jueves, 13 de febrero de 2014

NOSOTROS O ELLOS Nº 89

INGRESÁ AL MUNDO DE LA REALIDAD OBJETIVA

El 24 de marzo de 1976 quedará registrado en nuestra memoria como la fecha más oprobiosa de la historia de nuestro país. Una fecha para nunca olvidar, so pena que el olvido se convierta en una repetición de un período regido por criminales profesionales especializados en asesinar, torturar y robar a personas inocentes, a mujeres y a niños, siempre, lo que indica su cobardía, que las víctimas se encuentren indefensas, no armadas y sin iglesia y justicia que los acoja y defienda.

Se trató de un genocidio, y éste no es producto de irracionales reacciones de furor, no es producto de antojadizas acciones para demostrar que son “dioses” que resuelven sobre la vida y la muerte porque así se les ocurre.

Un genocidio se planifica meticulosamente. Se busca ejecutores materiales de la muerte, se les provee de los elementos necesarios, se les garantiza protección. Un genocidio no es producto de arrebatos ni de trastorno de la razón. Hay objetivos claros, precisos, llevados adelante por un grupo pensante, con plena conciencia de lo que se propone y sin ningún tipo de escrúpulo. Sin límites para cometer y hacer cometer los crímenes en masa que sean necesarios para proteger sus intereses económicos.

Remarcamos “intereses económicos”, pues es allí donde se encuentra el objetivo central de las grandes corporaciones que fueron y son los causantes de las desgracias de nuestro pueblo. Fueron esas corporaciones las que, por intermedio de sus personeros, reunidos entonces en el denominado Consejo Empresario Argentino (CEA), planificaron la muerte, el saqueo de la nación y el empobrecimiento general de nuestro pueblo.

Ese consejo, que hoy continúa como “Asociación Empresaria Argentina” fue el Estado Mayor de los golpes de Estado y sus presidentes, Adalbert Kriguer Vasena y José Alfredo Martínez de Hoz, pasaron a ser los ministros de Economía durante los golpes de Onganía y Videla, hecho para nada casual.

Los militares de entonces jugaron el papel más miserable que puede jugar un ejército: asesinar a su pueblo por orden de una minoría no solo económicamente poderosa sino mayormente extranjera y antinacional. ¡Triste papel de esos “generales” que mancillaron la trayectoria histórica de un ejército libertador de las américas para pasar a jugar el papel de mercenarios y sicarios de las corporaciones!

Ese “Estado Mayor” de la oligarquía financiera estaba (y está aún) integrado por  delincuentes y criminales de guantes blancos, todos grandes empresarios y representantes de grupos monopolistas: entre ellos figuraban Eduardo Oxenford del grupo financiero Roberts, quien se encargó de YPF y del ministerio de Industria y Minería durante el “proceso”. Lo acompañaron Luís María Gotelli, de Pirelli y Hirían Walter, latifundista miembro de la Sociedad Rural, que fuera ministro de Energía y Obras y Servicios Públicos en la dictadura de Onganía y junto con el Grupo Macri y Eduardo Mayer activos vaciadores del banco de Italia y Río de la Plata. Federico Zorraquín, el del “voto calificado”, cabecita blanca del grupo Garovaglio-Zorraquín, presidente de la petroquímica Ipako, miembro de la Sociedad Rural y presidente de ADEPA (Asociación de Bancos Argentinos). Eduardo García, del banco Shaw y de Dálmine Siderca y FIEL, quien le otorga a Guillermo Klein la Secretaría de Coordinación y Programación en la dictadura. Armando Braun, del grupo Braun Menéndez Betty, genocida de los pueblos originarios y de trabajadores rurales obteniendo por ello cinco millones de hectáreas y el título de miembro “honorario” de la Sociedad Rural y la Cámara de Comercio. Francisco Soldati quien pasa a ser director del Banco Central y de los bancos Galicia, Español y Crédito Argentino. Y los denominados “tanques pensantes” donde se lucían mientras se secuestraban niños, se torturaba y se asesinaba, José Luís Machinea, Felipe Domingo Cavallo, Juan y Roberto Alemán, José dañino Pastores, Jorge Webe, Oscar Camillón, Adolfo Diz, Evaristo Evangelista, Lorenzo Sigaut, Nicanor Costa Méndez y otros cipayo y mercenarios.

¿Qué sucede con ellos? Nada. Continúan sus operaciones golpistas. Cuando no pueden contar con esbirros sacados de las fuerzas armadas, arman planes de desestabilización con el apoyo de nuevos mercenarios, surgidos del periodismo vergonzante, respondiendo a las directivas de sus amos sin ruborizarse. La ahora Asociación Empresaria Argentina (AEA), se nutre con nuevas caras y muy parecido nombre, y opera para derrocar gobiernos elegidos democráticamente, a través de la carestía, del incremento indiscriminado de precios, en especial, de los artículos de primera necesidad. Sus crímenes y sus acciones nunca han sido juzgadas ni han merecido el castigo de una “justicia” afín a sus intereses y del temor que aún genera enfrentarlos.

Ese nuevo “Estado Mayor”, está integrado por: Jaime Campos (mercenario de carrera y presidente de la AEA); Pagani Luis (Arcor); Rocca Paolo (Techint); Magneto Héctor (Grupo Clarín); Bagó Sebastián (Bagó); Miguens Carlos; Roggio Aldo; Cartellone José; Coto Alfredo; Pescarmora Enrique; Rattazzi Cristiano (Fiat); todos ellos vice-presidente de la AEA. También Acevedo Miguel (Aceitera Dehesa); Grimoldi Alberto como secretario y tesorero; Elstain (IRSA); Grobocopatel; Saguier (La Nación); Arguelles (Sidas); Braun (La Anónima); Hojean (BGH); Aufiero (Medicus); Cristófani (Santander-Río); Karagozián (TN&Plates); Roemmers; Kemma (Cencosud); Estrada; Morita; Lacroce y Bameule; todos estos como vocales culminando así el “estado mayor” de los saqueadores. A ello se le suma la “Mesa de Enlace” integrada por la Sociedad Rural (Biolcatti); la vergonzosa Federación Agraria (Buzzi-De Angelis), las Confederaciones Rurales (Llambía) y CONINAGRO (Garetto). Todos esos grupos de cipayos agregar al final de su sigla la palabra “Argentina”. La lista de mercenarios es también bastante extensa, comenzando por el zar mayor, Jorge Lanata y continuando con Nelson Castro, Carlos Pagni (La Nación), Tata Cofre (ex SIDE); Mariano Grondona (fascista declarado); Luis Majul (La Nación); Marcelo Longobardi (Radio Mitre): Marcelo Bonelli (el “Idiota” de Dostoyevsky pero con maldad); María Santillán y la Bonelli femenina: Mercedes Ninci, entre otros.

También entre los mercenarios hay políticos (los primos Macri; la mitómana Carrió; el caballero de la triste figura “socialista” Binner; el ilustre Cobos, ejemplo de honorabilidad; algunos que usan la camiseta del Che y los discursos de Lenin pero se ubican en el monumento a la bandera, etc. Sindicalistas como Moyano y Micheli, Barrionuevo, etc.

También rotan en la desestabilización algunos nefastos personajes que atacan a nuestro país mientras hacen negocios espurios, como ejemplo señalamos a Paúl Singer, representante de los fondos buitres que logró secuestrar la Fragata Libertad en Ghana y que es, además, accionista de Iron Mountain, la empresa que en barracas quemó la documentación de operaciones ilegales de bancos y exportadores, al igual que en otros cinco países, pero en el nuestro ocasionando la muerte de nueve trabajadores. Empresa habilitada irresponsablemente en el 2007 y promocionada por Mauricio Macri en su “polo” tecnológico.
  
Ese “estado mayor ampliado” empresario (AEA + Mesa de Enlace) factura el 30% del PIB y “da” trabajo a 400 mil personas, es decir, a un poquito más del ¡2%! de la población económicamente activa. Ese enorme poder que ataca a 18 millones de trabajadores, solo puede ser contrarrestado por nuestra acción política.

Por eso es bueno recordar en este nuevo 24 de marzo que no debemos dejar que nos arrebaten nuevamente el futuro y para que nos unamos todos para derrotarlos definitivamente, pues esa es la única manera de poder recorrer la historia sin dramas y en armonía.

Pueblo o corporaciones. Patria o Colonia. Vida o Muerte. Por allí pasa el “saber elegir”.

Para que nunca más miles de jóvenes, trabajadores, estudiantes, niños, mujeres, ancianos, sufran robos de personas, saqueos, torturas y muertes para satisfacer el apetito de las corporaciones en un mundo donde 85 personas, las más ricas, poseen ingresos superiores a 3.600 millones de personas, las más pobres.

Repetimos este horror: vivimos en un planeta donde sólo 85 personas acumulan la riqueza de la mitad de la población mundial.

Ese “estado mayor” local que describimos y que es el generador de los crímenes y desgracia de nuestro pueblo, posee su expresión mundial en la gran burguesía u oligarquía financiera con centro en los EEUU y en el dólar. En nuestros cursos de economía política y social científica desenmascaramos a esa criminal organización capitalista y al capitalismo monopolista en toda su esencia.

Es la oligarquía financiera, el imperialismo, que ataca a todos los intentos de independencia económica, aún a los más modestos. Es la oligarquía que intenta por la fuerza derrocar a gobiernos “populistas” como Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil, Uruguay y otros de Nuestra América y del mundo

En el desarrollo de nuestro programa basado en el análisis que nos brindan herramientas científicas como son el materialismo histórico y el dialéctico, analizamos detalladamente los fenómenos sociales, por qué se producen, hacia dónde nos conducen y cómo desembarazarnos de ellos cuando son nocivos.

Mostramos cómo se transita, en el capitalismo monopolista, hacia el predominio del capital financiero y cómo ello es, en esta formación económica-social (en este sistema), un proceso inevitable.

De esa manera explicamos por qué surgen paradojas como estas: donde casi la mitad del crecimiento financiero que acumulan pocos, surge de la renta y no de la producción, es decir, surge de la especulación y no de la explotación como décadas anteriores. O porqué países pobres pero poseedores de enormes riquezas minerales otorgan a las multinacionales desgravaciones fiscales cuando en sus patrias mueren, antes de los 5 años, casi el 15% de los niños nacidos, especialmente por hambre y la esperanza de vida de su población apenas supera los 50 años de edad.

Analizamos el mundo real, no el que vemos, sino el que es. No el mundo que nos hacen creer los centros de estudios, en general conducidos por el sistema dominante (o la cultura dominante), sino el que logramos desenmascarar metiéndonos en las entrañas del monstruo. Y ya dentro de él, el papel que juegan los medios de comunicación, el de las universidades tanto privadas como públicas, el de los partidos políticos, el de los sindicatos, el de las organizaciones sociales, el de las extrañas ONG, el papel del infantilismo político tan pernicioso y las inestabilidades de las capas medias, intelectuales algunos, mediocres las más y temerosas la mayoría. También, el triste papel de los renegados.

El temor al conocimiento, el temor a aproximarnos a la realidad objetiva, no es otra cosa que el miedo a ser libres.


Oscar Natalichio
CENTRO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES (CIEYS)

Febrero de 2014.

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