NOSOTROS O ELLOS PARTE 24
+sa Y LA PLATA DE LOS JUBILADOS
La memoria es una facultad que, cuando se pierde, nos coloca en la
incertidumbre y en la
locura. Sin memoria ya no somos seres humanos aunque nos
mantengamos con ese aspecto que hemos adquirido desde que nacimos a nuestros
días. La memoria puede perderse por alguna enfermedad o accidente, pero son los
casos menores y los únicos justificados, pues no se ha perdido por voluntad
propia.
Sin embargo son millones los que han perdido la memoria por que así lo
han decidido. No por influencia del pasquín Clarín y sus gemelos, sino porque
han decidido acompañar a ese pasquín y a esos gemelos en las fabulaciones y
confabulaciones distorsionando los hechos históricos y, lo más grave, los
hechos actuales que viven.
Perdiendo la memoria se pierden muchas cosas: se pierde la solidaridad,
el interés por la verdad, el reconocimiento de actos dignos, acordarse de actos
nefastos, juzgar con argumentos, apoyar cambios beneficiosos, etc. La pérdida
de la memoria colectiva es un instrumento poderoso en manos de los monopolios o
corporaciones (imperialismo) no sólo para someter a los pueblos, sino para
ejercer ese sometimiento con apoyo de parte de ese pueblo, de los desmemoriados.
En mi libro “Cavallos Salvajes” (no hay error de ortografía, en con v)
escribía, en 1998, es decir, hace 15 años, lo siguiente (página 43 y 44):
Con el objetivo de apoderarse de todo lo que tenga valor y volcar sin
riesgos sus excedentes monetarios, el imperialismo (auto bautizado neoliberalismo)
necesita ahora la estabilidad, además de un gobierno más dócil, que inicie otro
tipo de relaciones que ese mismo gobierno dócil bautiza como “carnales”.
Ese gobierno debe tener ascendencia sobre los que pudieran oponerse al
plan, sobre los sindicatos y sus afiliados y sobre gran parte de la población. Ascendencia
que facilitaría la tarea de desmovilizar, adormecer a esas masas. Poder para
silenciar a los dirigentes sindicales de la burocracia y a políticos
periféricos; poder para comprarlos y así privatizar vilmente sin oposición,
para satisfacción de sus amos.
En España esto sólo lo podía hacer Felipe González, “socialista”.
Y a continuación reproduzco una parte textual del libro “Trabajadores
del mundo ¡rendíos!” de Lidia Falcón, páginas 131 y 132, a los que pido lean con
atención:
“Para consumar el triunfo de los grandes monopolios son precisas aún
algunas medidas, que con diligencia sin igual está tomando el gobierno (Felipe
González), como permitir el despido libre, rebajar las cuotas de seguridad
social, desmontar parte del sistema de protección de los trabajadores, eliminar
la prohibición de jornada máxima, bajar el salario mínimo y aún mejor, permitir
cualquier montaje de salario. Éstas y otras normas acaban de aprobarse por el
gobierno de un partido que se denomina a sí mismo socialista”
“Para amortiguar la respuesta de los trabajadores y de la ciudadanía no
satisfecha que tales medidas pudieran provocar, ha sido imprescindible que
durante varios años se trasmitiera el mensaje de que han sido los costos
laborales y los gastos sociales los que han hundido al país y a la patronal en la miseria. Para ello
no se han ahorrado ningún cause propagandístico: medios de comunicación,
cátedras universitarias, debates entre doctos personajes, declaraciones del
Gobierno, afirmaciones de profesores y economistas, quejas de la patronal
publicitadas ampliamente. Nunca se ha visto, desde los tiempos en que la
dictadura imponía sus consignas a la prensa, una unanimidad semejante en la
difusión de un único mensaje: los trabajadores son los únicos culpables de su
propia desdicha”
Lo que relata Lidia Falcón se puede comprobar muy bien hoy en la España
actual (o lo que queda de ella). Con un gobierno que continúa aplicando las
relaciones carnales con el FMI, la UE y el banco mundial mientras el 25% de los
españoles carecen de trabajo siendo en los jóvenes (los del futuro de la
patria) más de un 55%.
En el libro Cavallos Salvaje agregaba que eso que sólo en España podía
hacerlo Felipe González (“socialista como Binner”), en nuestro país sólo lo
podía hacer Carlos Menem (“peronista” como Massa). La falta de memoria de los españoles les llevó a apoyar su propia
destrucción. ¿Pasará lo mismo en nuestro país? Al menos trataremos de evitarlo.
Ya Clarín está operando con Massa para el 2015 para retornar a la década del
90.
Massa (más sociedad anónima o +sa) es ideal para ello pues es
“peronista” y es una revitalización de Menem. Massa es partidario de las
privatizaciones, de reducir el costo social y de regresar el sistema
previsional a la órbita de los monopolios.
En mi libro “Cavallos Salvajes” en donde indico que la funesta
convertibilidad con paridad endeudó al país en 144 mil millones de dólares en
144 meses, señalo lo siguiente: “Y aún falta considerar lo que se va a
constituir más adelante como LA ESTAFA DEL
MILENIO , que no son otra cosa que las AFJP…”
Esa estafa ya ha sido anunciado por el candidato de Clarín, quien,
además, como su padrino Magneto, miente sabiendo que miente pues el no
desconoce el funcionamiento del ANSES, al manifestar se utiliza “la plata de
los jubilados” en, por ejemplo, construir viviendas o entregar computadoras a
los niños, maestros y escuelas.
Las AFJP vaciaron “legalmente” los aportes de los trabajadores con la
trampa del 3% de comisiones. Alguno dirá, si carece de memoria, que el 3% es
poco, pero si posee memoria aclarará que ese 3% no era sobre la jubilación sino
sobre el salario bruto, cosa que está lejos de ser lo mismo.
Por ejemplo: NN ganaba mil pesos brutos y un 11% de ellos iba a la AFJP,
es decir 110 pesos. La AFJP, además de “comprar acciones de Clarín
sobrevaluadas, se cobraba de comisión 30 pesos, el 3% sí, pero de lo que
administraba era el ¡27%!
Acompáñenme en un sencillo
cálculo: sobre una masa salarial de 150.000.000.000 pesos (150 mil millones de
pesos) el 27% es 40.500 millones de pesos anuales. ¿Fue o no la estafa del
milenio?, que es a lo que +sa plantea regresar y hay quienes lo van a votar por
ello o simplemente por un enfermizo odio no explicable y masoquista.
Para la construcción y para las computadoras no se utiliza “la plata de
los jubilados” ya que esa plata no alcanza para pagar lo que hoy se les paga a
todos los jubilados. Para ello se recurre al IVA y de ese IVA se completan los
pagos a los jubilados y los otros proyectos sociales. Es decir, Massa miente
sabiendo que miente, no por ignorante, sino, como cipayo.
La memoria me permite decir que en el 2003 la jubilación mínima era de
150 pesos y que hoy es de 2.477 pesos. La memoria y la preocupación por mantenerla
viva, me permite decir que nuestro país posee HOY la cobertura de 95.2% de la
población mayor, siendo este porcentaje el más alto de América Latina y uno de
los más altos del mundo.
La memoria me permite decir que ese porcentaje, que en el 2003 era del
40%, ha permitido la incorporación (la inclusión) de millones de personas que
han mejorado su calidad de vida y que, con su consumo han mejorado las ventas
de muchos comerciantes y productores.
La memoria me permite decir que aún es necesario recorrer el camino a la
formalidad de un 35% cuyos empleadores no aportan pero que sí se van a jubilar
y, además debe resolverse el problema de los autónomos, los que al menos ahora
cobrarán 2477 pesos y no 150.
La memoria me permite calcular que si se hubiesen mantenido las AFJP
massistas la jubilación mínima sería de 588 pesos.
La memoria nos permite comparar y
ver los cambios de la realidad objetiva, perder la
memoria es una tragedia, no usarla es una canallada.
Oscar Natalichio
Director
Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEYS)
01/10/2103
APORTE. La
fortaleza del sistema jubilatorio es un aporte fundamental al avance de la
economía, sobre todo en época de crisis a nivel mundial. “A pesar de los
problemas que enfrenta el sistema de seguridad social en la región, su
contribución es indiscutible porque constituye un estabilizador económico,
social y político”, destaca la CEPAL en su informe. El organismo plantea que
tal afirmación quedó demostrada durante la reciente crisis económica mundial,
cuando los países con mayor cobertura de seguridad social, encabezados por
Argentina, exhibieron menores brechas de bienestar que aquellos con coberturas
de pensiones y jubilaciones menos abarcativas.
Recomiendo la lectura del artículo de Pablo
Fontdevilla de Página 12 de hoy: “La plata de los jubilados”
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