NOSOTROS O ELLOS Nº 37
TRABAJO, FUERZA DE TRABAJO Y SALARIO (3)
Continuamos con la clasificación de “trabajo” que iniciáramos en la entrega N º 34 y
continuáramos en la 36, donde
desarrollamos: 1. el trabajo en función del momento en que se realiza; 2. el
trabajo en función del valor; 3. el trabajo en función del conocimiento
necesario para ejecutar la tarea y 4. el trabajo en función de la cantidad de
producto necesario. Ahora continuaremos con las restantes clasificaciones:
5. En función de la distribución
de la riqueza producida. Toda
la riqueza de bienes y servicios, materiales y espirituales que existe, es
producida por el trabajador. Cada año se producen los bienes necesarios para
mantener el ritmo de la vida humana tanto para el consumo personal como para el
productivo. Se suele medir esa riqueza producida, en cada país, a través de
indicadores como el PIB (Producto Interno Bruto). Independientemente de la
metodología que se utilice, la riqueza nueva que se genera cada año es fruto de
la aplicación de la fuerza de trabajo (vivo o pasado) del trabajador. “Vivo”,
por que está creando permanentemente un nuevo bien y “pasado” porque está
utilizando el trabajo vivo anterior que se materializó en las maquinarias,
herramientas e instalaciones, que le permite ahora realizar el gasto de energía
física e intelectual con más eficiencia y menos rudeza. Esa nueva riqueza que
el trabajador con su trabajo vivo produce (la que contiene trabajo pasado ya se
computó cuando éste era vivo en esa oportunidad) se “distribuye” en sólo dos
conceptos, uno va como salario y
otro va como ganancia (plusvalía).
El salario lo percibe el trabajador y la plusvalía se la apropia el propietario
de los medios de producción. Un compañero señalaba, comentando lo que
afirmábamos en el NOSOTROS O ELLOS Nº 36, que habría que señalar que el
plustrabajo es la parte no paga al trabajador. Le respondí que puede o no
serlo. Ahora lo desarrollamos para evitar confusiones: si el plustrabajo es la
parte no paga se confunde con plusvalía (ganancia) y, paralelamente se puede
confundir salario con trabajo necesario. Sin embargo parecen parecidos pero no
lo son. Como veremos más adelante, la plusvalía es la parte del salario que no
percibe el trabajador por sus tareas, y el salario es lo que ha logrado conseguir,
ya que, como decíamos antes, el trabajador “vende” su fuerza de trabajo al
capitalista, pero es éste el que le fija el valor. Situación atenuada cuando el
trabajador se agremia y mediante la unidad y la lucha obtiene mejoras
temporales que “arriman” un poco a lo que se le debería reconocer (paritarias,
acuerdos internos, etc.) Podemos señalar que, en el capitalismo, hay una gran
mayoría de personas cuyos salarios están por debajo del “trabajo necesario”.
Esto quiere decir que con un salario de 8 horas no pueden cubrir sus
necesidades básicas de él y su familia y, o tiene que estirar la jornada, o
tiene que buscar otro empleo complementario o tiene que enviar a otro miembro
de la familia a trabajar para no pasar necesidades. También hay otro grupo de
trabajadores, menor en cantidad, cuyo salario supera al “trabajo necesario”
pues logran ingresos superiores a los necesarios para mantener una vida digna.
Generalmente esos trabajadores, muchos de ellos profesionales, conforman una
capa social, denominada media alta, que desarrolla sus tareas en empresas donde
se aplica la más avanzada tecnología en la producción, de esta manera se
produce esta aparente contradicción: ganan mejor a la vez que son más explotados.
Recuerden esta afirmación ya que más adelante hablaremos de “salario relativo”
una categoría tan real como el planeta pero la más ocultada de todas por los
economistas burgueses y sus acompañantes pequeños burgueses, algunos de los
cuales son tan limitados como audaces ya que suelen titularse marxistas.
Regresando al punto de esta clasificación podemos decir que salario + plusvalía (ganancia) = PIB (nueva
riqueza generada por el trabajador durante un año) y no hay más que contar.
El Estado se nutre de impuestos que surgen del salario y de la ganancia, y los
especuladores se nutren de los salarios, reduciendo su poder de compra y de las
ganancias, absorbiendo a otros capitalistas más débiles o cansados de explotar.
Veremos más adelante cómo el Estado recauda más de los salarios (impuestos
indirectos) que del capitalista (impuestos directos). Pero ahora damos un
ejemplo para poder demostrar lo que anteriormente señalábamos: Uno de ustedes
decide (por la razón que sea) producir en su casa empanadas y venderlas al
vecindario. ¿Qué necesita? Materia prima que sería harina huevos jamón y queso
(para simplificar suponemos que es el único tipo de empanadas que va a
elaborar), necesita una cocina con horno, asaderas y bandejas descartables
donde colocarlas. Necesita un recetario donde le indique cómo es el proceso
(puede ser escrito o llevarlo en la cabeza) y… necesita lo más importante, que
es tomar la harina, los huevos, agua y aceite y hacer la masa, luego tomar el
queso y el jamón, cortarlo y de esa manera tener el relleno, luego juntar el
relleno dentro de la masa previamente cortada en círculo, luego prender el
horno, colocar en la bandeja metálica las empanadas y cuidar que no se quemen,
sacarlas, esperar que se enfríen, ponerlas en las bandejas y salir a venderlas
(y cobrar). Todas estas operaciones conforman el trabajo vivo, trabajo que ha
logrado que bienes dispersos se convirtieran en un nuevo bien, con un nuevo
valor de uso, ya que a mucha gente le gusta comer empanadas. Vamos a decir que
el “costo” de la materia prima, más la de los materiales necesario, más el gas,
la luz, el agua, más la amortización de la cocina, etc. es, por docena, de 25
pesos. El vecindario consume esas empanadas que usted le vende a 40 pesos la docena. Son ricas y no
tan caras. ¿Qué respondería si alguien le pregunta que está haciendo? Empanadas
¿Cómo te va con ello? Bien ¿Cuánto ganás? 15 pesos por docena (40 menos 25).
¿Qué representan esos quince pesos? EL
NUEVO VALOR INCORPORADO A LOS ANTERIORES VALORES. ¿Y quién produjo ese
nuevo valor? El que hizo las empanadas. ¿Con qué? Con su fuerza de trabajo, con
su trabajo vivo. ¿Es ganancia? No, sucede que decir “gano 15 pesos por docena
es simplemente dar una respuesta no correcta pero habitual. Los 15 pesos es el
resultado del esfuerzo por hacer las empanadas, es la retribución y es el valor
reconocido por la sociedad (en este caso el vecindario). Alguien le dice, le
aconseja, que le iría mejor (ganaría más) si vende la docena a 60 pesos, de esa
manera “ganaría” no 15 sino 35 pesos por docena. Si le hace caso, en seguro que
en el vecindario dejan de comprarle las empanadas y, además, comentarían: “este
está loco, se quiere hacer rico a nuestra costa, cómo si no supiéramos lo que
sale de costo una empanada.” Pero no sigue el consejo y continúa “ganando” 15
por docena. Y le va bien, tan bien que no da a basto, entonces decide tomar un
empleado y elije a una vecina lindera. ¿Querés hacer empanadas para mí, yo te
proveo de todo lo necesario y vos las hacés en tu casa, sin moverte? Bueno,
responde alegre la vecina que piensa que va a contar con un ingreso y con
timidez le pregunta ¿cuánto voy a “ganar”?
Te voy a pagar 8 pesos por docena. Cierto es que la vecina no sale a
venderlas y cierto es también el que usa su espacio y su cocina, suponemos que
ambos conceptos se equiparan, ¿qué está sucediendo? Que ahora no todo el nuevo
valor es salario, desde que esa vecina (y luego otras y luego el local y luego
una fábrica) se incorporó, el nuevo valor se bifurca, una parte como salario y
otra, que es salario, se convierte en plusvalía o ganancias del empresario.
Este ejemplo, el de producir empanadas, es una abstracción que permite ver el
fenómeno sin complejidad, así es la producción en el sistema. Se produzcan aviones, o represas o
viviendas, en proceso interno es exactamente el mismo que el de las empanadas.
Ahora vamos a analizar cada uno de los dos únicos componentes
(trabajador-empresario) que reciben inicialmente la nueva riqueza, producida
sólo por uno de ellos: el trabajador.
El salario se puede clasificar en Nominal
(se refiere a la cantidad de pesos que el trabajador percibe como
“remuneración”), Real (se refiere a
lo que con ese salario nominal puede adquirir en bienes y servicios) y RELATIVO sobre el que nadie habla y
veremos por qué.
Puede (y sucede frecuentemente) que el trabajador tenga, a través de los
años, un salario nominal cada vez mayor y puede que, pese a ello, su salario
real (y eso también ocurre frecuentemente a través del tiempo) sea menor, es
decir, su capacidad de compra sea menor. Gana más en pesos y compra menos
bienes con esos pesos. Algunos economistas le atribuyen a la “inflación” este
grave acontecimiento para la calidad de vida del trabajador, pero si somos
fieles al análisis deberíamos darnos cuenta que, en todo caso, esa “inflación”
es voracidad empresaria, ya que un incremento de salarios sólo afecta a las
“ganancias”. Pero el empresario no quiere ganar menos y por ello incrementa los
precios que equivale a mantener bajo el salario, hasta más bajo que antes en
muchas ocasiones. Y le llama inflación cuando es carestía. De la “inflación”
somos los propios afectados los culpables, sólo por “pedir desmedidos aumentos
de sueldos” De la carestía, el verdadero fenómeno, el responsable es la
corporación formadora de precios, el monopolio, el empresario que no quiere
perder su cuota de ganancias. Entonces ¿debemos combatir la inflación o debemos
combatir la especulación y la voracidad de los formadores de precio? ELLOS
están muy cómodos cuando se busca la solución en donde no está el problema y
por ello, con sus medios a la cabeza, colocan a la inflación como el mal mayor
cuando, en realidad son ELLOS lo que generan esa inequidad. ¿Quién es la
inflación? Yo, vos, todos… ¿Quién es la carestía? Una centena de empresas
formadoras de precio, todas conocidas, todas con ejecutivos con nombres y
apellidos. Culpar a los 40 millones de habitantes por lo que hacen no más de
mil personas es una estupidez que sólo puede estar vigente porque gran parte de
esos 40 millones se pasan a defender, inconcientemente, a los formadores de
precio. Es el dominio cultural que generan los grandes y concentrados medios de
comunicación social en poder de los monopolios.
Ahora incursionaremos en el ocultado SALARIO RELATIVO. Esta
clasificación es la más importante en la distribución de la riqueza ya que, la
tendencia en el modo de producción capitalista es que: a medida de que se
desarrolla el conocimiento científico-técnico y ese conocimiento es utilizado
para aplicarlo en la producción de bienes y servicios (sistemas computarizados,
robots, herramientas sofisticadas, etc.) el salario relativo es cada vez menor.
Y se da un efecto aparentemente paradojal: los
trabajadores en donde el trabajo relativo cae más rápidamente, índice de que
son los más explotados, son, a la vez, los que mejores salarios perciben y con
ello mejoran tanto el salario nominal como el real. ¿Qué, dilema, no?
Utilicemos la abstracción (es decir: el cerebro): supongamos que hay en nuestro
Chaco un hachero al que su patrón le ha dado como herramienta un hacha y un
machete. El machete para que se “adentre” en el monte y el hacha para que tale
quebrachos, madera muy dura. El hombre se sumerge en el bosque enfrentando los
molestos insectos, las peligrosas víboras, soportando el ardiente calor y, con
su destreza, logra derribar 10 árboles de quebracho por día. Como paga recibe
el equivalente a tres de ellos, un 30% de lo producido. Imaginemos la paga. El patrón vende
cada palo de quebracho a 40 pesos cada uno, es decir, 400 pesos por día, de los
cuales su “costo” es el salario de 120 pesos diarios que se convierte en 3.000 pesos
mensuales por las 25 jornadas que debe realizar (salario que resolvió fijarle
al trabajador: ese 30% que mencionamos). Paralelamente, una multinacional
obtiene que el gobierno provincial le ceda
unos cuantos kilómetros cuadrados de monte virgen donde hay un gran
quebrachal. La multinacional trae una máquina que funciona con un solo
conductor, con aire acondicionado, asiento anatómico, música funcional,
botiquín con suero anti ofidio, heladera con bebida fresca y comida, detector
de alimañas, etc. El conductor (el nuevo “hachero”), con su máquina y sin
esfuerzo, logra talar por día 100 quebrachos y percibe un salario de 9 mil
pesos, ¡tres veces superior al del
hachero! Esos 100 quebrachos le reportan (manteniendo el precio de 40 pesos
cada uno), a la multinacional, 4 mil pesos diario y el operador de la máquina
recibe 360 pesos diarios. ¡RECIBE EL 9% DE LA RIQUEZA PRODUCIDA !
Pero recibe: ¡tres veces más salario siendo, simultáneamente, tres veces más explotado! ¿Quién se lo dice?
Esta explotación no es neutra y, si bien “beneficia” al trabajador en
comparación con el otro trabajador acelera la inequidad en la distribución de
la riqueza en el país y en el mundo, pues permite acumular enormes sumas de
riquezas a pequeños y poderosos grupos. ELLOS, al apropiarse de los
conocimientos científicos, hacen al mundo cada vez más injusto. Obtiene más
plusvalía.
Y hablando de plusvalía solamente diremos, en este escrito, que más
adelante desarrollaremos las tres forma en que se manifiesta (las tres formas
de explotación): la absoluta, la relativa y la extraordinaria, y cómo se comportan
en la práctica.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones
Económicas y Sociales (CIEYS)
08/11/13 oscarnatalich@fibertel.com.ar
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