NOSOTROS O ELLOS Nº 33
EL TRABAJO
La palabra trabajo es definida por el diccionario de la Lengua Española
con 12 aceptaciones, siendo, la primera como siempre en este diccionario de la Real Academia , la
más importante. Las mencionaré una a una ya que ello es básico para el
desarrollo de este artículo:
Aceptación 1: Acción y efecto de
trabajar. Aquí tenemos que señalar que “trabajar” para el mismo diccionario
es “ocuparse en cualquier actividad
física o intelectual” y otras 17 aceptaciones más, entre las cuales
mencionaremos la 2: “Tener una ocupación
remunerada en una empresa, institución, etc., y la 3: “Ejercer determinada profesión u oficio”. Las demás aceptaciones,
como por ejemplo la 4 (Dicho de una
máquina: funcionar), no son de nuestro interés.
Aceptación 2: Ocupación
retribuida. ¿Y si no es retribuida? ¿No es trabajo? Podríamos aceptar esa
definición si aceptamos que al esclavo se lo retribuía con la comida, que al
siervo de la gleba se lo retribuía dejándole una porción de su cosecha, que al
aprendiz en los inicios del capitalismo se le otorga un oficio y que al pasante
en nuestros tiempos se le paga el viático.
Aceptación 3: “Obra” El propio
diccionario debe aclarar esa palabra agregando “Cosa producida por un agente” ¿?
Aceptación 4: Insiste con “obra” ahora como: “obra, resultado de la actividad humana”.
Aceptación 5: Se refiere a objetos no a personas, pero veremos más
adelante que no es tan objeto y que persona hay: “Operación de la máquina, herramienta o utensilio que se emplea para
algún fin”.
Aceptación 6: Esfuerzo humano
aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital”. Las
demás seis aceptaciones se refieren al lugar
donde se trabaja, a la dificultad, a
molestia, tormento, etc., a una
definición para la mecánica y otra para brujería y la final:
Aceptación 12: Estrechez, miseria
y pobreza o necesidad con que se pasa la vida”.
Desde nuestro punto de vista las definiciones y aceptaciones que
incorpora el diccionario de la “Real Lengua
Española” son en extremo vulgares y no reflejan la verdadera naturaleza del
trabajo. Ello nos obliga a dar nuestra definición sobre trabajo y remarcar que
una cosa es trabajo y otra es trabajar.
Y no se trata de un juego de palabras como veremos a continuación.
Trabajo es un proceso mediante
el cual los seres humanos modifican
los objetos de la naturaleza de tal
modo que, esos objetos modificados puedan satisfacer sus necesidades, sean
éstas reales o superfluas.
Trabajo es, por tanto una
actividad conciente y útil y es una
relación que se produce entre los seres humanos y la naturaleza.
De esa manera, el trabajo surge como la condición primera y fundamental de la existencia humana.
Se puede asegurar que, en esa relación, en ese proceso, en esa actividad
consiente el hombre pudo salir del mundo
animal y desarrollarse como tal.
El trabajo posee tres componentes básicos y fundamentales, ya que sin
ellos es imposible la existencia de la relación entre hombre y naturaleza. Esos
tres componentes básicos son: 1. la actividad del hombre dirigida a la producción
de un bien que sirva para satisfacer una necesidad humana (consumo) o
productiva (materia prima). En esa actividad, el hombre consume energía física,
muscular e intelectual, y ese consumo se define como fuerza de trabajo; 2. El objeto
de trabajo, el material sobre el que va a ejercer su fuerza de trabajo para
modificarlo (actúa sobre él), que es un material que proviene inicialmente de
la naturaleza aunque registre varios procesos sucesivos; y 3. Los medios de trabajo, es decir, con qué instrumentos
se opera sobre esos objetos, ¿con las manos?, ¿con herramientas?, ¿con
maquinarias?, ¿con robot?, es decir, con todo aquello que le facilite al
trabajador cumplir con su tarea sobre el objeto de trabajo, que lo haga más liviano.
Como observarán, el diccionario no contempla esa realidad objetiva que
surgió ya hace más de un millón de años cuando el hombre mono advirtió que
utilizando una piedra con filo (medio de trabajo) podía cortar mejor a un
animal cazado (objeto de trabajo). Tampoco el diccionario menciona que, si uno
reúne a los objetos de trabajo con los medios de trabajo, es decir, reúne a las
materias primas y a la naturaleza en su conjunto con los medios de trabajo, es
decir, con todas aquellas herramientas, maquinarias, sistemas, instalaciones,
robots, etc., necesarios para producir mejor, componen una categoría muy
mencionada, que se denomina medios de
producción.
Es de tal importancia esa categoría que las personas sensibles e
inteligentes se preguntan: ¿En poder de quienes están esos medios de
producción? O lo mismo: ¿En poder de quiénes están los recursos naturales y las
fábricas donde se procesan? Y ello, a esas personas le produce otro
interrogante: ¿Cómo puede ser que los bienes provistos por la naturaleza sean
propiedad privada de algunos grupos pequeños en un mundo con 7 mil millones de
habitantes? ¿De dónde surge esa “legitimidad”? Este punto lo vamos a tratar más
adelante, pero en este número nos referiremos a “trabajo” escapando de la
tentación (real) de intentar explicar todo en muy breve espacio.
Esa relación que produce el trabajo, relación, vinculación o proceso,
requiere de la existencia de trabajadores quienes hacen realidad la mencionada
relación hombre-naturaleza, mediante la aplicación de su fuerza de trabajo. Ello nos obliga a precisar más qué es esa
“fuerza de trabajo” (FT).
La primera diferencia que observamos entre “trabajo” y “fuerza de
trabajo” es que la primera (trabajo) es una relación general entre personas y objetos, mientras que la segunda,
la “fuerza de trabajo” es una relación
individual entre un trabajador y el objeto que le ha tocado
transformar. Podemos ya arriesgar una
definición para FT.
La fuerza de trabajo es la
capacidad que poseemos las personas para ejecutar cualquier trabajo. Es el
conjunto de fuerzas físicas y espirituales que disponemos para aplicar al
proceso de producción de bienes, es decir, de producción de riquezas materiales
y espirituales.
La fuerza de trabajo es, además,
una escuela de formación, donde mediante la acumulación de experiencias vamos
paulatinamente mejorando nuestra habilidad, tanto en la destreza aplicada como
en los medios de producción desarrollados.
La fuerza de trabajo es un gasto
por parte del trabajador, de energía física e intelectual. En algunos casos
predomina el gasto de energía física y en otros la intelectual, pero nunca van
separadas ya que, hasta en el proceso más simple se requiere poner atención
sobre el mismo.
En el capitalismo, la fuerza de trabajo se convierte en una mercancía.
Es decir, es un producto que se vende pues hay alguien que lo compra. Es, sin
dudas, una de las mercancías más valiosas e indispensables, sin embargo, es
este sistema, esta mercancía es tratada de manera opuesta a su real importancia
y valor.
Primero diremos que para mostrar su real
importancia recurriremos a la abstracción. Vamos a suponer que un virus maligno
ataca a la humanidad haciendo desaparecer su capacidad de aplicar la FP de cada
uno de sus integrantes, a todos en general. ¿Quién produciría los bienes
necesarios para alimentarnos, vestirnos, cultivarnos, divertirnos, sanarnos,
etc.? Nadie, absolutamente nadie. La
vida humana desaparecería en muy pocos años, de la misma manera que
desaparecería también si ese virus nos vuelve estériles a todos, en el primer
caso por no haber producción material y en el segundo por no haber reproducción
de la especie. La FT es la energía consumida por el trabajador
que posibilita la continuación de la vida.
Regresamos a “trabajo” y a sus componentes: releemos que uno de ellos es
la FT, que es propiedad del trabajador individual y que la vende en el “mercado
laboral” y que las otras dos, objetos de trabajo (la naturaleza) y los medios
de trabajo (las herramientas desarrolladas por la FT en el espacio histórico)
utilizados para producir nuevos bienes que se venden en el “mercado comercial”:
son todas mercancías. Lo extraño es que
esas mercancías no posean igual tratamiento, y mucho más extraño es que la
gente crea que esa desigualdad en el tratamiento es “normal”.
Ustedes van a un negocio, a un supermercado por ejemplo, toma un
producto, una botella de vino por ejemplo, ve el precio que indica que “vale”
40 pesos. Se acerca a la caja y cuando va a pagar expresa: “por esa botella no
pagó más de 20 pesos” ¿Qué sucede? Que, o paga los 40, o deja la botella O lo retira
“seguridad”). Es posible que la cajera sea más amable con ustedes que los que
están en la cola, trabajadores también, que le recriminan que por “una boludez”
les haga perder el tiempo.
Parece razonable que el que vende le ponga un valor al producto (a la mercancía)
que vende y que el “comprador”, en todo
caso, posee la libertad de no comprarlo si le parece caro.
Bien: Ahora son ustedes los vendedores, son ustedes que salen a vender
su única mercancía, su fuerza de trabajo, su habilidad para hacer algo. ¿Quién
le pone el precio? Sin dudas, el vendedor no, en este exclusivo caso el que
fija el precio es el comprador de la FT, es el capitalista.
Y pensar que ustedes son los que producen todos las mercancías que
existen y deben pagar lo que otros le fijan por ellas y deben cobrar lo que
estos mismos personajes de fijan a la suya. Encontramos
en este simple ejemplo la base en la que se sustenta la sociedad capitalista:
LA INEQUIDAD, la que surge del dominio cultural que han logrado al hacernos creer
que son los que “nos dan trabajo”.
La Fuerza de Trabajo, la que
mantiene viva a la humanidad, es la que menos valor se le reconoce y las
mercancías que con esa fuerza de trabajo se logra, toda la riqueza de la
humanidad, es usufructuada por un pequeño grupo que adquiere enorme poder y
capital con esa gran ventaja que significa pagar por la mercancía FT mucho
menos valor que el valor que esa FT produce.
¿Qué tiene que ver esta entrega Nº 33 de NOSOTROS O ELLOS? Mucho, pues
en esta transición, mejorar el pago sobre la mercancía FT es
fundamental para mejorar nuestra calidad de vida. Ello significa ser, al menos
en esta etapa, menos explotados y más dignos.
En las próximas entregas abundaremos estos puntos tan necesarios para
nuestra conciencia, para nuestra integridad como seres humanos, como el pan y
la leche para alimentarnos.
NOSOTROS, LOS TRABAJADORES O
ELLOS, LOS EXPLOTADORES
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones
Económicas y Sociales (CIEYS)
01/11/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario