martes, 1 de octubre de 2013

NOSOTROS O ELLOS PARTE 24

+sa Y LA PLATA DE LOS JUBILADOS

La memoria es una facultad que, cuando se pierde, nos coloca en la incertidumbre y en la locura. Sin memoria ya no somos seres humanos aunque nos mantengamos con ese aspecto que hemos adquirido desde que nacimos a nuestros días. La memoria puede perderse por alguna enfermedad o accidente, pero son los casos menores y los únicos justificados, pues no se ha perdido por voluntad propia.

Sin embargo son millones los que han perdido la memoria por que así lo han decidido. No por influencia del pasquín Clarín y sus gemelos, sino porque han decidido acompañar a ese pasquín y a esos gemelos en las fabulaciones y confabulaciones distorsionando los hechos históricos y, lo más grave, los hechos actuales que viven.

Perdiendo la memoria se pierden muchas cosas: se pierde la solidaridad, el interés por la verdad, el reconocimiento de actos dignos, acordarse de actos nefastos, juzgar con argumentos, apoyar cambios beneficiosos, etc. La pérdida de la memoria colectiva es un instrumento poderoso en manos de los monopolios o corporaciones (imperialismo) no sólo para someter a los pueblos, sino para ejercer ese sometimiento con apoyo de parte de ese pueblo, de los desmemoriados.

En mi libro “Cavallos Salvajes” (no hay error de ortografía, en con v) escribía, en 1998, es decir, hace 15 años, lo siguiente (página 43 y 44):

Con el objetivo de apoderarse de todo lo que tenga valor y volcar sin riesgos sus excedentes monetarios, el imperialismo (auto bautizado neoliberalismo) necesita ahora la estabilidad, además de un gobierno más dócil, que inicie otro tipo de relaciones que ese mismo gobierno dócil bautiza como “carnales”.

Ese gobierno debe tener ascendencia sobre los que pudieran oponerse al plan, sobre los sindicatos y sus afiliados y sobre gran parte de la población. Ascendencia que facilitaría la tarea de desmovilizar, adormecer a esas masas. Poder para silenciar a los dirigentes sindicales de la burocracia y a políticos periféricos; poder para comprarlos y así privatizar vilmente sin oposición, para satisfacción de sus amos.

En España esto sólo lo podía hacer Felipe González, “socialista”.

Y a continuación reproduzco una parte textual del libro “Trabajadores del mundo ¡rendíos!” de Lidia Falcón, páginas 131 y 132, a los que pido lean con atención:

“Para consumar el triunfo de los grandes monopolios son precisas aún algunas medidas, que con diligencia sin igual está tomando el gobierno (Felipe González), como permitir el despido libre, rebajar las cuotas de seguridad social, desmontar parte del sistema de protección de los trabajadores, eliminar la prohibición de jornada máxima, bajar el salario mínimo y aún mejor, permitir cualquier montaje de salario. Éstas y otras normas acaban de aprobarse por el gobierno de un partido que se denomina a sí mismo socialista”

“Para amortiguar la respuesta de los trabajadores y de la ciudadanía no satisfecha que tales medidas pudieran provocar, ha sido imprescindible que durante varios años se trasmitiera el mensaje de que han sido los costos laborales y los gastos sociales los que han hundido al país y a la patronal en la miseria. Para ello no se han ahorrado ningún cause propagandístico: medios de comunicación, cátedras universitarias, debates entre doctos personajes, declaraciones del Gobierno, afirmaciones de profesores y economistas, quejas de la patronal publicitadas ampliamente. Nunca se ha visto, desde los tiempos en que la dictadura imponía sus consignas a la prensa, una unanimidad semejante en la difusión de un único mensaje: los trabajadores son los únicos culpables de su propia desdicha”

Lo que relata Lidia Falcón se puede comprobar muy bien hoy en la España actual (o lo que queda de ella). Con un gobierno que continúa aplicando las relaciones carnales con el FMI, la UE y el banco mundial mientras el 25% de los españoles carecen de trabajo siendo en los jóvenes (los del futuro de la patria) más de un 55%.

En el libro Cavallos Salvaje agregaba que eso que sólo en España podía hacerlo Felipe González (“socialista como Binner”), en nuestro país sólo lo podía hacer Carlos Menem (“peronista” como Massa). La falta de memoria de los españoles les llevó a apoyar su propia destrucción. ¿Pasará lo mismo en nuestro país? Al menos trataremos de evitarlo. Ya Clarín está operando con Massa para el 2015 para retornar a la década del 90.

Massa (más sociedad anónima o +sa) es ideal para ello pues es “peronista” y es una revitalización de Menem. Massa es partidario de las privatizaciones, de reducir el costo social y de regresar el sistema previsional a la órbita de los monopolios.

En mi libro “Cavallos Salvajes” en donde indico que la funesta convertibilidad con paridad endeudó al país en 144 mil millones de dólares en 144 meses, señalo lo siguiente: “Y aún falta considerar lo que se va a constituir más adelante como LA ESTAFA DEL MILENIO, que no son otra cosa que las AFJP…”

Esa estafa ya ha sido anunciado por el candidato de Clarín, quien, además, como su padrino Magneto, miente sabiendo que miente pues el no desconoce el funcionamiento del ANSES, al manifestar se utiliza “la plata de los jubilados” en, por ejemplo, construir viviendas o entregar computadoras a los niños, maestros y escuelas.

Las AFJP vaciaron “legalmente” los aportes de los trabajadores con la trampa del 3% de comisiones. Alguno dirá, si carece de memoria, que el 3% es poco, pero si posee memoria aclarará que ese 3% no era sobre la jubilación sino sobre el salario bruto, cosa que está lejos de ser lo mismo.

Por ejemplo: NN ganaba mil pesos brutos y un 11% de ellos iba a la AFJP, es decir 110 pesos. La AFJP, además de “comprar acciones de Clarín sobrevaluadas, se cobraba de comisión 30 pesos, el 3% sí, pero de lo que administraba era el ¡27%!

Acompáñenme en un sencillo cálculo: sobre una masa salarial de 150.000.000.000 pesos (150 mil millones de pesos) el 27% es 40.500 millones de pesos anuales. ¿Fue o no la estafa del milenio?, que es a lo que +sa plantea regresar y hay quienes lo van a votar por ello o simplemente por un enfermizo odio no explicable y masoquista.

Para la construcción y para las computadoras no se utiliza “la plata de los jubilados” ya que esa plata no alcanza para pagar lo que hoy se les paga a todos los jubilados. Para ello se recurre al IVA y de ese IVA se completan los pagos a los jubilados y los otros proyectos sociales. Es decir, Massa miente sabiendo que miente, no por ignorante, sino, como cipayo.

La memoria me permite decir que en el 2003 la jubilación mínima era de 150 pesos y que hoy es de 2.477 pesos. La memoria y la preocupación por mantenerla viva, me permite decir que nuestro país posee HOY la cobertura de 95.2% de la población mayor, siendo este porcentaje el más alto de América Latina y uno de los más altos del mundo.

La memoria me permite decir que ese porcentaje, que en el 2003 era del 40%, ha permitido la incorporación (la inclusión) de millones de personas que han mejorado su calidad de vida y que, con su consumo han mejorado las ventas de muchos comerciantes y productores.

La memoria me permite decir que aún es necesario recorrer el camino a la formalidad de un 35% cuyos empleadores no aportan pero que sí se van a jubilar y, además debe resolverse el problema de los autónomos, los que al menos ahora cobrarán 2477 pesos y no 150.

La memoria me permite calcular que si se hubiesen mantenido las AFJP massistas la jubilación mínima sería de 588 pesos.

La memoria nos permite comparar y ver los cambios de la realidad objetiva, perder la memoria es una tragedia, no usarla es una canallada.

Oscar Natalichio
Director
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
01/10/2103


APORTE. La fortaleza del sistema jubilatorio es un aporte fundamental al avance de la economía, sobre todo en época de crisis a nivel mundial. “A pesar de los problemas que enfrenta el sistema de seguridad social en la región, su contribución es indiscutible porque constituye un estabilizador económico, social y político”, destaca la CEPAL en su informe. El organismo plantea que tal afirmación quedó demostrada durante la reciente crisis económica mundial, cuando los países con mayor cobertura de seguridad social, encabezados por Argentina, exhibieron menores brechas de bienestar que aquellos con coberturas de pensiones y jubilaciones menos abarcativas.

Recomiendo la lectura del artículo de Pablo Fontdevilla de Página 12 de hoy: “La plata de los jubilados”

             

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