NOSOTROS O ELLOS Nº 41
¿INFLACIÓN O CARESTÍA?
Antes de abordar el tema intercalaremos este comentario: En el NOSOTROS
O ELLOS nº 31 –reparen en la fecha- del 28 de octubre de 2013, mencionábamos, al final de escrito, la
existencia de una información proveniente de una encuesta a “boca de urna” que
los medios de la oposición omitieron de informar, lo que es lógico pues se
trataba de una información verídica y ellos mienten; pero extrañamente, los
medios que acompañan al gobierno tampoco la divulgaron, lo que es espantoso. La
información –reparen en lo siguiente-
fue difundida por la AGENCIA DE NOTICIAS
DE VIETNAM, de su corresponsalía en Buenos Aires.
Es, gracias a esa agencia asiática, que nos enteramos de una información
importante ocurrida en nuestro país, que consistía, según la fuente, en que
la imagen de nuestra presidente se mantenía en un 52.5%. Hoy, varios días
después, nos enteramos, esta vez por un medio local (Página 12 del 17/11) que
el apoyo a Cristina Fernández de Kirchner se mantiene en un 53%. Celebramos,
entonces, varios acontecimientos a saber: 1. El retorno de Cristina a la acción
política; 2. El día de la militancia; y 3. Qué bueno que en esta ocasión, hoy,
nos enteremos por fuentes nacionales, lo que nos enteramos hace veinte día
atrás gracias a la labor de los
periodistas vietnamitas, en quienes confiamos.
Ahora sí, vamos a iniciar este escrito, tratando de explicar cómo y de
qué manera se distribuye en la sociedad en la que vivimos la riqueza que los
trabajadores producen ya que, si no se entiende este importante fenómeno, menos
se va a entender o saber diferenciar entre lo que es inflación y lo que es
carestía.
Habíamos señalado, en entregas de NOSOTROS O ELLOS anteriores, que toda
la riqueza que el trabajo del trabajador genera se distribuye en sólo dos
conceptos: salario, que sería una parte de esa riqueza y plusvalía (ganancias),
que sería la otra parte que cubre así el 100% de lo generado. Esa riqueza
generada, medida anualmente, es el Producto Interno Bruto de un país. Es el valor
que el gasto de Fuerza de Trabajo del trabajador incorpora sobre los valores
anteriores que no se han producido en el mismo período. Si se hubiesen
producido el mismo año, esos nuevos valores integran la formación de la riqueza
de ese año.
No es tan complejo determinar cuánto de esa riqueza percibe el
trabajador y cuánto se lleva el empresario, no por su trabajo, sino como
ganancias. Si observamos, por ejemplo, que la masa salarial de un país, dato
que existe y se puede comprobar con aproximación, es de 150 mil millones de
dólares y el PIB que se informa, tanto en el ámbito local como en el
internacional, es de 450 mil millones de dólares ya, con esos dos datos,
podemos calcular la plusvalía. ¿Cómo? Con una sola cuenta: PIB – Masa Salarial.
Los errores que pueden integrar esta simplificación existen, pero sus
magnitudes son muy pequeñas para que ejerzan incidencias importantes.
En ese ejemplo: PIB = 450 mil millones y Masa Salarial (desde el gerente
general hasta el cadete, lo blanco y lo negro, etc.) de 150 mil millones, nos
indican que la plusvalía es de 300 mil millones (450 – 150). Indica, además, el
grado de explotación al que es sometido el trabajador. En el ejemplo es del
200%. Podemos, además, saber si el empresario paga de acuerdo a Ley el impuesto
a las ganancias, ya que debe tributar el 35% de las mismas., es decir 105 mil
millones. En ese caso basta con ver cuánto recaudó la AFIP de dicho impuesto en
igual período y vamos a observar con claridad la enorme evasión existente en
este rubro. Pero no nos tenemos que desviar del tema ya que sobre los
impuestos, ingresos que percibe el Estado, vamos a escribir más adelante y,
seguramente, muchos de ustedes se sorprenderán, como trabajadores, al enterarse
que de sus salarios provienen la mayor parte de los ingresos fiscales.
Si la masa de trabajadores y sus familias (40 millones de personas)
perciben 150 mil millones y los empresarios y sus familias (150 mil personas)
perciben 300 mil millones, ¿Qué es lo que debería suceder si queremos aumentar
la masa salarial en, por ejemplo, 50 mil millones? Sucedería que, la plusvalía
(ganancia del empresario), disminuiría en igual cantidad.
No hay otra posibilidad “ética”, pues la riqueza producida se “reparte”
entre dos y, si uno se lleva una porción más es porque el otro deja de
percibirla. Repito, no hay otra. Es
así y punto. Pero… -intentarán decirnos- ¿la inflación, de dónde proviene? Y
repetimos: eso es así y punto.
Pero se trata de explicar claramente el fenómeno, por eso damos punto
final a esa temeraria afirmación y pasamos, a continuación, a explicar que ese
punto final (tan temerario) es vulnerable a las falsificaciones.
Para que exista una real re-distribución de la riqueza, para que esos 50
mil millones del ejemplo sean reales, deben provenir de las ganancias
empresarias, es decir, de la plusvalía, es decir, de la parte del trabajo del
trabajador por la cual no recibe ni un solo peso y por ello pasa al bolsillo
del empresario como “ganancias”.
Si esa transferencia ocurre como tal, los trabajadores, al recibirla,
incrementarían no sólo su salario nominal (un 33% de pesos) sino su salario
real, también en un 33% más en bienes, lo que mejorarían su calidad de vida.
Pero las corporaciones aumentan los precios y esta ecuación pierde
valor. ¿Por qué aumentan? Pues el empresario no se resigna a reducir su ya
abultada “ganancia” y por ello traslada a los precios el incremento de los
salarios. Lo considera en su mente y en la de sus contadores y casas de
estudios incluidas universidades “prestigiosas”, un incremento de costo que debe reflejarse en los precios y no una
redistribución y disminución de la parte que le absorbe a los trabajadores, de
la ganancia.
De esa manera, toda re-distribución se convierte en una fabulación, en
un engaño, en una mentira más, mentira que queda al descubierto cuando vamos al
mercado a comprar lo que nosotros mismos producimos. Producimos, pero sobre los
que el precio se lo coloca el “vendedor”. Y, para confundir y no asumir la
responsabilidad, el empresario, y sus secuaces, y los economistas que no han
podido superar las categorías que le impone el sistema capitalista, le llaman a
ese fenómeno de incremento de precios. INFLACIÓN.
Y de allí deducen que la culpa la tenemos todos: el Estado porque gasta en
cobertura social, el trabajador porque demanda aumento desmedido y el
consumidor porque consume (más demanda), etc.
Ese fenómeno no sólo no es inflación sino que está lejos de serlo: Ese
fenómeno no es responsabilidad de “todos”, sino de muy pocos. Y esos muy pocos
son las corporaciones, los Formadores de Precios, los monopolios. ¿Cómo se
llama ese fenómeno si no es inflación?: CARESTÍA.
Es el resultado de la voracidad del empresario, de su especulación y de su
natural egoísmo. Entonces: ¿qué hacer?
No hay fórmulas mágicas: para que sea una real transferencia de
ganancias a salarios es necesario que los precios no se modifiquen ante esa
transferencia y, para ello, es necesario fijar “precios máximos”. No sólo
fijarlos, sino controlar que se cumplan y sancionar (con multas y decomisos) a
quienes no cumplan con la Ley. ¿Es posible? Lo es. ¿Habrá desabastecimiento?
Sí, pero sólo inicialmente (el capitalista que no produce no percibe
plusvalía). Además, hay una Ley contra esa modalidad de especulación. ¿Se puede aplicar? No afirmamos
que sea fácil, sino que el Estado más sociedad civil movilizada, pueden
lograrlo. ¿Y qué diablos es INFLACIÓN?
Inflación es una enfermedad terminal del capitalismo, utilizada por los
propios capitalistas para producir una redistribución de la renta nacional a su
beneficio, mediante la emisión en exceso de papel moneda en relación con los
bienes existentes, pues, si bien el fenómeno es contrario a la transferencia de
ganancias a salarios, el efecto en los precios es similar al que produce la
carestía ya que, para sacarle más dinero al trabajador, además de la plusvalía
(explotación) y la carestía (especulación), posee el arma de la inflación
(emisión sin respaldo). Vamos a dar un ejemplo de los nuestros, no tan
académicos pero muy reales. Vamos a utilizar la abstracción para que no quede
dudas sobre la verdadera naturaleza del fenómeno.
Vivimos en un país donde hay sólo 100 habitantes, como riqueza en bienes
100 inodoros y como dinero emitido 100 pesos. ¿Cuánto debe valer cada inodoro?
UN PESO. Hay variantes: Caso 1: emitimos 100 pesos más sin producir nuevos
inodoros. ¿Cuánto valdrá cada inodoro? DOS PESOS. Caso 2: No emitimos nada,
quedan los 100 originales, pero nos peleamos entre nosotros y en esa guerra se
destruyen 50 inodoros. ¿Cuánto valen los inodoros que quedan? DOS PESOS. Caso
3: se producen 100 nuevos inodoros y no se emite, ahora hay 200. ¿Cuánto valen?
50 CENTAVOS CADA UNO. Caso 4: se producen 100 inodoros y se emiten 100 nuevos
pesos. ¿Cuánto vale cada inodoro? UN PESO
Ese es el fenómeno, después la vida y las corporaciones se encargan de
complicarlo. Si hay CARESTÍA, es decir, si los especuladores formadores de
precios elevan el valor de los bienes, es muy posible que el Estado deba emitir
para que no exista “iliquidez”. Cuando hablemos de Dinero como categoría vamos
a ver que la emisión de papel moneda no es la única manera de colocar o sacar
dinero de la circulación, pero el fenómeno descrito es válido tanto en su
extrema simplificación como para la compleja realidad.
En el Tomo II del libro “Tratado de Economía Política y Social
Científica”, editado por Madres de Plaza de Mayo en 2007, señalaba 20 razones y consecuencias de por qué
el Estado Capitalista se ve obligado a emitir dinero son respaldo. Aquí señalaremos
tres, las más importantes.
- Por el
déficit del presupuesto nacional. El Estado no puede cubrir sus gastos y
recurre al empréstito condicionante y a la emisión inflacionaria.
- Por recurrir
a empréstitos que condicionan la economía y generan altos interese y
comisiones a bancos y organismos financieros
- Por las
guerras, sean locales, regionales o globales, que obligan a los países a
mantener fuerzas numerosas y armadas y a la reconstrucción de los
destrozos.
¿Ocurre algo de eso en nuestro país? NO.
EN LA DÉCADA
GANADA HUBO SUPERÁVIT.
EN LA DÉCADA GANADA
EL ESTADO SE FUE DESENDEUDANDO
Y NO ESTAMOS EN GUERRA NI EN PREPARATIVOS
Entonces:
Lo que ocurre: ¿ES INFLACIÓN O ES
CARESTÍA?
Los culpables: ¿SOMOS NOSOTROS O
SON ELLOS?
Oscar Natalichio
Centro de Investigaciones
Económicas y Sociales (CIEYS)
En el día de la militancia:
17/11/13
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