NOSOTROS O ELLOS PARTE 27
Acompáñenme en este razonamiento
abstracto: En un pequeño
pueblo de una provincia andina había un matrimonio muy preocupado por observar
como la comunidad que lo integraba iba, paulatinamente, perdiendo su identidad,
su cultura, su pasado, presente y futuro.
Observaban con preocupación cómo los jóvenes, que carecían de
posibilidad de encontrar un trabajo, aún indigno, emigraban a otros lugares en
busca de él. También pasaba lo mismo con no tan jóvenes, algunos de ellos muy
preparados, cuya inteligencia era denostada por la autoridad de turno, que se
dedicaba, durante todo los días a jugar al póker con el dueño de la radio, del
periódico, de la retransmisora de TV, de
la imprenta y del único cine teatro del pequeño pueblo y con el dueño del
corralón de materiales. De incógnito solían integrar esas partidas, el cura de
la parroquia, el juez de paz y el comisario.
Ese pequeño pueblo había conocido épocas mejores, pues en él se habían
desarrollado dos importantes actividades y empresas; una era una cooperativa
destinada a concentrar a los productores de miel, extraerla, seleccionarla,
envasarla y, cumpliendo normas internacionales, exportarlas a varios países del
mundo. La otra, una empresa privada que fabricaba los envases para esa
cooperativa, pero que fue creciendo fabricando otros productos de vidrio que se
vendían en los pueblos y provincias vecinas.
La autoridad “de turno”, el intendente, había logrado “ganar” las
elecciones contando con el apoyo del dueño de los medios de comunicación local,
del dueño del corralón, del cura, del juez de paz y del comisario. Pero ese
intendente, jugador impulsivo, se iba a otros lugares a jugar, tanto dentro del
país como del exterior. Era un devoto de Las Vegas y de mostrarse en cuanta
revista vulgar existiera con fotos junto a modelos o deportista famosos.
Sus vinculaciones con el exterior hicieron que obtuviese un préstamo (modesto
para un país, pero enorme para un poblado) de 10 millones de dólares. Con él,
el intendente “licitó” la construcción de una pista de aterrizaje para vuelos
internacionales, licitación que “ganó” el dueño del corralón. El cura bendijo
la inauguración de la obra; el juez, que también era el escribano del pueblo,
dio fe de que todo estaba en orden y el comisario preparó, con sus seis
agentes, una guardia de honor ante el paso del intendente.
La gente del pueblo se amontonaba para ver el espectáculo y, en
especial, para escuchar al intendente, ya que no tenían ni idea de porqué no
habiendo hospitales, no habiendo escuela secundaria, no habiendo calles
pavimentadas, ni la principal que el intendente hizo peatonal, se estaba
iniciando la construcción de una pista de aterrizaje internacional cuando no
había siquiera un hangar o una torre de control y cuando nadie viajaba por
avión aún cuando a sólo 150
kilómetros había un aeropuerto internacional que hasta
un hotel a su costado contenía y que el intendente utilizaba para sus
escapaditas a Las Vegas o a los cabaret de la Capital de su país.
El discurso fue emotivo, ya que resaltó la tradición innovadora del
pueblo al avanzar hacia el futuro construyendo esa pista, que sería la más
larga del mundo (figuraría en el libro de record) y que, a la vez, sería el
lanzamiento a la prosperidad de los pobladores. Entre otras cosas que nadie
entendía pero les parecían interesantes, resaltó que la miel iba, en un futuro
muy cercano (ni bien finalizaran las obras), a exportarse directamente con los
productos de vidrio al mundo, sin pasar por intermediarios que se quedan con el
esfuerzos de los lugareños. Fue la parte más festejada, quizá la única donde el
fervor de la gente se manifestó con autenticidad, pues vislumbraban un futuro
mejor. Parte que tomó el dueño de los medios (y socio incógnito de su amigo del
corralón) para resaltar con grandes títulos y fotos el gran acontecimiento
Resumiendo: la pista tardó años en hacerse. Los costos de la misma
fueron esos 10 millones de dólares del préstamo más los ajustes. El
endeudamiento creció y toda la recaudación del municipio no alcanzaba a cubrir
los intereses. Pero como esos intereses no se pagaban, todo parecía quedar en
la normalidad.
El matrimonio realizó una investigación y determinó que construir esa
calle recta que denominaban pista internacional, no podía costar, como mucho, más
de 600 mil dólares. Que faltaban, nada menos, que 9.400.000 y que con ellos se
podía construir el hospital que no había, dos escuelas secundarias que no
había, y pavimentar las 90 cuadras del pueblo, incluida la peatonal que seguían
siendo de tierra.
Los medios se encargaron de decir que se trataban de provocadores, el
jefe de policía allanó varias veces la vivienda, el juez de paz escribió un
artículo en lo que resaltaba el desvío de los jóvenes que sólo hacen política y
hasta el cura realizó una misa para impedir que Satanás siguiera infectando
mentes. No obstante, esa denuncia abortada, realizada por el joven matrimonio,
abrió los ojos a muchos pobladores.
Pero el drama llegó cuando el intendente recomendó a las autoridades
nacionales a un contador pelado, que trabajaba con las mangas blancas en ambos
brazos, llevando, con lapicera a tinta, las cuentas del municipio, destacándose,
pues la deuda en dólares la registraba como pesos y no en dólares. El
intendente, que había perdido al menos la mitad del empréstito en Las Vegas,
pensó que eso era equivalente a considerar al peso nacional igual al dólar y lo
envió a la capital con una recomendación. En síntesis: tomaron al pelado como
ministro de economía, puso 1 us$ = 1 peso y pasamos a ser un poderoso país. El
mismo día que se da el anuncio, por arte de magia, el PIB creció 7 veces en
dólares, sin haber producido ni un escarbadientes nuevo: la fiesta comenzaba,
pero para pocos.
El resultado era previsible, la cooperativa cerró y se pasó a importar
miel, la fábrica cerró y se comenzó a importar envases y la gente se quedó sin
trabajo y los comerciantes sin clientes. El pueblo era un lugar para fantasmas,
dividida la población en mitad desocupados y mitad empleados públicos con
salarios miserables.
No obstante el dueño de los medios continuaba haciendo apología del
intendente genial que dios nos había mandado (idea, de la última parte de esa
frase, del cura). Y el comisario debió aumentar su tropa tres veces más para
contener a los revoltosos y vagos (ex trabajadores) que pretenden alterar el
orden con demandas subversivas. Para ello obtiene del intendente los fondos
(nuevo empréstito) para equipar las fuerzas de orden. Parecía una película de
ciencia ficción ver a esos uniformados embutidos en trajes espaciales, con
armas, cachiporras, lanza gases, fusiles con balas de gomas y de las otras,
escudos transparentes y carros de asalto especiales para calles de barro (pues
nunca pavimentaron ninguna). Mientras, la pista internacional era utilizada para
que seis niños bien, hijos del intendente, del dueño del corralón y otro que se
presume del cura pues llevaba su misma cara, corrieran picadas.
La gente (no toda) tardó en darse cuenta y no votó al intendente para un
tercer mandato, repartió el voto en varios otros candidatos, entre ellos al hombre
del matrimonio que había anticipado el defalco. No obstante el intendente ganó
por poco pero desistió (pues era muy zorro) de competir el repechaje sabiendo
de querido pasó a ser odiado y que ya no le era útil ni al dueños de los
medios, ni al cura.
Reconstruir el pueblo era una tarea titánica: había que instalar
industrias para generar trabajo, había
que construir escuelas para generar técnicos, había que pavimentar las calles y
construir viviendas, había que hacer hospitales y alimentar a los niños cuya
desnutrición era una mancha negra en la historia de un pueblo que llegó a
exportar miel a veinte países, había que terminar con esa deuda monstruosa que
había llegado de 10 a
220 millones de dólares, incluido intereses, coimas y comisiones.
Y aunque ustedes no lo crean se comenzó a recorrer el camino inverso y a
recuperar ese querido y devastado pueblo, a recuperar la autoestima de sus
habitantes, a retener a los jóvenes y darle oportunidades, a general empleos, a
atender la salud, la cultura, el deporte, a que los viejos tuviesen un ingreso
digno, todos, sólo por ser mayores, a que regresaran los que fueron expulsados
por pensar o por saber. No solo se hicieron las escuelas secundarias que el
pueblo reclamaba desde 50 años atrás, sino una universidad. No sólo se
rehabilitó la cooperativa y la fábrica de envases, sino se instalaron nuevas
fábricas y se avanzó en muchos otros campos, impensados para los habitantes del
pueblo, quienes ahora llenaban los bares, los negocios y la iluminada peatonal
pavimentada. Lo que no se pudo solucionar fue lo de la pista, nadie sabía que
hacer con ella, y así fue cubriéndose de malezas hasta perderse de vista. Eso
sí, hubo que renegociar la deuda de 220 millones y se logró una quita de 160
millones, Es decir, se están pagando los 60 restantes.
A los timberos amigos del intendente anterior este cambio no les era
favorable, entonces concertaron un plan para no dar tregua y lograr que en
matrimonio se fuera o que se uniera a ellos. Como no vieron posible ninguna de
las dos alternativas iniciaron una despiadada campaña de desprestigio a los que
estaban recuperando esos años de despojo y farándula. Todos los días, en el
único periódico, en la única radio y en la única imprenta del pueblo se
denunciaban acciones de corrupción, delitos contra la propiedad que aumentaban
la inseguridad, denuncias falsas, armadas, incluso grotescamente, pero que se
instalan como real en una parte de la sociedad de esa pueblo, en especial, en
la parte que se benefició con los cambios y que por ello obtuvo un auto o una
casa o una TV de 42
pulgadas , más dos celulares.
Imagínense ustedes lo que significa para una persona honesta ser acusada
ininterrumpidamente durante diez años, todos los santos días, en todos los
medios, con armados de denuncias falsas, de bolso inexistentes, de viajes
dudosos. Imagínense que cualquiera de ustedes estuviese pasando por una
situación donde la calumnia y la mentira se disemina por todos los ámbitos,
convirtiéndola en “verdad” a fuerza de repetirla miles de veces. Imagínense
cómo se sentirían ustedes si estuviesen atravesando por una situación de esa indignidad
y crueldad sin par.
Dejemos la abstracción e
insertémonos en la
realidad. Nuestra Presidente , Cristina Fernández y su grupo K, llevan ya una
década soportando agravios, confabulaciones, felonías, conspiraciones, falsas
denuncias, insultos incluso a su estado físico. Colóquense en su lugar,
mentalmente, durante unos minutos. ¡Cuánto puede soportar un ser humano! ¿No?
Pero… ¿lo puede resistir su salud? Creo que sí, pero para ello se necesita
ayudarla (y no por médicos) a saber que lo que está haciendo, aún cuando
contenga errores y deficiencias, es lo que necesitamos se haga. Debemos
ayudarla si queremos seguir avanzando. Debemos apoyarla para que eso sea
posible y después no nos lamentemos por la torpeza de no haberlo hecho. Debemos
rodearla para que esos ataque arteros, crueles, injustos, que responden a los
intereses de mercenarios y asesinos (Sí de mercenarios y asesinos que
han obtenido su “grandeza” explotando, robando y asesinando para quedarse con
bienes ajenos, la verdadera inseguridad) no vuelvan colocarnos nuevamente en los años 2001 o 1976.
Coloquémoslo en su lugar y entenderemos, al abrir los ojos, que no podemos
quedarnos quieto, menos ahora que nuestra presidente sí debe quedarse quieta
por unos días. A todos los que queremos una patria mejor nos corrió un frío
helado por nuestras venas al enterarnos la noticia de su estado de salud. Los
clarines y sus mercenarios van a seguir atacando. Más de 100 hojas diaria en periódicos con mentiras e insultos,
más de 100 horas diarias de lo mismo por televisión, más un número
impresionante de páginas en revistas, más conferencias, más publicidad
engañosa. Pocas veces en la historia de nuestra patria una mujer es agredida
con tanta saña y con tanta artillería. Esos miserables no pueden ganar. La
historia no puede retroceder a los tiempos de la oscuridad. Redoblemos
esfuerzos para que está década ganada se convierta en una nueva década, no para repetirla, sino para avanzar aún
más. En la historia, dos décadas, son apenas un grano de arena, pero para
NOSOTROS es casi una vida.
NO LA DEJEMOS SOLA. Y EL
27, QUE SE REINTEGRE A LA ACCIÓN POLÍTICA
Oscar Natalichio
Director
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
07/10/2013
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