momento histórico y actuando como muro de contención a
los cambios que el proceso histórico requiere con leyes que “no se pueden ni
burlar ni torcer”, como expresaba el CHE. Ese
“muro de contención” incluye la violencia en todas sus formas.
La tercera columna define el
nombre de las categorías señalando que las herramientas, desde el pulgar al
robot, constituyen lo que Marx denomina con acierto “Medios de trabajo”, pues con esas herramientas (construidas con
las cosas de la naturaleza) vamos a operar ¿sobre qué?: sobre todas cosas que
obtenemos originariamente de la naturaleza, que van a ser los objetos sobre los
que vamos a trabajar. ¿Cómo definió Marx a esos objetos?: como “Objetos de trabajo”. Luego hacemos referencia a que trabajar
equivale a un gasto de energía física e
intelectual, donde algunos trabajos requerirán una cuota mayor de energía
física (muscular) y menor de energía intelectual y otras actividades todo lo
contrario. Pero nunca una sola, siempre ambas.
En la cuarta columna
comienzan a definirse más las categorías iniciales. El par compuesto por los
medios de trabajo y los objetos de trabajo componen lo que se denomina Medios de Producción. Aquí podemos ya
preguntarnos ¿en poder de quiénes se encuentran los medios de producción? Por
ejemplo el petróleo (objeto de trabajo) y las destilerías (medios de trabajo).
¿Son de la sociedad? ¿Son del Estado? ¿De qué Estado? ¿Son de una familia o de
un pequeño grupo?, etc. Observamos que en esta columna aparece la necesaria Fuerza de
Trabajo aplicada por el productor (el trabajador) y el conocimiento
acumulado, como Ciencia y Técnica
que es el derivado del conocimiento que
el trabajo del trabajador va generando y perfeccionando a través del tiempo, de
la historia..De paso aclaramos que las relaciones entre las personas a las que nos
referimos las vamos a llamar (así lo definieron Marx y Engels) Relaciones
de Producción; es su definición simplificada, pues son relaciones que se
producen en la producción, en la distribución, en el cambio y en el consumo de
bienes materiales y espirituales.
En la quinta columna las
categorías cobran mayor importancia y encontramos dos fundamentales: las Fuerzas Productivas, de cualquier
sociedad, factor determinante de la existencia de la misma y de su desarrollo y
las Relaciones de Producción entre
las personas, factor determinante del
atraso o avance de las sociedades. Las Fuerzas
Productivas la integran los Medios de Producción (Objetos y Medios de Trabajo),
la Fuerza de Trabajo (el trabajo vivo como gasto de energía físico-intelectual
del trabajador) y el Conocimiento Científico (el manual de instrucciones). Las fuerzas productivas son “dinámicas”,
es decir, continúan siempre aspirando a más, a ser mejores, a ser más eficiente
y a poder resolver con su producción las necesidades globales de las
sociedades. (Ese dinamismo se hace indiscutiblemente evidente en los cambios
cualitativos que se producen constantemente en los “Medios de Trabajo”,
consecuencia de aplicar los más avanzados conocimientos científicos-técnicos en
la producción de herramientas y maquinarias, haciéndolas más eficientes y más
veloces y, por ende, más productivas.) Si no lo logran imponer su dinamismo, es porque las Relaciones de Producción,
que no son dinámicas, que son “conservadoras”, se lo impiden. De allí que,
para avanzar en concordancia con las Fuerzas Productivas, las “viejas” Relaciones de Producción deben ser cambiadas por “nuevas”
relaciones, cualitativamente mejores, paso este que equivale a una Revolución. En síntesis: las Fuerzas Productivas
se desarrollan hasta que las frenan las Relaciones de Producción y es allí
donde se produce el choque entre ambas que se resuelve cambiando las relaciones
viejas por nuevas acorde al desarrollo de esas fuerzas productivas. Son leyes que no se pueden ni burlar ni
torcer, pero sí demorar. Demora que surge del dominio cultural del que
poseen los resortes del poder económico sobre la sociedad por un lado y de la
lamentable dispersión de fuerzas de la mayoría que debe liberarse de ese
dominio cultural, actuar en común y producir los cambios necesarios más
importantes, sin dejar de considerar otros factores de menor importancia. En la
próxima entrega daremos un ejemplo local de cómo las relaciones de producción
frenan a las fuerzas productivas en nuestro país.
En la sexta columna del cuadro se observa que la
unión de las Fuerzas Productivas con las Relaciones de Producción vigentes,
forman el Modo de Producción, que es
la manera
en que se produce, que es (conforma) la estructura económica de una sociedad dada. Pero no hay estructura
económica en el mundo que pueda sobrevivir al menos una década si no se la
“hace legítima”, “legal”, y a la vez se hace “respetar”, obligando a la
sociedad a cumplir las leyes u ordenanzas que se crearon para que, lo que la
estructura económica haga, sea “correcto” y, de paso, perdure en el tiempo. Es siempre la estructura económica,
mediante la acción de la minoría que detenta el poder económico, quien va a
conformar una Superestructura
filosófica-social-política-ideológica-jurídica-religiosa tal, que garantice la propiedad y el modo de
producir, que determine claramente que ello sea legal, legítimo,
establecido por dios o por quién dios designe como su representante (la Luna,
el Sol, un rey, un zar, un papagayo, un Todopoderoso individualista o (el dios
más poderoso y violento de todos): el
Dinero.
La séptima columna une las
dos categorías de la sexta: el Modo de Producción y la Superestructura que ese
modo de producción genera. Ello da origen a lo que se denomina Formación Económico-Social (FES), que
es lo que conocemos vulgarmente como “sistema”.
Acompaña a esta columna un cuadro donde se señalan las FES que han existido y
existen hasta nuestros días y la duración aproximada en años de cada una de
ellas. También se incluye la que en el futuro se logrará, con toda seguridad
pues responde a leyes, pero sin poder precisar cuándo, pues ello corresponde a
los hombres. Nos referimos al Socialismo cuyos jóvenes primeros 100 años los
cumplirá en el 2017.
La historia la hacen los hombres no las leyes, éstas sólo determinan
que ese cambio es posible y necesario, se puede hacer y se debe hacer, pues si no se logra, la humanidad perece y
antes de autoeliminarse, es muy probable que los hombres razonables decidan
acatar las leyes, decidan jugar su papel en la Historia y salir de la prehistoria actual.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones
Económicas y Sociales (CIEYS)
08/12/2013
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