NOSOTROS O ELLOS Nº 195
EL CANDIDATO
Cuando utilizamos palabras que van a ser centro de un
artículo o comentario siempre iniciamos con lo que de esa palabra define el
diccionario y, a continuación, extendemos esa definición al entorno donde será
aplicada. Las palabras de esta nota son: “pedofilia”
y “pedófilo” pero el diccionario nos
remite a “paidofilia” y “paidófilo”.
Allí iremos.
Paidofilia: Atracción erótica y sexual que una persona
adulta siente hacia niños o adolescentes.
Paidófilo: Que siente esta atracción o la lleva a la
práctica.
Se trata de una parafilia, es decir, de una “desviación sexual” que consiste en
obtener excitación y placer sexual a través de acciones o fantasías sexuales con niños, especialmente entre 7 y 13
años.
La paidofilia se considera como un rasgo
multifactorial de la personalidad del pedófilo, ya que esa desviación se
compone de conductas mentales, de control de
las pulsiones, de educación sexual, del entorno donde se desarrolla, etc.
Y ello se refleja en los resultados que van desde desviaciones “inofensivas”
a las
activas, donde se producen desde toqueteos, manoseos, violaciones e incluso
asesinatos de menores en ese entorno.
Como todo suele clasificarse, también la paidofilia es
dividida en dos: la “primaria”, que también
es denominada “esencial”, que se encuentra muy arraigada en la persona; y la “secundaria” que suele manifestarse
mediante acciones circunstanciales. Ampliamos:
De la obra “Abuso sexual en la
infancia” de Enrique Echeburúa y Cristina Guerricaechevarría
La personalidad del pedófilo es
polimorfa. Se pueden distinguir dos grandes tipos de pedófilos: los primarios y
los secundarios o situacionales:
·
Los primarios muestran una inclinación sexual casi exclusiva por
los niños y su conducta compulsiva es independiente de su situación personal.
Se trata, clínicamente, de pedófilos en un sentido estricto del término que
presentan unas distorsiones cognitivas específicas: consideran su conducta
sexual como apropiada (no se sienten culpables ni avergonzados), planifican sus
acciones, pueden llegar a atribuir su conducta a un efecto de la seducción por
parte del menor o pueden justificarla como un modo de educación sexual para
este.
·
En cuanto a los secundarios o situacionales, estos se
caracterizan porque su conducta viene inducida por una situación de soledad o
estrés (en estos casos, la experimentación de relaciones sexuales con menores
suele ser un medio de compensar la baja autoestima o de liberarse de cierta
hostilidad). No son estrictamente pedófilos, en tanto que su inclinación
natural es hacia los adultos, con los que mantienen normalmente relaciones
problemáticas (impotencia ocasional, tensión de pareja...); sólo recurren
excepcionalmente a los niños y lo hacen de forma compulsiva, percibiendo su
conducta como
anómala y sintiendo posteriormente culpa y vergüenza.
El pedófilo es merecedor de sanciones y así lo señala el Código Penal
Argentino en su artículo 119.
Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a
cuatro años el que abusare sexualmente de persona de uno u otro sexo cuando,
ésta fuera menor de trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso
coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad, o de
poder, o aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido
consentir libremente la acción.
La pena será de cuatro a diez años de reclusión o prisión cuando el abuso por su duración o circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente ultrajante para la víctima
La pena será de seis a quince años de reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del primer párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía.
En los supuestos de los dos párrafos anteriores, la pena será de ocho a veinte años de reclusión o prisión si:
a) Resultare un grave daño en la salud física o mental de la víctima;
b) El hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente, afín en línea recta, hermano, tutor, curador, ministro de algún culto reconocido o no, encargado de la educación o de la guarda;
c) El autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual grave, y hubiere existido peligro de contagio;
d) El hecho fuere cometido por dos o más personas, o con armas;
e) El hecho fuere cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o de seguridad, en ocasión de sus funciones;
f) El hecho fuere cometido contra un menor de dieciocho años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo.
En el supuesto del primer párrafo, la pena será de tres a diez años de reclusión o prisión si concurren las circunstancias de los incisos a), b), d), e) o f).
Consideramos que, con estos datos puestos “sobre la mesa”
podemos ahora leer, aunque nos indignemos, este clarísimo artículo escrito por
Horacio Verbitsky titulado “A DOS MANOS”
y publicado en las páginas 4 y 5 de la edición de Pagina 12 del domingo 26 de
julio.
Indigna que la persona que ejecuta la acción sea un
candidato, nada menos, que a presidente de la República Argentina ,
pero más indigna saber que esa personalidad enfermiza, que además de manosear
miente descaradamente en otros temas y se encuentra procesado en otras causas,
cuente con apoyo, no de su entorno, que es lógico, no de Paul Singer (el buitre
que lo financia), que es lógico, no de Clarín y sus satélites que es lógico, no
de la oligarquía y de las empresas multinacionales, que es lógico, sino del apoyo de un sector de la población
que, de ganar ese candidato pedófilo, sufriría las consecuencias de su política
económica genocida: más pobreza, más desocupación, más marginación, más
mortalidad infantil, más de todo lo que conocimos en 1976 y en el 2001. Eso
también indigna: que haya tanta “gilada” como suele decir el filósofo Feinmann.
Lo que relata tan bien Verbitsky lo he visto por
televisión antes de salir su nota. Me repugnó, pero no alcancé a analizarla de
la forma en que este periodista lo hace, con la meticulosidad que lo hace,
desnudando con claridad la perversidad del Candidato de los buitres.
Dos recomendaciones: lean lentamente la nota y luego vean
los videos. Aquí no hay trampa. Aquí no hay Lanatas. Aquí hay una realidad
objetiva, Hay un candidato pedófilo.
“Ya
te vas a aflojar” lleva como subtítulo esta parte de la nota
Es improbable que esto haya sido casual. Las manos del ex director del Grupo
Económico Socma tienen un llamativo protagonismo en otro de los spots
difundidos en su canal. Lleva por título “Vendo rosas para comprarme la bici”
y es la pieza más bizarra de propaganda política en el siglo XXI, a 45 días de la marcha Ni una Menos
contra la violencia de género. Macrì está sentado en el patio de ladrillos de
la casa que Alicia y Marcelo comparten en La Matanza.
El personaje central es la hija de la
pareja, Sheila, que aparenta unos diez u once años. Con una de sus manos apenas
por encima de la cintura de la nena, Macrì
la atrae hacia sí, mientras la interroga.
– ¿Así que vas a ser pediatra, te gustan
los chicos, ya cuidás a tu hermanito? Tenés que empezar a practicar con él.
La nena se resiste al abrazo y la madre explica lo que es
evidente:
–Está re nerviosa.
Macrì la toma con más fuerza de la
cintura, se la sienta sobre su falda y le acerca el rostro, mientras con la
mano izquierda le palmea las piernas. Con
inquietante dulzura le dice:
–Bueno, vení, ya te vas a aflojar, ya te
vas a aflojar, ya te vas a aflojar.
Sheila se ríe con enorme timidez y la madre alivia la
tensión indicándole: –Contale eso de las rosas, contale.
Macrì dialoga con la nena:
– ¿Qué es esto? ¿Qué plantaste?
–Una rosa.
– ¿Una rosa? Muy bien.
La madre le pide que le explique a Macrì:
– ¿Y para qué es?
–Para vender y comprarme una bici.
– ¿Para la bici? ¿Y yo te puedo comprar
una?
La nena niega con la cabeza. Macrì
insiste:
– ¿Por qué no?
–Porque yo tengo que comprarla.
Siempre sentada sobre su falda Macrì
aferra a Sheila por la cintura con su mano derecha, con la izquierda toma y
acaricia la mano de la nena, que no puede moverse.
.-No, pero yo te puedo comprar la bi... te
puedo comprar una rosa, ¿sí? ¿Me aceptás que te compre una rosa?
La madre tiene los ojos húmedos. El padre tose. La madre
dice:
–Pero se la regalás, ¿no?
Macrì insiste:
–Pero otra más quiero, ¿no tenés otra más
para venderme? Andá a buscar, andá dale.
– ¿La vas a poder llevar? –pregunta la nena.
En el plano siguiente Macrì recorre junto
con la familia una parte de la casa todavía en construcción y avanza hacia la
plantación de Sheila, entre pilas de ladrillos. Mientras caminan, el candidato
comenta:
–A ver, a ver, ¿esta es toda tu
producción?
Macrì toma a la nena de la cabeza, la acaricia y dice con
énfasis:
–Ayyy, qué trencitas que tenés.
Se coloca de pie a espaldas de Sheila y con sus dos manos en el pecho de la
criatura la atrae de modo de apoyarla contra sí. Macrì festeja:
–Muy bien eh, ya tenés un vivero completo.
La
nena intenta zafarse del abrazo mientras Macrì no le quita las manos de encima.
Sheila logra tomar distancia y comenta:
–Allá tengo otro más grande.
Macrì
la sigue y pregunta:
– ¿Pero todo esto en serio lo plantaste vos? ¿Quién te enseñó a
hacer esto?
–Mi mamá.
– ¿Tu mamá? Estas ya están más grandes. Muy bien, muy bien. Bueno
te felicito.
Además de esta tierna visión del trabajo infantil, en otro spot
Macrì aterra a dos mellizas de seis años. “¡Qué lindas son, qué lío les van a hacer a
los varones ustedes!”, dice como saludo. Mientras las nenas miran al
piso, les plantea “el juego que hago con mis hijas: la carrera de besos. Cada una me da
besos en un cachete, a ver quién me da más besos rápido. La de 30 compite con
Antonia, que tiene tres, dice”. En esta filmación realizada en
Gualeguaychú la carrera terminó empatada cero a cero: ninguna de las nenas aceptó la propuesta.
La sensibilidad contemporánea no admite este trato intrusivo con
los niños ni la perturbadora ambigüedad
de esos toqueteos a dos manos. Para ver los videos, seguir este link: https://twitter.com/VerbitskyH.
Que cada lector saque sus conclusiones. Elementos
para hacerlas, hay.
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones Económicas
y Sociales (CIEYS)
28/07/2015
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