PLUSVALÍA Y PLUSTRABAJO (CHEVRON-YPF)
El auto repudiado “Diccionario de Economía Política” cuyos autores son
los catedráticos soviéticos Vólkov, Smirnov y Faminski, definen –respetando a
Marx y Engels- a la plusvalía como: “el valor creado con el trabajo del obrero
asalariado por encima del valor de su fuerza de trabajo, del cual se apropia
gratuitamente el capitalista”. Y agrega: “La producción y apropiación de la plusvalía expresan la relación de
producción más importante del modo capitalista de producción”.
El mencionado y auto lapidado manual define –respetando a Marx y Engels-
al plustrabajo como: “Trabajo invertido
por el obrero de la producción material, quien, durante el tiempo de trabajo
adicional crea el plusproducto” Y agrega: “La aparición del plustrabajo está relacionada con el proceso de
crecimiento de la productividad del trabajo social, el cual, en determinada
etapa del desarrollo de la sociedad humana, hace posible la producción de una
cantidad de productos mayor que la necesaria para la existencia del propio
trabajador y de su familia”.
Observamos que no hay diferencias cuantitativas entre plusvalía y
plustrabajo, sino cualitativas, es decir, la plusvalía es la apropiación del
plustrabajo por parte del capitalista mientras, si se mantiene como
plustrabajo, éste pasa a ser el excedente necesario para poder, el Estado,
realizar políticas destinadas a mejorar la calidad de vida de la sociedad toda.
Cuando Marx (aún no hemos quemado sus libros pero a veces hablamos de
neo-marxismo) desarrolla en El Capital la cuota de plusvalía lo hace con ejemplos numéricos y arriba a
esta conclusión no numérica:
“Como el valor del capital
variable = valor de la fuerza de trabajo comprada por él, como el valor de esa
fuerza de trabajo determina la parte necesaria de la jornada de trabajo; pero
como la plusvalía viene determinada, a su vez, por la parte excedente de la
jornada de trabajo, se deduce que: la plusvalía guarda con el capital variable
la misma relación que el plustrabajo con el trabajo necesario, por dónde la
cuota de plusvalía (Plusvalía/ Capital variable) es igual a la cuota de
plustrabajo (plustrabajo / trabajo necesario). Ambas razones expresan la misma
proporción en forma diferente, una vez en forma de trabajo objetivado, otra en
forma de trabajo fluido. Por tanto, la cuota de plusvalía es la expresión
exacta del grado de explotación de la fuerza de trabajo, o sea, del obrero por
el capitalista” C. Marx. El
Capital. Libro I Tomo I Capítulo VII: La
cuota de Plusvalía. Ediciones Akal.
Aclaro que el “capital variable” es el capital monetario que el
capitalista destina al pago de los salarios. Y como ningún capitalista
“invertiría” su capital originario producto del saqueo, para no reproducirlo,
no le paga al trabajador el valor de los que produce sino mucho menos. Con ello
logra apropiarse del plustrabajo convirtiéndolo en plusvalía que la hace
figurar como ganancias por su gestión y habilidad empresaria.
El capital originario, conformado por el saqueo, fue el motor inicial
del modo de producción capitalista, pero una vez aplicado a la reproducción
ampliada, el capital crece por la explotación del trabajador, crece porque al
trabajador no se le paga por lo que produce, crece por la plusvalía, es decir, por
excedente del trabajo sobre la que el trabajador no recibe ninguna retribución,
convirtiéndola en capital una parte, en gastos para mantenerlo esclavizado otra
y en generar desigualdad social el resto.
El plustrabajo es necesario y es consecuencia de los avances del
conocimiento científico-técnico aplicado a la producción de bienes materiales y
espirituales. La plusvalía es la apropiación de ese plustrabajo por parte de
los monopolios y empresarios en general.
El monopolio se apropia del 100% de esa plustrabajo, salvo que… se vea
obligado a reducir esas expectativas cuando debe compartir ese plustrabajo con
Estados que se “asocian” en emprendimientos que ninguno de los dos podría
desarrollar sin esa asociación. Lo “comparten” en proporciones que se discuten
y que no dependen exclusivamente del monopolio sino de qué trata de defender el
Estado que se va a “asociar” en un emprendimiento real y necesario.
Si el acuerdo con Chevron u otra empresa extranjera (o no), la hubiesen
realizado durante el “estado neoliberal” el plustrabajo sería el 100% para el
monopolio y el “estado neoliberal” se conformaría con el ingreso adicional y
poco controlable que derivaría del impuesto a las ganancias. Pero si el Estado
no es neoliberal, si el Estado ha resuelto, aún con todas sus imperfecciones
(perfecta es sólo la pequeña burguesía), compartir con el monopolio los
resultados, la plusvalía para éste se reduce al 50% o menos y el plustrabajo
crece del 0 al 50% o más.
En la transición ello no sólo no es pequeña cosa, sino es un paso que se
debe recorrer. Lo hace China, lo hace Vietnam, lo hace Cuba, lo hace Laos, lo
hace Venezuela, lo hace Ecuador, lo hace Argentina, lo hace Bolivia, etc. Desde
ya no lo hacen (ni lo harán nunca) los infantilistas que manejan la realidad
objetiva sin abandonar la abstracción y el bar.
Un informe publicado por el suplemento económico de Página 12 de horrible nombre (“cash”), menciona, a
grandes rasgos, los resultados que generarán el acuerdo del Estado Nacional con
el monopolio Chevron. Habla de 35 años de concesión donde el resultado, el
plustrabajo, se divide en dos, una parte como plusvalía para Chevron y otra
como plustrabajo para el Estado Nacional.
Como ese cálculo es numérico no incluye los otros beneficios, que
mencionaba en un artículo anterior, que son: a) generación de puestos de
trabajo calificado; b) remuneraciones altas (lo que reduce el resultado ya que
el capital variable desembolsado es mayor); c) 80% de lo producido queda en el
país logrando así el autoabastecimiento; d) se deja de adquirir energía y por
ello de destinar divisas a su compra; e) se pasa a ser exportador f) queda para
el Estado el 50% final del plustrabajo y g) pasamos a contar con tecnología de
punta.
Y ello se logra con inversiones en dinero y en conocimientos con los que
hoy no contamos.
El suplemento de horrible nombre menciona que las inversiones (parte
destinadas a salarios) serán de 74 mil millones de dólares y que las “ganancias
serán de 23 mil millones de dólares, cuando serán de 48 mil millones de dólares.
Aclaro, para quienes lean el suplemento, que quién lo escribe (Roberto Aguirre)
por no ser marxista-leninista (ni marxista) no considera como plustrabajo a las
regalías provinciales y a los impuestos, sino sólo a las ganancias netas.
Como el que escribe este artículo es marxista-leninista, aprendió con
los manuales maldecidos y El Capital aún no maldecido, sabe muy bien que el
plustrabajo se aplica a diferentes sectores. En este caso, los 48 mil millones
tienen los siguientes destinatarios: las provincias 13 mil millones, Afip (el
Estado) 12 mil millones, y los 23 mil millones restantes, 11.500 puede llevarse
Chevron y 11.500 quedan para el Estado Nacional.
Podrán observar que 11.500 millones de 48 mil equivalen al 24% del
plusproducto que se convierte en plusvalía. En honor a la verdad, ni los
camaradas chinos, ni los camaradas cubanos han logrado tal relación: 76% queda
en el país.
Ahora, si el Estado Nacional (y los provinciales) no reparten o no
aplican esa masa de dinero a favor de los sectores más necesitados, no le
manden la culpa a Chevron.
Resolver nuestras propias limitaciones es un problema que debemos
encarar con la cabeza pegada al tronco. Y que no haya plusvalía requiere
entender que, para que ello suceda, el modo de producción debe ser socialista
en todo el planeta. Mientras, en la transición, que equivale a saber que
convivimos con el capitalismo, aún cuando los gobiernos sean dirigidos por
comunistas, va a manifestarse; y observamos que la reducción de la apropiación
de la plusvalía por parte de los monopolios expresa el mayor síntoma de su
debilidad histórica. Y es una tendencia que responde, de alguna manera, a lo
que Marx determinó como “ley de la tendencia decreciente de la cuota de
ganancias”, en este caso, no por el incremento del Capital Constante, sino
porque ya no recibe el 100% de la plusvalía.
Finalmente quiero referirme a otra cuestión que provoca confusión y se
define como “especulación de los monopolios”.
Los monopolios especularon desde el mismo momento en que surgieron y, a
lo sumo, por la concentración económica y financiera, ampliaron y
perfeccionaron el concepto especulativo que posee sus “leyes” como la de
“oferta y demanda” o la de “recursos limitados”.
Pero para quien no abandona la teoría del valor, sabe que es la fuerza
de trabajo aplicada la que genera el valor del producto y que ello no puede ser
“burlado” por los monopolios. Lo que logran los monopolios, al fijar los
denominados precios de monopolios, es lograr la plusvalía extraordinaria,
consiguiendo con ello, principalmente, eliminar competidores capitalistas y
concentrarse más. Compiten con tal virulencia entre sí que realizaron dos
guerras mundiales.
Los precios poseen incrementos especulativos temporales y de ello nadie
duda, pero el valor de muchos productos se incrementa también pues cada vez se
requiere más fuerza de trabajo para obtenerlos. El ejemplo del petróleo es
claro: algunos aún los obtienen en profundidades cercanas al nivel de la tierra
y otros, en cambio, deben recurrir a plataformas submarinas o, como en nuestro
caso, a extraerlo de grandes profundidades con alta tecnología. Es obvio que el
precio debe aumentar. ¿Quién fija el piso del precio del petróleo aparte de la
especulación? El lugar donde más costo cuesta extraerlo. ¿Por qué? Porque si no
nadie lo extraería, pues el capital no trabaja a pérdidas. ¿Y los que poseen
menor costo? Ellos se benefician y obtiene lo que Marx definía como “renta
diferencial”. Es decir, obtienen esa renta gracias a la demanda que obliga a
explotar yacimientos más complejos y que requieren grandes cantidades de fuerza
de trabajo vivo y trabajo histórico: trabajadores en acción (trabajo vivo) y
desarrollo científico-técnico donde se acumula el trabajo y los avances de toda
la historia humana (trabajo histórico acumulado).
Oscar Natalichio
Director
Centro de Investigaciones
Económicas y Sociales (CIEyS)
18/8/2013
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